Capítulo 56
#NOBREATHINGDAY
POV SAM
La atención medica administrada a López era instantánea y fugaz al mismo tiempo, durante el camino hasta la entrada del quirófano donde se me indicó esperar, un sinfín de manos y elementos quirúrgicos habían entrado y salido del cuerpo de la latina en un abrir y cerrar de ojos para amortiguar el daño causado y estabilizarla para resistir la cirugía. Aunque Finn no estuviera oficialmente en el caso no le resultó ningún inconveniente en quedarse a tomar declaraciones mientras yo me ocupaba de mantenerme al tanto del estado de la chica.
La sala de espera de un hospital no es muy diferente a un cementerio, la única diferencia es que en el cementerio la desesperación e impaciencia se esfumaron junto a las almas que solían vivir. A unas cuantas sillas alejadas de la mía se encontraba aquella chica de rubia cabellera, Brittany S. Pierce con ojos vidriosos y una nariz un tanto irritada. En circunstancias normales me habría mantenido al margen de la situación pero siendo alguien tan allegada a la actual víctima tenía la oportunidad de sacar unos cuantos datos.
― ¿Señorita Pierce?―Llamé dándole un leve toque en su hombro al sentarme junto a ella, quien tan solo me dedicó una leve mirada para confirmar que tenía su atención. ―Se que no es el momento adecuado para esto pero como sabrá estoy a cargo del caso. Si no le es mucha molestia, ¿podría responder a unas pocas preguntas?
No hubo respuesta, simplemente bajó su cabeza como si yo ya no estuviera allí.
―Cualquier cosa que considere importante puede resultar de utilidad para hallar al responsable, ¿sabe quién ha tenido motivos para hacer tal cosa? ―‹a pesar de casi todos› pensé para mí mismo pero la rubia se negaba a contestar, no emitía otro sonido alguno además de un sollozo ahogado. ―Señorita Pierce si no coop...
Antes de poder continuar un doctor se posó frente a nosotros lo cual me hizo detener mi parlamento.
―¿Familiares de Santana Lopez?
―Oficial Evans de hecho, estoy encargado del caso que incluye a la Señorita Lopez y ella es...
―Su novia. Soy su novia. ―Respondió la rubia entonando sus primeras palabras en toda la noche. ―¿Ella está bien?
―Está fuera de riesgo, soy el Dr. Smythe, lamento si no me di a presentar adecuadamente. ―Se disculpó el hombre con un leve gesto de manos. ―La paciente ha sufrido severos daños y hemos tenido que movernos rápido, afortunadamente ningún órgano interno ha salido perjudicado en el ataque aunque no podemos decir lo mismo de muchas de sus costillas, las cuales hemos remplazado por prótesis de titanio. Estará en observación unos pocos días para asegurarnos de que su recuperación inicie adecuadamente mediante antibióticos y cuidados post-operatorios.
Aun con la sutileza y el lenguaje sencillo que había utilizado el doctor lo único que había logrado entender con claridad es que estará internada un tiempo y con suerte, su colaboración será útil para averiguar el fondo de todo esto.
―¿Puedo ir a verla? ―Preguntó la rubia esperanzada, una esperanza que le fue concedida.
Como oficial, tenia permitido estar presente en tal caso de que Lopez estuviera capacitada para hablar, pero al ver que la anestesia aun no había terminado su efecto decidí permanecer junto a la puerta mientras Pierce contemplaba de cerca a su amada en un mar de llanto.
Entre sus murmullos y llanto solo podía distinguir tres simples pero curiosas palabras "perdóname por favor". ¿Perdonarla por qué? ¿Acaso tenía algo que ver con esto? ¿Acaso su inocencia es tan solo una fachada? Si había algo que Pierce estuviera ocultando, aseguro que el secreto no durará por mucho tiempo.
POV FINN
Para ser otro día, las cosas seguían igual en el trabajo con Figgins, me trataba como si yo fuera su ayudante personal o en pocas palabras: su sirviente. Me mandaba de compras e incluso me hacía limpiar cualquier líquido que tiraba en el suelo y eso me tenía exhausto. Decía que era solo cuestión de tiempo para que encontrara un mejor trabajo para mí, pero si era sincero comenzaba a cansarme, no creía en sus palabras y mucho menos me sentía capaz de esperar mucho tiempo. Sobre todo después de saber lo de ayer.
Por mi cuenta no podía hacer nada, pero estaba seguro de que el señor Schuester me escucharía y estaría dispuesto a darme una segunda oportunidad. O al menos eso pensaba.
―Hudson, ¿se ha vuelto loco? ―Schuester frunció el ceño tras mis palabras y comenzó a presionar la pluma con un poco de rudeza. ―No puedo creer que venga a hablar mal acerca de uno de los superiores, ¿cree que eso le ayuda para conseguir de nuevo su puesto?
―No estoy inventando nada de lo que estoy diciendo, sé que no puedo comprobarlo pero debe creerme. Usted mismo llegó a pensar de ese hombre lo único que hacía era negocio y ahora estamos más cerca de descubrirlo. ―El de cabello rizado seguía sin dirigirme la vista, aunque en su mente estuviera la posibilidad sabía que tenía miedo de llegar a perder su posición que tanto tiempo y trabajo le ha costado. ―Sólo le pido una oportunidad.
―¿Y qué esperas que haga? ―Habló por fin dándome cara. ―¿Qué te regrese tu placa y le diga a todo el mundo en esta oficina que has regresado para comprobarnos que nuestro jefe no es quien dice ser? Eso es un paso muy grande que ni siquiera yo podría hacer, ¿por qué estás tan convencido de que puedes hacerlo tú?
Quería gritarle que estaba trabajando para él, pero sería llegar muy lejos. El señor Schuester de igual manera jamás me aceptaría de nuevo en este lugar pero no estaba dispuesto a darme por vencido, la única diferencia es que tendría que hacer las cosas a mi manera y sin ayuda alguna.
―¿Tienes algo más que discutir, Hudson?
Negué con la cabeza y me encogí de hombros.
―Espero que encuentres un buen empleo pronto.
―Gracias señor y perdone haberle quitado su tiempo.
Salí de la oficina encontrándome con Evans, quien con una media sonrisa y un abrazo me recibía alegremente.
―Creo que escuche un poco de tu conversación con Schuester, eso de hablar despacio no se les da ¿verdad? ―Comentó en tono de burla. ―Como sea, no puedo creer que estés trabajando con él ahora y tampoco puedo creer que no me hayas contado. Pero ese no es el punto aquí, me sorprende que Schuester no te crea.
―Dime, ¿tú lo haces?
Entramos a su oficina y cerró la puerta detrás de nosotros para que pudiéramos tener un poco de privacidad, más de la que se acostumbraba en estas oficinas.
―Lo hago, claro. Ese hombre jamás me ha dado buena espina, aunque realmente no tengo idea de que lo acusas. ―Lo iba a interrumpir para decirle que se lo contaría pero él me calló primero. ―Y no quiero saberlo, no ahora que tengo mucho trabajo y no podré apoyarte al cien en ello.
―Esperaba que lo hicieras, Evans.
―No te estoy dejando colgado, simplemente me parece mejor que tú te encargues por tu cuenta de cualquier tipo de investigación y que cuando necesites que te cubra no dudes en llamarme.
―Gracias, sabía que podría contar contigo.
Sam sonrió abiertamente y dio un sorbo a su vaso de agua que hasta el momento me di cuenta que estaba sosteniendo para después decirme:
―Quiero que me digas algo, ¿qué haces con Figgins?
―Cosas vergonzosas la verdad. ―Admití sin más. ―Creí que trabajar con él me traerían experiencias para en algún momento recuperar mi trabajo como oficial e ingresar en un mejor nivel, ¿me entiendes? Pero no es como lo imaginé, parece que para lo único que me ha llevado es para tener a quién manejar a su antojo.
―Entonces sal de eso y punto.
―No puedo, ya vez lo que dicen: "ten a tus amigos cerca y a tus enemigos más cerca." ―Reí abiertamente e hice que Sam también. ―En fin, debo irme. Acompañaré a las hermanas Berry a recoger a Ryder del hospital.
Chocamos nuestras manos de la manera más típica que existe entre los saludos de los hombres y salí del edificio. Conduje alrededor de 20 minutos hasta llegar al edificio donde vive mi novia y su hermana quienes ya estaban esperando en la entrada.
―Creí que no vendrías. ―Me dijo Rachel dándome un ligero beso en la mejilla. Marley subió en la parte trasera y sonrió, supuse que se encontraba feliz por el hecho de que por fin darían a su novio de alta.
El papeleo ya había sido llenado horas antes por la madre de Ryder quién no podía pasar a recogerlo a la hora indicada, por suerte de ella, había mayores de edad a su cargo.
Rachel y yo nos quedamos en la sala de espera, solo permitían que una persona pasara a entregarle sus pertenencias a Ryder y no había alguien más indicado para ello que Marley. Rachel posó su cabeza en mi hombro y sujeto nuestras manos entrelazadas besando la mía.
―Estoy tan feliz de que hagamos cosas como estas juntos.
―Debemos practicar para cuando tengamos nuestra propia familia, ¿no lo crees? ―Me miró de manera orgullosa al escucharme decir familia. Sabía que la idea le emocionaba pero no entendía la razón, ¿quizá por qué su padre las dejó a temprana edad y su madre murió de la misma manera? ―Sé que aún no hemos hablado de eso y está bien, no tenemos por qué apresurar las cosas, sólo quiero que sepas que estoy contigo en todo momento.
―Lo sé, Finn. ―Vimos a la pareja caminar hacia nosotros tomados de la mano. ―Es hora de irnos. Ryder, ¿seguro que ya es tiempo de salir de aquí?
―¡Oh diablos sí! Estoy tan cansado de dormir en una cama de hospital.
―Creí que dirías que estabas cansado de no asistir a la escuela. ―Burló Rachel. ―O cierto, eso no es tanta molestia.
―Eres tan graciosa Rachel, pero déjalo en paz. ―Marley le sacó la lengua a su hermana y no pude evitar reír. Podría ser que ella aún tenía 16 años pero a veces se comportaba como niña pequeña, al igual que Rachel.
―No digan más, mejor vayamos a comer algo.
―Estoy con Finn, muero de hambre.
Las chicas asintieron y nos pusimos en marcha a la entrada para poder iniciar una de las citas dobles por las que tanto discutían las hermanas.
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