Capitulo 48

#NOBREATHINGDAY

POV BLAINE

Mi vida estaba siendo demasiado dura en estos momentos y no entendía cómo era posible que aún no me tirara al piso y llorara. Había dejado a Ryder a cargo de mi puesto sin importarme que ese chico tuviera más presión que nadie en este mundo a su corta edad.

Comenzaba a sentirme mala persona, por ello actué rápido y tomé un taxi hacia el bar. No era algo que solía hacer, mucho menos porque no eran del todo baratos, pero era una opción más rápida.

El bar estaba llegando a su punto final de la noche y me regañé por eso, era obvio que el chico estaba limpiando o haciendo cualquier cosa que lo pusieran a hacer con tal de que no le delataran al jefe que me había estado cubriendo. Sin embargo, no lo encontré por ningún lugar; no estaba en la barra, ni en el vestidor y ni siquiera estaba entre la multitud de los empleados.

Pregunté a una que otra persona por él pero nadie sabía decirme nada y ahora tenía enfrente a la única persona a la que no quería ver: Finn Hudson.

―Creía que habías ido a casa a cuidar de tu papi. ―Me dijo en tono burlesco y con nada de tacto para tratarse de un oficial.

―No tengo tiempo para discutir contigo, necesito encontrar a Ryder.

Me fui sin dar una explicación más e ignoré por completo cualquier comentario ofensivo de su parte. Sabía que estaba molesto por algo que en su momento sería explicado y no tenía más remedio que seguir; necesitaba deshacerme de mi padre cuanto antes y estando con Kurt no sería la opción más satisfactoria.

Llegué hacia el cuarto de baño para hombres donde la puerta se encontraba atascada. Una que otra pequeña mancha de sangre se hacía ver en el suelo, lo que me obligó a golpearla con más fuerza sin lograr mucho hasta que con una patada se terminó de abrir por completo.

Entonces entendí que no debí de haber dejado solo a aquel chico, porque frente a mí aparentemente inconsciente y con sangre desparramada alrededor de su cabeza se encontraba Ryder.

―¡Oh por dios, oh por dios! ―Grité y por instinto me puse de rodillas hasta poder mover su cuerpo con brusquedad, pero no había respuesta alguna.

En vez de levantarme y coger el teléfono para llamar a emergencias corrí hasta la persona que podría conseguir ayuda más rápido de lo que cantaba un gallo.

―¡Hudson! ¡Necesito tu ayuda!

―¿Quieres saber algún tipo de posición para estar con Rachel en la cama? Te aseguro, ella sabrá decirte.

Omití un gesto de disgusto y me puse frente a él.

―Hablo en serio, necesito tu ayuda como oficial. Ryder está herido.

Ignoró por completo mis palabras y caminó hasta salir por completo del bar. Esto me estaba cansando, aceptaba mucho el hecho de que estuviera molesto como el infierno conmigo pero esto se trataba de la vida de una persona.

―911, ¿cuál es su emergencia?

―Quiero reportar una persona inconsciente en el bar NYADA, ha sido atacada y creo que a parte de la ambulancia la policía necesita estar presente.

Por suerte, en menos de 20 minutos el lugar estaba abarrotado por personas de asistencia médica que se llevaron a Ryder al hospital e investigadores que a pesar de todas las tragedias en este bar aún no podía reconocer.

―Mason McCarthy, necesito hacerle una pregunta.

―Claro oficial, dígame.

―Aún se están haciendo análisis, pero usted fue quien lo encontró y quien llamó a emergencia aparentemente algo tarde para ser un trabajador.

―Sí, había salido por algo urgente y al regresar me encontré con esto. ―Comencé a explicar ignorando por completo el nerviosismo que sentía en ese momento. ―Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando cometí el gran error de en vez de llamar a las autoridades por mi cuenta, solicité ayuda al oficial en turno que estaba aquí y rechazó mi suplica.

―¿Había un oficial y no estuvo dispuesto a ayudar? ¿Me podrías decir quién era?

La había arruinado. No era que no quisiera delatar a Hudson por haberme ignorado cuando una persona estaba en riesgo, pero tampoco esperaba que su trabajo le costara por esto.

―¿Anderson? ―Insistió el oficial.

―Era... Era Finn Hudson.

Pareció sorprenderse tanto cuando pronuncié su nombre y tomó su intercomunicador susurrando algo que no logré entender y después me tendió una pequeña hoja para anotar todo lo que supiera acerca de Ryder para poder contactar con su familia.

Tomé mi teléfono y con todo mi nerviosismo marqué el número de la persona que podría informarle a alguien importante para Ryder.

―¿Hola?

―Rachel, mala noticia. No para ti, o bueno quién sabe...

―Blaine, ve al punto. Estás poniéndome realmente nerviosa.

―Ryder está en el hospital, busca la manera de decirle a tu hermana.

POV FINN

Había llegado directamente a la oficina donde un par de ojos me miraban con serio enojo. No sabía cuál era el motivo, sin embargo darme la media vuelta y ver como Sam entraba detrás de mí hizo que me acordara del incidente de ayer.

—Hudson, siéntese por favor. —Me pidió Schuester y obedecí. Me sentía casando, la noche anterior no había podido conciliar de manera buena el sueño y mi cuerpo empezaba a sentirlo. —Esto ha ido demasiado lejos.

—¿A qué se refiere? ¡Ha sido solo un golpe! Los amigos suelen dárselos.

—¿De qué golpe está hablando? —Preguntó más confundido que yo y miró de mí a Sam. Abrió los ojos como platos y regresó su rostro con el ceño fruncido a mí. —Muy bien Hudson, como se lo dije hace un segundo; esto ha ido demasiado lejos. ¿Qué no entiende que los sentimientos no tienen que verse pegados al trabajo? Ayer golpeó a Evans e hizo que un inocente casi muriera, ¿se da cuenta que podría ir a la prisión?

—Y-yo no entiendo a qué se refiere con lo segundo.

Sam parecía más dolido que nada y lo lograba entender. Él ni siquiera me había delatado y yo me había puesto la soga en el cuello.

—Ryder Lynn fue atacado. —Me quedé en shock, Anderson no mentía. —Blaine Anderson acudió a ti ya que como oficial tienes el acceso de conseguir ayuda más fácil y tú simplemente lo ignoraste, ¿te das cuenta de qué riesgo estás tomando? Lynn está en coma. Ni siquiera se sabe cómo es posible que una herida que no cuenta con la gravedad necesaria pudo causar eso en el cuerpo del chico, quizá se deba por la gran cantidad de sangre que perdió o no lo sé. Por desgracia no soy doctor y tú, por desgracia, ya no eres un oficial de policía. No al menos en un gran tiempo.

—N-no puede estar hablando en serio señor Schue, y-yo no puedo estar perdiendo mi empleo. Es todo lo que tengo, por esto vivo aquí, no...

—No debiste haber actuado de esa manera, y me temo que ya no puedo hacer más por ti.

—Sam, por favor. —Lo miré y él bajó su mirada. Sabía que aunque él quisiera no podía hacer nada por ayudarme, pero eso no quitaba el que yo me sintiera deshecho.

—Necesito su placa y arma sobre mi escritorio en cuanto terminé de hacer lo que tenga que hacer aquí. —Habló por última vez el señor Schuester y salió de la oficina. Era un tipo duro, pero también podía notar que estaba decepcionado de mí.

No podía mirar a más allá de la nada, ni siquiera podía ver a los ojos de la persona que estaba frente a mí sin querer echarme a llorar. Ya no sabía qué hacer y aunque mi orgullo no lo quisiera aceptar: todo esto no habría pasado si las cosas con Rachel siguieran bien, ella sabría qué hacer en este tipo de situaciones porque estaba en las mismas.

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó Sam.

—Gracias. —Ignoré por completo su pregunta. —Por no haber delatado el buen golpe que te propiné.

—Bueno, los amigos no harían eso. Lástima que tú mismo fuiste el que se delató.

Comencé a tomar lo más importante de mis pertenencias poniéndolas en mi mochila, esto era difícil. De todo lo que había imaginado, nunca creí que terminaría de esta manera.

—¿Y ahora que harás?

—No lo sé. De alguna u otra forma tengo que recuperar mi profesión porque no puedo desperdiciar todo el dinero y tiempo que mis padres han sacrificado para que pudiera estudiar esto. También debo recuperar a una de las personas que más necesito ahora mismo, así que... Sólo necesito tiempo.

—Si necesitas un lugar donde quedarte cuando ya no tengas dinero, mi departamento está a tu disposición.

—Si las cosas me salen bien, no lo necesitaré. Pero gracias, amigo. Te debo muchas.

Reímos y cerré mi mochila. Aunque me costara trabajo, ya no había más para mí en este lugar.

—Suerte. —Le dije a Sam y salí por completo de la oficina para caminar a la del señor Schuester.

Algunos de mis compañeros miraban con curiosidad mi mochila y aún con más curiosidad a mí. Sabía que no se la creían y bueno, ¿qué podía decirles? Ni yo terminaba de creérmela.

Dejé la placa junto con el arma en el escritorio del jefe y este solo me miró de la misma manera que hace un rato: decepcionado. Agradecí y salí por completo del lugar sin mirar atrás. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top