Capítulo 37
#NOBREATHINGDAY
POV FINN
Encontrar a la chica no era nada difícil en absoluto, su rubia cabellera se agitaba en el escenario junto a la sensualidad de sus curvas al ritmo de la música mientras la multitud de hombres arrojaban billetes o los introducían en su diminuto vestuario cada vez que ella se acercaba a ellos. Esperaba a que el espectáculo terminara en la barra del bar mientras intercambiaba una que otra palabra con Kurt para matar el tiempo.
―Entonces el caso retoma su punto de partida... ―Confirmaba Kurt luego de explicarle algunos pocos acontecimientos sin revelar nada confidencial. ―Menuda mierda... ¿Qué pasará con Puckerman?
El odio proveniente de su voz cuando mencionaba su nombre me transmitía la melancolía de saber que alguien como él haya tenido que sufrir tal suceso.
―Se pudrirá en prisión un largo tiempo, no dejaría que un bastardo como él quedara libre después de lo que te hizo Kurt.
―Es bueno tener un amigo como tú, Finn Hudson.
―Amigos no, Kurt. ―Corregí sonriente. ―Hermanos, hermanos de otra madre. Y como hermano tengo derecho a saber de cómo vas con Anderson.
―Mucho mejor de lo que alguna vez pude imaginar que sería ―El brillo en sus ojos denotaba la sinceridad en sus sentimientos hacia él, parecía mucho más feliz que cuando nos conocimos por primera vez ―fue de gran ayuda en el tiempo que estuve fuera, nunca habían cuidado tanto de mi desde que llegué a la ciudad.
―Espero no haya querido propasarse eh, de ser así tendría que patearle el trasero. ―Bromeé sacándole una carcajada, pero el sonrojo en su rostro me demostraba otra cosa. ―Con esa cara tan roja supongo que lo mencione demasiado tarde.
―¡Finn! Y-yo, e-eso no es asunto tuyo.
Cuando la música finalmente se detuvo fue mi señal, el espectáculo había terminado y la rubia estaría lista para hablar.
―Por mucho que me encantaría darte la charla y los riesgos en tu trasero señor Hummel, el deber me llama, solo no quedes embarazado.
―Ve y haz lo que tengas que hacer antes de que te lance un trago encima y te prenda fuego.
Me abrí paso entre la multitud hasta llegar a la zona de los vestidores, afortunadamente estaba sola y no había nadie que dificultara mi labor. Cerré la puerta tras de mi haciendo que el sonido llamara su atención.
―Esta es la sala privada de las bailarinas y aunque quisiera prestarle tal servicio simplemente ya no puedo, estoy en una relación
―No es nada de eso señorita Pierce, soy el oficial Hudson y solo he venido a hacerle unas preguntas. ―Su expresión inmediatamente cambió a una de pánico, si lograba manejar ese pánico a mi favor tendría toda la información posible de ella.
―Si es por poner sal en el café que preparé esta mañana juro que no fue mi intención, pensé que era azúcar. Y tampoco fue mi intención vomitar en el refrigerador, estaba muy ebria. No quiero ir a prisión. ―Soltó al borde de las lágrimas, ¿qué demonios le pasa a esta chica?
―N-no.... No irá a prisión, a menos que se niegue a decirme lo que quiero saber. ―Debería ser capaz de acabar rápido. ―Supongo sabrá a que me refiero.
―Entiendo, se lo diré ―Revolvió su cabello con desespero y suspiró profundamente. ― Los delfines solo son tiburones gay. Por eso Kurt es mitad delfín.
Definitivamente había algo mal en su cabeza y algo ya me era seguro: ella no tenía nada que ver con los asesinatos.
―Espero haberlo ayudado oficial, entiendo haya sido difícil encontrar a alguien con suficiente cerebro para responder su duda pero si me necesita nuevamente no dude en decírmelo. Los genios somos pocos.
―Su inteligencia... supera todos los estándares señorita Pierce, gracias por su tiempo. ―O por hacerme perder el tiempo.
Salí del vestidor encontrándome en el camino con Santana Lopez, quien en vez de patearme el trasero para quitarme de su lado o coquetear abierta y descaradamente me dejó pasar antes que ella y se despidió con la mano de mí.
―¿Algo? ―Preguntó Kurt cuando llegué a su lado y supuse que mi cara era la clara confusión.
―Absolutamente nada, al menos que Satan se haya convertido en un Ángel.
No entendió mi sarcasmo y no me tomé el tiempo de explicarle, mejor salí del bar en busca de Sam para irnos a casa. Ya no había más que hacer aquí.
~~~
EL trabajo estaba volviendo a la normalidad y nuestros horarios por la noche eran un hecho, pero eso no evitaba que por la mañana tuviera que darme una vuelta por el despacho e informarme acerca de todo lo que Schuester u otro encargado pudiera averiguar.
Necesitaba cambiarme y dormir un poco, pero al llegar a mi departamento me encontré una nerviosa Rachel comiendo una manzana.
―Hola, no tenía idea de que hoy vendrías.
Sabía que cada que se colaba aquí era porque tenía comida preparada o alguna sorpresa que darme. Volteé hacia el comedor y no encontré nada, miré hacia mi habitación y estaba la puerta abierta. No había nada allí dentro tampoco y algo me decía que las cosas no estaban bien.
―¿Qué sucede? ¿Le has dicho a Marley acerca de la boda?
Me senté a su lado, lo que hizo que ella soltara todo el aire que estaba acumulando. No la había visto mucho por nuestras diferencias de horarios y cada que lo hacíamos hablábamos solamente del día en que por fin se lo diría a su hermana.
―Sí, lo he hecho.
―¿Entonces? ¿Qué te dijo ella? ―Pregunté impaciente moviéndome en mi asiento como niño pequeño para estar frente a ella.
―Nos apoya. ―Sonreí y la estreché en mis brazos, pero ella no pareció aceptarlo muy bien; supuse que había algo más.
―¿Hay un pero en esto? ―Se mordió el labio nerviosamente. ―Vamos Rach, puedes decirlo. Nada de lo que digas podría cambiar las cosas.
―No creo estar segura de casarme.
―No puedes estar hablando en serio. ―Dije rápidamente, mi rostro era la clara confusión que en estos momentos sentía y no estaba dispuesto a quedarme callado. ―Tú fuiste la que lo propuso después de todo, ¿por qué ahora te llega el arrepentimiento?
―No me arrepiento de la idea de casarnos, realmente me gustaría hacerlo contigo en algún momento. ―Trató de sonar lo más relajada posible pero el corte que daba su respiración mostraba todo lo contrario. ―Me arrepiento del casarnos ahora, solo por conseguir un fin. Me hace pensar que nuestro amor no es verdadero y que después podríamos estarnos arrepintiendo de haberlo hecho solo por la niña.
―Pero no lo estamos haciendo sólo por ella, ¡yo te amo Rachel!
―¿Y era tan difícil decirlo en otra ocasión? ―Gritó con lágrimas resbalando por su mejilla. ―¿No podías haberlo dicho antes? ¿Cuándo hacíamos el amor?
No sabía que decir. Ya no quería seguir discutiendo esto pero sabía que quedarme callado no arreglaba nada, ¿Por qué dos palabras le eran tan importantes? ¿Acaso no serán suficiente los hechos que hago por ella?
―Siempre he dicho que te quiero.
―Siempre he dicho que te quiero. ―Repitió esas palabras con reproche. ―Lo has dicho un par de veces, no siempre. ¿Eso es suficiente para ti? ¿Crees que con eso ya estamos listos para casarnos? ¡Ni siquiera he conocido a tus padres! De hecho, nunca me has hablado de ellos.
―No es necesario meter a mis padres en esto, les he dicho que me casaré y lo aceptaron. Soy mayor para depender de ellos.
No hubo palabra alguna de su parte, solo se sentó de nuevo en su lugar y pasó sus dedos por su mejilla para secar todo rastro de lágrimas.
POV RACHEL
Me quedé sin palabras, ya no sabía o tal vez ya no tenía nada que decirle.
―¿Qué hay de Sarah? ―Me preguntó. ―Ella no tiene por qué pagar lo que nosotros estamos viviendo.
―¿Y qué quieres que hagamos? ¿Qué nos casemos y demostremos que estamos mal gracias a querer adoptarla? Eso no me parece sano para cualquier niña, Finn.
―Rachel, ambos nos amamos. ―Sollocé un poco. ―No podemos dejar que un poco de inseguridad nos arruine.
―¿Y si no es sólo la inseguridad?
―Rayos Rachel, ¡Sólo di que no quieres casarte conmigo!
―¡Tal vez no quiera!
Sus movimientos siguientes fueron el ponerse de pie e ir corriendo a su habitación. No entendía el por qué, pero cuando regresó tenía una cajita negra entre sus manos. Reprimí un sollozo y me concentré en él, se veía dolido y la verdad no lo culpaba.
―Te iba dar esto. ―Abrió la caja dejando mostrar un anillo en color plata muy bonito, parecía que había costado una fortuna y sin embargo estaba dispuesto a entregármelo. Lo miré confundida, sonrió e hizo caso omiso a mi cara de confusión. ―Pero creo que te entiendo, y sabes... Creo que me has ahorrado un gran paso.
―¿Qué estás tratando de decir?
―El casarme contigo hubiera sido un problema después de todo, quiero decir... ¿cómo le explicaríamos a Sarah que tú no eres más que una chica que trabaja en un bar para mantenerse? No es bueno que una pequeña tenga tal imagen de su propia madre.
No pensé en lo que hacía hasta que vi mi mano impactada en su mejilla. Había ido demasiado lejos y no era algo de lo que estaba dispuesta a perdonarle.
Me puse de pie y caminé rápidamente a la salida, cuando estaba a punto de abrir la puerta Finn tomó mi brazo y me hizo voltear para encararlo.
―No... no quise decir eso.
―Ya lo has hecho, ¿estás feliz por ello? Ahora si me disculpas, tengo que trabajar para mantenerme.
―Rachel, por favor... Las cosas no pueden terminar aquí.
No quería que terminaran tampoco, pero las cosas ya estaban hechas.
―Ya lo hicieron.
Me zafé de su agarre y abrí la puerta saliendo por completo del apartamento sin mirar hacia atrás.
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