Capítulo 35

#NOBREATHINGDAY

POV YUSIA

¿Dónde diablos esta Kurt? ¡Se supone que debería haber vuelto hace una hora!

El bar había estado en su máxima capacidad de clientes estos días y yo sola no podré encargarme de ebrios y zorras a la vez aunque ―cruel o no―, después de lo de Kitty era una menos a quien asistir y tolerar en sus shows, dramas y bailes por igual.

Rachel había estado sumida en sus pensamientos luego de llamarse a sí misma la culpable de su muerte, pues Kitty estaría viva si las circunstancias hubieran girado en contra de ella. Pero no había nada que hacer con eso, su situación estaba cada vez peor en el bar cumpliendo el castigo que Artie le había impuesto y el cargo de conciencia que se había impuesto no le era nada gratificante.

―¡Lamento llegar tarde! ―Hasta que se digna en aparecer, apresuró a abrirse paso entre la multitud junto a Anderson a sus espaldas pero había algo que no pasaba desapercibido... Su mueca de dolor al caminar, destacando que parecía a Bambi en sus primeros pasos. ―Se nos hizo... Tarde.

―No creo que tu novio lo lamente por igual Hummel―Bingo, sus caras lo decían todo. ―Blaine creo que te faltó lubricante.

―No hubo lubricante... O experiencia... O consentimiento. ―Bramó Kurt, él ya sabía que ocultarme detalles no le era de utilidad frente a mí. ―Sin ofender.

―¡Oye! Que lo describes como violación. ―Blaine ruborizado pero manteniendo la compostura de macho alfa para mantener la dignidad sobrante lanzaba una objeción a la acusación de Kurt. ―Tú me violaste psicológicamente a mí para que te violara a ti, tanta seducción cruda no ayudaban a tu causa... Además no es como si hubiera un manual de como tener relaciones con tu novio.

―Porno, relatos eróticos, televisión, kamasutra, libros de educación sexual. ―Solté una larga cadena de fuente de información útil para evitar que el trasero de Kurt explote la próxima vez. ―¿Incluso sabías que hay personas pervertidas en Wattpad que incluyen esa clase de información en sus historias?

―¿Y se supone que debía enterarme de eso en los 3 segundos que Kurt me dio para razonar? ―Excusa tras excusa y Blaine era aún menos convincente. ―Espera un segundo, ¿Wattpad? ¿Eso es legal?

―¿Acaso te parece que hay moderadores de contenido en cada esquina? ―Arquee una ceja señalando lo obvio.

―¿Y cómo es que estás tan enterada de una red social de lectura para adolescentes? La edad no es un requisito con el que cumplas. ―Burló Kurt. Desgraciado, espero y Blaine sea más estricto en la sesión de sexo salvaje la próxima vez.

―¿A quién llamas vieja, inculta reencarnación de Pinocho? ―Grité en su rostro. ― Y yo solo me enteré por mis... Sobrinas. No es como si tuviera en mi móvil toda una biblioteca de historias homo-eróticas para fangirlear...

―Me ahorraré el trauma y dejaré el asunto a un lado ―Finalizó Kurt ganándose una pequeña mirada fulminante. ―¿Y Rachel? Leí las noticias.

―Rachel es un accidente de trafico humano, ¿tú qué crees? ―Esta vez era Blaine quién interrumpía cómo si la conociera de toda la vida. ―Sí, se lo que piensan. No la conozco mucho pero hay cosas que son lo suficientemente obvias, es una chica emocional. Solo hay que darle un poco de espacio.

―¿Dónde estaba esa clase de lógica y filosofía durante la ducha? ―Burló Kurt del momento de sabiduría de su novio. ―Es broma, es broma, igual te amo.

―Así que en la ducha, ¿eh? Sucios.

–¿De todo lo que dijo solo escuchaste "ducha"? Además apuesto que estamos más limpios que la pornografía de tu celular. ―Blaine quien nunca había sido de aquella clase de bromas logró dejarme sin palabras. Que locura.

―Chicos. ―Llegó el hobbit más buscado por la pareja gay con una cara de serio asombro.

―¿Qué sucede? ¿Acabas de ver un trío y tu sana mente no lo acepta? ―Pude distinguir la risa de Anderson. ―Espera, pero tu mente ya no es sana.

―No molestes, Yusia.

―¿Qué pasó, Rachel? ―Preguntó el angelical Kurt.

―Venga y véanlo con sus propios ojos.

Los tres la seguimos y al atravesar la cortina nos encontramos con una pareja muy acaramelada sin importar que la gente le viera; pero eso no era lo que a Rachel le sorprendía, sino las personas de las que se trataba.

Santana y Brittany estaban ahí, en la sala para empleados besándose como si no hubiese un mañana; al parecer, estaban recobrando el tiempo perdido después del gran castigo que Artie le había dado a la rubia por algo que jamás salió a la luz. Sabíamos que ya no habría The Unholy Trinity con la ausencia de Quinn Fabray pero eso no les impedirá ser las arpías que eran cuando estaban juntas.

―¿Qué están mirando? ―Gritó enojada Santana cuando se dio cuenta que teníamos los ojos puestos en ellas. ―¿Necesitan un poco más de acción? Estaremos encantadas de demostrarles algo más que simples besos, pero este no es el momento. Mi novia por fin pudo regresar cuando más la necesita este bar.

―¿Desde cuándo tan orgullosa? ―La retó Rachel, podría estar enana y todo lo que quieran pero era una maldita cuando se lo proponía. ―¿Te has cansado de ocultarla diciendo que estás con alguien más?

―No te metas en esto, Raquel. ―Habló una Brittanymuy confundida. ―Ninguna estaba lista para eso, pero ya no queremos ocultarnos más. Pero si nos disculpan, ahora es el momento de trabajar porque los clientes no se atenderán solos.

― De hecho si pueden pero no habría dinero para nosotras.―Mencionó Santana

La pareja de chicas se alejó tomadas de la mano y un pequeño suspiró salió de la boca de Hummel.

―No creí que Artie regresaría a Brittany después de la cosa tan grave que dijo que había hecho. ―Habló Anderson. ―Lo peor es que nunca nos enteramos que fue lo que realmente sucedió.

―Nadie lo creía así y al parecer no lo sabremos pronto.

*Narrado en tercera persona*

Sam Evans llegó más rápido de lo que cualquier oficial hubiera pensado que lo haría y rápidamente arribó en la sal de entrevistas, donde el de cabello rizado se encontraba leyendo todo el papeleo de cada uno de los asesinatos por el cual ―el ahora sospechoso― tenía que responder.

―¿Dónde está Finn? ―Preguntó Schuester y el rubio rápidamente señaló la puerta por donde el de ojos mieles entraba.

Los tres oficiales miraron a través del cristal donde un no aseado Puckerman se encontraba; su barba estaba comenzando a ser más notable y du cabello en mohicana se estaba terminando.

―Noah, necesitamos hacerte más preguntas.

Sam se puso al lado de Schuester en una de las sillas de plástico y centró su mirada en el acusado, mientras que Finn permanecía detrás de ambos; con la mirada un poco perdida respirando lentamente, parecía más nervioso que de costumbre.

―Adelante, oficial. Puede tomarse todo el tiempo que necesite. ―Contestó engreídamente poniendo sus manos esposadas en la mesa.

―Primera pregunta ―Schuester miró a Finn y le pidió que se sentará. ―¿A qué hora aproximadamente tu primera víctima fue atacada?

―Entre las once y la media noche.

―¿A dónde fueron a parar sus pertenencias?

―Eso puede contestarlo Evans, ¿no cree? ―Rio sarcásticamente y se removió en su asiento. ―En el basurero de la esquina.

Las preguntas continuaban y en cada una de ellas cierta confusión era puesta en los ojos de los policías. Schuester estaba agitado, se notaba desde luego en su mala postura y su poca atención a lo que se decía entre nosotros.

―Su tono de voz sigue sin convencerme. ―Susurró Sam hacia el de cabello rizado. ―Tanta seguridad nunca es buena, ni siquiera parece que trata de hacer memoria. Es como si se tratara de un robot.

Finn reprimió una risa por el último comentario de su compañero, el jefe había tomado como su entrevista una pérdida de tiempo y se puso de pie. Evans miró a su amigo, quien rápidamente

recordó algo que hasta el momento no se había preguntado y tomó el micrófono para ser el que dicta la que parecía ser la última pregunta.

―Por último ―El de cabello rizado vio a sus compañeros con confusión. ―Háblanos del arma.

―¿Qué arma?

―Déjate de rodeos, Puckerman. ―El tono de Finn fue grave. ―Todos nuestros análisis médicos hacia las víctimas dicen que han sido atacados con un mismo objeto, háblanos de eso.

Puckerman se removió en su asiento y con todo y las esposas paso sus manos por su cuello dando un ligero masaje.

―No recuerdo cual fue el paradero de ese paraguas, no me era más de utilidad. ―Evans notó cierta confusión en la mirada del acusado. ―Estaba viejo y gastado, aun si le quitara el rastro de sangre ya no me cubriría de la lluvia.

Finn miró a Sam y después al Sr. Schuester. Tenían lo que menos querían y ahora las cosas estaban en cero.

―¿Quién diablos es el verdadero asesino? 



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