Capítulo 30

#NOBREATHING DAY

POV MARLEY

Después de la pequeña discusión que había tenido con Rachel días atrás, por fin había aceptado el hecho de que tenía razón y que debía conocer a su novio.

Habíamos pasado la tarde viendo que hacer de comer y platicando acerca de lo básico que yo tenía que saber de él, si era sincera la ignoraba; no quería que Rachel me hablara de su novio porque eso nos llevaba a decir siempre cosas buenas, lo que yo quería era conocerlo. Pero estaba nerviosa, él era un oficial de policía y aunque pareciera raro, me sentía un poco intimidada.

El llamado en la puerta me sacó por completo de mis pensamientos y vienfo que Rachel se encontraba en su habitación terminando de arreglar su cabello tuve que abrir. Me encontré con Finn, quien entre sus manos traía una botella de vino tinto junto con un paquete de galletas si mal no veía eran de chocolate.

—Hola Marley, soy Finn Hudson.

—Lo sé, pasa por favor. Rachel sale en un segundo.

Me tendió lo que traía entre sus manos y lo deposite en el comedor, le ofrecí asiento u algo de beber, sólo tomo asiento y negó en respuesta de la bebida.

—Entonces... ¿primer año de preparatoria? ¿Cómo te va en ello?

—Así es —No quería ser tan dura, pero creo que su forma de iniciar una conversación no tenía que haber sido mis estudios. Es de lo que menos quisiera hablar en estos momentos. —ya sabes, lo normal: maestros estrictos que a pesar de que estamos en primer año nos obligan a ver más ramas en nuestro futuro.

—Eso a mí me parece bien, tienes que ir viendo posibilidades. Si me permites decirte, yo nunca había tenido en mente ser algo hasta que mis padres me dieron esta opción y me di cuenta que realmente era lo que quería.

Sonreí porque no sabía que decir, el que Finn hablara de sus padres me hacía sentir un poco extraña ya que yo no tenía los míos conmigo y la más cercana que tenía se esforzaba mucho creyendo que yo iba bien en la escuela.

—Solo tienes que centrarte en lo que te gusta. —Me siguió diciendo en el momento en que Rachel por fin salió de su habitación, lo saludó con un leve beso en los labios y yo fruncí un poco el ceño.

—Escuché que estuvieron conversando.

—Si, tardaste siglos en salir. —Me quejé. —Parece que hasta la cena se ha quemado.

—Eres tan graciosa. —Me respondió Rachel rodando los ojos para después caminar hacia la cocina.

Finn soltó una pequeña carcajada y me guiñó un ojo.

—Finn, aun tienes que caerme bien.

—Marley, ambos sabemos que ya lo hago.

Se levantó del asiento y me volvió a guiñar un ojo en el momento en que se fue a seguir a Rachel a la cocina.

POV RACHEL

La cena transcurrió en bastante tranquilidad pues con el sentido de humor que en ratos tenía Finn hacía que el ambiente fuera menos incómodo e incluso se notaba cuando Marley dejaba de sonreír solo por compromiso.

Finn sirvió tres copas de vino y nos ofreció una, ambas la aceptamos y le dimos el primer sorbo.

—Entonces —Llamé la atención de ambos. —¿Cuándo conoceremos a Ryder?

—Rachel, no presiones. —Me contestó Marley. —Hay más cosas primero que conocer a mi novio.

Fruncí el ceño con confusión, no me pasaba por la cabeza el hecho de que mi hermana estuviera al tanto de cosas que no quería que supiera pero no quería iniciar una discusión con Finn presente.

—Finn, debo preguntarlo. —Rio Marley un poco raro. —¿Qué edad tienes?

—¿De qué edad parezco? —Me miró curiosamente, sabía que estaba disfrutando esto pues yo le había hecho la misma pregunta días después de nuestro encuentro íntimo. —Tengo 24. Tuve suerte al entrar a buena edad a la policía.

—Y que lo digas.

—Sí, pero creo que la edad es lo de menos ¿no crees?

—Si un hombre de 24 años quisiera estar con Marley no lo permitiría. —Dije rápidamente. —Mientras que para mí está perfecto.

—Rachel, son 4 años de diferencia contigo—Se quejó Marley. —si no supiera que Finn es policía creería que es de esos hombres pervertidos que buscan cualquier muchacha en algún bar y lo único que quiere es sexo contigo.

Me quedé sin habla y pude sentir que Finn también.

Ninguno de los dos nos esperábamos un comentario como este y mucho menos proveniente de la única persona que más me importa antes de él. Estaba en shock, sentía que no respiraba e incluso quería llorar.

Por un momento me pasó a la cabeza ese hecho: Finn siendo un total mentiroso al decirme que me quería mientras caminábamos o me dejaba en casa y haciendo todo por obtener un tiempo a solas conmigo. Sabía que estos momentos no eran para que yo llorara y saliera corriendo del lugar o todas las mentiras acabarían en la borda, Marley tenía la mirada curiosa sobre nosotros en especial sobre él.

—Esperen —Siguió diciendo Marley y eso fue el impulso que necesitaba para volver a sentir aire en mis pulmones. —¿ustedes ya tuvieron...? —Ninguno contestó nada. —¡Oh por dios! Al menos espero que no haya sido en la sala o en cualquier lugar de la casa que no sea tu habitación.

Dejé que todo el estrés que comenzaba a formarse en mi interior saliera, me di cuenta que Marley no estaba pensando en otra cosa más que en sexo y se me era de gran alivio. Miré a Finn quien me miraba curiosamente como pidiendo una respuesta para mi hermana pequeña.

—Marley, ambos te prometemos que no sucedió en ningún lado más que en mi habitación.

El ambiente se quedó en silencio, todos teníamos la mirada en toda la casa porque éramos incapaces de mirarnos a los ojos. Finn tenía su mano entrelazada con la mía y podía sentir el ligero roce de sus dedos, quería omitir todo tipo de sonrisa pero me era imposible.

—¡Ok! —Dijo animadamente Finn para salir de todo este momento extraño. —¿más vino? ¿qué tal un juego de letras?

*Narrado en tercera persona*

Desde que la policía había dejado de merodear por los alrededores del bar, las chicas en el bar se encontraban más relajadas y felices de que las cosas estuvieran volviendo a la normalidad.

Sin embargo, el que él barman oficial no estuviera a su disposición las hacia estar exhaustas, más con toda la gente que empezaba a acumularse. Al parecer, el que el bar se haya visto envuelto en un caos de asesinatos solo aumento su popularidad.

Por un parte, Ryder estaba cubriendo a Anderson en su trabajo y por otra estaba Kitty, la chica nueva que no le pedía ayuda a nadie para ser la diva de ese lugar. Cuando de hombres se trataba, era la más solicitada, pero eso no la hacía la más fácil pues las demás chicas siempre hacían todo lo posible por mantenerla lejos de sus empleos y ganancias.

—Pensé que los oficiales ya no merodeaban más por aquí. —Le dijo la rubia con voz coqueta hacia el oficial Evans, quien había estado observando a su alrededor desde hace varios minutos. Él no pretendía trabajar más en el bar, él lo único que esperaba era estar más cerca de lo que alguna vez estuvo de su antiguo amor. —aunque tengo que decirle que es un gusto verlo por aquí.

—Has traído lo que pedí, puedes irte.

Kitty no obedeció, al contrario de ello se ubicó en la silla que estaba frente a él y le empezó a acariciar la mano que posaba en la mesa.

—No tiene por qué ser tan duro, oficial. —Evans bufó, si él hubiera sabido que tendría que enfrentarse de nuevo a un coqueteo que esta vez no le agradaba para nada no hubiera desaprovechado su día libre al venir aquí. —¿sabe que entre rubios nos entendemos? Y claro, cómo lo entiendo tanto sé que está afectado; afectado por la muerte de Quinn Fabray. Lo sé todo acerca de las muertes de esté estúpido bar y sobre todo sé en lo que las personas estaban involucradas.

—No he pedido que me hables acerca de cosas que yo también sé.

La ojiverde suspiró con cansancio, por primera vez sus tácticas de coqueteo no estaban dando resultados pero de algo estaba segura, no se rendiría tan fácilmente. Si la rubia de Quinn pudo tenerlo, ¿por qué ella no?

—Solo quiero que sepa que yo puedo hacerlo feliz. —Se levantó de su asiento y soltó su mano. —necesita olvidarla y que mejor que conmigo.

Se alejó de la mesa del rubio con una sonrisa fingida e hizo su entrada hacia la barra ahora sin ninguna chica atendiendo, tomó una copa y la llenó de lo primero que encontró tomándola de un solo sorbo. Nunca nadie la había rechazado pero en su mente solo pasaba una cosa: Lo conquistaba o si no dejaba de llamarse Kitty Wilde. 

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