Capítulo 27
#NOBREATHINGDAY
POV FINN
Tras haberme ido de la casa de Rachel para ir a trabajar, no podía quitar la sonrisa de mi rostro; sin embargo, el tener a Sam a mi lado no me hacía querer demostrarlo tanto, pues él todavía se encontraba bastante afectado por Quinn.
—Flashback—
Cuando me aleje de Rachel al escuchar el llamado de Schuester, note que había algo diferente en su forma de mirarme.
—¿Algo está mal, señor?
—Sam tenía razón, esto no ha sido nada más que un asesinato.
—¿Cómo puede estar seguro? —Pregunté confundido y a la vez nervioso.
—Él o la asesina ha dejado una evidencia. —Puso un papel en la mesa, se trataba de una nota impresa; parecida a la que le dieron al fallecido Rafael la noche que drogaron a Yusia. —estaba a punto de dar por terminado este caso y mandarlo al cajón, pero no. Este caso es igual a los demás, con evidencias que no ayudan y con culpables que merecen pagar cuando sean encontrados.
No le conteste más, sabía lo que estaba pasando porque al igual que él, yo estaba igual; la diferencia es que no sólo sentía miedo por mí, sino también por la persona que está aquí y quiero proteger.
—Dígale a Sam que lo siento y que espero que regrese al caso lo más pronto posible.
Y con esto, salió del cuarto dejándome solo.
—Fin del flashback—
Le había contado a Sam lo ocurrido y él sólo había gritado ¡te lo dije! Mientras su enojo aumentaba.
—No hay mucho que hacer en el bar, deberías ir a casa a dormir un poco. —Le dije a Sam, quien con rapidez frunció el ceño y negó.
—¿Para qué ir a mi triste departamento? ¿A emborracharme pensando en ella? —Hizo un chasquido con los dientes y bebió de un solo trago el agua que le quedaba en la botella, al parecer el alcohol no había sido muy buen amigo de él la noche pasada porque tenía una gran resaca. —me quedaré aquí y después iré a tu hogar, espero no tengas planes.
—Por supuesto que no, puedes quedarte ahí hoy pero te lo advierto —Sam me miró confundido esperando a que continuara. —nada de alcohol.
—Créeme, no quiero saber nada de alcohol por hoy.
Noté que Rachel estaba entre las chicas que le hacían de barman, me sentí feliz de verla por ahí y no entre los chicos. Ella me había contado que ya tenía tiempo sin hacer «trabajos» para los hombres, pues siempre se inclinaban a las chicas con mejores cuerpos u rostros extravagantes y siendo sincero, me alegraba de eso.
—Amigo, deja que trabaje. En cualquier momento la vas a destrozar con la mirada.
Chocó su hombro con el mío haciéndome reír, Sam podría estar todo lo deprimido que quisiera pero en el fondo le encantaba estar al pendiente de todo.
—No fastidies.
Dirigimos nuestra vista hacia la barra donde ahora solo se encontraba el chico que alguna vez entrevisté: Puckerman al lado de Kurt bebiendo todo lo que su boca pudiera soportar, haciendo que el ojiazul sacará lo peor de sí mismo y le gritara como nunca lo había escuchado hacerlo.
—El favorito de la latina ya no puede pagar más sus servicios, ¿eh? —Dijo sarcásticamente Sam.
No le conteste, seguí prestando atención a lo que estaba pasando y no puedo negar que me sentí orgulloso al ver como Blaine le daba un buen golpe en el rostro. Sabía que eso no traería nada bueno, pero no podíamos interponernos en algo que era cosa de trabajadores.
—Casi son las 11:00, ¿a qué hora podemos largarnos de aquí? —Me preguntó Sam sacándome de mis pensamientos.
—Te he dicho que podías irte.
Sam rodó los ojos y se jaló un poco el cabello para después dirigir la mirada por todo el bar.
—Iré a dar una última vuelta, después de ello nos iremos. —Avisé y me levanté de mi lugar para recorrer el bar en todas sus extensiones, Sam no me siguió por ello hice lo más posible por no tener que acercarme a la barra y no entretenerme mucho en hablar con Rachel porque después de todo, él tenía razón: ya no había mucho que hacer en el bar.
Minutos después, los cuales calculé como 20, salimos del bar y caminamos para llegar a donde estaba el coche, no me gustaba dejarlo cerca de ahí por miedo a que le pasará algo.
A pesar de la falta de luz, pude identificar un bulto al otro lado de la calle. Supe desde luego que se trataba de una persona y al llamar la atención de Sam señalando el lugar, nos dirigimos hacia ahí.
—No puede ser en serio. —Dije al ver de quien se trataba: Kurt Hummel estaba ahí, desnudo y completamente manchado de sangre. Mi compañero rápidamente se agachó para tomar su pulso y dijo:
—Está vivo, al parecer... sólo esta inconsciente. Debemos llamar a Emergencias, rápido.
Con la mano temblorosa y un poco de nervios, marque el 911 y espere a que por fin me terminaran de decir que no tardarían en llegar. Después, le mandé un texto a Rachel diciendo lo que ocurría, sabía que estaría preocupada... Y no sería la única, pues Blaine Anderson venía a toda prisa hacia nosotros después de unos minutos de haber realizado una llamada.
POV BLAINE
Ya gran parte del personal había terminado su jornada y se habían dirigido a su respectivo hogar, Kurt incluido entre ellos, la única diferencia es que se despidió con uno de sus castos besos que me dejaban el dulce sabor de sus labios sobre los míos. Ya no me sentía perjudicado ante los demás, era todo lo contrario, estaba dichoso de tenerlo a él en mi vida: sus ojos azules, su cabello perfectamente peinado, su piel blanquecina, su rostro angelical adornado con sus finos labios; era algo que ellos jamás tendrían.
Yo por mi parte, junto a los demás encargados de seguridad, estaba terminando de hacer el trabajo sucio antes de irme: echar a los últimos ebrios casi inconscientes del establecimiento y enviarlos en taxi a sus residencias.
—Podría sentir que siento algo de envidia. —Comentaba Ryder mientras luchaba por meter a un hombre en la parte trasera de un taxi. —Ellos pueden embriagarse y mágicamente aparecer en sus casas sin ningún gasto.
—Te lo enumero para que te sea más sencillo —Me ubique frente a él una vez el taxi partió. —Primero: deberías preocuparte en aprobar el curso escolar y alcanzar la mayoría de edad para poder beber, segundo: no creo que desees despertar con una fuerte resaca como ellos lo harán y tercero: el dinero que ellos invierten en el bar es mejor para nosotros.
—Si mamá. —Rodó los ojos como un típico adolescente reprochado.
—Luego me lo agradecerás, mientras tanto quiero ir a casa y dormir lo que se deb... —Mi oración se vio interrumpida por el sonido de mi celular.
—Diga. —Respondí frustrado.
—Blaine, soy el oficial Hudson, necesito que vengas rápido —No entendía muy bien la preocupación en su voz hasta que mencionó su nombre. —Es Kurt, está herido.
—¡¿Qué le pasó?! ¡¿Dónde están?! —La preocupación se apodero de mi mente y mi respiración se volvió más pesada.
—Estamos a unas pocas cuadras de su casa, la ambulancia es... —No le di tiempo de más y colgué el teléfono. Ignore los gritos de Ryder mientras corría con la mente nublada, nublada por los pensamientos de preocupación que pasaban uno tras otro como una secuencia de fotos. El pensar que algo le había sucedido a Kurt: mi Kurt, simplemente me devastaba; en tan poco tiempo había logrado abrir mis ojos y seducirme con su belleza, con su amabilidad y todo de sí. Pensaba en su sonrisa, sus labios, su caminar, sus ojos azules como el cielo, era poco decir que estaba enamorado: estaba loco por él.
Reconocer el lugar no fue difícil cuando el ruido y las luces de la ambulancia daban un claro indicio, corrí hacia él y sin dar tiempo a nadie aborde la ambulancia junto a él, su rostro estaba pálido y una chaqueta apenas podía cubrir parte de su cuerpo desnudo. Mi mente estaba desenfocada de todo lo que no fuera Kurt, no podía dejar de verlo mientras las lágrimas recorrían mi rostro.
—Señor —Llamaba uno de los paramédicos. —Si no es un pariente cercano no podemos dejar que nos acompañe.
—¡Soy su novio! —Dije impaciente. —Ahora encienda la maldita ambulancia y vamonos. —El hombre asintió levemente y nos fuimos al hospital lo más rápido posible, mientras los paramédicos movían sus manos aquí y allá para mantener a Kurt estable yo solo podía ver con mis ojos cristalizados rogando por lo mejor.
Una vez llegamos al hospital no tuve tiempo de verlo cuando directamente lo llevaron a cirugía, ahí estaba solo en la blanca sala de espera junto al llanto y desespero de las demás personas en el lugar, solo podía apoyar mi cabeza en mis manos y observar impacientemente al suelo. Mi mirada se vio forzada a levantarse al escuchar al llamado de Rachel quien llegaba acompañada por el oficial Hudson, no dije nada y me acerque rápidamente a Berry y la tome en brazos para llorar lo que no me había permitido mientras ella solo podía acompañarme en mi llanto mientras daba pequeñas caricias en mi espalda.
El pasar del tiempo se reflejaba en el peso que sentía sobre mí, cada segundo era una lágrima más que se escapaba de mis ojos. ¿Desde cuándo Kurt había empezado a ser alguien tan indispensable para mí? Me había acostumbrado a estar solo, me había acostumbrado neutralizar el calor humano, toda clase de sentimientos habían permanecido bloqueados toda mi vida hasta que posé mis labios sobre los suyos. Ya no era el mismo de antes, eso era obvio, ya no me sentía un bicho raro, ya no sentía la necesidad de retenerme, ya no tenía que llenar el vacío. El me hizo ver que lo normal es una mentira, el me enseñó a ser libre, su afecto... No, su amor lleno aquel vacío y no quería perder esa sensación de ser amado.
Luego de tanto tiempo en la sala de espera Hudson llevo a Berry a su casa, me negué a ir con ellos. No podía irme sin verlo, el necesitaba a alguien ahí y ese alguien seré yo. Inmediatamente al ver a un doctor dirigiéndose hacia mi logro incorporarme rápidamente sin ocultar la preocupación.
—¿Está usted relacionado con el señor Kurt Humel?—Pregunto el hombre, bastante joven a decir verdad.
—Sí, soy su novio. —"Novio".... Era una palabra extraña de decir y ya eran dos ocasiones de haberla mencionado, nunca lo había propuesto o el a mi ¿Qué éramos? Supongo era algo que debía aclarar luego, ahora solo importaba una cosa. El asintió sonriente pero antes de que pudiera emitir palabra mi nerviosismo lo interrumpió— ¿Él está bien? ¿Puedo verlo?
—Sí, él se encuentra bien. El ataque no llegó a perforar ningún órgano vital por lo que fue bastante afortunado—Sonrió dándome un aire de paz— Y si, puede pasar a verlo. Pasará la noche en observación y podrán darle de alta mañana a la tarde.
El doctor me guió por los pasillos hasta llegar a la habitación donde residía durmiente Kurt Hummel, su rostro tenía un color más pálido que el usual dándole una apariencia débil.
—Le hemos dado algunos analgésicos para amortiguar el dolor, no debe tardar en despertar—Mientras me hablaba no podía apartar mis ojos del cuerpo de Kurt cosa que el noto— Los dejaré a solas. Si necesitan algo pueden hacérmelo saber, soy el doctor Sebastian Smythe.
Y se fue. Con mis manos recorría levemente el rostro de Kurt, se veía tan frágil... El cansancio se dio a notar y mis parpados cedían a él, simplemente me recosté a su lado a escuchar su palpitar hasta caer dormido.
POV SAM
Como era costumbre, Finn me mandaba a hacer los trabajos que no quería.
—Flashback—
Después de haber hablado lo poco que el ojiazul pudo hacerlo, nos habíamos dirigido al lugar habitado por el tal Puckerman encontrando en ella una casa llena de muebles pero nada de objetos personales u ropa. Al parecer había huido, pues conocía muy bien el castigo de sus actos.
— ¡No puede estar pasando esto! —Gritó Finn enojado. Rachel, quien no había sido capaz de irse a su casa después de lo que le pasaba a su amigo estaba a su lado lo tomaba del brazo para tranquilizarlo y que no hiciera cualquier locura. —¿Sabes qué significa esto, Sam? ¡Otro maldito caso que tenemos que descubrir! ¡Te juro que me voy a volver loco!
—No lo demos por perdido todavía, no pudo haber ido muy lejos todavía.
Se quedó callado un segundo y después se le quedó viendo a Rachel, ella no entendía nada de lo que su mirada le estaba queriendo decir, por ello un poco confundida dijo:
—¿Qué idea traes en tu cabeza?
—Puede que haya una persona que sepa dónde está ese imbécil.
—¿Quién? —Preguntamos los dos al mismo tiempo.
—Santana Lopez —Su expresión en el rostro era de un lunático. —Y tú serás quien lo averigüe.
—Fin del flashback—
Quería a Finn como un gran amigo, pero esto fue extremadamente injusto de su parte.
—Santana Lopez —Ella asintió coquetamente y sentí un escalofrío por mi espalda. —Necesito hacerle unas preguntas.
—Ambos sabemos que no tuve nada que ver con lo que le sucedió a Porcelana y sobre todo, sabemos el culpable.
—Es de él de quién vengo hablarte y como ya has de saber, escapó.
Sonrió con hipocresía y comenzó a acercarse todavía más coqueta. No hice ninguna señal para que pudiera significar algo más.
— ¿Y por qué tendría que saber eso?
—Por ti misma, sabemos que él y tu mantenían una relación más seria que con cualquier persona de este lugar, así que has el trabajo más fácil y dinos dónde está.
Santana con su misma sonrisa hipócrita empezó a girar su dedo como dando señal de que se acababa el tiempo. No logré entender el por qué hacía eso, pero al ver como miraba hacia un lado en específico me asusté.
— ¿Por qué salía con Quinn Fabray? —Me preguntó de la nada. —Si ella le daba placer, créame que yo puedo darle el doble... Podemos ir al cuarto y así se lo demostraría, le haría un gran favor para que se quitara a esa rubia tonta de la cabeza.
—Una rubia que claro, es más bonita que tú.
—Lo bonita no te ayuda a satisfacer a las personas oficial.
— ¿Quieres decirme donde está Noah Puckerman?
Mi voz era firme, ya no estaba dispuesto a soportar jueguitos tontos de la latina. No permitiría que hablara más acerca de Quinn y mucho menos la insultara, pero tampoco estaba en el lugar correspondiente donde podía gritarle y armar un gran escándalo.
Ella seguía pensándolo mientras jugaba con su cabello y la diferencia en su rostro era que por fin había quitado la sonrisa de hipocresía para poner el típico gesto de pocos amigos que tenía.
—Si te dijera que sé dónde está... ¿Qué ganaría yo con eso?
—Ganarías el honor de ciudadana. —Respondí sarcásticamente, si ella quería jugar... Esperaba tener lo necesario para también hacerlo yo. —Sólo necesitas decir el lugar y te aseguro que yo mismo te lo entregaré.
—Debería aprender a usar mejor sus palabras si realmente quiere llegar a algo, oficial. —Se levantó del asiento en el que estaba y se acercó a mí dándome un ligero beso en la mejilla e intentando llegar al cuello, pero al contrario de eso, se acercó a mi oído. —no tengo idea de dónde está el imbécil de Puckerman. Que haya compartido cama con él no significa que mantenga una relación. Entienda la diferencia: es un cliente, el cual pagaba muy bien. Sí realmente quiere encontrarlo piense como un imbécil y estoy cien por ciento segura que no le costara tanto trabajo.
Se alejó de mi oído y empezó a arreglar su cabello.
— ¿Si yo fuera un imbécil donde me escondería? —Jugaba con su voz, intentando hacerla grave pero sin dejar que pareciera tonta. —Un dato de Puckerman, él antes vendía droga no muy lejos de aquí para mantenerse.
—Otro crimen más que agregar a su lista.
—Habrá muchos más que agregar, pero primero sean capaces de encontrarlo.
Dicho esto, comenzó a caminar en dirección a la cortina que separaba el bar pero antes de salir por completo de mi vista volteó y dijo:
—Si buscan bien en su apartamento, hay un tipo ropero que realmente no lo es. Le aseguro, boca de trucha... Que ahí encontrarán lo que buscan.
Le mandé un texto a Finn y le dije lo recaudado. No sabía si la latina me estaba diciendo la verdad pero el descubrirlo no nos costaba nada y no sería una pérdida de tiempo completa.
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