Final

Cuando Jungkook se puso de pie después de una ronda de mamadas, sin que él dijera nada, yo supe lo que quería.

Me llevé su extraordinaria polla nuevamente a la boca y esta vez no me detuve hasta que gota a gota, terminara de expulsar su blanquecina semilla.

No me la pude tragar, al menos no, esa vez, pero lo poco que probé, no fue repugnante.

—Se está haciendo tarde y los otros se preguntarán que estamos haciendo. —le dije. Aun sintiendo los espasmos de una nueva corrida, porque sí, volvió a tragarse mi polla y volví a comerme entera la de él. Compartimos algunos besos y disfrutamos de las caricias del otro, con mucha pasión e incontrolable deseo.

—Si mejor paremos por hoy. —se rió y puso una cara de vicioso pervertido que me encantó.

Salimos los dos del baño y vimos que el hombre ya no estaba, pero sobre el lavabo había dejado evidencias de que se había corrido...

—¡Qué Asco!... —dije con repulsión y Jungkook solo sonrió, pero pensándolo bien, obviamente nuestros gemidos y gruñidos, no solo quedaron en el privado.

Luego de refrescarnos, nos dirigimos hacia nuestros compañeros. Ellos estaban tan tranquilos como cuando los dejamos, cuarenta y cinco minutos antes...

Obviamente cuando repararon en nuestra presencia se dieron cuenta inmediatamente del porque habíamos tardado tanto. Mis labios realmente estaban hinchados y mi rostro sonrojado, además la cara de felicidad de Jungkook, era difícil de ocultar.

Llegó el momento de regresar a la escuela, pero esa misma noche, estaba masturbándome pensando en la polla de Jungkook metida en mi boca y lo bien que me había sentido teniendo la mía en la suya.

Disfruté mucho esa primera experiencia, y supe entonces que sí era gay, y que Jungkook también lo era. Claro que ninguno lo aceptaría delante de los demás miembros de la pandilla, ni de nadie, a pesar de que era evidente. Al menos eso acordamos, que hasta que la escuela terminara, sería nuestro secreto.

Rápidamente pasaron los meses y bajarnos el pantalón para recibir una buena mamada en cualquier baño del colegio, de la cafetería e incluso del cine —que se volvieron testigos de las excelentes mamadas que compartíamos cada vez que estábamos juntos y se nos antojaba—, se volvió una costumbre muy gratificante. No importaba nada más cuando Jungkook me hacía estremecer cada que me raspaba la polla con sus dientes y ver su cara de deleite cuando chupaba su polla con fulminante deseo, era un regalo excitante.

Yo siempre disfrutaba a lo grande cuando tenía su tremenda polla en la boca.

Y así fue que terminamos ese año mamando y chupando la polla del otro y a pesar de los años que han pasado, continuamos escapando a algún baño, para dar a nuestras pollas un poquito de atención con nuestras bocas.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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