Dos
Bastó que entrara en el aula y la maestra me pidiera presentarme, para notar que había algunos idiotas que ya habían empezado a burlarse de mí, por el simple hecho de que llevaba puestos mis lentes —Normalmente uso lentillas, pero este día había amanecido con los ojos irritados— y obviamente eso daría pie, para convertirme en el blanco.
No es que fuera retraído, ni nada, hice algunos amigos en minutos, y rápidamente nos convertimos en una especie de pandilla.
Mi pandilla y yo, almorzábamos juntos, las tareas y trabajos siempre eran más fáciles de hacer cuando nos reuníamos. Y el tiempo libre era mejor si lo pasábamos juntos, ya sea dentro del colegio o fuera, los fines de semana.
En nuestra pequeña pandilla, yo era el más bajito. Medía 170cm y estaba también él, que me sobrepasaba por quince centímetros. Él, a quien me refiero, tenía un cuerpo fibroso con bíceps de infarto, la tez acaramelada, el pelo muy corto y negro, unos ojos tan negros como la noche, tan profundos, que resultaba fácil perderme en ellos. Tenía dieciocho años y se llamaba Jeon Jungkook.
El sí que tenía absolutamente el porte militar. Y Aun siendo parte de la pandilla, de vez en cuando Jungkook se metía conmigo, siguiendo a los demás. Yo era el más bajo y también blanco perfecto de sus bromas. Eran amigos, así que lo toleraba bastante bien, bueno, hasta cierto punto, porque cuando realmente me enfadaba prefería alejarme de ellos.
Claro esto hacia enojar a Jungkook.
Las clases iban bien, los días fueron pasando y un día para mi sorpresa, Jungkook se me acerca casi media hora antes de que el timbre, que anunciaba la hora de almuerzo, sonara. Y lo que me dijo, me dejó perplejo.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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