✘ Capítulo XXXIII. ✘
⚠️ ADVERTENCIA: Éste capítulo contiene contenido +18. Colocaré un "⚠️" apenas dé inicio, por si no deseas leerlo y puedas saltártelo. Realmente, no es algo relevante, más allá del amor que se profesan a través de tales actos.
Y para quienes lo lean, espero lo disfruten. Dejé en el multimedia una canción que me inspiró mucho para hacer ésto, y si gustan, cuando empiece toda la acción, pueden ir escuchándola. 💟
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Show me how...
Show me how you like it done.
You're all mine.
I'll make you feel like you're the one.
Take off your clothes.
Give me your trust.
Look me in the eyes and confess your lust.
I promise I'll love you if you do it..
...
So do it for me
– Do it for me - Rosenfeld.
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Su estado de ánimo estaba más allá del núcleo de la tierra...
Bueno, ¿había siquiera un más allá de eso? Ah, ¿que diablos? No importaba ahora, realmente no tenía ánimos ni energías para pensar en algo como eso, solo quería tirarse en su cama para dormir todo el día, todos los días, pero lastimosamente y aunque fue algo que cumplió por 48 horas, su padre al final lo mandó a la escuela a punta de gritos y casi que escobazos.
La paz nunca fue una opción.
Y no tenía a donde más ir fingiendo estar en el colegio, porque la pandilla siempre era su otro escape seguro, pero luego del descubrir de su relación con Christopher y la pelea, no quería ni asomarse por ahí. Así que, aunque el mayor intentó contactarlo por llamadas y mensajes, lo ignoró todo el rato. No estaba listo para verlo, y no sabía como JiSung reaccionaría, además de que visualizar esa cara golpeada era un recordatorio claro de qué las cosas pasaron porque no pudo borrar sus sentimientos y orilló al mayor a tener los mismos, hasta acabar en esa relación secreta que ya no lo era más, al ser expuesta de la peor forma.
Ah, ¿por qué su vida tuvo que volverse tan complicada? Eso de andar de adolescente idiota buscando acción le salió con el tiro por la culata. Demonios, ¡si tan solo se hubiese quedado en casa, tranquilo, sin andar en búsqueda de problemas!
— ¿JeongIn? —por supuesto, SeungMin se había percatado. Y aunque no quería parecer chismoso como esa vez, estaba preocupado auténticamente por él—. ¿Qué pasa?
Ambos estaban en su hora de descanso, donde comían lo que trajesen de casa. Jeong nada y Seung de todo, tal cual siempre. Le intentó ofrecer de sus galletas, pero el pelinegro se negó, con la cabeza gacha y ojitos llenos de desanime.
— No es nada...
— ¿No es nada? Anda, sabes que puedes ser honesto conmigo —lo movió un poco de su brazo—. Sé que no soy el mejor aconsejando, pero aún así...
— No puedo decírtelo. Y si pudiese, no vale la pena —se recostó en la mesa, con sus brazos sobre su cabeza—. En serio, tú no-...
— JeongIn.
El susodicho frunció el ceño al escuchar quién era el que le llamaba, antes de sacar la cabeza de su propio encierro y hacer una mueca con su boca.
— ChangBin...
El causante de todo. Que soltó la bomba en sus caras y luego, solo se quedó observando todo el desastre. JeongIn se preguntaba si lo estuvo disfrutando. Pensaba que sí, porque, ¿para qué más lo hubiese hecho?
Y más atrás se encontraba Felix, que aunque no parecía querer incluirse en la escena, igual andaba atento a lo que pasaba.
— ¿Qué quieres? —espetó, con indiferencia.
— Necesito hablar contigo —miró a SeungMin y de nuevo a él—. A solas.
El hacker también observó a su amigo que enseguida negó y le indicó con la mirada que estaba bien si se iba un rato, que no habría problema alguno. Con eso concedido, Yang se puso de pie y caminó tras ChangBin con Lee a sus espaldas. Ni se iba a preocupar de armar películas paranoicas.
— Lo siento —dijo Chang apenas estaban en uno de los pasillos del colegio, solos, y exhaló—. Ese día fue una locura.
— ¿Ah, en serio? —expresó con sarcasmo. El castaño volvió a suspirar.
— Sí. Lo siento en serio. Solo que... Fue un tonto impulso —empezó a sincerarse, lento—. BangMind... Siempre nos regañaba a mi y a Felix aunque no existiese un "algo" en ese momento. Pero, aunque en lo últimos meses dejó de hacerlo, yo seguía molesto y sentía mucho rencor. Él podía disfrutar contigo de estar juntos, aunque no a toda voz, pero sí mucho más que nosotros. Y el hecho de que lo supiese pero tenía que tener la obligación de callarlo, me generaba todavía más impotencia y molestia. Nosotros teníamos que escondernos más que ustedes, tuvimos muchas discusiones por cada vez que él nos reclamaba nuestras actitudes y, ugh, todo es-...
— Lo entiendo.
Tanto el pelirrojo como el castaño lo miraron, un poco extrañados.
— ¿Eh?
— Que lo entiendo. No quita que haya sido egoísta, pero, es en parte comprensible. Lamento que hayas que tenido que pasar por todo eso, entiendo totalmente lo que es no poder controlar los sentimientos y al final no tener de otra más que dejarlo salir.
«¿Y éste JeongIn? No parece el mismo...» Pensó ChangBin, con los ojos muy abiertos.
Seguidamente, bajó la cabeza y asintio. — Sí...
— Así que —el más joven bufó, apoyándose de una pared también con su vista en el suelo—, te perdono...
Felix y Bin no podrían creer que fue así de sencillo, pero afirmaron y se quedaron en silencio, cada uno en su propia cabeza. Al menos no acabaron en discusiones, que hubiesen llamado la atención de todos en ese colegio.
— Ve a verlo, a BangMind —habló de nuevo el de apellido Seo, llamando otra vez la atención de JeongIn—. Él... Está destrozado.
— Tengo miedo —no temió confesar eso, aunque sí se sintió muy chiquito.
— Lo sé. Imagínate, yo estuve todos esos días allí y fui quien ocasionó el problemón —cierto, vivía en la guarida después de todo. Escuchar su reír le hizo alzar la mirada para verlo—. Pero él casi no sale del cuarto, creo que lo ha hecho tres veces en toda la semana que ha pasado.
La preocupación le llenó enseguida. De verdad estaba muy mal como para salir tres veces en siete días. ¿No había estado comiendo? ¿Ni bebiendo agua? ¿Quizás embrigandose en su lugar? ¿O haciéndose daño a sí mismo? Los escenarios que se crearon en su mente le hacen casi correr ahora mismo directo a la gang, con la ansiedad creciente.
— Iré a verlo —dijo con seguridad, sonriendo un poco ahora—. Gracias...
— No, gracias a ti, y lo lamento de nuevo —se reverenció cortamente—. Siempre buscas ayudarme y te pagué así...
— No importa... Después de todo, sabía que en algún momento se habría tenido que saber, solo que no lo esperaba así. ¿Ya es todo?
Chang afirmó. En serio ese chico había cambiado. ¿Quién pensaría que el mocoso ingenuo y llorón que se unió a ellos por simple malcriadez, era ese joven con una mentalidad más madura que hasta el perdón le había concedido?
— De acuerdo... Entonces, mucha suerte ustedes dos —el menor comenzó a caminar de vuelta con su amigo—. Ya no tenemos nada que ocultar, ¿cierto?
La única cosa buena de todo este despelote, era eso. No sabía que deparaba para el futuro de la BangGang con el estado actual, pero... Ansiaba solo cosas buenas para todos, sea juntos o por separado.
Al final no pudo ir tan rápido como esperaba.
Cuando iba saliendo del colegio, su mamá lo llamó diciendo que su padre no había atendido el teléfono y que eso era algo sumamente raro, así que debía ir a revisar. Y, pensando que no era nada del otro mundo, fue, pero se encontró a su mayor en completo pánico, aterrado, caminando de un lado al otro.
¿Qué pasaba? Pues, resulta que, según él alguien se había metido a la casa en lo que salió a comprar algunas cosas. Incluso había llamado a la policía mientras lo abrazaba con fuerza. No comprendía su paranoia tan excesiva, si los mismos oficiales le dijeron que no había indicios de entrada de ninguna forma. Ni huellas o cualquier otra pista. Nada.
De todas maneras, no le dejó irse hasta que su mamá llegó a altas horas de la noche. Como siempre, desinteresada y con esa cara de amargada que no se la quitaba nadie.
Le molestaba mucho. No ayudaba en nada a relajar las tensiones y menos a calmar la ansiedad de su padre. En realidad, parecía que no le interesaba en lo absoluto. Solo hizo una mala cara al escuchar todo en la cena y se fue a dormir.
Su papá también se fue a descansar, con una expresión de pocos amigos, y le pidió a su hijo que tuviese mucho cuidado ya que últimamente las cosas estaban demasiado peligrosas. JeongIn le prometió cuidarse y su papá sonrió para luego decirle que lo amaba.
"Yo también" no fue una respuesta que esperaba de su hijo después de todo lo que habían vivido, pero no pudo estar más feliz. Sentía que al fin recuperaban esos lazos rotos.
Solo anhelaba mantenerse así.
Finalmente, JeongIn pudo salir. Esperó unos quince minutos, corriendo muy veloz por las calles oscuras y frías. Navidad estaba a la vuelta de la esquina y la nieve caía intensamente. Se cubría lo mejor que podía con el abrigo negro que su novio le había dado... Era el mejor.
Una vez llegado, por poco no sintiendo sus pies, entró en silencio. No sabía quiénes estaban y quiénes no. Esperaba que por lo menos estuviesen durmiendo. Parecía ser así por todas las luces apagadas.
— Igual no dejaré que me detengan... —se dijo a sí mismo en lo que caminaba a su habitación, con la determinación bien alta de saber cómo estaba su pareja y poder ayudarla—. ¿Chris?
Tocó su puerta varias veces ya que, la tenía con seguro. No hubo respuesta.
Continuó tocando un poco más, pero de nuevo, ni los grillos se escucharon por allí.
Una tercera vez, pero esta vez manteniéndose intenso, tocando y tocando, golpeando la puerta ya. Conocía lo suficiente a Bang como para saber que en cualquier momento saldría, desesperado por todo el rui...
— ¿¡Qué mierda!? ¡Ya les dije que no-...! ¿JeongIn?
... do. Ah, bueno, funcionó más rápido de lo pensado.
— Channie... —le sonrió de lado y el mayor, que estaba todo despeinado, con enormes ojeras oscuras, una tez más pálida de lo normal y las ropas también desarregladas, se le lanzó encima para abrazarlo. Así fue como JeongIn comprobó que si estuvo tomando; la fragancia tan fuerte del licor le entró muy fondo en sus fosas nasales.
Ya le había visto así antes, pero ahora era peor.
— JeongInnie... —la voz se le quebró, empezando a sollozar—. Lo siento, perdóname, JeongIn, lo siento, lo siento...
— Para de disculparte... —pidió, tomando sus brazos para separarlo. Christopher lo vio y él ensanchó su sonrisa a la vez que les empujaba a los dos dentro. Una vez ahí, cerró la puerta y le colocó seguro... Solo por si acaso—. Está bien...
— No, no está bien —«su habitación no estaba tan mal» meditó en lo que veía a su alrededor y de regreso a él—. No está nada bien, yo... No tengo justificación.
— Chris... —al sentarse en la cama, puso ambas manos en sus muslos—. No importa.
— Deja de decir eso —se quejó, no molesto, sino muy, muy triste—. Si importa... Importa mucho porque, soy el líder y de verdad tuve que poner el ejemplo y... Y fue tan hipócrita, fui tan estúpido, solo quisiera-...
— ¿Estás arrepentido de estar conmigo?
Bang paró de parlotear en medio de su llanto para verlo y, seguido, negar. — Nunca estaría arrepentido de eso...
— ¿Entonces? —al no recibir respuesta, siguió—. Sé que nunca tuvimos que haber hecho esto, pero Channie... Yo nunca podré estar arrepentido de esto, ¿entiendes? Jamás. Aunque, si me sentí muy culpable por días de todo, ya que fui yo quien insistió e insistió con lo que sentía por ti, hasta que empezamos con nuestra relación...
— Pero estoy enamorado de ti —mencionó tan seguro, que JeongIn no pudo evitar sonreír—. Muy, muy enamorado. Y soy yo quien... Se sobrepasó.
— Fue todo. No hay un culpable real —acarició uno de sus mofletes—. Fue ChangBin diciendolo, fue JiSung empezando la pelea, fuiste tú perdiendo el control, fui yo, fueron el resto que no hizo nada...
— Perdí el control —suspiró a la vez que cerraba sus ojos—. Lo perdí, y eso me da tanto miedo. No quiero volver a perderlo, me sentí... Como cuando pasó lo de Hannah o lo de Allen.
Mirando su mano libre, Yang también lo hizo, más luego negó y puso la propia sobre esa, dejándole como vista al castaño el como entrelazaban sus dedos.
— Quiero cambiar —le susurró a In y éste asintió.
— Puedes cambiar...
— Quisiera ver a un profesional... Quisiera dejar de ser así —hubo una pausa para pasar saliva, temblando ya—, pero es lo que me tocó vivir...
— Quien sabe...
— ¿Crees que algún día podamos tener una vida normal? —se vieron—. ¿Sin la gang? ¿Sin robar ni asesinar a alguien?
El menor se quedó con la mirada fija en él y viceversa. Al principio, dudó que responder, pensando que no podría ser nunca así, pero entonces visualizó más allá. Se visualizó a su lado, en un futuro un poco lejano, viviendo apartados de la ciudad, en una pequeña casa, con un gatito, como dos personas comunes que viven por trabajo duro, legal y sin miedos. Sin secretos. Sin mentiras...
— Sí.
— JeongIn...
Pudieron haberse besado muchas veces antes, pero este fue como el primero, el oficialmente primero. Sus bocas se tocaban con tanta delicadeza, lentitud, con dulzura, amor, cariño...
⚠️
Pero el deseo también se dió a notar en medio de esa unión, haciendo que Yang se subiese a su regazo y agarrase sus mejillas con más fuerza, juntando sus lenguas al ambos entreabrir un poco sus bocas.
Chris agarró su cintura, la estrechó entre sus manos, esos grandes dedos que hicieron suspirar al menor a la vez que arqueaba su espalda. Se sentía bien, a pesar de lo brusco, y quería más, por lo que cuando el castaño pensaba quitarlas para bajar hasta sus caderas, Jeong le obligó a mantenerlas allí y las presionó, indicándole repetir lo mismo de antes.
— Sería mejor... —sin embargo, el de rizos volvió a quitarlas y mientras el hacker hacía puchero, él rió al tiempo que sus falanges de deslizabam hasta la dichosa curvatura. La sensación hizo temblar a Yang.
Oh.
— Sí —le sonrió, pues lo notaba titubear. Quizás pensaba que se apresuraba de nuevo pero no era así. Estaba bien, estaba listo y a gusto. Solo quería que todo siguiese fluyendo tal cual.
Una vez más, sus bocas tuvieron un cálido encuentro, uno mucho más fogoso que el anterior y con toques más descarados. In se movió hacia adelante y presionó hacía atrás, causando un corrientazo en ambos. Un jadeo contemporáneo y miradas dilatas que se cruzaban.
Ambos estaban preparados.
JeongIn se deshizo de la camiseta del mayor sin más dudas entremedio de sus acciones, a lo que el australiano lo imitó. Y en esta ocasión, los dedos delgados y con punta fría de Yang se dedicaron a apreciar con su tacto y vista el cuerpo ejercitado de su mayor.
Era como apreciar la obra de arte más costosa de todo el mundo, la más hermosa, y única. Una obra de arte que tenía la dicha de tener solo para sí. ¿Cuan afortunado era?
Por otro lado, Chris también se quedó analizando con un poco de detenimiento cada músculo de su novio, que no eran muy definidos, pero seguía siendo su cuerpo y así como estaba era más que perfecto. No le importaba si estaba muy ejercitado, o muy delgado, o muy relleno, o si era una mezcla rara. Cómo sea, le encantaría tanto como lo estaba haciendo justo en estos instantes.
— Precioso —soltó Chan y JeongIn solo puso reír a la par que negaba, sonrojado hasta sus orejas—. En serio.
— Tú más —lo empujó a la cama, colocándosele encima.
— Ambos.
Jeong sonrió. — Ambos.
Continuaron con los besos, uniéndose con pasional calor una vez más. Sus almohadillas tan suaves, melosas pero candentes contra las ajenas. Yang reanudó los movimientos anteriores sobre sus caderas, no esperando sentir su virilidad ya endurecida. Se puso todavía más rojizo para seguidamente jadear, en una breve separación que tuvieron.
Ni siquiera podía verlo. Creer que provocaba eso en él, le daba mucha pena, pese a que estaba en igual de condiciones.
— ¿Qué pasa? —Christopher, por otro lado, se alertó por su actuar de pronto cohibido—. ¿No quieres seguir? ¿Te sientes asustado? No te preocupes, podemos parar y ya...
— No —JeongIn rió. «Lindo...»—. No es eso, es... Me da pena.
— ¿Y así querías ser el activo?
El menor le dió un golpe en uno de sus hombros, lo cual provocó que el mayor riese alto.
— Perdón, perdón —muchas más carcajadas—. Tenía que decirlo...
— Si te sigues burlando de mi, voy a patearte y me iré de aquí —advirtió, muy serio.
— Hey, yo soy quien amenaza con patadas, no intentes quitarme ese lugar —devolvió la amenaza, aunque él fingiendo seriedad. In comenzó a soltar fuertes risas por su chistosa expresión. No podía con eso.
— Idiota —agarró su cara con ambas manos y depositó un zalamero beso sobre sus belfos, jugando luego con sus narices—. Te quiero.
— Te quiero más.
Los piquitos entre ellos empezaron, sumergiéndose en su propio amor. Era adorable cuando se perdían, siempre lo hacían. Chris quería que siempre pudiese ser así, sin importar nada.
Al comenzar los besos más apasionados de nuevo, más extensos, que equilibraron los niveles de dulzura y lujuria, el australiano quitó sus pantalones con delicadeza y Jeong se separó de su boca para risotearse un poco gracias a las costillas que aquello le producían. El que fuese tan gentil le ablandaba el corazón, porque aunque últimamente ese trato sutil era cada vez más regular, pocas veces era tan, pero tan grácil.
— Hace frío —hizo puchero. Fue el turno para Chan de reír.
— Pronto ya no tendrás —acarició sus pomposos muslos con melosidad, pero In le detuvo al agarrar sus muñecas—. ¿Uh?
— Pantalones fuera también... —apuntó a los impropios, pareciendo nervioso y apenado. Y como no, si jamás se había mostrado así a nadie—. No quiero ser el único...
Bang afirmó, no tardando ni medio minuto en quitarse lo que el menor pidió. Entonces, nuevamente se acercó para pasear la punta de sus largos dedos por su tersa piel a la par que sonreía con los labios apretados entre sí, de ladito. Con solo tener la dicha de apreciarlo de esa manera, se sentía como el hombre más afortunado del mundo.
No, corrección, lo era. Era el chico más dichoso de todo el planeta, solo por tener en su vida a JeongIn. Por encontrar a su flama gemela...
— Eres precioso —sus falanges fueron reemplazados por sus labios, que dejaban besos muy dulces, luego mordidas, y seguido, succiones que causaron jadeos y gemidos en el más joven. Al bajar la mirada después de un rato, se percató de toda la cantidad de marcas pequeñas y cada una bien distinta a las otras, que había en toda la extensión de la sus mencionados muslos. Sonrojó intensamente—. Me encantas...
— Tú eres... El precioso —habló, con su voz titubeante, haciéndole apretar los dedos de sus pies al unísono que abría más las piernas—. Probablemente este sea mi peor ángulo y tú aquí te ves como todo un dios griego...
Bang no pudo evitar carcajearse como si la vida se le fuese en ello, escondiendo su rojizo rostro en la cara interna de su pierna, negando varias veces.
— Te ves hermoso, créeme.
— Bueno, lo haré...
El mayor sonrió feliz. Que lo comenzase a aceptar era de por sí era un gran paso para Yang e inclusive para su relación.
— Buen chico —ahora besó cada marca, descendiendo hasta su miembro. El solo hálito de Bang causó que In formase un arco con su espalda y gimiese nuevamente, trepitando luego. Christopher bajó un poco más y lamió desde la base hasta la punta, generando un chillido mucho más fuerte por lo cual cubrió su boca. Se estaba muriendo de la pena, pero nada comparado a la que lo inundó por lo siguiente que dijo—. Vaya, acabas de sonar como esas monas chinas de anime...
— ¡Christopher! —enseguida comenzó a patear sus hombros mientras se cubría el rostro. Nunca había imaginado como iba a ser su "primera vez", pero nada de lo sucedido era algo que esperase en la misma.
Tremendo matapasiones.
— ¡Es broma, es broma! —por otro lado, el rizado lo gozaba todo. Tanto el placer como la diversión. Amaba sentirse tan cómodo, pero algo que no estaba amando mucho... ¡Eran esas endemoniadas patadas! Carajo. Agarró sus pantorrillas y lo detuvo, viéndole con firmeza—. Ya, suficiente.
Lo siguiente que sucedió es que las piernas de JeongIn fueron alzadas, colocadas sobre sus hombros y su cuerpo sutilmente empujado. Chris se había posicionado perfectamente entre sus extremidades inferiores, inclinándose al rato hasta su mesa de noche para sacar de allí un... ¿Lubricante?
— Ni idea de que tenías eso allí.
— Lo escondo bien. Pensé que no lo utilizaría, pero nunca se sabe...
El menor entonces se mentalizó lo que vendría. Desde aquella ocasión en que lo hablaron, intentó informarse acerca de las mayores interrogantes acerca de ese asunto; el proceso, lo que debían y no debían hacer, la lubricación, el dolor... Todo, al menos, todo lo que se encontraba en internet, ya que no conocía a nadie a quien preguntarle, y ChangBin... No lo veía como una opción.
— No te preocupes —el australiano lo sacó de su trance, captando su atención y observándole en un santiamén. ¿Tan obvio había sido o...?—. Seré muy cuidadoso contigo.
Confió plenamente en él, puesto no veía razones para que no fuese así
Bueno, ignorando el 80% de su actuar bruto y brusco, antes y durante su relación... Claro, ese 20% era de un Bang Chan muy masita, lleno de amor y ternura. En ese lado, pequeñito, el que ahora importaba y que sí demostraba.
— Hm... —aunque no dejó de ser incómodo, al momento de sentir uno de sus lubricados dígitos entrar y moverse. Sus paredes se apretaron demasiado alrededor del mismo, causando que la preocupación creciese en Bang.
— Innie, ya te dije que no te dañaré —ambos se miraron, uno más apenado que el otro, pero los dos muy rojos y sudados, con sus temperaturas alteradas por la excitación del momento—. Sé que es raro ahora, pero lo vas a disfrutar, y será más sencillo si te relajas...
— Más... Despacio —fue lo único que pidió. Comprendía esa parte y de verdad, intentaba poner mucho de sí para adaptarse. Chris asintió.
— Claro.
Fue más lento, y JeongIn agradeció entre gemidos, un detalle adorable para el castaño. La preparación se prolongó un rato más, hasta ver como, de pronto, el menor se corría. Incluso Yang estaba impresionado, siendo él mismo tomado por sorpresa por su propio cuerpo.
— Si te duele, dime —esas palabras mágicas. Y no precisamente a algo "bien", porque los nervios volvían a comerlo vivo. Seguramente, los dedos del australiano no se comparaban en nada a su miembro, pudiendo verlo en lo que se preparaba, colocándose un condón y lubricante. Su cara enrojeció—. O podemos no seguir, yo no estaría-...
— Quiero seguir —habló de inmediato. Ni loco dejaría las cosas así, porque aunque estuviese asustado, aún quería experimentar eso. Por Chris, por él mismo...—. Por favor...
— Si estás de acuerdo... —lo acomodó, boca arriba, y acarició su abdomen brevemente, al mismo tiempo que se veían. Bang le sonrió—. No me detendré.
— Está bien... —susurró muy suavecito, devolviéndole la sonrisa.
Y entre más caricias suaves, besos acaramelados y risitas de por medio, lo sintió ir haciéndose paso en sus adentros lo más despacito que podía al unísono que sus falanges se entrelazan y entre ellos se apretaban.
Fue terrible.
Y no iba a mentir, eso se sentía como el infierno. Sus quejidos no tardaron en escapar sin siquiera poder tener chance de retenerlos, para nada ruidosos pero sí bastante seguidos en lo que ese ardor flamante iba a peor.
No obstante, Christopher fue excesivamente paciente, esperando hasta que era un poco más soportable, para así empezar a moverse. Todavía no se sentía muy bien, pero nunca le dijo que se detuviese, pensando que mejoraría con el paso del tiempo, en lo que se mantenía a gusto por sus mimos y palabras dulces susurradas a su oreja.
De verdad esta a agradecido de que fuese con él... Nadie más le hubiese hecho sentir así de cómodo, a pesar de todo. Era un hecho.
El placer vino justo segundos después de sentir a Bang llegar a su clímax. Su gemido ronco y grave en conjunto a su expresión complacida, con frente fruncida y labios hinchados, entreabiertos y rojizos, fue un plus al calor carnal que ahora sí llenaba su cuerpo. Ya lo había dicho, sin embargo se veía en la obligación de repetirlo; Christopher era todo un jodido dios, maldición, merecía ser esculpido o pintado y puesto en uno de los museos más famosos del mundo.
— Chris... —tomándolo por la nuca, lo besó con voracidad antes de echarlo en la cama y quedar encima. Sus manos rasguñaron sus pectorales y ambos jadearon al sentir el ligero movimiento de sus caderas—. Quiero... Hacerlo de nuevo.
Los azulados ojos ajenos se abrieron bastante. — ¿Estás seguro?
Y él afirmó, divertido por aquella reacción. — Sí, hagámoslo.
Esta vez, JeongIn fue quien lo preparó, quitando el condón usado, colocándole otro y volviendo a aplicar lubricante. Los dos se risotearon por el ligero desastre que hizo In al colocarlo, pues había caído más de los debido y embarrado todo. Pero estaba bien, eran humanos, cometían sus errores hasta en estos momentos, se burlaban de eso, reían y seguían.
— Oh... —comenzó a sentarse sobre su pene, suspirando porque aunque había, aún, ligera incomodidad, la lujuria era mucho mayor. Se relamió y empezó a saltar, haciendo algunas muecas que de más en más, iban delantando el placer que sentía en esos momentos.
Love to see you shine in the night like the diamond you are...
— Innie...
I'm on the other side, it's alright, just hold me in the dark...
— Channie...
No one's got to know what we do.
Sus uñas rasguñaron sus anchos hombros mientras su boca se mantenía entreabierta y dejaba que todo gemido, suspiro o jadeo deseoso saliese. El cuarto se sentía como el infierno, sus cuerpos estaban envueltos en las llamas del mismo, pecadores sin arrepentimientos.
You keep my hand around your neck...
Lo besó con hambruna.
... we connect...
Las manos de Chris marcaron la cintura del pelinegro.
... are you feeling it now?
— Chris, Chris... —no paraba de gemir la dulce voz de Yang, luego del beso. Una melodía única, algo que metería en su cajita de oro en el fondo de todo su ser para jamás olvidarlo. Así como tampoco olvidaría su delgado cuerpo lleno de espasmos, o la forma en que fruncía su entrecejo y sus cejas se curveaban hacia arriba, o sus labios brillantes y la mirada casi en blanco...—. No puedo más...
Cause I am.
— Está bien —comenzó a masturbarlo, lamiendo y besando su cuello mientras su pelvis se movía un poco para ayudarle a ir más profundo, más rápido—. Hazlo...
No pasaron ni dos segundos cuando la esencia del muchacho salió disparada, llenando no solo la mano del australiano, sino también el abdomen del mismo. El mejor clímax de su vida.
— Bonito —sonrió Chan, tomando con fuerza sus glúteos para mantenerlo en movimiento. La sensibilidad post-orgasmo de JeongIn le hizo chillar y abrazarse con mucha fuerza a su cuello.
— Ow... Channie...
Finalmente, también se corrió, moviéndose solo un poco más en su interior antes de dejarlos caer de lado en la gran colcha. JeongIn respiraba demasiado agitado y alterado, sintiendo que el corazón se le saldría por el pecho o por la boca en cualquier momento, y Bang no estaba en una situación muy distinta.
Salió de él y se deshizo del condón, todo rápido porque el otro chico ya había empezado a chillar y quejonearse por su distanciamiento.
— Te quiero... Tanto... —susurró Jeong sobre su pecho al volver a tenerlo entre sus brazos, ya totalmente tranquilo—. Te quiero, te quiero...
— Yo más —besó su frente, sudada y con algunos cabellitos pegados, los cuales luego apartó con la mayor delicadeza del planeta entero—. Mucho más.
— No, yo más...—balbuceó ahora, a punto de caer en la inconsciencia. Sus párpados pesaban en demasía—. Más...
Christopher pudo sentir el momento exacto en que se durmió, porque su cuerpo ahora era más pesado y su respiración más lenta. Al bajar la mirada, esos ojitos cerrados y largas pestañas que abanicaban sus pómulos, se lo comprobaron. Etéreo.
— Te amo —dejó un besito en su nariz y otro en sus belfos, acomodándose luego para conciliar el sueño, con una expresión de felicidad absoluta.
...
***
hOLAAAAAAAAAAAAA.
¿Me extrañaron? Yo les extrañé JSGSJDHDJDHDJ.
Bien, ya expliqué por mi tablero el por qué de mi ausencia. No quiero repetirlo, simplemente diré que este último casi año entero donde me desaparecí, es por motivos artísticos y académicos que debía atender. Sueños y metas que espero cumplir, aunque primero ando creandome a mí mismo. Ando emocionado como un carajo. 💕
YYYYY, ¿cómo están ustedes?
Espero que en serio, todxs se encuentren bien.
El modo de actualización se mantendrá como lo hacía antes. Capítulo cada dos semanas, los lunes. Si no actualizo así, es por algún factor extremo que yo avisaré en mi tablero.
Nos vemos en dos semanas. Tomen agüita, coman bien y nunca olviden hacer los que les haga felices. ¡Y cuiden mucho el planeta! 💐
byebye.
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