✘ Capítulo XXIX. ✘

Capítulo dedicado a: LaMadreDeTodos, por participar en la dinámica que hice en esta historia y por haber estado apoyándola. Espero verte de nuevo por aquí pronto. 💗

▲•▼•▼•▲『✘』▲•▼•▼•▲

Un sueño tuve
Y aunque sin entender, no me detuve.
Éramos tú y yo de la mano
enfrentando al mundo como habíamos jurado.

¿Algún día podremos libres ser?
¿Algún día lo gritaremos hasta nuestra voz deshacer?
La verdad, espero que sí.
Yo sé que tú también lo quieres así.

...

Tuvieron que ser más cuidadosos.

▲•▼•▼•▲『✘』▲•▼•▼•▲

JeongIn abrió sus ojos.

Y lo primero que pudo ver, fue un gran, extenso y bello cielo azul, despejado, sin una sola de nube en él. El sol era intenso pero el viento tan fresco lo recompensaba. Ni calor, ni frío.

El ambiente perfecto.

— ¡JeongIn! —escuchó, pero no supo exactamente de donde. Fue como un eco, que se expandió y vino de todos lados—. ¡JeongIn!

— Mmh... —arrugó su naricita antes de sentarse, sintiéndose mareado y atontado. Notó que a su alrededor había mucha yerba algo alta, verdosa y que le hacía picar las zonas de piel expuesta. Intentó ver más, pero todo estaba muy borroso, así que frotó sus ojos con una mano y en eso, alguien le agarró por uno de sus brazos y le hizo alzar de golpe.

Producto de tal acto, tropezó y cayó sobre quién fuese que ejecutó ello, con los ojos cerrados, y lo que sintió no fue más que una piel suave, cálida, pero en un área firme, con ciertas entrantes curvas algo rectas.

Siguió toqueteando, tratando de saber que era, pero justo cuando lo supo unas risas le hicieron sonrojar y apartarse.

— ¿Que tienes con mi abdomen? No dejas de tocarlo. Eres un pervertido —su cuerpo, su sonrisa, sus inconfundibles ojos océano...

— Chris... —no entendía. ¿Dónde estaban? ¿Y por qué el mayor solo usaba unos pantalones de cuero, con el pecho descubierto, y una capa afelpada arriba? Además del montón de collares con... ¿Dientes? Y los tatuajes, no eran los mismos, pero estaban en la misma parte de todos modos.

— ¿Que te pasa? —chasqueó su lengua y sonrió divertido—. Ah, tú seguro-

— ¡Christopher, JeongIn! —los llamó una voz a sus espaldas; el de rizos vio sobre su hombro y él giró, más sorprendido ahora de visualizar a HyunJin de la mano de... ¿SeungMin?

— Oh, hola —saludó con simpleza Chris. Jeong seguía en su trance de no entender absolutamente nada.

— ¡JeongIn! Estás usando el chaleco que te di —por otro lado, Seung no pudo evitar acotar eso a la vez que le apuntaba. Por ende, el menor se vio a sí mismo y notó que tenía alguna clase de vestimenta de la antigüedad, consistiendo en una camiseta blanca, el dichoso chaleco marrón y unos pantalones muy parecidos a los de su pareja, además de unas botas. HyunJin venía como Chris y Min como él—. Se te ve bien.

— ¿Gracias...? —murmulló sin saber que decir.

— Déjenlo, está raro, como suele pasar —le quitó importancia. «¿Como suele pasar?»—. ¿Y MinHo y JiSung?

— Aquí —aparecieron de la nada, asustandolos a todos y haciendo reír al par. ChangBin y Felix, detrás, también comenzaron a risotearse.

— Inútiles —gruñó el castaño—. No es gracioso.

— Lo es, abuelo —Ji le sacó la lengua.

Chris iba a decir algo más pero MinHo les interrumpió.

— ¡Hey, tienen que ver esto! —de pronto estaban corriendo hacia algún lado, a lo que JeongIn solo les seguía como podía. Llegado a su destino, Lee mostró unos... ¿Fuegos artificiales? Tenían similitudes pero era una ¿versión muy antigua? En verdad todo era muy raro—. ¡Lo he creado!

— ¿Y eso es seguro? —bromeó Bang haciendo al novio del mejilludo pucherear, con una expresión de "molestia"—. Tus inventos casi me cuestan un brazo.

— Shh, este si es... —afirmó con muchísima seguridad, poniendo aquello en el suelo. JeongIn miró de reojo al castaño, que parecía incrédulo de todo esto, y después bajó la vista al agarre de sus manos; firme y seguro, sin miedo de nada... Sonrió. Se sentía bien mostrarse de tal manera—. ¡Ajá!

Encendiendo un cerillo, puso la pequeña flama en la coletilla. Seguido, se alejó e hizo el ademán a los demás para lo mismo.

— ¡Muevanse hacia atrás!

En un instante, aquello explotó fuertísimo y se propulsó al cielo, donde hizo una explosión no tan ruidosa pero sí muy brillante y colorida, causando que los ojos de todos de iluminasen entre la sorpresa y admiración.

Era algo... Increíble.

— Wow...

— Mi novio es el mejor, ¿a qué sí? —rió JiSung antes de abrazarlo y darle muchos besos. Los demás fingieron asco aunque ellos eran peores...

— Yo soy mejor —Chris miró a JeongIn y éste de vuelta—. ¿Verdad?

El chico se ruborizó antes de sonreír y asentir. — Siempre vas a ser el mejor para mí...

Con un Bang ruborizado tal cual él, ambos empezaron a acercarse para besarse, pero entonces...

¿Crees en los finales felices?

Bruscamente el otro se apartó, o fue apartado, no lo supo por sus ojos cerrados, y gracias a lo mismo tampoco previo su caída. Se quejó en lo que duramente el suelo lo recibió, y por instinto se alzó, pero lo que su mirada apreció apenas estuvo apoyado en sus palmas lo dejó paralizado.

Fuego, intensas llamas por todos lados. La vegetación verde tan hermosa ya no estaba, ni el cielo despejado o la brisa relajante. Solo había oscuridad que era iluminada de forma terrorífica por las llamaradas ondenates, comiéndose todo centímetro de bella vida natural.

Tosió, por todo el humo negro y denso, poniéndose la mano en la boca. Pero fue entonces que sintió como algo caía en ella, además de baba y... Sangre.

— ¿D-dientes? —abrió mucho sus ojos. ¿Que era esto? No le dolió ni nada, pero le resultaba tan bizarro...

— ¡JeongIn! —era la voz de Chris de nuevo, pero ahora, pareciendo sufrir. Miró a todos lados, dejando todo el asunto de sus dientes de lado por lo asustado que estaba y buscándolo, pero no viendo más que fuego, aquí y allá—. ¡JeongIn!

— ¡Channie! —se exasperó, poniéndose de pie para tratar de ir hacia las zonas donde no había tanto fuego. La atmósfera grisácea e hirviente apenas le permitía ver y respirar—. ¿¡Dónde estás!?

— ¡HyunJin! —no obstante, si llegó a encontrar a alguien más; SeungMin, igual de desesperado que él. Giró su cabeza y la escena que vio lo dejó todavía más shockeado—. ¡No!

Hyun estaba delante de ambos, a unos metros, con las flamas consumiendo su cuerpo entero. Él gritaba, sollozaba y Yang solos e perturbaba más, retrocediendo a la par que escuchaba a su lado a SeungMin gritar de pura agonía.

— ¡Vámonos! —lo jaló Bin al ver que iba a dirigirse hasta él—. ¡No puedes hacer nada!

— ¡JeongIn! —una mano le agarró. Al voltear, observó a JiSung, que entonces intentó llevárselo consigo a algún lado. Se soltó—. ¡Debemos irnos!

— ¡¿Y Chris?! —su silencio le dijo todo—. ¡No me iré sin él!

— ¡Pero JeongIn-

Lo ignoró y corrió, con todas sus fuerzas. No lo dejaría, nunca en su vida lo haría. Ahora era parte de su gran todo, la razón de muchas cosas y entre ellas, las más asquerosamente cursis y bonitas.

— ¡Chris!

— JeongIn —lo encontró, ¡lo encontró! Y sonrió, pero si expresión se le fue al ver en qué escenario estaba.

— ¡Alejense! —estaba loco por enfrentarse a esos lobos rabiosos, pero lo hizo. Sin nada, solo él y la rabia que le consumía, se puso delante de un malherido Bang que estaba sobre el suelo, con una espada rota en su derecha—. ¡Váyanse!

Extrañamente, aunque para su alivio, los agresivos animales si se fueron y él no tardó en girarse para agacharse al lado de su pareja, llorando en demasía.

— Chris... —sus heridas eran severas. Tenía que ser atendido ahora mismo—. De-debemos irnos...

— No podemos... —susurró, halándole—. No puedes... Solo vete, JeongIn.

— No te dejaré —intentó cargarlo, pero cayó—. No te dejaré...

— Moriremos los dos —acarició una de sus mejillas, sonriéndole de lado. La sonrisa más hermosa, pese a la sangre y las lacersciones—. Por favor...

— N-no puedo... —hipó, aferrándose a él, ya pudiendo sentir el calor abrasador del fuego envolverle.

Pero no le importaba.

— Te voy a encontrar... —lo empujó de su regazo, haciendo al menor reaccionar y verle—... en otra vida. Es una promesa, una promesa de fuego, mi Yang...

Mi Yin... —salió tan natural, que ni él se lo esperó. Solo bajó la vista, besando sus nudillos y después rostro. Más y más caliente, pero no lo soltó. No lo soltó nunca, a pesar del intenso ardor en su piel, gracias a las llamas que ya empezaba a ser parte de sí también.

Más, sus almas jamás se desprendieron, porque por fin habían alcanzado el punto absoluto. No necesitando palabras, no necesitando nada más que ellos en esos momentos.

« Somos uno, pero siempre seremos obligados a estar separados. Mi llama, no me importa, te encontraré de nuevo y esa vez, nada nos separará... »

Despertó.

Estaba sudado, agitado y muy acalorado. Entonces comenzó a toser porque sentía que no podía respirar, tomándose la garganta alertado. ¿Que diablos? Había sido el sueño más intenso de toda su vida.

— ¿¡JeongIn!? —«¿Papá?» mencionó en su cabeza al escucharle con eco. No estaba en su cuarto, por lo que sus nublosos ojos notaron, percatandose posteriormente que se encontraba fuera de la misma, gracias al escuchar los fuertes golpes dados a la puerta—. ¡JeongIn, abre o tumbo la puerta!

— ¿Qué le sucede? —siseó al tiempo que se rascaba la cabeza, poniéndose de pie para ir y abrirla, muy perezoso. El abrazo que recibió enseguida lo hizo casi caer, pero logró estabilizarse—. ¿Uh?

— ¡Estabas gritando! —exclamó al borde de un ataque al corazón. Los ojos del menor se abrieron mucho—. Dios... ¿Que tenías? ¿Por qué estás así? —preguntó al medio separarse—. Parece que acabas de salir de una pelea de gallos.

Yang hijo apartó sus manos de él y bufó. — No fue nada... Solo una pesadilla.

«Una muy rara, por cierto» se cuestionó.

— ¿Gritando? —arqueó una ceja, ahora que acotaba de nuevo ese dato.

— Sí... Gritabas y gritabas, por eso subí, no entendía que pasaba y me preocupé.

— Hm, estoy bien... No tienes que preocuparte demasiado.

— Está bien, JeongInnie... —posó una mano en su cabeza, para acariciar sus cabellos, a lo que el pelinegro nada más apartó la vista. Cada día se sentía más lejano a ese hombre...

— Por cierto —«Momento de debilidad, lo tengo que aprovechar»—. Voy a salir... A casa de SeungMin, para que sepas.

— ¿"Para que sepas"? —el chico asintió.

— Soy mayor, ya no te tengo que pedir permiso —indicó, contradiciendose con esa actitud infantil que ahora mostraba. El padre alzó una de sus cejas.

— Tienes dieciséis años.

— Exactamente, tengo dieciséis, ¿y sabes que significa? ¡Que está cerca de los diecisiete! Lo cual deja claro más que estoy próximo a los dieciocho... Puedo ir tomando mis libertales derechos.

— No estamos en Estados Unidos o algún otro país, jovencito —rió—. Te faltan cinco años para tener esa libertad.

— ¡Pero-!

— Pero sí, puedes salir —le sonrió, casi carcajeandose al observar la carita de su hijo. Quería salirse con la suya, pero fue más vivo—. Anda a cambiarte ya si piensas hacerlo, es tarde.

— Sé cuidarme...

— Lo sé, pero las calles son traicioneras —comentó con sabiduría y Jeong rodó sus ojos—. Como que me estoy pensando si realmente debes salir...

— ¡PAPÁ!

El mayor de los dos rió. — Solo te molesto.

— Jaja, vaya, no te vayas a lanzar a comediante con esos pelos —siguió burlándose su contrario, lo cual causó que el señor Yang reventase en risotadas.

¡Tantos recuerdos!

— ¿Te estás burlando de mi calvicie?

El adolescente se cruzó de brazos delante de él. — No lo sé, tú dime.

— ¡JeongIn, apúrate en serio, lo estoy considerando! —siguió riendo.

Asintiendo, el susodicho regresó a su cuarto con una sonrisa y su padre solo se le quedó mirando, bajando de a poco el volumen de sus carcajadas. Con una pequeña sonrisa, su expresión melancólica era complementada en tanto su mente divagaba en mil cosas.

"— ¡Papá, voy a salir!

— Eh, eh —detuvo su carrera a toda velocidad, poniéndose entre la puerta y el pequeño pelinegro; un JeongIn de apenas ocho años—. ¿A dónde tan bien peinado?

El niño abultó su labio inferior y posó molesto, por poco poniéndose a patalear.

— ¡Ya no es gracioso!

— Te la vas a tener que aguantar porque nadie te mandó a andar de gritón pidiendo ser "pelón", solo para acabar llorando luego.

Lo siguiente que sucedió, es que JeongIn hizo todo un berrinche con vociferaciones agudas y llanto incluído, a lo que su papá no sabía si quería reírse o hacerle callar de una vez por todas.

— ¡Ya, ya! —apaciguó las aguas. Dios mío, los oídos le pitaban—. De verdad, ¿a dónde ibas y con quién?

— Con unos amigos —se cruzó de brazos—. ¡Quiero jugar con la nieve, por favor!

— De acuerdo, pero no puedes salir así —se hizo con una bufanda de la perchera, unos guantes y un pequeño gorro antes de acuclillarse delante suyo—. Te vas a enfermar.

— ¡Pero voy a parecer una bola! —se quejó, sintiendo que de por sí, con lo que tenía encima, era mucho. En realidad no era el caso—. No quiero usarlo, papá. ¡Tengo que ser tan cool como mis amigos, ellos no usan!

El señor exhaló y al mismo tiempo, iba poniendo cada cosa en el cuerpo del menor.

— Hijo, ya eres... Cool —trató de repetir, provocando que In le viese con ojitos de corderito—. Eres increíble, JeongInnie. No te dejes llevar por lo que lo que los demás digan... —agregó, jalando suavemente su nariz algo final. El chiquillo rió.

— ¿Tú crees?

— No lo creo, es así —afirmó, volviendo a erguirse—. Ahora sí, ya puedes salir. Diviértete.

— ¡Lo haré! —exclamó el niño antes de abrir la puerta y egresar del cálido hogar, gritando y riendo. Yang adulto lo vio, sonriendo de lado hasta que su hijo se reunió con los otros niños y fue entonces que cerró la puerta.

Estaba bien, JeongIn era feliz... ¿No?

Una mentira cuya respuesta estaba detrás de una simple separación de madera... Si tan solo lo hubiese visto. "

— ¿Qué te pasó? —pensó en voz alta. Hasta el día de hoy, muchas cosas eran confusas para él porque, debido al miedo y desconfianza de JeongIn que no le decía nada, no entendía la actitud de su primogénito—. Quisiera saber...

El adolescente ya estaba listo, con su ropaje adecuado, la mochila con un par de cosas, y todo bien peinado y asicalado, como debe de ser.

En lo que acababa de revisar las cosas en su mochila, para asegurarse que no se le quedaba nada como en otras ocasiones, escuchó su celular timbrar y, curioso, lo tomó en seguida para saber de quien o que se trataba.

BG.

JeongIn, soy BangMind, ven ya.
7:35 P.M.


Una sonrisa se le formó. Que casualidad que estaba alistándose para eso, teniendo ya todo planeado con anticipación, pese a que seguía algo afectado por la rara pesadilla anterior.

Pero bueno, esto justamente le haría despejarse más de ello.

BG.

desesperado ya??? 😏
7:35 P.M.

Sigue soñando. ¿Vas o venir o no?
7:35 P.M.

MIRA LO RÁPIDO QUE ME RESPONDISTE JSDHSJDHDK, admítelo
7:36 P.M.

Ay olvídalo, no vengas. Adiós.
7:37 P.M.

PERO CHRISSSSSSSS
7:37 P.M.

no te molestes JAHSJSHSJSHSJSH
7:37 P.M.

sabes que te quiero mucho 🥺🥺🥺
7:37 P.M.

CHANNIEEEEEEE
7:38 P.M.

😭😭😭😭😭😭😭😭
7:39 P.M.

Eres todo un fastidio.
7:39 P.M.

Te encanta este fastidio
7:39 P.M.

Que suerte que ChangBin dejó su celular y no está al tanto como otras veces, o no hubiésemos tenido tanta suerte...
7:40 P.M.

El menor apretó sus labios entre sí, sintiéndose algo mal por ello. Muchas veces pasaba por alto ese tipo de cosas y sabía bien la importancia de las mismas. Ser descubiertos no podía ser puesto siquiera en duda, ni lo más mínimo.

Perdón, siempre lo olvido
7:41 P.M.

Deberías robar el tuyo
7:41 P.M.

Sí, lo sé, veré eso en estos días...
7:41 P.M.

Bien, por cierto, no están en casa, verdad? Ni Felix, ni ChangBin ni JiSung
7:42 P.M.

No, salieron en la tarde. JiSung dijo que volvía mañana en la mañana, y el otro par más tardar medianoche. El único que está es HyunJin, pero se ha sentido enfermo, así que se la pasa encerrado en su cuarto.
7:43 P.M.

¿Cómo sabías? Por cierto.
7:43 P.M.

Yo tooooodo lo sé, cariño;)))))
7:44 P.M.

Uy quieto.
7:45 P.M.

JSHDKDHDKSJDKD
7:45 P.M.

Bueno, ya voy, no vayas a desesperarte tanto si tardo en llegar, bebesote
7:46 P.M.

Cada día más homosexual... Apúrate ya, JeongIn, que se hace muy tarde.
7:47 P.M.

–dijo el rey de los jotos
7:48 P.M.

Ya voy, abuelo
7:48 P.M.

Ni revisó el celular luego. Sabía que Bang probablemente le estaría mentando la madre, pero de seguir respondiendole acabaría saliendo el año de la pera. Así que, poniéndose su mochila al hombro, salió muy animado hacía el lugar, despidiéndose en lo que llegaba a la puerta de su hogar de su padre.

Y el mayor sonrió, porque ese pequeño gesto le pareció un paso enorme a lo que era una relación deshecha...

Llegado a la gang, fue como siempre; lanzó dejó su abrigo en la perchera y lanzó su mochila al sofá, mismo donde se sentó para sacar su teléfono y mandar un mensaje.

BG.

ya llegueeeee.
8:34 P.M.

Creo que te equivocaste de número.
8:34 P.M.

a??????
8:34 P.M.

No, no me equivoqué
8:34 P.M.

ª
8:35 P.M.

¿Y por qué me estás enviando un mensaje en lugar de buscarme?
8

:35 P.M.

La idea era que me dijeses de una "estoy en x parte" como si fuese algo automático, pero estás pendejo, pobre
8:35 P.M.

No soy adivino, imbécil.
8:35 P.M.

AJSHSKSHSKSJ, yAAAAA, no te vayas a picar, ok?????
8:36 P.M.

Ni ti viyis i picir, ik?????
8:36 P.M.

que maduro de su parte, señor Bang. Pasas de ser un abuelo a un niño de tres años en dos segundos, nps
8:37 P.M.

Por mi te puedes quedar a dormir en la sala y yo me encierro en mi cuarto, ¿sabes?
8:37 P.M.

PERO
8:37 P.M.

Por fastidioso.
8:38 P.M.

)))))):
8:38 P.M.

Quiéreme
8:38 P.M.

Si vienes a la cocina justo ahora y me das un beso, me lo pienso...
8:39 P.M.

YA VOY
8:39 P.M.

pff, tonto.
8:39 P.M.

Dejando su celular en su morral de nuevo, casi que corrió a donde le había dicho. Frenó un poco al estar en el marco de entrada a la dichosa habitación y se asomó, observando a Chris comer algo. Automáticamente sonrió, puesto se veía sumamente lindo. Bueno, siempre, pero ahora se le hacía todavía más.

— ¿Vas a quedarte viéndome toda la noche allí o vendrás? No voy a esperarte por siempre —lo sacó de su trance con esas aparentes rudas palabras, y acto seguido corrió, ahora sí, para abalanzarsele encima y abrazarle con brazos y piernas, muy fuerte—. ¡Ah, cuidado!

El menor reventó a reírse, viéndole con burla.

— Hasta que al fin llegas —se quejó Chris.

— No tarde tanto —In besó su mejilla luego de rodar sus ojos—. Pero me alegra saber que me extrañaste.

— Uhm —ver la punta de sus orejas rojas fue suficiente confirmación para Yang, que sonrió enamorado a la par que se aferraba más a él—. ¿Y mis besitos?

— Esos deberías dármelos tú.

— Pues, es lo mismo, así que...

— No hay, no existe —el rizado le vio muy serio. Jeongin se carcajeó—. ¡Es broma! Ya. Quita esa cara.

— Es la única que tengo —dio respuesta, sintiendo los suaves labios de su novio depositar besos por toda su cutis.

— Hoy andamos graciositos, ¿eh? —le preguntó el coreano a la vez que levantaba una de sus cejas. Su pareja se risoteó—. Al menos... Me gusta verte así, feliz y riéndote como un tonto.

— Aquí el único tonto —el mayor lo acorraló, empezando a dar más besos húmedos en sus belfos, que le arrancaban el aliento a JeongIn— eres tú, así que shh...

— ¿Quién dice? —rió.

— Yo.

— Oh, cierto, y tu palabra es sagrada —se burló el chico, percibiendo como segundos luego, Christopher le besaba con más ganas. Jadeó al tiempo que sus manos jalaban de su camiseta—. Chris...

— Así es —sus labios se unieron nuevamente, en un beso igual al anterior, cosa que empezó a enervar a Yang.

— Chris... Espera —trató de pararlo, pero cada que se alejaba, el mayor lo volvía a acercar para juntarlos otra vez—. Chris...

— Tranquilo, ¿qué sucede? —tomó distancia, para escucharlo mientras agarraba sus manos y le veía fijamente—. ¿No te gusta algo? ¿Estás incómodo? ¿O...?

— Solo... Me da miedo que nos vean —confesó, pues lo sentía, en su pecho, como un pesado malpresentimiento, más el mayor negó, dándole piquitos.

— No va a ocurrir porque no hay nadie y no hay manera en que HyunJin se levante —aseguró, acunando un lado de su cara con su diestra y acariciando la suave piel ya besada con su pulgar—. ¿Bien?

Jeongin se le quedó viendo por unos segundos y al final asintió, confiando completamente en él. A fin de cuentas, ¿por qué ha de desconfiar?

Estaba siendo un tonto... Uno muy negativo. Tendría que deshacerse de esas vibras que le rodeaban y mejor centrarse en su novio, que justo ahora le estaba besando dulcemente, con cuidado, y eso ponía cálido a su corazoncito porque se daba cuenta que, pese a lo bruto que podía ser Bang a veces, cuando él no se sentía al cien de bien, buscaba reconfortarlo para que así fuese.

— Gracias... —le murmulló al separarse, colocando sus manos en su carita. Acarició sus rechonchitos mofletes y jugó un poco con sus narices, rozando las puntas muy sutilmente, provocando en los dos risas tontas, de enamorados que disfrutaban de acciones tan simples como esas. Se sentían tan bien... Chris sobretodo, a pesar de los miedos y los nervios de alguna vez ser descubiertos.

No importaba, porque con solo el cálido amor de JeongIn, podría afrontar lo que sea.

Volvieron a besarse, con el mismo cariño, pero ahora algo más de deseo. JeongIn se sentía pequeñito a pesar de ser un poco más alto. Chris siempre hacía que sus piernas temblasen un poco al ser más voraz, apasionado, y él, tan torpe, tan inexperto. A veces eso le generaba cierto miedo, pero luego recordaba que era una gran tontería, porque Chan muchas veces le había expresado su indiferencia a ello.

Dios, ¿lo ven? No paraba de pensar a cada segundo todas las cosas buenas e increíbles que era su novio. Oh, su novio, su chico, su Chris, su Channie...

Ahora ellos nada más, compartiendo todo ese amor que tenían que contener delante de los demás, y únicamente pudiendo mostrarlo en la oscuridad de su ignorancia o ausencia. Justo en ese lugar, una cocina común y corriente, eran esos corazones que latían al unísono, uno.

Siempre era así al estar juntos, incluso si solo toman sus manos...

Lastimosamente, cuando te confías demasiado, a veces te toca caer...

— BangMind...

Y HyunJin presenciando esa ilícita escena era una de esas caídas.

Enseguida, el pelinegro y el castaño se alejaron, volteando y visualizando al alto que parecía olímpicamente anonadado, parado en el marco. El aire se volvió denso, sus cuerpos estaban más que tensos. Y ninguno, de los tres allí, viéndose las caras como imbéciles, sabía qué decir.

— Tú... Ustedes... —habló Hyun, apuntándolos. Se quedó un rato más balbuceando, hasta que al final rió y, poniendo una de sus manos en su frente, negó con los ojos cerrados—. Vaya, espera, no sé cómo reaccionar.

— Jinnie... —Yang intentó hablar, pero el chico levantó sus párpados para verlo y negar más fervientemente.

— No, BangMind —lo señaló—. Eres el líder, y por ende, el responsable de todo es esto....

— Lo soy —suspiró—. Yo sé que siempre hablo de las reglas y eso, pero JeongIn y yo-

— No, no es eso lo que quiero saber —el chico le interrumpió—. Si les preocupaba que les diga a los demás, no va a ser así. No soy un soplón —los corazones de la pareja se calmaron un poco. Estaban a nada de terminar saliéndosele por la boca—. Es... Su problema, ¿saben? Además, no soy tonto, lo había notado ya —olvídenlo, otra ves estaban atemorizados al tiempo que veían al alto. ¿Eran muy obvios?—. ¿Que? Veo bastante a JeongIn, y bueno, últimamente... Noté ciertas acciones. No creo que los otros lo sospechen como yo, no lo sé, pero no creo que sea así.

— Si no es nada de eso... ¿Qué es, entonces? —indagó BangMind. Estaba exasperado. Las manos le sudaban.

— Que lo cuidarás —dijo, con tono firme y seguro—. De verdad, que no vas a permitir que nada le pase, que vas a protegerle con tu vida...

« Porque de eso, y más, estaba dispuesto yo, sin embargo... »

— No debes pedirme tal cosa —contestó el australiano, suspirando—. Yo ya lo hago... Es una de mis principales preocupaciones.

— Bien —tragó y alzó su cabeza—. Eso... Espero, porque sabes que él lo merece, eso y mil cosas más.

— Lo sé...

JeongIn, en medio de ello, no pudo evitar sonrosar. Siempre de alguna forma acababa en ese tipo de situación, no sabía como, pero ahí estaba, entre medio de los dos chicos que habían puesto su vida de cabeza en poco tiempo, pero del que solo uno de ellos aceptó estar...

— Jinnie... —lo intentó por segunda vez, pero el pelinegro levantó una de sus manos.

— ¿Eres feliz, JeongIn? —abrió mucho sus ojos. Esa pregunta le había agarrado desprevenido.

— Yo... —miró a Bang, que también le visualizaba, neutro. Suspiró y regresó sus orbes a Hwang—. Claro que sí —y contestó, agarrándole de la manito. Chris sonrió.

— Eso es lo que me interesa —a pesar del destrozo emocional que era ahora Jin, les regaló una sonrisa que demostraba lo alegre que estaba por ver esa solidez en ambos al darle respuestas. Era una sensación muy agridulce—. Solo eso, no diré nada, lo prometo, solo quiero que JeongIn sea feliz...

— Lo haré feliz, todos los días y tanto como pueda... —«No llores, no llores, no llores...» se decía una y otra vez Yang, mentalmente y con los ojos cerrados.

— De acuerdo —los vio, primero a Jeong y luego a Chris. «Debo estar feliz» pensaba «Por él...»—. Entonces, si me disculpan... —caminó velozmente al frigorífico, sacando de allí un yogurt y tomando una cuchara—... solo venía por esto. Pueden seguir en lo suyo, ¡pero respeten la cocina! Allí cocinamos, iug.

Después de eso, les sacó la lengua y simplemente se fue, dejando a la pareja en silencio antes de que comenzasen a reír.

— ¡Casi muero, casi muero! —exclamó Christopher, tomándose el pecho. JeongIn asintió.

— Yo igual... Eso fue demasiado —exhaló, despeinandose y volviéndose a peinar—. No esperaba esa reacción...

— Yo menos —cerró sus ojos—. Creo que ya no lo odio tanto.

— ¡Chris! —le golpeó un brazo, haciendo que se risotease.

— Es broma, no lo odio, nunca lo hice y nunca podría hacerlo... Solo estaba molesto con él, por todo este mismo asunto. Se nota que todavía le gustas

JeongIn volvió a ponerse rojo. — ¿Sí...?

— Es increíblemente obvio —bufó—. Pero me alegra que lo esté... ¿Digiriendo?

— No tenía de otra...

— ¿Alguna vez te lo confesó?

— Lo hizo —no se lo había dicho a nadie pues no tenía quien, pero ahora, con Chan, no había ningún secreto—. Pero lo rechace, claramente.

— Uhm, ya entiendo...

— Chris —agarró su mano—. ¿Te he dicho que eres demasiado cursi a veces, eh?

El mayor resopló, sintiendo sus mejillas arder al igual que sus orejas. Seguro estaba muy rojo.

— No sé de qué hablas.

— "Lo haré muy feliz" —reiteró sus palabras de hace poco, actuando como si estuviesen en una de esas telenovelas trágicas y románticas—. "Tanto como pueda, oh..."

— Idiota —trató de apartarlo pero no pudo. In se había enganchado a él—. ¡Deja! Si te vas a burlar, mejor me voy.

— "Es una de mis principales preocupaciones" —siguió—. "Yo quiero-"

— Chao.

— cHRISSSS.

Como una garrapata, se afianzó el doble a él en lo que el mayor rodaba sus ojos e intentaba quitarlo. No lo soportaba, era un gran tonto.

— No lo dije en serio, ¡me encantó! Fue tan tierno en realidad... —rió, besando sus mejillas—. Hey, te quiero... Solo jugaba, me gustas mucho. También quiero que seas feliz, muy feliz.

— Jum —alineó miradas—. Gay.

JeongIn volcó sus órbitas, divertido.

— Como diga, señor joto. ¿Ya dejarás de estar molesto conmigo?

— Solo si me das unos besitos.

— Tú y los besitos vale... —se le acercó, quedando a milímetros de sus labios—. Me encanta.

— Dame mil, por favor.

— A la orden.

Entre besos se fundieron, entre sus brazos se derritieron, entre risas fueron la alegría del otro y en sus corazones, llamas intensas ardieron. Era tan precioso, luego de todo, porque sin necesidad de nada carnal o pasional, ellos ya eran uno.

Tick, tock.

***

HOLAAAAA SGDNDHSKDHDKFJD.

buenas noches, ando energético. ¿cómo están? ¿ya comieron? ¿tomaron agua? ¿están sentados derechos?

espero que les haya gustado este capítulo. Es una mezcla de mucho JAHSKSJS, pero me encanta. siento que fue DEMASIADO meloso, y ah, lo amo.

por cierto, tenía planes de algo, peeeero no sé que les parezca; ¿a ustedes les gustaría ver smut/nsfw/lemon/fructifantastico o como quieran decirle, en esta historia? para dentro de unos capítulos lo tenía planeado peeeero no estaba seguro.

si no me responden me electrocuto.

eso es todo, lxs amo, gracias por leer, votar y comentar. 💗

Hasta luego.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top