✘ Capítulo XV. ✘

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En este precioso lugar...
Quedan los recuerdos de nuestro amar.
Se convertirán en una historia sin final
y con orgullo van a brillar.

No me digas adiós.
Porque tú y yo somos uno.
Dejemos las despedidas para la próxima vez.
Y no llores, hasta que nos volvamos a encontrar.

Por favor, sonríe siempre al igual que lo haces ahora.
Mucho más que mañana...
E incluso más para siempre.

...

Te amo.

Neverending Story - Stray Kids.

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— ¿Cómo está él?

JiSung dio un salto en su sitio, abriendo mucho sus cansados ojos antes de alzarlos a BangMind y relajarse.

Estaba exhausto, y la palabra se quedaba corta. Muerto del cansancio, con ganas de tirarse a su cama y dormir una semana entera o más, pero en cambio estando aquí sentado incómodamente al lado del mueble donde descansaba MinHo, el cual si tenía una plumosa almohada bajo su cabeza y caliente manta encima. Vendas le cubrían casi que todo su golpeado cuerpo, asemejándose a una momia.

De cualquier modo, no tenía más opción. A pesar de que le dolía la cabeza, los pies, la  nueva herida del hombro y la de la pierna que aún no terminaba de sanar como era debido, no podía quitarle el ojo encima. No quería, en realidad.

— Está bien... No se ha despertado, pero lo veo muy bien para todo lo que vivió... —contestó, rascándose uno de sus ojos a la par que bosteza.

— Entiendo... Y, ¿tú como estás?

Hubo un corto silencio, antes de que el rubio abriese su boca para responderle.

— Estoy bien... Agotado y algo adolorido, pero bien. Viviré.

Chan afirmó, suspirando.

Y otro silencio les envolvió, este siendo tan incomodó y tenso como no lo había sido el anterior.

— ChangBin y JeongIn... —volvió a sacar tema el mayor, con la vista en el suelo mientras rascaba una de sus mejillas, la cual estaba cubierta por una generosa cantidad de gasa adherida con cinta médica—. ¿Sabes algo de ellos?

Han negó. — Solo me he concentrado en Minnie... Pero deben estar en la habitación de ChangBin. Escuche un poco de ruido hace poco.

— Iré a ver.

Con un asentir de parte de JiSung, Bang se giró y caminó con rapidez hasta la mencionada habitación. Tocó con suavidad la puerta una vez llegado y esperó a que le abrieran, con la inexistente paciencia que había en él, misma que fue tranquilizada al oír pasos del otro lado.

HyunJin fue quien entreabrió la puerta y luego vio con ojos curiosos a Chan, el cual solo bufó, ladeando ligeramente su cabeza.

— ¿Puedo pasar?

Las palabras fueron sustituidas con acciones, cuando HyunJin abrió del todo la puerta y le dejó entrar, apartándose. Chan entonces pasó, con las manos en los bolsillos de su acogedora chaqueta.

Afuera seguía lloviendo, a cántaros, y no parecía que iba a parar hasta dentro de un muy buen rato. Por consecuente, el ambiente se mantenía frío, muy helado, del tipo que te dan ganas de meterte en tu camita y tomar algo caliente, o solo abrazarte y recibir mimos de la persona que genera miles de hermosas sensaciones en ti.

Como lo hacía JeongIn con él.

Cerró sus ojos y movió su cabeza de lado a lado. No debía... Pensar en eso. No era lo correcto.

Y hablando del rey de Roma... In fue el primero en verle, seguido de Felix. Ambos sentados a un lateral de la colcha, agotadísimos tanto física como mentalmente, debido a que cada uno acarreaba con un dilema mental distinto pese a que sus preocupaciones psicológicas eran casi las mismas. Una inseguridad firme, estable, que no daba indicios de querer abandonarlos. Y eso les aterraba mucho más.

— ¿Cómo está él? —señaló a ChangBin, tomando asiento a un lado, en la cama. El aludido se mostraba tranquila y plácidamente dormido, con una cálida frazada hasta el cuello—. ¿No ha despertado desde que vinimos?

Negaron.

— De todos modos solo ha sido una hora y media, así que es normal. Seguro va a pasar bastante para cuando despierte... —pronunció con un timbre sereno –aunque internamente muy preocupado– HyunJin, cerrando la dichosa puerta y sentándose a un lado de Bang, pero manteniendo cierta distancia.

El líder le dio la razón mediante asentimientos.

— ¿Y tú, JeongIn? —el pelinegro jadeó sorprendido, sobresaltándose ligeramente al tiempo que visualizaba en el mismo sentir de sorpresa al ojiazul—. ¿Cómo está tu pierna?

— A-ah... Eh, bien... —respondió, recordando como Chan había sido el encargado de curarle, con esas raras veces cuidadosas manos y delicado tacto—. Duele pero... Es menos que antes.

— Bien... Entonces, ¿por qué no dejamos a ChangBin descansar un poco? A solas. Estará bien y, como dijo HyunJin, va a dormir un buen rato, así que...

— ¿Sucede algo que debamos hablar? —inquirió Yang, aunque la duda era colectiva.

— Sí —se puso de pie el mayor, yendo hasta la puerta y volviéndola a abrir—. Debemos hablar de todo lo que sucedió allá. Aclarar cosas, sucesos, errores —Felix muequeó—. Es importante para el crecimiento de la gang, así que muevan ya esos traseros.

Jin e In resoplaron. Sus ganas ganas de ir y escuchar lo que seguro sería una seguidilla de sermón tras sermón eran sumamente bajas, pero era eso o desobedecer al líder, y menos antojos tenían de aquello último. Así que se levantaron, con HyunJin apurándose a cederle un brazo a Yang de apoyo, y se encaminaron para salir, a su ritmo.

Felix, por otro lado...

Él no se movió, pero ni un pelo. Digamos, pues, que su caso era algo un tanto más complicado. Bueno, honestamente, BASTANTE más complicado.

Para ser preciosos, el pobre pelirrojo solo sentía las dichosas ganas para ir hacia la ventana más próxima y lanzarse, porque cualquier cosa sería mejor que salir de allí y encarar a JiSung. Dios, no. Jamás le había tenido alguna especie de miedo a la ardilla esa, pero esta vez era algo diferente, muy serio. Y estaba seguro que el chico no le había matado porque MinHo estaba en el primer lugar de prioridades a su momento, pero, ahora que el muchacho se encontraba "estable", ¿qué le detenía?

Nada. Un puñetazo, un balazo, eran cosas que se daban en un segundo. No sabía que sería lo que recibiría, pero estaba claro que algo sería. No saldría impune nada más, por supuesto que no. No cuando tuvo la posibilidad de que el novio del sub-líder no recibiera ese casi mortífero disparo a solo unos pocos metros, y no logró dar el maldito disparo bien.

— ¿Felix? No te voy a esperar toda la vida.

— Voy...

Decaído, se levantó y salió con el resto, echándole un último vistazo a ChangBin que seguía igual. Le aliviaba el hecho de que pese de la gravedad de las heridas del manipulador, este estuviese mejor de lo esperado. Era un luchador. Muy resistente, muy valiente. Mucho más de lo que lo es él.

Llegaron a la sala donde se encontraba JiSung, en pose de indio, con el codo apoyado en su pierna sana y su mandíbula reposando su cabeza en la palma de su mano. Dormido. Incluso roncaba un poco, con la respiración pesada y una expresión que gritaba CANSANCIO, con mayúsculas y todo.

— HanShot... —la mente maestra de la pandilla comenzó a sacudir gentilmente el cuerpo del delgado chico, sin lograr nada—. JiSung —empleó más fuerza, pero tampoco, nada. Han parecía imperturbable—. ¡Han JiSung!

Y si creían que eso iba a funcionar... Pues están equivocados.

El rubio solo arrugó su ceño, balbuceando un montón de incoherencias antes de continuar roncando, más fuerte.

Bang sintió su ojo saltar en un tic nervioso.

— Ardilla estúp-

— Tengo una idea —avisó con cierta emoción HyunJin, agachándose a un lado de JiSung y acercando su boca a la oreja del mismo—. Créeme, si esto no lo despierta... Nada lo hará —sonó su garganta, inhaló muy profundo, y...—. ¡hANSHOT DEBES DESPERTAR AHORA! ¡MIRA NADA MÁS, ES NO PUEDE SER, TU MINNIE SE LEVANTÓ Y QUIERE DARTE MUCHOS BESITOS!

— mI AMOR, MI VIDA, MI MINNIE, TE AMO. NO ME DEJES TE JURO QUE TE TENGO UNA EXPLICA... —como había predicho, Han se despertó en un santiamén, levantándose de un salto y viendo a todos lados en busca del supuesto despierto MinHo. Pero, en cambio, solo se encontró con un sonriente HyunJin, un risueño JeongIn que se apoyaba de un serio Bang Chan, y un muy cohibido Felix. Volteando al sofá se dio cuenta que su pareja seguía en su estado de reposo, exactamente como lo recordaba—... Ción. Malditos, ¡ni se ha movido!

— Te dije que funcionaría —comentó Hwang a Bang, que solo asintió.

— ¿Funcionar qué?

— Nada. Necesitamos hablar —apuntó la habitación de reuniones, pero JiSung negó—. ¿No qué?

— No quiero dejarlo fuera de mi vista —respondió, sintiéndose paranoico. Pero es que después de todo este infierno vivido... ¿Cómo no?—. Aunque tampoco quiero que sea acá y que lo molesten con su habladuría. Mejor vamos al comedor. Desde ahí puedo verlo y hablar tranquilamente.

— Esta bien.

Los cinco chicos ahora se encaminaron a donde había dicho el sub-líder, acomodándose cada uno en una silla. Y esta vez, Felix tomaba el anterior papel de JeongIn, huyendo del rubio y de tener que sentarse cerca. Agradeció a cualquier ser celestial cuando logró tomar lugar lo suficientemente alejado, sin llamar demasiado la atención.

— Bien, creo que es realmente necesario hablar sobre muchas de las fallas que de ninguna manera pueden repetirse y-

— Antes de eso —interrumpió JeongIn, frente suyo. Chan lo observó con intriga—. Solo quería resaltar algo... Es que, ¿soy el único que se dio cuenta que había dos más de las que se supone que eran? Porque HitJin y tú mataron a dos cuando encontré a MinHo, que no se parecían a ninguna que mostraste en las fotos, y luego aparecieron las cinco cuando no estabas...

— Eso también —recordó JiSung, visualizando al mayor—. Te desapareciste por un buen rato. ¿Dónde estabas?

— Ah... Luchando por mi vida —interrogantes se formaron en la cara de todos a lo que BangMind suspiró—. Mataré dos pájaros de un tiro; le avisé a ChangBin y Felix por el walkie-talkie que debían causar distracciones, y luego quería ir a la sala a comprobar que estuviesen bien, pero ellas venían por mi camino así que me escondí bajo la mesa del comedor. Justamente se sentaron ahí y comenzaron a hablar de lo que harían y a quienes asesinamos —miró de soslayo a JeongIn, que solo le veía muy atento—, y me enteré que eran simples reclutas. Por eso las desconocía, no estaban ni siquiera dentro de la gang.

— Oh...

— Sí, y, cuando se fueron para revisar el perímetro, yo salí también a seguir mi camino cuando de repente una de ellas me descubrió e intentó matarme...

— ¿Eso fue el disparo? —intuyó HyunJin, haciendo memoria.

— Así es. Pero desvié la pistola y luego de eso comenzamos a pelear. Debo admitir que era muy buena, incluso una vez estuvo a punto de vencerme, pero...

— ¿Pero...?

Chan se encogió de hombros.

— Logré dar vuelta a las cosas y la maté a golpes...

— E hiciste tu gran aparición —HanShot habló en esta ocasión.

— Bueno, no estaba en lo planeado —el líder sonrió pequeño—. Pero agradézcanme, fue justo a tiempo.

— Medio gracias porque fue un poco más tarde de lo necesitado —mencionó JiSung, ganándose un revirar de ojos por parte de australiano mayor.

— En fin, ya sabiendo eso... HanShot.

— Ya sé lo que me vas a decir... —bufó, cruzándose de brazos—. No es necesario que lo repitas.

— Pues aparentemente si, porque te lo dije más de tres veces y aún así, me desobedeciste. La misión se arruinó por completo y gran parte de esa culpa es por ti.

De manera imprevista, Han golpeó con uno de sus puños la mesa, provocándole un temblor y tambaleo.

— ¡No me jodas! ¿"Gran parte"? ¡No es cierto!

Los menores se encogieron en sus sitios, con HyunJin irritado de estas constantes peleas y los otros dos ya un poco agobiados.

— Si lo es —Chan bufó—. Vamos, si tú no hubieses ido, no se hubiese generado la pelea, el ruido, el despertar de ellas...

— ¡Pero si no dejabas de regañarme! —se quejó—. Y, apagaste el comunicador. Me tenías con los malditos nervios de punta, ¿por qué no puedes ponerte un segundo en mis zapatos?

— Le pegarías el mal olor...

JiSung de inmediato vio a Hwang, casi echando fuego por las orejas

— ¡Tú cállate y tómate esto en serio! —bramó hacia él, apuntándole con su dedo de manera acusatoria. El alto solo rodó sus orbes, con una expresión de aburrimiento—. ¡Que por tu culpa también pasó lo que pasó!

— ¿¡Qué!?

— ¡Sí! —se levantó de golpe, empujando la silla hacia atrás casi produciendo que se cayese—. ¡Tú y JeongIn! ¡Tenían que haberme hecho caso! ¡Mi palabra también tiene poder!

— JiSung... —masculló Chan, con la molestia comenzando a crecer dentro de él.

— ¡Son unos inútiles, debieron oírme, hacerme caso, había tiempo!

— No, mierda, siéntate y calm-

— No, pero, oh... —y entonces, sucedió lo inevitable; JiSung posó sus enfurecidos ojos en Felix, quien sintió como se le subía el corazón a la boca. Realmente estaba rezando porque esto no sucediese, pero ahora podía comprobar que ningún dios existía pues sus plegarias no fueron concedidas—. Nada como el reverendo imbécil de Felix. Maldición, ¿sabes? Comenzabas a caerme bien, pero ahora veo que eres exactamente la misma basura inútil que JeongIn. Tanto que te quejabas de él...

— ¡Basta! —mientras JeongIn bajaba la vista, dolido por esas palabras, Chan se puso de pie y le agarró de la muñeca a JiSung. Pero de un brusco jalón él se liberó—. Es suficiente. Eso ya lo hablamos, no vamos a volver sobre lo mismo...

— No, tú no sabes... Felix la cagó en tu ausencia —explicó Han, mirando al susodicho en su silla, con la cabeza agachada y las manos hechas puños—. Tenía que hacer solo un maldito disparo a una distancia ridículamente corta para que así soltasen a mi Minnie, ¡pero el muy idiota falló! ¡Y MinHo recibió una bala en el abdomen que pudo haber acabado con su vida!

Bang se quedó sin palabras un rato, viendo a JiSung, luego a Felix, y de vuelta a Han.

— Son errores...

— ¡Errores que casi cuestan una vida! ¡Así que no solo me regañes a mi, que todo el peso de la culpa no la puedo tener únicamente yo!

El líder inhaló muy profundo y seguidamente exhaló, con sus ojos cerrados mientras que se masajeaba la frente.

— LixBoom, ¿qué sucedió ahí?

— Estoy dispuesto a recibir el castigo que me impongan —habló el chico, evadiendo la pregunta—. No importa qué... Lo merezco. Fue mi equivocación, lo sé y lo admito.

— Ya lo oíste —Chan vio al rubio.

Y éste se carcajeó. Una risa amarga, sin chiste, a la par que negaba con la cabeza.

— Diablos, ya ni siquiera me interesa... Estoy cansado de toda esta basura. No puedo más.

Las caras de todos no tardaron en volverse confusas, buscando el mensaje entre líneas. Pero JiSung se adelantó a aclarárselos antes.

— Dejaré la gang.

Decir que quedaron atónitos era tan poco a comparación del verdaderamente olímpico asombro que les colmó. Cuatro bocas abiertas y ocho pares de ojos casi saliéndose de sus órbitas era mejor representación, una imagen que hablaba por sí sola.

Solo... Nadie se lo esperaba.

Mucho menos BangMind.

— No... Tú no...

— No puedes negármelo —le detuvo el pistolero, con una mano levantada y sus miradas conectadas—. Hay suficientes razones como para que no puedas hacerlo.

— No las hay —objetó en contra. Su pulso yendo demasiado rápido.

— Si las hay, lo sabes —casi susurró—. Y no sé si quieras que las revele aquí, frente a todos.

El mayor calló, petrificado.

— No puedo seguir en esto. No por mi porque, al carajo conmigo, sino por él, por MinHo —barrió su vista por todos los presentes, dejando salir el aire con fuerza—. No puedo continuar arriesgándolo así. ¿Y si la próxima vez le hacen mayor daño? ¿O no sobrevive? Con la simple idea de que vuelva a pasar un calvario así... No, dios, no. No puedo, no puedo...

JiSung se sentó, se tomó la cabeza, con sus párpados apretados, y luchó por contener todas las lágrimas que deseaban salir de su cuerpo al recordar todo el infierno que atravesó su novio, las heridas, la sangre. Al mismo tiempo, el resto mantenía ese incómodo silencio.

Ninguno tenía un trato especialmente cariñoso o amigable con Lee, pero eso no impedía que todos se pusiesen en su posición y sintiesen ese mismo miedo que JiSung ya que, las posibilidades de que MinHo fuera el blanco de otra gang que quisiese declararles la guerra una vez más eran altísimas, y aunque de cierta forma pudiesen garantizar su seguridad, no siempre podrían hacerlo.

Pero, ¿era lo mejor que Han se fuese? Sabiendo que así MinHo no correría riesgo, parecía comprensible. Para todos, menos para Chan puesto que si se iba más allá que el beneficio que era para la gang, el rubio representaba alguien muy importante en la vida del líder. Sí, podían pelear y discutir mil y un veces, pero el lazo fuerte y, a los ojos del castaño, indestructible que tenían entre ellos era siempre más. Y, que ahora planease dejarlo solo en ese camino que alguna vez decidieron juntos tomar... Era difícil de procesar.

Unos ruidos lastimeros se escucharon desde la sala, deshaciendo el tenso silencio y sacando a todos de sus propios pensamientos. MinHo despertaba, quejándose bajito pero quedado, ocasionando que el corazón de JiSung se acelerase y, como un rayo, fuese corriendo a donde su novio.

— ¡Minnie!— Siendo más cuidadoso que la vez pasada y dejando la emoción un poco de lado, Han abrazó a Minho por el cuello, sonriente— ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? Dios, estaba muy preocupado por ti, por las heridas, el disparo y... Y lo siento. Te amo tanto, Minnie, tantísimo, nunca quise que esto pasar, déjame que te expli-

Más, sus palabras se le atoraron en la tráquea en el precioso momento en que la emotiva unión fue cortada, de manera sorpresiva y por la persona que menos se pensase; MinHo. MinHo, y esas pequeñas y adorables manitos, ahora maltratadas por pequeñas heridas, infringieron tal fuerza en el pecho de JiSung que, rápidamente, hicieron al rubio caer directo al suelo y de trasero.

Un punzante dolor se presentó en ambos chicos; el perteneciente a la gang percibió como la sensación punzante viajaba por toda su espina dorsal, extendiéndose hasta la herida de su pierna, mientras que el que fue protagonista y vivió en carne propia una de las peores y más brutales torturas por parte de féminas sintió el dolor iniciar en la yema de sus dedos, hasta llegar a su pecho, donde el aire era contenido y sus oscuros ojos dejaban brotar ácidas lágrimas, mirando a ese chico que una vez juró a las estrellas amar por siempre pero, ahora, solo deseaba y rogaba a lo que sea para que se alejase de él.

— No... N-no me toques.. N-No te ac-cerques.

La respiración le falló a Han.

— M-Minnie... —jadeó, y a pesar del dolor corporal que comenzaba a pincharle en todas partes, se paró y acercó unos cortos. MinHo de inmediato reaccionó, gateando, con dolor, hacia atrás. El pecho le temblaba y sus pulmones quemaban.

— ¡Te dije que no te acercarás! —gritó con la poca energía habida en su cuerpo, cerrando sus ojos y sintiendo su rostro humedecerse más. El cuerpo estaba a punto de desbaratársele entre tantos temblores y estremecimientos, que le sacudían entero—. ¡Eres un asesino! ¡Un mentiroso! ¿Cómo pudiste? ¿¡Cómo pudiste mentirme y con tan terrible cosa!?

JiSung frunció sus labios, en una mueca adolorida y llorosa antes de frotarse la cara, intentando retener cualquier lágrima.

— Be-bebé, soy tu ardillita, ¿n-no? Fui a salvarte... Y-yo no... No es lo que... —dio unos pasos más, queriendo volver a estar entre los brazos de la ternura que solía ser su novio. Quería oír su risa y verlo sonreír de nuevo, quería besarlo, sentirlo. Quería que estuviesen bien.

Pero el destino era cruel...

— ¡Cállate! ¡No te creo nada! ¡Las mataste y sin dudar!

— ¡Lo hice para salvarte! —se defendió el de melena clara, con todo el cuerpo sacudiéndosele al observar la mirada aterrada de su niño. Estaba tan asustado, tan roto. Ambos se sentían así—. ¡E-ellas te encerraron y torturaron! ¡Te dañaron! ¡Y no podía quedarse así nada mas! Merecían eso, merecían eso y mucho más...

MinHo frunció mucho más sus ceño, con sus cristalizados ojos de nuevo abiertos, sus cejas arqueadas hacia arriba y los labios torcidos en una mueca.

Tan cruel...

¿Quién era él? No lo conocía, para nada. ¿Dónde había quedado su JiSung? ¿Su dulce pequeño que, a pesar de su carácter fuerte o dominante a veces, era una bolita de dulzura e inocencia?

Jamás existió.

No, jamás lo hizo.

Mentiroso.

Sí, un perfecto mentiroso...

— No... Eres... Eres peligroso —apoyándose de uno de posabrazos del sofá y el respaldar del mismo, MinHo reunió toda su fuerza de voluntad antes de impulsarse y levantarse. Un mareo que le hizo dar varias vueltas a su cabeza le ocasionó un tambalear y por poco tropezar y caer, de no ser porque se aferró a una pared cercana, soltando un quejido—. No-o más...

No solo la cabeza le dolía a horrores, sino también diversas zonas de su anatomía, especialmente, el abdomen. Fue entonces cuando recordó ese disparo que le había  casi arrancado la vida de las manos, en un simple chasqueo de dedos, y su cuerpo retembló, con las lágrimas agolpándose en sus ojitos.

Es lo correcto.

— N-no más, JiSung. Solo...

Lo observó romper en llanto de nuevo, lo escuchó destrozarse pedacito a pedacito frente a él, lo sintió destruirse, desplomarse, colapsar...

Es lo correcto...

Él, MinHo, y...

— Terminamos.

... su relación.

Todo se le vino cuesta abajo a JiSung, que no daba crédito a lo que su sistema auditivo procesaba en su cerebro. Sus pupilas se dilataron y su rostro se deformó, producto del cúmulo de incontables de sentimientos que ni un nombre podía darles.

Su mente era un caos, desconectada de sí totalmente y generándole la sensación de que el suelo desaparecía bajo sus pies y cayese entonces, por un vacío infinito donde nadie tomaba su mano.

Tres años. Tres años de relación. Tres años de risas, de sonrisas. Tres años de discusiones amargas y reconciliaciones preciosas. Tres años de dulces besos y abrazos acogedores, donde JiSung se sentía como en su hogar. MinHo era eso, su pequeño, cálido y reconfortante hogar, que le hacía estar, mantenerse.

Y ahora sin él...

¿Dónde quedaría?

— No... Por favor...

Lee lo ignoró, con sus brazos entorno a sí mismo y caminando en busca de la salida de esa guarida, torpe.

— Minnie, no, no...

Sus pies avanzaron al menos un metro y poco más cuando sintió sus piernas flaquear y sus tobillos doblarse. Cayó, contundente, de rodillas y manos al suelo. Todo su cuerpo vibró de manera dolorosa gracias al impacto.

— MinHo...

Sus orbes, que ahora sí le permitían a la salina sustancia ser libre y formar cascadas abundantes por sus mofletes, se alinearon con los de quién alguna vez le generó la mayor felicidad del mundo, rogándole, implorándole con la simple mirada que se quedara.

Que no lo abandonase.

Pero...

— Adiós, JiSung.

La imagen de MinHo dejando la guarida, tan destruido como él, fue la gota que rebasó el vaso.

En lo que la puerta cerró, matando toda esperanza y su relación con ello, él pegó su frente al suelo al igual que sus manos. Las lágrimas solo bañaron más su rostro, formando charcos que cada vez se volvían más grandes. Y sus manos, antes palmas simplemente puestas, se empuñaron de a poco para dar inicio a una serie de golpes al suelo que parecían titubeantes, al principio, y se volvieron fuertes y constantes al final.

Los nudillos le ardieron, le dolieron. Heridas comenzaron abrirse, pero a él no parecía importarle. Nada le importaba, en realidad, ni siquiera sentir la presencia de los chicos detrás, viéndole con pena pues habían llegado a presenciar todo lo sucedido.

MinHo.

Él siempre fue la razón de todo.

E imaginárselo yéndose era algo jamás se había planteado. No, nunca se lo imaginó, así como tampoco llegó a imaginar que una simple puerta llegase a significar tanto o esas diez letras, que no dejaban de repetirse sin parar en su cabeza, lo hiciesen.

Verlo yéndose jamás resultó tan doloroso. Un adiós tampoco. Lee se fue, llevándose a JiSung, a su alma, a su corazón con él, dejando a Han como un estúpido cuenco vacío porque MinHo se llevó todo de JiSung, pero JiSung no se había quedado con nada de MinHo.

Se fue, se largó y ya. Sin mirar atrás, sin dejar nada, Aunque, eso sí, puede que se le haya escapado la historia que habían creado, misma que se quedaría con ellos por siempre.

Los recuerdos, las experiencias, los momentos vividos; los "Te amo" y las tontas peleas de cosquillas donde "luchaban" por el "Yo más"; el sentir de sus suaves caricias, con esos deditos tan cálidos, tan tersos como el terciopelo; esos besos azucarados dados por esos labios de pecesito de los que se burlaba en demasía, a pesar de que le encantaba besarlos, tocarlos o solo admirarlos; cuando en silencio sus miradas se encontraban y sus dedos, cómplices, se entrelazaban, produciéndoles una boba sonrisa a ambos, en sus rostros sonrosados.

Mil y un cosas más, JiSung solo lo veía como una, ahora, triste película con final infeliz. Y a pesar de ello, él decidió resguardar cada uno de ellos en el hermoso cofre dorado que había muy en el fondo de su frívolo corazón, protegiéndolo con un candado inquebrantable.

Desde el primer vistazo, en un día soleado, sus tímidas sonrisas saludándose...

Y con solo una mirada...

Los dos lo supieron.

Eran uno.

Pero en este instante... No eran más que dos corazones quebrantados, despedazados, cada uno yendo en una dirección totalmente distinta.

No hay marcha atrás.

***

¡Hola! Ayer iba a actualizar temprano pero se fue el internet en casa de mi papá... Y los datos estaban de la cagada, porque allá no había señal. Aaaagh.

Perdón por actualizar hoy... Trataré de que no se repita. En serio, lo siento bastante, la semana que viene recompensaré.

Pero en fin... ¿Cómo están? ¿Ven que no mate a nadie? DEJEN EL TRAUMA NO SOY TAN MALO, NADIE VA A MORIR.

Por ahora ¿ AHRE NO JAHSJSHSSJ.

En fin, este capítulo no me gustó mucho. Solo me gustó el final, pero de resto... No creo que sea bueno. Sin embargo, espero que al menos sea aceptable para ustedes. A partir de ahora mUCHAS COSAS SE VIENEN AAAAA.

¿Que piensan de la decisión de MinHo? ¿Ustedes hubiesen hecho lo mismo estando en su lugar? ¿O que hubiesen hecho? No respondan a la ligera, tengan en cuenta todo lo que vivió y vió. La decepción, las mentiras y el extremo dolor... Justifique su respuesta JSHSJSH.

No pero en serio. Yo de estar en el lugar de MinHo, seguro hasta peor hubiese reaccionado, sobretodo, por ver la realidad de mi pareja, que me ha mentido por tanto tiempo. Es contundente todo, ver cómo mata a otra persona y... Bueno;;

En fin, ya me voy. ¡Cuidense mucho! Lxs amo. Gracias por leer y no olviden votar. Cada voto es una palmadita o abrazo de reconforte para JiSung. ❤️

¡Nos leemos el próximo lunes!

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