✘ Capítulo XIII. ✘
⚠️ ADVERTENCIA⚠️
Capítulo largo y con contenido violento algo explícito. Estás bajo tu propio riesgo ¿
ACLARATORIA: En cierto punto, hay unos diálogos que están en cursiva. Son diálogos normales, no pensamientos o recuerdos, diálogos COMUNES, pero quería hacerlos diferenciar porque relato, a la vez, diálogos de la BangGang y para evitar posibles confusiones, les puse así; los diálogos en cursivas son de la gang femenina. Lo aclaro ahora por si se confunden, pero yah, eso. De no entender igual comenten y lo aclaro. uu
▲•▼•▲『✘』▲•▼•▲
Vida...
Tan corta y tan larga a la vez.
Tan buena y tan mala.
Tan hermosa y tan horrible.
La vida es para amar,
es para soñar,
es para luchar,
es para ser encontrar el significado de felicidad.
La vida es dura, sí, es difícil.
Pero no haz de rendir, jamás.
Batalla contra el duro viento, ve contra la corriente.
Incluso si te caes, levántate una vez más.
Incluso si te enfrentas al fracaso, no te des por vencido, nunca más.
Ve a donde quieras ir.
...
No, no puedo.
▲•▼•▲『✘』▲•▼•▲
Frío.
Eso era lo que JeongIn sentía, con cada vello de su cuerpo erizado y sus brazos envolviéndose a sí mismo, buscando calidez en una noche tan helada y penumbral como esa.
Lluvia torrencial caía sobre su cuerpo, empapándolo de pies a cabeza, pero eso no impidió que se quitase de ahí y buscase techo, no cuando no era capaz de sentirla. Él solo percibía ese...
Miedo.
Si, dios, estaba tan asustado.
«¿Por qué me metí en esto?» se preguntaba constantemente, en un tormento sin fin «¿Por qué pensé que sería divertido?»
Justo ahora, era de todo, menos divertido.
No. Nada de diversión, nada de adrenalina y risas derivadas de este último. En él y en el resto, realmente, había puro...
Dolor.
Punzante, fibroso, agonizante.
Quería correr, muy, muy lejos, y olvidarse de absolutamente todo. Pero no podía y lo sabía, a la maldita perfección. Las consecuencias estaban claras, ahora era el turno de experimentarlas, invitado en primera fila.
Siete. Siete chicos. Dos cuerpos inertes, dos chicos llorando y gritando, rogando, suplicando a lo que sea. Tres paralizados, sin saber que podían hacer debido al shock del momento. Dos corazones deshechos, tres más a punto de acabar igual.
— ¡Minnie! —vociferó JiSung, besándole constantemente, ahogado en un mar de saladas lágrimas—. ¡Minnie! ¡No, mierda! ¡Despierta, despierta!
— No, por favor... —otro tomó la mano del chico que tenía en su regazo, acunándole en su pecho mientras temblaba y sollozaba—. No nos hagas esto, no me lo hagas a mi...
¿Qué como acabaron así?
Bueno, todo comienza...
Doce en punto de la noche y el motor del carro se apagó.
Todas las puertas del mismo se abrieron y seis individuos no tardaron en salir, viendo a su alrededor con precaución. Era una zona muy alejada de la ciudad y, de todo, en realidad. El silencio resultaba abrumante y hasta preocupante, pues seguro les haría su tarea de sigilo más difícil.
— Bien. PlayerBin, LixBoom...
El dúo solo afirmó, caminando velozmente hasta HanShot quien recargaba un rifle. Apuntó con este sin un objetivo alguno fijado y después le hizo un movimiento de cabeza al líder, que no tardó en ser devuelto.
— ¿Tienen el walkie-talkie?
Seo lo mostró, con una sonrisa ladina en su rostro.
— Muy bien. Entonces... Ya saben. Si los llamamos, vienen enseguida, de otro modo...
— Nos mantenemos alejados. Entendido. No te preocupes.
— Sí, y, Han...
— No voy a interferir. Puedes estar tranquilo.
BangMind suspiró y asintió antes de que el trío se fuese, no sin antes desearles suerte. Fue ahí que el mayor les hizo señas a los dos restantes para que lo siguiesen, y sus discípulos no tardaron en obedecer.
Caminaron con cuidado, aprovechando ese tiempo para colocarse sus bandanas, listos justo cuando Chan se acuclilló e indicó una casa; dos pisos, pequeña, pero con muchísimo espacio abierto a su alrededor.
JeongIn y HyunJin se pusieron en la misma posición que Bang, siguiendo sus pasos hasta estar frente a la guarida enemiga. Ahí, compartieron una mirada antes de tomar cada uno un camino distinto, tal cual habían ensayado la noche pasada, cuando BangMind por fin decidió hacer acto de presencia nada más para regañarlos por estar perdiendo el tiempo en tonterías.
Y JeongIn no se sentía muy cómodo con esa idea, pero bueno, no quería negarse a nada y menos a su líder, que tal cual como había descrito JiSung, traía un humor terrible.
Yang creyó saber por qué, pero se abstuvo de ocupar demasiado su mente con pensamientos ilusos y mejor se concentraba en su labor.
Caminaron alrededor de la estructura, cada uno en zonas diferentes; HackerIn a la derecha, HitJin a la izquierda y BangMind atrás, todos buscando zonas por donde pudiesen escabullirse y meterse, sin ser muy obvios, o revisar si había alguien en vigilia que les complicase la misión. Y pasados unos minutos, seguía el paso dos del plan; se reunieron al frente, tras unos arbustos y árboles.
— Bueno, díganme.
— Todo esta muy descuidado —inició HyunJin, en bajísimos susurros—. Incluso abrí una de las ventanas y lo logré muy fácil, como si nada. Estoy seguro que la puerta ni seguro tiene...
— Lo sé, porque se supone que nadie viene aquí más que ellas, así que... Deben estar muy confiadas —esta vez habló Bang, casi con rabia.
No le gustaba ser minimizados.
— Pero no entraremos por la puerta principal —JeongIn vio a ambos mayores, con una de sus cejas alzadas—, ¿o sí?
— Por supuesto que no. A pesar de no ver a nadie, no podemos ser igual de confianzudas que ellas.
Ambos pelinegros asintieron.
— Amh... No sé si sirva, pero yo encontré un hueco que se conecta a un túnel por debajo de la casa —comentó en esta ocasión Yang—. No sé a dónde nos dirija, pero... Creo que sería una buena forma de entrar.
— Se podría intentar —apoyó Hwang, sonriente y convencido.
— Pero alguien debería entrar primero —discrepó el mayor, siendo, como siempre, más cuidadoso.
— Yo puedo.
HyunJin y Chan vieron sorprendidos a JeongIn, debido a su valentía sin titubeos.
— ¿Seguro, pequeño bro?
Y el chico, a pesar del miedo que sentía por el posible peligro que viviría, sacudió su cabeza en un seguro «Sí».
— BangMind...
— Esta bien.
JeongIn sonrió, a pesar de que no se vería, y asintió antes de guiarlos a donde se encontraba la no tan secreta entrada subterránea. Estaba feliz y se sentía confiado, pues Chan confiaba en él y... Eso era lo único que le importaba ahora.
Una vez llegado, les echó una mirada al otro par antes de ingresar, a gatas, ya que era un túnel estrecho, resultando un poco difícil moverse con velocidad. Pero al final logró llegar hasta donde había un hoyo, con lo que parecía un trozo de cartón malpuesto cubriéndolo, el cual movió lo más silencioso posible y procedió a asomarse, viendo en todas direcciones.
Una habitación, oscura, sin nada más que una silla en medio. El piso estaba lleno de manchas de sangre tanto muy viejas como recientes y la puerta estaba abierta, dejando entrar un poco de luz, pero más allá de eso... Nada.
Ni las pertenecientes a la gang que habitaban esa guarida, ni, por desgracia, MinHo.
Suspiró antes de regresar con sus acompañantes.
— Se llega a un cuarto vacío. Creo que es desde donde grabaron los vídeos —explicó apenas estuvo de vuelta con su grupo, viendo a uno y luego al otro.
— ¿Había alguien?
Negó.
— Yo digo que es seguro entrar.
— Muy bien. Entonces, pasa de nuevo y nosotros te seguimos.
JeongIn no tardó en acordar y, volteándose, entró igual que la primera vez. Más, un bajo chillido se le escapó al sentir un duro palmazo en su trasero y para cuando volteó, observó como HyunJin hacia una expresión angelical y Chan le veía como si estuviese a punto de asesinarlo.
Ruborizado, decidió ignorar aquello y solo continuó con su camino tal cual antes. Podía escuchar al dúo quejarse detrás, discutiendo por sabrá dios qué mientras transitaban todo ese camino el cual, esta vez, se le hizo más eterno. Incluso agradeció en sus interiores al llegar.
— Aquí es... —quitando lo que hacía de cubrimiento al orificio por donde ingresaban, se impulsó y logró salir. Chan fue el siguiente y, por último, HyunJin.
La interferencia del walkie-talkie se oyó.
— ¿Chan? —era JiSung, con un timbre alerta pero preocupado. Todo esta situación lo tenía al borde de mil sensaciones, y ninguna buena—. ¿Ya entraron? No los veo afuera, cambio.
El de rizos tomó con firmeza el aparato, acercándolo a su boca mientras se dedicaba a ver a su alrededor, con suma atención.
— Si, estamos dentro. HackerIn encontró una entrada por debajo de la casa y logramos pasar. Aparentemente, no hay nadie, pero te iré avisando si algo sucede. Cambio y fuera.
Cortando la comunicación, volvió a guardar el walkie-talkie en uno de los bolsillos de su pantalón y procedió a hacerle indicaciones a sus discípulos para continuar avanzando.
HitJin fue quien abrió la puerta, con muchísimo cuidado de no hacer ruido, y salió. Detrás suya y muy cerquita le siguieron el menor y el mayor de la gang. Fue ahí que una segunda división tenía cabida como parte de su plan; Chan a la cocina, HyunJin al pasillo oscuro y tenebroso con varias puertas y JeongIn al otro pasillo mucho más oscuro y tenebroso, largo y que daba a una destino completamente desconocido.
Porque, claro, él tenía que ser la carroña.
Pero antes de que todos tomasen caminos distintos...
— JeongIn —la voz del chico que tan mal le tenía le hizo voltear de inmediato, en su dirección. Y apenas sus miradas se encontraron, un escalofrío le recorrió de pies a cabeza—. Dame tu daga.
Yang frunció su ceño.
— ¿Qué?
— Tu daga —exigió, con la mano estirada—. Dámela.
Extrañado pero negándose a repicar, JeongIn obedeció, tendiéndole su única forma de defensa.
— Ya...
— Pon tu mano —de nuevo hizo caso, colocándola tal cual el castaño había hecho antes. Y sus ojos se abrieron muchísimo al ver como otra daga, más grande y filosa, era puesta en su palma. Por las iniciales en la empuñadura, sabía que era del mayor, entonces, ¿por qué se la estaba dando con tanta naturalidad?—. Bien. Ya sabes como usarla. Directo al cuello, como LixBoom te dijo ayer, ¿okay?
— Bueno... —vio aquello y después a Bang, con una expresión todavía confusa—. ¿Por qué?
— ¿Hm?
— ¿Por qué me la das? Es tuya y se nota que es especial y-
— No preguntes —calló el ojiazul, y a pesar de no poder verlo, por la bandana de igual color que sus ojos, pudo notar como sonreía bajo ella—. Solo confía en mí.
Y antes de que Yang pudiese continuar inquiriendo un montón de cosas más, o incluso reclamando, Chan se fue.
El azabache entonces mordió su labio y volvió a contemplar el arma blanca; "C.B" estaba grabado en una parte, con una pequeña imagen de lo que parecía un lobo. Y, más abajo, a un lado, otro par de letras. Pero se veían demasiado difusas como para poder identificarlas, por mucha concentración que le pusiese, y, de paso, no tenía tiempo para eso. Se conformó con identificar al osito a un lado antes de guardar aquello en uno de sus bolsillos traseros y regresar su mente al ahora. Sí, por mucho que no lo quisiese, debía continuar con su deber y caminar por ese pasillo sacado de una clásica película de terror.
Y eso hizo.
Sus ojos no dejaban de visualizar de aquí para allá, temiendo despistarse y que Freddy Krueger o Jason Voorhees le saliesen para matarlo y picarlo en trocitos luego. Okay, tal vez si estaba exagerando un poco, pero eso pasa cuando ves muchas películas de terror.
Hasta la silla con ropa amontonada en la esquina de tu cuarto puede ser el diablo personificado.
Siguió lo que le quedaba de camino hasta acabar con el y suspirar, aliviado de haber sobrevivido a esa tortura psicológica. Y una vez dio con lo que era completamente un misterio para ellos, se halló justamente con la sala. Palmeó su cara ante lo estúpido que fue, es decir, ¡era obvio que sería la sala! ¿Qué más?
Incluso la había visto de afuera, pues recordaba ese mueble verde limón sucio y desgastado, la vieja TV, la alfombra con parches, la estantería repleta de libros y...
— Espera... —en definitiva, no recordaba haber visto con silla con alguien en ella... Quizás, porque estaba en la parte más oscura de ahí, y hasta en su posición costaba visualizarlo.
Dudó entre acercarse por su cuenta o ir por Bang, porque no tenía un buen augurio de todo esto, pero, ¿y si se trataba de MinHo? ¿Y si no tenía más tiempo y debían actuar rápido? No podía ni quería perder tiempo. Tal vez sería la única oportunidad perfecta que tendrían y nunca se sabe que pueda pasar después...
Caminó. Mierda. Algo le decía que se iba a arrepentir, pero lo ignoró. Caminó y ya, hasta que estuvo frente a la figura oscura puesta en aquella, por lo visto, incomoda silla, y pudo confirmarlo.
— MinHo.
Atado exactamente como en los vídeos, de manos y pies, con una mordaza en su boca. Muchas zonas de su rostro estaban severamente golpeadas, llenas de sangre seca. Ropa rasgada y sucia, cabeza caída hacia adelante, delatando que se encontraba durmiendo.
JeongIn no sabía si chillar de la emoción por su encuentro o preocuparse mucho más, porque el pobre parecía ni poder respirar como era debido.
Actuando veloz, le quitó la mordaza de la boca, notando como MinHo empezaba a despertar.
— ¿Qué...? —vio a Yang, y debido a que no lo reconocía –sumado a su nula confianza que tenía hacia quien sea por el infierno que le habían hecho pasar–, se asustó y comenzó a hiperventilar—. No... No, No. Déjame, por favor... ¡N... Mgh!
— ¡Shhh! —le cubrió la boca, intentando no ser muy brusco al tiempo que lo miraba directo. Mierda, eso había sido demasiado ruido...—. Tranquilo, ¿si? Sé quién eres, conozco a HanS-- JiSung —tragó—. Y... Eh... Vinimos a salvarte.
Lee no pareció creerlo, por lo cual empezó a sacudirse en la silla, causando más ruidos.
Y a JeongIn estaba que le daba algo.
— Basta... ¡Basta! —gritó en susurro, al borde del desespero—. ¡Solo quiero rescatarte! Por favor... Para, no... MinHo...
Una puerta se abrió, pasos le siguieron.
— ¿Otra vez él?
— Sí... Lo golpearé hasta que quede inconsciente de nuevo.
— Te acompaño... P-por si acaso.
JeongIn sintió que se le detenía el corazón, ¡y MinHo no dejaba de zarandearse! Maldita sea, ¡sabía que tenía que llamar a Chan! ¿Por qué no lo hizo? Dios, dios. De verdad que era un idiota, un gran idiota, y, además, jodido hombre muerto, porque sabía que el novio del sub-líder no soportaría una más, y de saber que estuvo ahí y fue el responsable de todo...
Ya podía sentir el dolor en cada centímetro de su cuerpo. El frío ataúd. La tierra sobre sí...
Corrió tras el sofá, lo más sigiloso que pudo. Ni siquiera pensó en volver a colocar la mordaza como era. Que le den a la maldita mordaza. Era momento de pensar cómo salvar el trasero de MinHo que equivalía como el suyo, pues ese chico lo era todo en esta misión. Las pisadas se hicieron tan cercanas que pudo intuir, ellas estaban ahí. Retuvo mucho la respiración. Su corazón martillando en sus oídos y en su pecho, sobre todo en este último. Su mano envolviéndose alrededor de la daga, cada vez más firme.
— ¿Qué sucede ahora contigo, inútil? —escuchó unas risas a la par que se asomaba, rezándole a cualquier Dios porque ellas estuviesen dándole la espalda. Contuvo un suspiro de extremo alivio al notar que, efectivamente, era así—. ¿Quieres que te termine de moler la cara con mi puño? Porque, con gusto, lo hago...
— Espera —contuvo la otra. Eran dos chicas, no tan altas ni tan robustas. De hecho, a simple vista parecían muy inocentes con sus caras tan tiernas y pijamas infantiles. Pero lo que preocupaba en realidad a JeongIn es que no las había visto en la información dada por BangMind. ¿Quién mierda eran?—. Tengo una mejor idea. Quédate aquí...
Volteando un poco pero no lo suficiente para ver a Yang, la fémina egreso de ahí. Su compañera le dedicó una mirada confundida antes de verla desaparecer por el marco y regresar sus ojos al herido castaño, que sollozaba y temblaba, temiendo por lo que le harían.
— Eres mi pase para esta gang... —JeongIn creyó que como la otra estaba lejos, era su chance ideal para acabar de una con esta, por lo que salió de donde se ocultaba para comenzar a ir tras ella, cuidando cada uno de sus pasos, con la daga fuertemente tomada por su zurda y sin un solo parpadeo. No quería perderse de nada, no quería distraerse o cagarla. No estaba simplemente permitido para él—. ¿Crees que en serio te van a salvar, marica? —más risas de su parte, al tiempo que le veía con superioridad—. Pues sí que eres estúpido...
«Vamos, JeongIn, tú puedes...» Se apoyaba a sí mismo, viéndola ahí, tan cerca, tan a su alcance, tan presa fácil, pero... Sus manos, piernas y cuerpo, en general, no le respondían, y comenzaba a frustrarse. «Tú puedes, tú puedes, ¿por qué no...?»
Sin notarlo, ya estaba como una gelatina en medio de un fuerte temblor; su visión cada vez se desenfocaba más y más; una fina pero fría capa de sudor empapaba sus manos y rostro mientras su mente le ponía un centenar de dudas delante, como advertencias de peligro, de algo inminente, algo que... No podía hacer.
No podía.
No podía, por mucho que lo estuvo practicando con HyunJin y Felix. No podía y lo sabía.
— Ash, ¿qué es lo que-?
— ¡Honey, cui-!
Todo fue como en cámara lenta para los ojitos de JeongIn. En el momento que la pelinegra giraba sobre sus talones, escuchando la alarmante voz de su amiga, esta era tomada por la nuca para proceder a recibir cortes profundos en el lateral de su cuello, dejando cortadas largas y penetrantes no una, sino dos, tres... Cuatro veces en puntos cercanos pero no exactos del mismo.
La salida rápida y abundante de la sangre no se hizo esperar, cayendo como cascada al suelo, provocado así por la gravedad de sus heridas. Era un desastre, un derrame tanto interno como externo que acabó rápidamente con la vida de Heo SolJi.
Ahn HeeYeon se heló y sus irises, tan chiquitos como una hormiga, viajaron a JeongIn, en lo que parecía una búsqueda de alguna respuesta. Sin embargo y para su desgracia, aquello fue lo último que sus ojos pudieron captar antes de acabar igual que su compañera ya fallecida. Gimoteó de dolor al sentir su cuello ser atacado con ferocidad por Bang. Sus oscuros ojos cristalizándose, perdidos en algún punto de la habitación. Sus manos aruñando el brazo que le retenía del tórax, en vano.
Chan únicamente esperó a que sus acciones parasen y su cuerpo se volviese más pesado, cosa que no tardó en suceder.
Con lentitud, ambos posaron a las muertas chicas en el suelo, dejando que se desangrasen de a poco y soltasen su último aliento. ¿Yang? Nada más estaba analizando lo acontecido, en absoluto silencio y desconcierto
— Pequeño bro —HyunJin fue el primero en correr hacia él, tomándolo por los hombros y mirándole por todas partes, inspeccionándolo, y relajándose al no ver herida ni nada parecido—. ¿Todo bien?
— Estoy bien... —respondió, muy bajito y todavía consternado.
— HackerIn —oh, pero escuchar su sobrenombre de gang saliendo de la boca de su líder, en un tono ronco y sentir tajante... Solo le hizo cerrar con fuerza sus ojos e inhalar muy profundo, llenándose el pecho de aire al tiempo que se preparaba mentalmente para el seguro horrible regaño que recibiría—. ¿No te hicieron nada? Debes tener más cuidado, ¿sí?
Y el aire se le salió todito.
¿Qué? ¿Había oído bien?
Es decir, eso no fue... Duro, frívolo o airado, como se lo estaba esperando. No hubo desprecio ni rígida dureza. En realidad, se trataba de todo lo contrario; sonó muy suave, como una cariñosa caricia, un delicado roce.
Incrédulo, sus párpados se alzaron y fue ahí que le vio, bastante cerca, teniendo una de sus manos pasando por entre varios mechones de su cabello, echándolo hacia atrás de tal forma. Su expresión se visualizaba estoica, tal cual casi siempre, pero podía apreciar ese brillo de preocupación y aprecio en ellos que le hizo sonreír de inmediato.
— Sí...
— Me hubieses llamado —regañó, aunque igual de sutil que antes—. Fue muy arriesgado de tu parte intentarlo solo. Regla número dos, ¿recuerdas? Que no se repita.
Asintió, con seguridad, para acto seguido frotarse un poco contra aquella mano en un pedido de más de esos dulces mimos. No era el momento ni el lugar, pero de verdad que los quería al menos por un ratito. Y, Dios, odiaba sentirse así con respecto a Chan, pero como amaba que no se negase, pues continuó peinándolo y despeinándolo dulcemente, bajando luego esa mano a su tersa mejilla. Lastimosamente, todo se detuvo cuando HyunJin carraspeó, notablemente incómodo.
Bang se alejó.
— Bien... —y volteó donde estaba MinHo, quien cabeceaba, muy ido. Parecía ya no tener fuerzas de armar un escándalo más, como hace un rato—. Encontraste a MinHo.
— Ajá... —In suspiró—. Se alteró cuando intenté ayudarlo y eso atrajo la atención de ellas dos. Dijeron que iban a golpearlo, una salió y la otra se quedó esperando, creo que iba a traer algo. Pero... Bueno. Ya saben cómo acabó todo.
— Entiendo. Le avisaré a HanShot.
— ¿Qué a mí qué?
A pesar de que aquella incógnita había sido dicha en un apenas audible susurro, el trío se alertó, casi dando un salto conjunto a un grito ante lo inesperado que se les hizo escuchar la voz del susodicho ahí, pues no se suponía que tendría que estar en ese lugar a menos de que el líder lo pidiese.
Pero eso no había pasado. La mirada furiosa del castaño lo dejó en obviedad.
— ¿Qué diablos haces acá, HanShot? —masculló en tono bajo BangMind, confuso y furioso.
— ¿Cómo que "qué diablos hago aquí"? —el rubio pareció ofenderse—. ¡Apagaste tu walkie-talkie!
Chan viró sus orbes.
— No quería que estuvieses fastidiando a cada rato. Sería una distracción innecesaria.
— Eso no es justificación...
— Claro que la es. Dijiste que no interferirías. Debías esperar, ser paciente, esperar mis órdenes...
— Maldición... ¡Que te den a ti y tus malditas órdenes! —gruñó—. Es mi novio, ¿cuántas veces tengo que decirlo? —empezó a subir el tono de voz—. Mi. Novio. Maldita sea, ¡si debo ser un jodido grano en el culo lo seré! No debiste apagarlo, ¡sabes que estuvo mal!
— Baja la voz...
— No entiendo igual porque te molestas tanto —rezongó, arrugando su nariz y frunciendo más su ceño—. Tal veo les va muy bien —señaló a las féminas muertas—. Son solo cinco, ¡ya acabaron con dos de ellas y ya encontraron a Min-! —allí, cayó en cuenta de sus propias palabras—. ¡Minnie!
— ¿H-hannie?
En un parpadear, JiSung se había deshecho de su bandana y ya había envuelto el cuello de su novio con sus brazos, cosa que provocó un quejido en MinHo por el cual soltó un culposo «perdón» a la par que se alejaba unos cuantos centímetros, solo dejando sus manos en sus hombros. Y no pudo evitar muequear mientras sus ojos se llenaban de lágrimas porque, maldita sea, sí, estaba feliz de haberlo encontrando y saber que su amado chico se encontraba vivo, pero en tan mal y deplorable estado...
La rabia lo estaba consumiendo, rápido, doloroso, pero sabía que debía calmarse o haría cosas de las que, definitivamente, se arrepentiría.
— Minnie... Precioso —como si agarrase un jarrón de mil años, JiSung acunó el rostro moreteado de su pareja, sintiendo regordetas e hirvientes gotitas manchar sus pómulos—. Amorcito, soy yo...
— ¿Ardillita? —el rubio rió, puesto ese apodo jamás se había sentido tan cálido como en ese instante.
— Sí, Minnie, soy tu ardillita...
— ¿Q-qué...? ¿Cómo me encontraste?
JiSung sacudió su cabeza de lado a lado, en medio de una pesada exhalación.
— Larga historia. Solo... Debemos sacarte de acá, ¿si?
El chico no se negó, ni loco lo haría. Así que movió efusivamente su cabeza, cosa que hizo sonreír a Han antes de proceder a dejar un corto, cuidadoso y amoroso beso en sus maltratados belfos, uniendo sus frentes un breve lapso de tiempo antes de voltearse y observar a BangMind. Este se había mantenido al margen de todo pero sabía qué significaba esa mirada, por lo que se aproximó y comenzó a desatar uno de sus tobillos, tan rápido como los miles de nudos que le habían hecho se lo permitiese.
— HackerIn, HitJin, vengan a ayudar.
Acataron al instante; Yang se encargó de su mano derecha mientras que HitJin lo hacía con la izquierda. JiSung estaba concentrado en liberar el tobillo restante, exasperándose cuando no lograba desanudar nada a la velocidad que quería y necesitaban para ese momento.
Pero de cualquier forma, el plan estaba casi completo; pondrían a MinHo a salvo y se harían cargo del resto, sin que nadie, ni ellas mismas, se enterasen. Parecía que todo iría de maravilla a partir de este punto, ¿verdad?
Oh...
— Te lo juro, he escuchado algo.
Todos se paralizaron, agudizando su audición.
... No.
— ¿Dijeron algo? —preguntó BangMind, en un tono apenas escuchable a la vez que visualizaba a sus discípulos.
Enseguida, negaron.
— No me jodas, ¿me has despertado solo por una suposición?
Por supuesto que no.
— Rápido —indicó JiSung, ahora mucho más desesperado en la tarea de liberación de su novio. Sus dedos se volvieron torpes y tragó, sintiéndose colapsar—. ¡Rápido!
— Baja la voz, maldita sea —le regañó el líder, deteniéndose y viéndole—. Y para con eso. No nos dará tiempo...
— Claro que si... ¡Claro que si! Debe darnos, mierda, ¡no pienso dejarlo acá un segundo más!
— No, deténganse. Ahora.
JeongIn y HyunJin, tan inmediato como lo escucharon, pararon, pero eso conllevó a ganarse una mirada asesina por parte del rubio gracias a la cual estuvieron a punto de regresar a su labor, de no ser porque Chan alzó una mano en señal de detenimiento. Sus ojos fijándose coléricos en Han.
— HanShot... Te he ordenado que pares.
— ¡Y yo te he dicho antes que le den a tus órdenes! —bramó, parando solo para encarar al de ojos claros—. ¡No voy a dejarlo aquí! ¡Debemos sacarlo, llevarlo al auto y luego acabar con todas estas malditas perras que se atrevieron a tocarlo!
— ¡No seas idiota! ¡No nos dará tiempo!
— ¡Tenemos tiempo de sobra! Además, ¡son solo tres! ¿Qué tanto daño podrían hacernos? Seguro son un jodido asco. Las partiremos como ramitas.
— No las subestimes, no lo sabemos...
— No las estoy subestimando, ¡lo putas aseguro!
Pasos se empezaron a escuchar en la planta de arriba, pero eso no inmutó ni a Chan ni a JiSung, que seguían enfrascados en su discusión, un caso completamente distinto en los aterrorizados HyunJin y JeongIn.
— H-hey...
— ¿Lo aseguras? ¿Hablas en serio?
— Si, carajo, hablo en serio.
— Por dios, no me jodas. Nunca te creí tan imbécil, pero ahora puedo ver que has sobrepasado mis expectativas...
— ¿Si, Bang Chan? ¿Yo el imbécil? —soltó una carcajada, irónica—. Jodida mierda, ¡que gracioso! ¿Me vas a hacer recordarte el pasado?
— Chicos, no creo que-
— No te atreverías —Bang se le acercó con aires intimidantes a Han, quien solo tensó su cuerpo y apretó sus manos en puños.
— ¿Que no, dices? —afiló su mirada, carraspeando—. Por favor... No me subestimes.
— ¡Chicos!
— ¿¡Qué!?
Justo cuando el líder y sub-líder giraron sus cabezas, exclamando ello, las pisadas pasaron de lentas y perezosas, a una corta pausa y, de repente, muy veloces, yendo inclusive algunas por las escaleras.
Las alertas mentales se encendieron en un rojo intenso en las cabezas de los dos que antes peleaban entre sí.
— Al diablo. ¡Escóndanse!
Todos comenzaron a correr. HyunJin tomó de la mano a JeongIn y lo haló consigo detrás del sofá, en un pequeño espacio oscuro. JiSung vio una última vez a MinHo, con tristeza, para luego salir disparado a una habitación adyacente a la de donde se encontraban. Chan se fue por el pasillo oscuro que minutos antes había cruzado JeongIn para llegar ahí, trayendo como consecuencia que quien sea que bajase por las escaleras lo lograse ver al menos un segundo.
— ¡Ahí! ¡Lo vi, lo vi! ¡Pasó algo! —se oyó una contundente voz femenina, cerca aunque no demasiado.
Yang se aferró a la mano de Hwang, que aún estaba entrelazada con la suya. Sus párpados fuertemente cerrados y su corazón atolondrado. ¿Lo podrían escuchar? Sentía que sí, con lo altos y rápidos que eran. Y temía por ello. Temía por HyunJin, por él mismo, por todos. Incluso por MinHo.
— Tranquilo, JeongInnie —HyunJin besó su coronilla, queriéndole transmitir paz—. Vamos a estar bien...
— ¿Que viste qué cosa? —otra voz se unió, una fémina más—. Estás delirando, Joy. Déjate de tonterías.
— ¡No lo estoy, es en serio!
Chan se escondió tras unos almacenes llenos de bolsas con cosas que desconocía, agachándose y sacando el walkie-talkie el cual encendió.
E interferencia se escuchó.
— Aquí no hay nadie. Todo sigue igual.
— ¿Quieres comprobarlo?
JiSung respiraba agitado tras la puerta del cuarto de armario donde se había metido, llevando sus manos a su cabello el cual comenzó a halar, exasperado.
Lágrimas corrieron por sus rechonchas mejillas.
— Estas confundiendo la realidad con tus pesadillas. No me hagas perder el sueño
— ¡No! Solo... ¡Ven!
MinHo vio en todas direcciones, llorando y balbuceando incoherencias, llamando por su pareja.
El fantasma de los labios de JiSung... Todavía podía sentirlo. Su calor, su dulzura, su suavidad... Pero él...
Él se había esfumado.
— Ash... Bueno —el rechinar de unas desgastadas escaleras de madera hizo eco—. Pero te daré una paliza de no ser nada ni nadie.
— LixBoom, PlayerBin, ¿me escuchan? Cambio —Chan habló a través del aparato de comunicación. Ya era la cuarta vez que preguntaba aquello, sin contestación del otro lado. Y empezaba a perder la nula paciencia que tenía. Y si sumabas a eso el miedo que sentía porque, demonios, sí, estaba atemorizado. No solo por él, sino por el resto de su gang, por JeongIn—. Mierda, ¡responda!
— ¡Lo siento, estamos aquí! —contestó ChangBin, pareciendo estar agitado—. ¿Qué sucede? Cambio...
— ¡Ya vas a ver! —un centenar de pasos se fueron haciendo más y más próximos a la posición de HyunJin y JeongIn. El par se apretó entre sí.
— Necesitamos ayuda... —los párpados de Chan cubrieron sus ojos.
Una exhalación de sorpresa causó bastante ruido en la no tan espaciosa sala.
— ¡Te lo dije!
— Necesito que vengan. Cambio.
Los cuerpos.
— Malditos... ¡Seguro fueron ellos!
— ¿Ahora? —cuestionó el manipulador desde el otro lado. El castaño suspiró.
— ¡Claro que fueron ellos! —gruñó la pelinegra—. ¡Y deben seguir por aquí así que llama ahora mismo a Irene! El perímetro debe ser revisado.
— Sí —volvió a abrir sus ojos, determinado—. Ahora mismo.
Dum, dum, Dum...
El ruido fue haciendo menos y menos audible, hasta que el silencio se apoderó nuevamente de la sala.
Bum, bum...
— Así que si te vinieron a rescatar... Montón de imbéciles —SeulGi rió en tanto MinHo lloriqueo al instante en que sintió el tacto de la chica en su barbilla. Era como si le quemase, ardiendo con intensidad, dejando huellas imborrables—. Justo cuando nosotros íbamos hacia ellos...
— HyunJin... ¿Qué haremos? —inquirió Yang tembloroso, aferrándose al cuerpo del de carnosos labios. Pero no hubo una respuesta—. HyunJin...
— No lo sé, pequeño bro —el mayor de verdad deseaba decirle algo, lo que sea para brindarle la cálida sensación de seguridad, protección, pero es que ahora ni él conocía, con toda esta situación, qué ocurriría en los minutos o segundos venideros—. No lo sé...
— De todos modos, no les servirá de nada...
— Tengo miedo... —admitió In, a punto de romper a llorar. Su cabeza arrullándose en el pecho de Hwang, sus manos apretándose mucho más.
No quería ni iba a soltarse.
— Yo igual... —luchaba para no acabar igual, no, no le estaba admitido, ¡debía ser fuerte!
— Acabaremos con todos y cada uno de ellos.
— No quiero morir.
Y HyunJin calló, paralizado al oír su voz en tal nivel de destrozo, pronunciando esas duras palabras. Demonios, estaba tan mal, tan jodido, tan como no debería...
En lugar de lágrimas debería haber una sonrisa, en lugar de terror debería haber alegría.
— No lo permitiré.
— Y a tu maldito novio... —ella quitó la mano solo para volverla un duro puño y alzarlo, lento, sin quitar sus ojos en ningún momento del suplicante Lee—... lo traeremos aquí para que presencié como te volamos los sesos. Después será su turno.
La mano bajó.
Un ruidoso sollozó escapó.
Una botella rompió.
Pero solo se escucharon dos ruidos, los dos últimos. El primero... Jamás terminó de ser efectuado.
SeulGi se detuvo a poco más de la mitad, confundida y con la mente maquinando a mil. MinHo solo se mantuvo con sus ojos cerrados, esperando ese puñetazo que jamás llegó, para su profundo alivio.
En el momento que ella se giró, viendo en todas direcciones con paranoia, HyunJin ya tenía una mano sobre la tela que cubría los labios de JeongIn, apretando fuerte. Ambos contenían la respiración, ambos con el maldito ritmo cardíaco por el cielo.
Una, dos. Sus pisadas eran lentas y precavidas, Hwang podía saberlo con solo oírla. Estaba buscando la razón de los ruidos, o de uno de ellos, eso sí no podía saberlo, pero él rezaba porque fuese el del vidrio despedazándose y no del pequeño sonoro llanto que no pudo contener Yang.
Tres, cuatro. Se acercaba, maldición, lo hacía. Presa del pánico que comenzaba a crecer en su pecho, cerró sus ojos tal cual JeongIn antes y lo abrazó, muy fuerte, sin quitar su mano de la zona. El azabache no tardó en corresponder, sintiéndose aún más atemorizado.
Cinco, seis... Siete y ocho. Estaba ahí, podía sentirla, de alguna manera, la percibía. Así que pensando en algo demasiado impulsivo y veloz agarró su daga. No, de verdad que no tenía ni la menor idea de lo que en verdad haría o si eso solucionaría algo, pero...
Tenía que protegerlo. Tenía que ser su héroe.
Por arriba, en el delgado espacio que había entre la pared y ellos, pudo ver una de sus manos. Se movía lento, extremadamente lento hacia la ventana, y...
De golpe la abrió. El metal viejo rechinó de una manera exageradamente bullosa y los dos casi pegan un salto, de no ser por estar en un espacio muy estrecho.
— ¡Bear, ven aquí!
Entonces, trotando, se alejó. Y fue como si pudiesen respirar con tranquilidad, como si el gas tóxico que les rodease ya no estaba ahí.
Esperaron un poco más, asegurándose de no correr riesgos y, en lo que se sintieron como "a salvo", los dos se miraron y, al unísono –pero sin planearlo realmente–, dijeron;
— ¿Estás bien?
Fue difícil contener sus risas –en especial para HyunJin, alguien siempre muy escandaloso en ello–, pero con manos en sus bocas, lo lograron. Sin dejar de verse, sin dejar de admirarse.
O, bueno, tal vez solo uno hacía eso último...
— En serio... ¿Estás bien? —cuestionó Jin, pasando la yema de su índice por un lateral de su rostro, en esa carita que deseaba ver, producir.
Y lo logró.
— Si, tonto, lo estoy —contestó, sonriendo a boca cerrada—. ¿Y tú?
— Lo estoy...
Murmullos se comenzaron a escuchar y los dos guardaron silencio para mirar en dirección de donde el ruido provenía, pero no logrando captar nada. Parecían estar muy lejos.
Aunque otro individuo sí que logró escucharlo todo...
— ¿Dónde carajos están?
— ¿Quién crees tú que lanzó la botella?
Chan carraspeó, pegando más el walkie-talkie a sus labios. Sentía que en cualquier momento saldría alguna de esas... Malditas, y tomándolo desprevenido, ahí daría su último respiro.
Y créanme que era el último lugar donde se imaginase morir.
— No es suficiente. Creo que ni siquiera se dieron cuenta. Se necesita más.
— Tranquilo, tranquilo —ChangBin habló del otro lado, pues Felix se concentraba más en buscar cosas para lanzar o maneras de distraer a sus rivales—. No somos flash, estamos en eso. Solo... Relájate.
Los puños tensos con nudillos emblanquecidos del líder, de alguna forma, se apretaron muchísimo más a la par que su ceño su fruncía y sus ojos se oscurecían, conjunto a rígida línea recta era formada por sus labios. ¿Era necesario resaltar lo evidentemente enojado que estaba? Pues a ChangBin le hubiese quedado más que claro de haber estado frente a él, pero por desfortuna, no era el caso.
— ¿¡Cómo quieres que...!? —se calmó al darse cuenta del peligrosamente alto volumen con el que hablaba, teniendo que inhalar muy profundo para calmarse y comunicarse con la serenidad necesaria—. ¿Cómo mierda quieres que me relaje si tengo a tres miembros perdidos, sin saber dónde carajos se metieron o si siquiera están vivos, a una gang entera cerca y seguro armadas hasta los dientes, y un rehén cuya vida pende de un hilo?
— Ah... —y Seo se había quedado sin saber qué decir, con una situación tan delicada y la presión triplicada. Era jodido—. Está bien, bien, eh... Estoy tratando, ¿si? Haré lo mejor, lo haremos, LixBoom y yo. Solo intenta conseguir al resto, matemos a esas perras y larguemos de esta porquería.
BangMind suspiró, asintiendo. — Así será.
El aparato fue apagado después de esas palabras, arrancándole otro suspiro a Bang. Diablos, todo su plan... Estaba arruinado. E ir a ciegas, haciendo cosas sin saber que podría suceder después, no era de su agrado.
Pero quisiese o no, tendría que hacerlo. No tenía más opciones.
Así que puso el comunicador en el mismo bolsillo de siempre y viendo de diestra a zurda, salió de su escondite. Todo estaba tan callado como antes, a excepción de los quejidos y lloriqueos de MinHo. Avanzó más, queriendo ir nuevamente a la sala y comprobar que HyunJin y, en especial, JeongIn estuviese bien, pero...
— ¡Vamos, vengan ya, todas!
Su camino fue abruptamente cortado al escuchar veloces caminadas justo por dónde iba a pasar, cosa que le asustó e hizo retroceder hacia... Espera.
Volteó y miró donde se encontraba; el comedor. ¿Hacia dónde iba ahora? Si intentaba volver por donde vino, quizás haga demasiado ruido y lo encontrarían, pero si se quedaba ahí, no había muchos sitios donde esconderse sin ser muy evidente. Dios, la adrenalina y el miedo no hacían una muy buena combinación en su organismo en esos instantes, mucho menos cuando se la comenzaban a comer vivo.
¿Qué podía hacer? ¿Qué podía...? Oh.
Se metió bajo la mesa. Tenía un mantel enorme que llegaba hasta el suelo, por lo cual no podía ser posible ser visto. Ellas pasaron y tomaron asiento, con tranquilidad, al unísono que él observaba sus pies moverse un poco debajo de esta, haciéndole tragar con dificultad. Rogaba internamente para que no los moviesen mucho al punto de llegar a tocarlo y percatarse de su presencia allí.
Sería su fin, el de todos.
— Así que sí lograron encontrarnos...
— Tal parece.
Chan expandió sus sentidos, no queriendo perder ni un solo detalle tanto de lo que decían como lo que hacían y... ¿Eran cosas suyas o había diez pares de pies? No debería ser así, deberían ser solo seis pues habían eliminado ya a dos.
Entonces, ¿por qué aún contaba cinco? ¿Quiénes eran el otro par?
— Son más inteligentes de lo que pensé —chasqueó su lengua Irene, la lider, frustrada.
— Ni tanto —rió con burla Wendy, apoyando sus codos en la mesa e inclinándose un poco—. Hicieron demasiado ruido... ¿Acaso creían que nadie los escucharía?
El ojiazul empuñó sus manos, sintiéndose tanto culpable como molesto por esa acotación.
— Bueno, pero igual asesinaron a SolJi y Hani —se integró una de cabello negro, HotJoy, con una expresión seria—. Así que puede que estemos en algo de desventaja...
— Bah, ni un poco —con indiferencia, SeulGi echo su cabello hacia atrás, cruzándose de brazos después—. Ellas no eran más que unas novatas inútiles... Hubiesen estorbado en lugar de ayudar.
— Sí, ni siquiera sabían disparar, se distraían demasiado y eran unas buenas para nada. Nos hicieron un favor, en realidad.
— ¡Así es!
Ahora entendía; seguro eran recién egresadas o probándose para tal, por eso no las tenía contadas. Y le horrorizaba tanto escucharlas despreciarlas como si hubiesen sido solo basura. Chan jamás hablaría así de ninguno de sus chicos, mucho menos si había muerto. Podía ser una mierda, pero ellos eran importantes para él a pesar de que no se lo demostrase nunca.
Yeri les miró mal, más mantuvo su boca cerrada.
— Como sea —Irene se relamió, cansada de su habladuría, a su parecer, sin sentido—. No sabemos si siguen aquí o qué, así que apúrense a revisar todo. Si llegan a ver a alguno, ya saben...
— Bang —expresó divertida Wendy, haciendo con su mano una pistola que puso en su sien y fingió disparar. Chan sintió que se le cortaba la respiración ante su tono tan cínico.
— Bien. A moverse ya, entonces.
Arrastrando las sillas ruidosamente, se levantaron y tan rápido como habían llegado, se fueron. El castaño esperó a que sus pasos se disiparan por completo para proceder a asomarse y, viendo que efectivamente no había nadie, salió. Volvió a ver en todas direcciones, porque la paranoia le ganaba por sobre todo, y dejó que un suspiro abandonase sus labios al comprobar que estaba solo, fuera de peligro.
O eso creía.
A punto de reanudar su camino, un brazo le rodeó el cuello con una fuerza impresionante y el frío metálico de lo que supo con certeza que era una pistola se posó en su sien. Todo su cuerpo se hizo de piedra y su mente se puso en blanco.
Mierda.
— Hola —esa misma voz cínica... No tenía que verla para saber que estaba sonriendo, como el bromista gato Cheshire de Alicia en el país de las Maravillas—, y adiós.
Bang.
HitJin y HackerIn se rindieron de seguir intentado descifrar la charla de la otra gang a eso de los pocos segundos, notando que era tiempo malgastado. En ese momento, lo mejor era concentrarse en ver cómo dar con BangMind para así saber qué diablos debían hacer ahora con el plan estropeado.
Por ello Hwang tomó iniciativa, sacando un poco la cabeza para ver si había moros en la costa. Confirmó que no era así con una simple barrida de sus ojos por todo lo que su visión llegase a alcanzar a ver, aunque nada tardó en sobresaltarse y tomar su daga con fuerza cuando una puerta empezó a abrirse muy lentito, justo frente suyo a una distancia considerable.
Una melena rubia se asomó y eso fue como el calmante que el cuerpo de HyunJin necesitó, maldiciendo después a JiSung por siempre andar provocándole sustos. Bueno, al menos ahora eran sustos que daban gusto.
«¡Maldito!» Hwang exclamó solo con los labios luego de quitarse la bandana, conectando miradas con un confundido JiSung. El sub-líder levantó una de sus cejas.
«Tu mamá por si acaso. ¿Dónde está BangMind?» dijo de vuelta, de la misma forma.
HyunJin puso cara de que no entendió un carajo antes de contestar; «¡Más lento, más lento!»
Han tuvo que tomar una profunda bocanada de aire.
Mientras, JeongIn, interesado en lo que sucedía, también se asomó y miró a JiSung.
«¿Dónde. Está. BangMind?» repitió esta vez mas lento, dirigiéndose más a Yang que a Hwang en espera de que él si le comprendiese,
El azabache se encogió de hombros, negando al tiempo que se deshacía de lo que cubría la mitad de su rostro.
«¿No lo sabes?» negó de nuevo «Maldición...»
«¿Qué haremos?» cuestionó el JeongIn. Esa duda le estaba volviendo loco, necesitaba una respuesta, necesita moverse, actuar, saber dónde estaba su líder ya que comenzaba a preocuparse por su bienestar.
Y sí, sabía que Chan podría defenderse muy bien por su cuenta, pero... Solo no podía evitar la sensación de preocupación e intranquilidad.
Vio como HanShot boqueaba, desechando oxígeno.
«Realmente, creo que-»
Detuvo el movimiento de sus belfos al escuchar como algo se aproximaba en su dirección. Al principio no estaba muy seguro, pero luego de que el sonido se fue haciendo más insistente y cercano, no dudó más.
«Por ahora, escóndanse. Si se acercan...» hizo un movimiento como si sostuviese un arma blanca y apuñalase algo, con fiereza «... ataquen. Yo intentaré buscar a BangMind.»
Finalizando con aquello, se metió de nuevo y cerró muy suave la puerta al compás que HyunJin y JeongIn se volvían a esconder. Quien sea que viniese, se detuvo por un instante, antes de continuar con un andar que se percibía mucho más precavido.
Jin volteó a mirar al menor.
— ¿Qué fue lo que te dijo HanShot? —preguntó, en un tono tan bajo que de no ser porque estaban muy cerca, no hubiese podido oírlo.
— Que nos mantengamos ocultos y ataquemos si se acercan. Él va a buscar a BangMind.
El peleador entonces produjo una expresión de comprender, algo chistosa para In, y afirmó con una sonrisa ladina.
Y sin darle tiempo a JeongIn para regresarle el gesto, se escuchó como una piedra rompía una de las ventanas. Tanto el par como la muchacha presente se asustaron, pero por sobre todo ella que, apresurada, fue hasta la dichosa ventana y sacó la cabeza, buscando a quien había tirado aquello.
Para su desgracia, entre la negrura de la madrugada y la falta de alumbrados en esa calle solitaria, no visualizó nada.
— Diablos... —refunfuñó con rabia para seguidamente apartarse, aparentemente frustrada y más alerta que antes.
Por otro lado, HyunJin y JeongIn miraban extrañados el gran hueco hecho por la roca junto a los despedazados cristales en el suelo, pero todas sus dudas fueron reemplazadas por una gran alegría al momento de lograr ver a ChangBin asomado, aprovechando que su enemiga estaba de espaldas.
El manipulador les sonrió, entonces, saludándolos brevemente con su mano. Su siguiente acción fue señalar la puerta, hacer como si alguien tocase, apuntarse a sí mismo y, por último, la misma interpretación de apuñalar a alguien que había empleado ya antes de JiSung, solo que apuntándolos a ellos esta vez.
Creyendo haber entendido el mudo mensaje, asintieron. Y con eso hecho, Chang regresó a esconderse entre las sombras en el precioso momento que ella se dio vuelta.
Hwang decidió que lo mejor era esperar un poco, por si acaso, antes de tomar muchísimo coraje y asomarse. Para su beneficio, ella otra vez se había girado, caminando al lado opuesto, por donde MinHo se hallaba. Volvió a su sitio.
— ¿Tú vas a...?
— Sí.
No tuvieron que esperar demasiado. De la nada varios golpetazos fueron dados a la deteriorada madera de la puerta, causando muchísimo ruido que puso cada vello de punta en la única mujer presente. Joy se quedó estática, como si no supiese exactamente qué hacer, para luego comenzó a encaminarse a la dichosa puerta con su arma cargada en la diestra. HitJin supo que era ahora o nunca.
Sacó su cabeza nuevamente para verla; ya a este punto tomaba el pomo y le giraba muy despacio, para no hacer ruido, por lo que él egresó completo de detrás de ese sofá, no sin antes dejar un besito en la frente de un JeongIn no muy seguro de ese plan. Pero, mierda, ¿qué más podrían hacer?
La puerta fue abierta a la velocidad de un parpadear, con ella asomándose posterior a efectuar aquello al mismo tiempo que Yang les visualizaba desde su escondrijo y HyunJin, con el corazón latiéndole como loco y la respiración frenada en su garganta, se aferraba más duramente a su daga, dando lentos pasos que ni un poco de ruido hacían.
Pero eso no importó cuando, una vez más...
Bang.
... la suerte realmente nunca estuvo de su lado.
Todo estaba en tanto silencio, que el chico no pudo evitar alarmarse y, por consecuente, distraerse debido al detonante sonido de esa bala siendo disparada, a pesar de haber sido muy a la lejanía.
Y no era el único, ya que la pelinegra también se volteó, dándose cuenta, de tal forma, del pasmado HyunJin agachado a poco menos de un metro de su posición.
Ni por un segundo lo dudó. Para cuando el azabache volteó, ya tenía la boca del arma prácticamente en su frente y la portadora de esta viéndole con una expresión victoriosa, incluso burlesca. Una vez más, su plan se había arruinado, ahí mismo, en sus narices.
Sus pulmones vaciándose en su totalidad. Su arma blanca siendo soltada.
— Te atrapé.
Sus ojos cerrándose, su mente vaciándose de toda idea, de todo ruido, de todo sentimiento, dejando, únicamente, preciosos recuerdos.
JeongInnie...
— ¡HitJinnie!
Él lo aceptó, pero alguien más no.
Un segundo disparo resonó en la casa.
Y, con ello, el verdadero caos dio comienzo.
Ya no hay vuelta atrás.
***
Llegué brothers. ¿Cómo están? ¿Cómo les está tratando la cuarentena? 👀❤️
Pues este capítulo, como dije en el anterior, es bastante largo. Admito que al momento de escribirlo estaba re inspirado gsjdh, ay, es que me gustó hacer estás escenas. Perdón si es muy enredado, como dije arriba, si no entienden algo díganme.
En este capítulo también se han lanzado muchas pistas, eu, ¿ya están haciendo sus teorías? Porque no falta mucho para que varias cosas fuertes y declaraciones sean dichas JSHSJSHS. Ay, hOY TAMBIÉN ANDO ENERGÉTICO.
EEEEEHH, como ya se ha hecho oficial, quiero anunciarles algo que me genera felicidad; por mucho tiempo me he sentido incómodo conmigo mismo, y es algo que estaba pensando mucho. Con padres de pensamiento anticuado y viviendo en país cuyo tema es algo tabú, era difícil para mí aceptarlo, pero he decidido no aguantarlo más y por fin decirlo, manifestarme. Desde ahora conozcanme como él, Isaac, chico, hombre, bOOY. AAAAAAAAAA, es que estoy muy contento, lo siento.
Eso, pues, he dejado de ser Ysabella y ahora soy lo que en verdad me da comodidad, paz y felicidad. Si alguien está pasando por algo parecido, ¡puede hablarlo conmigo! Si necesitas ayuda, consejos, confort, lo que sea, aquí estoy SIEMPRE. De verdad, no sé callen, no se oculten. Sean ustedes mismos, amense, quieranse, aprovechen este tiempo para pensar en sí y darse cuenta de muchas cosas. No sé van a arrepentir.
Y como acá estamos en cosas rudas de bad boys y gangs, pues les pongo una imagen mía así todo pandillero:
Yaya, sé que soy feo, PERO ME GUSTÓ Y Y ESTOY EMOCIONADO JSHSJSH.
eh, si fuese alguien de la BangGang, sería Felix. No tengo pruebas pero tampoco dudas.
¿Ustedes quien creen que serían?
En fin, ya me voy, les fastidié la vida lo suficiente aaaa. Cuidense, duerman temprano, lavense las manos, coman bien, tomen agua y mantenganse en casa. Ah, y las tareas... No las hagan, HSJSSHSJSH.
Hasta el otro lunes. ✌️❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top