✘ Capítulo XI. ✘
▲•▼•▲『✘』▲•▼•▲
El túnel que me encerraba dentro de mis sueños.
Oscuro, solitario...
Ahí estoy.
Puedo sentir la luz cayendo sobre el lugar,
Tu mano me ofreces al final, sonriéndome encantadoramente,
y yo quiero tomarla, así que voy hacia ti.
Corro.
Pensé que podría alcanzarte si continuaba siguiéndote.
Nunca he dudado de eso.
Y aunque te abrazé como lo imaginaba, sosteniendo fuertemente tus dos manos...
...
¿Por qué solo queda un vacío en mis brazos?
- Levanter
▲•▼•▲『✘』▲•▼•▲
— JeongIn.
El aludido bufó, girándose sobre su cama para así darle la espalda a la puerta.
— JeongIn, hijo... ¿Estás despierto?
— No. Ahora déjame en paz —respondió de mala gana, enrollándose más en las inmensas sabanas.
— ¿Y cómo me estás respondiendo, ah?
— Dios, no sé quién es más estúpido de los dos...
— ¿Qué dijiste?
— Nada.
Un golpe en seco se oyó tras el otro lado de la mencionada puerta, siendo este el resultado de un golpe con su cabeza que se dio el padre de Yang contra la madera, seña obvia de frustración.
Y aunque JeongIn quiso reír un poco debido a la situación, no estaba de ánimos para absolutamente nada. Así que se reprimió hasta de hacer una simple mueca.
— Es en serio, JeongIn.
— ¿Es en serio qué?
Un suspiro.
— Hice el almuerzo y pensé que tendrías hambre, entonces-
— Pues te informo que te equivocas, así que puedes irte.
El silencio se instó unos segundos, que fueron paz para el menor antes de que la insistencia de su progenitor volviese.
— No haz salido ni comido desde que volviste ayer en la noche. Por favor, pequeño, solo quiero-
— Déjame en paz —gruñó—. No tengo hambre, solo quiero que te vayas. Ahora.
El adulto mordisqueó ansioso su labio inferior, pensando que era lo mejor. Pero a fin de cuentas se dio por vencido ya que, conociendo como era a su hijo, seguir en esto no serviría de nada.
Entendiendo eso fue que exhaló, derrotado, pero antes de irse...
— Bien. Solo quiero que sepas que abajo te dejé tu plato servido y tapado. Es tu comida favorita.
— Ajá.
— Te amo, JeongInnie.
No hubo respuesta de parte del pelinegro a lo que el mayor no agregó más y solo se marchó. JeongIn esperó hasta que los pasos de su ida fueron inaudibles y, entonces, permitió la salida de un sonoro quejido, rodando por toda su colcha.
Su organismo era todo un desastre, uno que estaba a punto de colapsar y causar otro más inmenso, sin remedio. Y más allá del tremendo dolor físico, estaba el emocional.
E iba demasiado jodido en eso.
Sin importar por donde mirase, había conflictos. En la escuela, en su casa o en la gang aunque, por lo menos, en este último todo era más ameno. Irónico que, al mismo tiempo, fuese el problema más grande y más difícil de resolver, porque estar enamorado...
Estar enamorado es tan extraño y complicado...
— Estúpido Chan... —se talló la cara con rudeza, producto de la frustración—. Tú y tu estúpida sonrisa con hoyuelos, tus estúpidos ojos azulados y todo tu estúpido cuerpo... ¡Ugh!
De golpe se sentó, viendo a la nada con una cara fruncida por la molestia. Más, no habían pasado ni diez segundos para cuando esta se había emblandecido, volviéndose de pronto muy triste, muy...
Rota.
Las lágrimas fueron lo siguiente, sin que siquiera se diese cuenta, y en una fracción de minuto pasó de un llanto silencioso a dolorosos hipidos y sorbidos de nariz, que torpemente limpiaba con la manga del suéter que llevaba desde el día anterior.
Todo... Todo era demasiado. Un montón de estrés en su pequeña cabeza y presión de tan importantes cosas, como la vida de otro, arrastrándose dolorosamente en su espalda y hombros, con tan solo dieciséis años...
¿De verdad podía?
No había dejado de preguntárselo desde ayer, pese a las comprensivas palabras de su líder...
¿Desde cuándo todo se le estaba empezando a venir cuesta abajo, como una inevitable avalancha?
Tenía miedo de las consecuencias, tenía miedo de seguir pero ahí estaba, en un callejón sin sali-
Su teléfono empezó a sonar. Uno, dos mensajes.
JeongIn se alertó un poco, ya que no se lo esperaba para nada, viendo por toda su habitación en busca del aparato. No recordaba donde lo había echado desde su llegada, pero justo el celular comenzó a sonar nuevamente y fue que lo ubicó metido en ese mismo abrigo con el que siempre salía a la guarida. A un ritmo muy flojo se levantó -tambaleándose un poco al principio debido a que no se había levantando desde la mañana y hacerlo tan de repente lo mareó-, procediendo a encaminarse hasta el abrigo y buscarlo por cada bolsillo hasta dar con él.
El simple «BG» en la pantalla iluminada le estremeció de todo. Pero aparte de ello, había otros mensajes de... ¿Latoso?
«Ah, SeungMin...»
Prefirió primero leer los suyos; eran exactamente unos 23 mensajes que, como ya había llegado a pasar anteriormente, mostraban basta preocupación debido a su falta de ese y el anterior día a la escuela.
«Él siempre preocupándose...»
Rápidamente contestó que estaba bien, para aliviar sus angustias, mintiendo con que era un resfriado cualquiera y que ya mañana iría. Al final titubeó entre mandar o no un «Espero que tú estés bien» pero a fin de cuentas, lo hizo.
Y con eso hecho, ahora sí, procedió a ver los del otro contacto aunque no con las mismas ansias y ganas de siempre...
BG:
HackerIn, soy BangMind.
2:32 P.M.
En cinco minutos te quiero donde te dejé esta mañana. Voy a buscarte para llevarte a la guarida, tenemos una reunión importante.
2:32 P.M.
No tardes. Sabes que la paciencia no está en mi lista de cualidades.
2:33 P.M.
El adolescente hizo una mueca, tragando casi en seco.
¿Reunión importante? Seguro era por lo del novio de JiSung.
Suspiró. No estaba preparado, en ningún sentido de la palabra, para otra misión de ese nivel de intensidad.
Pero... No tenía otra opción. Después de todo, es lo que aceptó con una seguridad impresionante al desear tanto ingresar ahí, ¿no?
Tan tonto e impulsivo.
Sacudió su cabeza, dejando esas divagaciones para otro momento o se le haría tarde y ni imaginar el humor que tendrá Bang debido a eso. Mejor, se dedicaba a alistarse para ir lo más pronto posible al punto de encuentro.
Recién afuera es que se dio cuenta de la ligera llovizna que caía sobre toda la ciudad, formando pequeños charcos por todos lados. JeongIn entonces cubrió su cabeza con la capucha de su usual abrigo Carhatt oscuro, además de acomodar un poco mejor el cubrebocas. Seguidamente vio en todas direcciones, llenándose de ánimos antes de avanzar hasta donde se le había indicado, con la mirada gacha y el cuerpo tembloroso.
Y a pesar de su falta de ánimos... En todo el trayecto, no pudo evitar jugar y chapotear un poco con las mini-lagunas quedadas en las aceras, sonriendo con infantilismo y riendo, porque estaba resultando más divertido de lo que se podría imaginar.
Pero toda su burbuja de aniñada felicidad se vio estallada apenas un bocinazo le hizo brincar del susto, alzando sus temerosos ojos enseguida.
— B-BangMind... —oh, genial, ¿cuándo es que había llegado? El tiempo pasó tan rápido...
— JeongIn -su mirada afilada y ceño fruncido significaba «Peligro» en la mentecita del menor, quien pasó saliva con más miedo aún—. ¿Qué esperas? ¿Una invitación? Mueve ya tu culo al auto si no quieres que yo lo haga... —«oh, no estaría tan ma-...»—... de una patada.
Yang bufó, rodando sus orbes antes de terminar de avanzar al automóvil. El castaño le abrió la puerta e In ingreso, con confianza. Ya era costumbre todo esto.
— ¿Qué te sucedió? —preguntó Chan en lo que ya había arrancado e iban a la gang, ni muy rápido ni muy lento.
Pero el coreano no entendió a que se debía esa interrogante, así que le miró, confundido.
— ¿De qué?
— Tus ojos -señaló los propios, sin quitarlos del camino. JeongIn solo se confundió el doble, cosa que comenzó a impacientar al líder—. Están hinchados, y rojos.
— Oh —fue lo único que llegó a pronunciar el menor, desviando de inmediato su vista con un sonrojo que, gracias al cubrebocas y la poca luminosidad, no se veía.
El día estaba muy grisáceo y no había tanta luminosidad como la usual, por lo que el mayor tuvo que haber puesto mucha atención en su cara para darse cuenta de esos detalles. ¿O tal vez era muy obvio?
Ahora sí que necesitaba un espejo.
— ¿Volviste a curar tus heridas? —Chan cambió el tema, cosa que extraño tanto como relajó a JeongIn puesto, en serio, no deseaba hablar de aquello.
No es que no confiase en Bang, solo... No lo veía necesario.
— Eh, si... -respondió mientras acaricia, por mero impulso, la pequeña curita puesta en su ceja rota. Muchas más cubrían varias de otras de sus laceraciones y heridas—. Me encargué de eso en casa...
— Muy bien. Entonces, ¿por qué estabas llorando? —olvídenlo, seguía insistiendo y, peor, fue directo al grano.
— ¿A-ah? -lo volvió a ver, pero en lo que conectaron sus orbes un mísero segundo, volteó de nuevo—. Yo... ¿Quién dijo que lloraba?
— Agh. Por favor, JeongIn. No nací ayer —carraspeó Bang Chan—. Dime y ya. De todas formas...
— ...No secretos, si —completó en un resoplido. Su contrario asintió, con una sonrisa ladina. El chico comenzaba a comprenderlo rápido, y eso le gustaba—. Igual no es nada... Solo me dolía mucho el cuerpo.
— ¿Nada más?
— Nada más.
— No te creo.
«Ni yo mismo me creo.»
— ¡Okay! Puede... Puede que también me sienta todavía mal por lo sucedido con JongHo.
— Ajá. ¿Y qué más?
El azabache se tensó, empezando a juguetear con sus dedos.
¿Debía o...?
— Y... Tuve una pelea con mis padres —admitió, con los párpados fuertemente cerrados. Y fue como si se liberase de una carga abrumadora, a pesar de todavía mantenerse tieso sobre su asiento. Nunca hablaba de esto, con nadie, aunque eso se derivaba a que, en primer lugar, no tenía a alguien para contárselo.
No tenía a nadie...
— Hm —el conductor parecía analizar lo que diría a continuación, observándole por su vista periférica—. ¿Y fue... Muy grave?
— Pues... ¿Si? Nunca había peleado así con ellos... Bueno, con mi mamá, en realidad.
— Los padres a veces pueden ser una total basura, ¿no es así?
— Si... —boqueó, entreabriendo un poquito sus ojos con la cabeza todavía muy baja, viendo de tal forma sus pies—. Lo son...
— Pero... —el sentir una calidez en su muslo le exaltó y, cuando a fue a ver qué era, se asombró de visualizar la enorme mano de su líder ahí. Su cuerpo no tardó en reaccionar, con su cara adquiriendo un fuerte rojo y su pulso cardiaco yéndose por lo cielos. «Con un toque... Este hombre me va a matar»—. Estoy... Estamos aquí, ¿si? —se corrigió rápidamente, causando un par de risillas en In y gruñidos en Bang, que solo viró los ojos a pesar de la sonrisa divertida que delineaba sus labios—. Somos una familia, sin importar lo que pase... ¿Lo recuerdas, cuando te uniste a nosotros y te entregué tu bandana?
— S-si... Lo recuerdo.
— Bien. Entonces jamás lo olvides —regresó sus ojos a la carretera, muy al pesar del pelinegro que deseaba seguir intentando descifrar a su adverso—. Puede que no todos se lleven bien, que haya conflictos y algunas diferencias, pero eso es normal, porque todas las familias tienen sus defectos.
JeongIn afirmó.
— Nos queremos, a nuestra rara manera —ambos rieron—, y nos protegemos, siempre. Solo confía en nosotros —apretó un poco su pierna, erizando cada pelito existente en el menor—. Confía en mí...
Pero los tenía a ellos, a él.
Yang, quien poco a poco fue sonriendo sin mostrar su dentadura, posó una de sus manitos sobre la ajena en la zona antes dicha; acarició el dorsal, muy suave, despacio, luego delineó sus venas más resaltantes y, armándose de mucho valor, acabó por entrelazar con timidez sus dedos, creyendo firmemente que no sería correspondido.
Pero gigante fue su sorpresa cuando presenció como si lo era, incluso más rápido de lo pensado, desembocando tanto sentimientos en el más joven.
Y era una mierda, porque en su gran mayoría eran negativos, contradictorios. No paraban de evidenciar lo mal estaba esto, ese sentir, esas ilusiones que se estaba haciendo y el engrandecer de su aprecio por el líder... Pero a JeongIn... A JeongIn no podía impórtale menos.
Solo estaban ahí, con él, compartiendo tan bonito gesto...
No podía ser mejor.
Amar a alguien es tan complicado...
— Esta bien. Confío en ti, Chan.
No, no, no. Para. Para justo en este momento o de otro modo... No habrá forma de revertir todas tus impetuosas decisiones...
***
Wattpad me jode un buen para actualizar.
Pero... ¡Aquí está!
Mis datos murieron 16383639273 veces, pero todo fine, don't worry.
En otras noticias, ¿Cómo están, personitas? ¿Se están cuidado? El COVID-19 ya ha alcanzado casi que cada rincón del planeta. ¿Cómo están las cosas en el suyo? Acá entramos en cuarentena y no podemos salir sin tapabocas. Las autopistas están cerradas, tenemos toque de queda a partir de las 6 PM. Es jodido, pero ahí vamos.
Espero que se estén cuidado tantito. 👀
Y, oigan, ¿les podría pedir un favorsote?
Tengo dos adaptaciones más del ChanIn, porque ChanIn tus patrones, ah, y me gustaría que les diesen apoyo ya que son unas obras de arte. ♥️
Es una historia MUY buena, con una trama grandiosa y atrapante. Juvenil, un amor tan prohibido como el de este ff, ahr. Su autora original es un amorcito de persona, en serio. Estoy muy segura que les gustaría, ¡recomiendo demasiado que la lean! Merece más amor del que tiene):
Y esta, tal vez, si sea un género más delicado. También me gustaría que tuviese más apoyo, pero solo si eres tolerante a la sangre, los golpes y las humillaciones. Es de contenido bastante fuerte, pero tiene una trama que, uff, qué arte. Su autor original tiene un talento increíble al escribir y una ideas maravillosas.
Si pueden, apoyenme, se los agradecería en el alma):
Eso es todo, y lamento si fue molestia. Recuerden cuidarse ahora más que nunca, tomar cosas calientes, abrigarse, nada de besitos eu, que se me contagian.
Las sarangeo. 💕
EDIT: sE ME OLVIDABA AAAA.
Una chica, el cap anterior, me dijo que tenía una teoría y, pues, quería saber si alguna de ustedes tenía una. 👀
La que sea, sobre lo que sea, claro, tratándose de la historia. No voy a confirmar o desconfirmar nada, pero puede que les de pistas de si es así o no... Quien sabe JAHSJAHA.
Buenoya.
Teorías AQUÍ.
Las leo. 👀
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top