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Las clases transcurrían con normalidad, todo iba bien, Jimin se alegraba por aprender más a medida que pasaba el tiempo, pero no todo es perfecto.

Cuándo todas sus compañeras se habían ido, el se despidió de Jeongguk mientras guardaba unos juguetes que le enseñó anteriormente al mismo. Su madre se los había comprado hace un par de días y quería mostrárselos a su nuevo amigo.

Vio cómo Jeongguk se despedía de él alzando su mano y haciendo un vaivén con esta, mientras le regalaba una de sus hermosas sonrisas. Jimin hizo lo mismo que él, y prosiguió con lo que hacía. Jeon se iba sólo hasta la entrada, después aparecía su madre y se íban juntos. Fue algo que le dijo él.

Cuándo Jimin se disponía a salir, con su madre esperándole en la entrada, su profesora le detuvo, tocándole el hombro con delicadeza para poder llamar su atención.

-Pequeño,¿estás bien? -. Aquella pregunta le desconcertó un poco, puesto que no sabía a que venía. No estaba enfermo, eso seguro, y tampoco se había hecho daño con nada.

Simplemente se resigno a asentir sonriendo, dando a entender que si, y acto seguido ir corriendo a la entrada para encontrarse con su madre. La profesora, vio como se iba, y decidió dejarle en paz.

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