Epílogo

Una mañana te despiertas y no tienes un padre, no hay un soporte que te brinde esa seguridad que un hijo necesita. ¿Supiste acaso el sentimiento de insuficiencia que sentí durante más de quince años? Guillermo y Leticia se aprovecharon de tu abandono hasta llegar al grado de destruirme y convertirme en esta monstruosidad.

Creé un muro para defenderme de todo aquel que quisiera hacerme daño, esto fue gracias a ti. Tuve que consolarme, abrazarme y secar las lágrimas de cada sentimiento que me abrumaba. Tuve que hacer tantas cosas durante tu ausencia, lo que un padre debía haber hecho.

Finalmente se habían terminado las razones para que volvieras, tengo la fortuna de decirte que fueron setenta y cuatro razones, pero ninguna de ellas te bastó, porque en su momento no fui la razón más importante para que te decidieras quedar conmigo.

No te voy a mentir, algún día te quise, quise a ese padre del que todos los hijos se sienten orgullosos, quería esa familia que todos tenían y presumían, a pesar de que no te conocía te quería en mi vida, y aferrada a que me amaras te esperé, lo hice con tanta fuerza y tanta intensidad, con la misma que había gritado fuertemente la palabra papá, —a pesar que no merecías que te llamara de tal forma— porque creía que a ti no te molestaría que te llamara de esa manera. Quería creer que todo lo que me habían dicho Guillermo y Leticia era falso, que tú me amabas, que no me habías abandonado y que siempre estuviste buscándome, me aferré con fuerza a la idea de que tú me amaras, que era todo para ti, que era suficiente.

Te esperé y te necesité inclusive antes de que me enterara de tu abandono, pero ¿qué puedes esperar de un hombre que no está dispuesto a entregarte nada?

Mis ilusiones y toda la esperanza que un día tuve que todo sería diferente se murió, está fragmentada por cada rincón, aún busco cada pieza de todas las veces que me rompí por ti, todos esos sueños de ser todo lo que un padre necesita fueron rotas en mi cara, porque tú jamás necesitaste ni una sola pizca de mí.

El llamar a alguien papá y decirle que era el mejor papá del mundo, ya no podrá ser, porque nunca llegué a tenerte. El hombre protector en el que todas las niñas se refugian porque esos brazos que nos cargaron por primera vez nos dan seguridad, pero ¿qué debería sentir yo si fueron tus brazos los que me abandonaron? ¿Qué debería sentir si cada vez que te llamaba no estabas ahí? ¿Cuál era el título más apropiado para ti?

Por ti durante mucho tiempo me sentí insuficiente, creía que todos se irían de mi vida arrojándome a mi merced así como lo habías hecho tú. Creía que no llegaría a ser lo suficientemente buena para que alguien me amara, busqué durante tanto tiempo tu cariño en lugares donde no lo iba a encontrar, ¿y sabes por qué? Porque tú jamás sentiste nada por mí, el amor no abandona, no daña y no olvida.

Quería tantas cosas de ti, y ya no vale la pena decirlas, se quedarán en el hubiera, en lo que hubiese pasado si tú me hubieras amado, si tú te hubieses quedado.

Quería que fueras el padre de esta adolescente de nombre Angélica, te esperé y lo hice por tanto tiempo que no volviste, de la misma forma en la que yo te esperaba, tú te olvidaste de mí, y lo hiciste solo una vez, pero fue suficiente para saber que no me amaste.

Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top