Carta 7.

25/Junio/2021.

Hoy estaba decidida a buscarte, iría a ese lugar donde no quería pisar, pero tal vez me daría un poco de la información que necesitaba. Obviamente se burlaron de mí cuando les planteé qué es lo que estaba buscando, diciéndome qué yo ya había perdido todo, que ya no tenía nada que perder, y sí tenía razón. Me largué de ahí cuando el oficial decidió que lo mejor era ignorar a la persona que solo estaba buscando a su padre, quizá el todavía no era papá, y esperaba que nunca lo fuera, porque hombres como él jamás deben serlo.

Me fui a refugiar en un parque, donde todos los niños compartía momentos felices con sus padres, esos mismos que tú y yo nunca coleccionamos en nuestras memorias. Probablemente era el sitio perfecto para encontrarte. Me senté sobre el sucio suelo, tan sucio como el basurero donde me habías dejado. Donde había hombres que fluían con gran rapidez llevando a sus hijos al colegio, ¿quién de todos ellos eres tú? ¿Papá eres tú? Obstaculicé el camino de todas las personas esperando que fueras tú el hombre que se haya cruzado en mi trayecto, detuve a varios individuos a preguntarles por ti, en su mayoría me ignoraban, mientras que el otro resto me tachaba de loca, ninguno me quería ayudar a buscarte, ¿dónde estás papá? ¿Por qué es tan difícil encontrarte? ¿Habrás muerto? Un hombre se acercó a mí jurando saber sobre ti, al final resultó ser una falacia, ese ser quería llevarme con él para hacerme daño. Inmediatamente el señor Alfredo acudió a mi rescate, ¿cómo sabía él dónde encontrarme? ¿Cómo sabía él cuando yo necesitaba ayuda?

Cuando vuelvas tú y yo le agradeceremos juntos, creo que es una razón para confiar en él, ¿no lo crees? Se ofreció a llevarme a mi casa, bueno fue su empleado Homero que evidentemente no me soportaba y estaba de más decirlo. ¿Te confieso algo, papá? Es algo que pocos saben y tú estarás incluido en la lista, solo por favor no te vayas a burlar de mí, no soportaría que tú también lo hicieras. Le tengo miedo a los elevadores, no puedo permanecer dentro de uno sin que me dé un ataque de pánico. Todo esto se remonta a un día en el que Guillermo y Leticia me dejaron prometiendo volver a mí, yo siempre tuve la inseguridad de que me abandonarían, porque me hicieron creer que nadie más que ellos me amaría. Al final nadie volvió por mí, me dejaron ahí, caí desmayada y no supe nada de mí hasta el día siguiente.

 Homero me dejó sobre el apartamento, se había burlado de mis miedos, ¿qué sabía él sobre esto? Me encerré en mi apartamento, en mis propias heridas sangrantes donde el mejor remedio para aliviarlas era el alcohol, me embriagué hasta tener el valor de aventarme desde lo más alto del edificio donde vivía. ¿Sabes qué? Homero me salvó, prometiendo que me ayudaría a buscarte.

¿Por qué te fuiste, papá? ¿Por qué dejaste que el resto se burlara de mí haciéndome sentir la peor basura que ha habitado en el mundo? ¿Por qué no me amaste lo suficiente para que te quedaras una vida a mi lado? ¿Por qué, papá? ¿Por qué no pudiste amarme? ¿Para qué te necesito tanto? ¿Por qué no puedo olvidarme de ti así como tú lo hiciste conmigo? Me olvidaste papá, te olvidaste que yo te necesitaba, ¿tú no me necesitabas?

Creo que Guillermo y Leticia se sentían orgullosos de ti por ser el primer hombre en destruirme, ¿qué sientes papá? ¿Qué sientes ser el nuevo motivo de mi destrucción? ¿No te sientes orgulloso de esto? Porque no, yo no me siento orgulloso de ti.

Angélica.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top