Carta 62

17/Agosto/2021.

Papá, hoy puedo escribirte que tengo miedo, un miedo irracional que se ha apoderado de cada rincón de mi cuerpo y no, esta vez no voy a decir que tengo miedo de mí misma porque aunque es verdad, es un miedo que he aprendido a sobrellevar conforme han pasado los días, yo no estoy dispuesta a hacerme daño para ver feliz a alguien más. Con el pasar de los días este miedo se hace cada vez más y más grande, hasta el nivel de tener tatuada esa maldita palabra. Esto no es ningún chantaje para que vuelvas y aunque lo fuera tú no volverías.

En estos días Homero y el señor Alfredo no se han hecho presentes en mi vida, y eso es la razón de tanto terror, yo sé que tal vez estás confundido y dirás que lo mejor para mí es que no se me acerquen, pero ten por seguro que no es así, yo conozco un poco sobre ellos y sé que están preparando algo para hacerme daño, tal vez tú estés confiando en ellos y en sus falsas intenciones para ayudarme, pero no es así, quieren que piense eso. Yo ya no les creo, no puedo volver a confiar en ellos, porque aunque me “ayudaron”, mataron a Angelina y no importa cuanto hagan por mí, o cuantas veces me salven de intentos fallidos de suicidio queriendo huir de la realidad, yo jamás podré perdonarlos, y hubiera preferido un millón de veces que me asesinaran o me dejaran morir antes que tenerles gratitud a los hombres que me arruinaron la vida, matando lo único bueno que había en ella.

Recuerdo lo que hicieron con ella cuando yo intenté que mi “familia” muriera en un accidente automovilístico y la única afectada fue Angelina, ellos se “preocuparon” por ella y tuvieron un acercamiento más profundo con ella hasta el grado que mi hermana confío en ellos y en sus falsas intenciones de ayudarla, ¿y qué pasó? En el momento menos esperado la mataron y tengo pruebas; sus amenazas, haberme ayudado a matar a Guillermo y Leticia, porque estaba segura que ellos sabían lo que había pasado e intentaron culparme a mí, me quitaron el diario y el celular de Angelina porque ahí estaba todo para demostrar su culpabilidad, la seguridad con la que me decían que yo no la había matado cuando la culpa me invadía y la que me llevaría a acabar con mi vida.

¡Ellos son culpables! Y quieren hacer lo mismo conmigo, por eso siento tanto miedo que no quiero salir del departamento en donde estoy viviendo con Geovanny, no quiero que la psiquiatra sepa de esto así que debo continuar como si nada pasara, debo seguir con mi vida aunque estoy segura que pronto va a terminar. Alguien me va a quitar lo que tú me diste, ¿no te sientes orgulloso de eso? Te vas a deshacer de mí sin ensuciarte las manos.

Angélica.

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