Carta 54

09/Agosto/2021.

Me tomo un respiro muy largo antes de comenzar a escribir esta carta hace mucho que no me detenía por un segundo en respirar de esta manera tan relajada, de sentir como el aire entraba por mis fosas nasales viajando por mi tracto respiratorio. No papá, no estoy en mi habitación, por esta vez te equivocaste y aunque en el lugar que me encuentro el aire no es tan puro como yo lo habría deseado, eso no es lo que verdaderamente importa, por si te interesa saberlo, cosa que dudo mucho si no estas cartas jamás hayan aumentado hasta el número cincuenta y cuatro, pero no hablemos de eso, quizá algunos párrafos más abajo.

Bueno, retomemos, estoy en la consulta con la psiquiatra que se me olvida su nombre, y el aire impuro que estoy respirando es el de los dieciséis grados del aire acondicionado. Pero vamos papá, hagamos una pequeña comparación, cuando estás con la persona que amas se te olvida todo lo que te rodea, porque en ese instante solo existen tú y la persona que amas, así yo, la única diferencia es que yo no estoy con la persona que amo y duele más que simplemente leerlo escrito.

La situación en la que estoy yo es un poco similar, te voy a poner un poco en contexto para que puedas entender mejor. Respirar es una actividad sencilla y fundamental que todos los seres humanos hacemos con frecuencia, pues es lo que nos mantiene vivos, yo hace mucho tiempo me olvidé de lo que era disfrutar de esta actividad y sé que tal vez para ti y para el resto de las personas que están leyendo esto les va a parecer tonto, pero para mí no lo es. Nunca dejé de respirar y eso es algo evidente, porque si fuera así no existiría una Angélica escribiéndote la razón número cincuenta y cuatro para que vuelvas a mi vida. Simplemente digamos que no me había tomado el tiempo para relajarme y concentrarme en algo que el resto considera banal.

Sabía que respiraba, que tenía un corazón latiendo bajo mi pecho, sabía que tenía el privilegio de vivir, pero nunca me había detenido a escuchar el sonido de mi respiración, los latidos de mi corazón o ver la manera en la que mi pecho subía y bajaba por la oxigenación y el bombear de la sangre que eran los causantes de mis pulsaciones.

Esa fue la actividad de hoy, escuchar y sentir mi cuerpo que aún después de todo el daño que le había causado sigo con vida, y de eso se trata todo esto, de valorar la vida que algunos quisieran tener, que soy afortunada de estar sana hablando de salud física. Y todo lo que he ido aprendiendo con el pasar de los días ha sido maravilloso y he descubierto cosas que antes no sabía o quizá sí, pero no le tomaba la verdadera importancia que merecían.

¿Sabes, papá? Me gustaría que estuvieras aquí a mi lado, viendo la manera en la que sonrío por haber descubierto un poco más de mí, me hubiera gustado que escucharas el sonido de mi respiración conmigo, que me miraras fijamente mientras me sujetaras la mano y me dijeras lo orgulloso que estás de mí.

Me hubiera encantado… pero lamentablemente el hubiera no forma parte de mi realidad y tú… no formas parte de mi vida.

Angélica.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top