Carta 49
04/Agosto/2021.
Otra maldita pesadilla, otro tormento más para hacerme daño, no sabes cuánto anhelaba sacar a Angelina de ese sitio, no podía permitir que se quedara con dos personas que se encargaron de destruirme por varios años, ¿hasta cuándo iba a lograrlo? Creo que nunca, porque si no pude sacarla de ese infierno mientras estaba con vida, ¿cómo lo iba a hacer ahora que ya está muerta? ¿Todo esto me va a perseguir por el resto de mi vida?
Me levanté gritando su nombre fuertemente, ¿sabes? Por un microsegundo creí ver a la psiquiatra Lidia parada sobre el umbral de la puerta regañándome por algo que yo no puedo controlar, la realidad me trajo de vuelta a mi cuando fue un rosa chillante en lugar de un blanco que me mantenían encerrada entre cuatro paredes, Geovanny no escuchó mis gritos, en este sitio no hay nadie que se preocupe por mí y me duele tanto escribírtelo porque es lo que tanto necesito, estoy más sola que antes, ¿se supone que así viviré el resto de mi vida? Geovanny no estaba por ninguna parte, y por supuesto que no me quedaría aquí.
Cogía el camino más largo para observar la felicidad de las demás personas, mirar a través de la ventana lo que tú me negaste, soñaba tanto con ser la niña que su padre le daba un beso tierno de amor.
Volví a mi departamento, ¿sabes que es lo que quería? ¿Tienes una puta idea de a quién quería ver cuando entrara? ¡A ti! Quería que tú fueras el hombre que me esperaba para hacer realidad cada uno de mis estúpidos sueños. No te encontré a ti, pero al menos había alguien que se había acordado de mi existencia y ese era “alguien que te vigila de cerca” ¿también me quería destruir? Lo siento, tú me habrías dicho que no confiara en desconocidos, que no entablara una conversación con extraños, pero aquí no estabas. ¡Estaba sola! ¡Necesito que alguien me proteja!
Llegaron Homero y el señor Alfredo, ¿a qué venían? ¿A hacerme daño? Diles que se larguen, que no los necesito a ellos, a la única persona que necesito eres tú. Vinieron por mí, me iban a matar. Geovanny tenía razón. Me llevaron a un sitio solitario donde nadie pudiera escuchar mis gritos.
¡Feliz Cumpleaños, princesa! Fue su manera cruel de recibirme. ¿Sabes? A veces deseo que un día a ti también te quieran destruir y vuelvas a mí porque yo solo sea la única que pueda protegerte.
Este lugar era horrible, completamente lleno de sangre, no sabía con exactitud si era humana o de algún animal. ¡Era un infierno! Todo cambió cuando me dijo que mataría a un animal, iba a volver a recordar todo lo que pasó, yo no quiero esto. ¡Quería matarlos! —a Homero y Alfredo— y ellos también querían hacer lo mismo conmigo. Homero me “ayudó” porque estaba en la lista de personas que sentían lástima por mí, ¿tú también sentiste lástima? No, tú contribuiste para que todos la sintieran.
Angélica.
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