Carta 4.

22/Junio/2021.

Papá, ayer me quedé dormida recargada contra la pared, el cuerpo me dolía horrible y puedo decirlo que no dormí del todo bien, tuve una horrible pesadilla en la que me desperté gritando en la madrugada repleta de sudor. En ese sueño todavía existía Guillermo y Leticia junto con toda la infelicidad que me envolvía. Ya me quiero largar de aquí, estoy segura que este lugar es el causante de todas mis pesadillas, ¡es horrible!

Volvieron a cuestionarme sobre su muerte, obviamente volví a negar todo, ellos jamás entenderían que un infierno me arrastraba todos los días hasta envolverme en la penumbra. Vino la visita de la psicóloga Zaire, quizá todavía no te he hablado de ella, fue una de las personas de las que pretendía sacarme del infierno y en su intento solo me hundí más porque ella nunca creyó en mí. Me pidió perdón por todo lo que hizo, nadie ni siquiera mis padres me pedían perdón después de cada demolición y sí, se sintió raro. Yo confiaba en ella, la veía como una madre a pesar de tener 24-25 años, quería que se sintiera orgullosa de mí, pero como era de esperarse eso no sucedió, sobrepasamos la línea terapeuta/paciente, ella sí se arrepintió, pero yo no, a su lado me sentía tan plena, cambiaría mi vida por haber vivido con ella; conocí un poco de la palabra felicidad. Al final se marchó, se fue de la misma manera en la que lo hiciste tú. Me dijo que ella solo sentía lástima por mí, porque nadie me quería. Luego pasaron la psiquiatra Weisdy y la directiva, me disculpé con ella por todo lo que había hecho.

Una etapa de mi vida había terminado y otra había empezado, ya nada me detendría, tenía que iniciar una vida sola, ya no había infierno, monstruos, destrucciones, ni dos seres llamados Guillermo y Leticia. Ahora te esperaría, tú llegarás en cualquier momento, ¿verdad? Recuperaremos todo el tiempo perdido y ya nada nos impedirá, podremos ser felices. ¡Tendré la familia que siempre he querido! Nos amaremos sin límites, sin reproches, sin condiciones, tú vendrás porque eres lo que siempre he necesitado. Guillermo y Leticia mintieron, ¿verdad? Porque por supuesto que tú sí me amas.

Papá ya es tarde, son las 11:40 de la noche y te sigo esperando, ¿a qué hora volverás? ¿Ya vienes en camino? 3:40 y se convirtió en otro día de tu ausencia.

Todo terminó. Yo solo quería que alguien me amara, que tú me amaras.

Angélica.

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