Carta 33
19/Julio/2021.
Hace exactamente un mes cumplió años la mayor basura que habitó en tu vida, lo sé, se oye muy cruel, pero así quisiste ser, preferiste que te recordara como el hombre cobarde que prefirió irse antes que quedarse, tuviste la oportunidad de ser mi héroe, pero es más satisfactorio ser el villano en la vida de las demás personas y sobre todo en la de tu hija, porque sabías perfectamente que a su vida le harías falta, alguien a quien admirar, un hombre que la proteja y la ame con más intensidad que una pareja amorosa, pero no, a ti te causaba más placer que alguien toda su vida pensara en ti y en las razones del porqué la abandonaste, te satisfacía y una sonrisa tendrías al ver que alguien se destruye por ti.
Pudiste haber sido el hombre más importante en la vida de Angélica, pero nunca quisiste y no hubo nadie que te lo advirtiera que tu hija se convertiría en un monstruo. No sé si ya lo escribí antes, pero no sé qué es tener un cumpleaños feliz, ni que te canten la típica canción que se canta en un día tan especial como lo es arruinarle la vida a alguien, no sé lo que se siente que te digan “feliz cumpleaños” acompañado de un abrazo, ni siquiera sé lo que es al menos sentirte importante por un día en específico, no solo me quitaste la posibilidad de ser feliz, de tener una familia y que alguien me amara, también me arruinaste la vida, y todo esto sin decirme una palabra, para destruirme solo bastó una acción; abandonarme.
¿Esto es lo que querías para mí? ¿Querías que te odiara y te recordara por toda una vida? ¡Felicidades, lo conseguiste! Y no, no tengo ni una sola razón para quererte, pero lo hago y por eso te odio y me odio a mí también, porque a pesar de que te fuiste y sé que no vas a volver, mi corazón aún te sigue esperando.
Todavía no hay razones que me hagan salir de la cama, la psiquiatra tuvo que ir por mí, tengo la certeza de que ella se está cansando de mí, no me lo ha dicho, pero todos se cansan de Angélica. Sin previo aviso la abracé, aunque estaba prohibido no me arrepentí, pero después de ver en su rostro lo mucho que le había molestado tuve que disculparme y salí corriendo.
Mi parte favorita del día fue cuando ella me alcanzó y así sin más, sin estarlo esperando, me abrazó. Uno que desde hace mucho estaba esperando pero no era la persona indicada para hacerlo, fue tan necesario que me lo diera, me trasmitió tantas cosas buenas, me lo dijo todo sin decirme ni una palabra.
Todo eso se vio arruinado cuando volví a ver algo que en el pasado me hizo tanto daño, y por lo que estuve a punto de morir, ¿no sé cómo pude sobrevivir a estar encerrada por varias horas dentro de un féretro? Tenía miedo, mucho miedo, pero sé que la psiquiatra Lidia no se atrevería a hacerme daño, solo por eso acepté llevar a cabo su actividad.
Esto consistía en hacerme sentir que estaba muerta, se despidieron de mí y hablaron de la vida sin Angélica, me di cuenta que no soy nadie, que no he hecho nada de lo que alguien se pueda sentir orgulloso, ni siquiera yo.
Estaba esperándote, las treinta y tres razones que te he dado todavía no alcanzan para tu regreso, y me odio por esperar a una persona que no tiene intenciones de volver.
Angélica.
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