Carta 13.

01/Julio/2021.

Papá, hoy es uno de esos días en los que quisiera desaparecer de la faz de la tierra. No hubo razones que me hicieran salir de casa, solo permanecí viendo todas las pertenencias que conservaba de Angelina. Cerraba los ojos y volvía al pasado, porque es lo único que puedo hacer. Toda esta situación me hacía mucho daño, pero es lo mínimo que merezco. Probablemente esta sea una de las cartas más cortas que te voy a escribir, todo a mi alrededor está hecho un desorden, he estado llorando y durmiendo en el sofá, no tengo fuerza para levantarme e irme a dormir a mi habitación, no sé cuántos días llevo sin darme una ducha, no siento ganas de nada, a veces con tal de mantener mi estómago ocupado que me exige alimento, meto cualquier cosa a mi boca o tomo agua para saciar mi hambruna. He pasado estos días llorando por todo lo que Angelina y yo pudimos haber sido, pero que nunca fuimos porque la asesiné, ¡todo por mi culpa! Siempre arruino todo.

Mis ojos duelen y mi alma grita por todo el dolor que está sintiendo, aún no sé porqué ni me he atrevido a coger una navaja para acabar con mi vida. Quisiera morir, en mi vida no hay nada bueno para que yo decida continuarla. Me duele haber sido yo la causante de toda la soledad y destrucción que habita en mi vida, no tengo fuerzas para agarrar el lápiz y escribirte algo mucho más que palabras. Estoy esperando que la muerte toque la puerta para recibirla con los brazos abiertos, moriré presa de mi propia muerte, porque no importa cuántas lágrimas derrame o cuán arrepentida esté, nada alcanza para que Angelina regrese de nueva cuenta a mi vida. Moriré aquí sola y vacía, como siempre me he sentido a pesar de que tuve lo más especial que mi vida ha tenido; Angelina.

No entiendo como me sentía sola teniéndola a ella, el problema no ha sido nadie más que yo. Tal vez sea una de las últimas cartas que recibas de mí parte, así que deberías tomarla como una despedida. Me iré a un lugar donde ya no podré hacer daño a alguien. Espero y alguien encuentre mi cuerpo aquí, antes de que esté en avanzado estado de putrefacción. Este departamento se queda todo de mí, mis lágrimas, mi arrepentimiento, mis ganas de empezar una vida donde nadie me hiciera daño, las ganas de esperarte para iniciar desde cero, mis sueños, mis promesas, ¿dónde quedó el ser feliz? Terminó desde el momento que arruiné la felicidad de alguien más. Te dejo la cartas que te he escrito a un lado de la ilusión, “yo solo quería que tú me amaras“ y me llevo la dicha de ser todo lo que demolí, seré la ceniza de todo lo que destruí.

Adiós papá, quizá en otra vida disfrutaremos lo que en esta no.

Angélica.

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