Capítulo 40.-Un último concierto

Jueves/15/Abril/2021.

Había pasado más de un mes en el que no escribía por aquí, más de un mes en el que mi hermana se había ido, un mes de su partida y yo todavía seguía esperándola, un mes que yo no había podido abrir su diario, un mes que me sentía sola, otro mes que la esperaba a ella y aquel abrazo que me quedé esperando, no había día en el que no la buscaba por cada rincón de la casa con la esperanza de encontrarla ahí y que todo fuera una pesadilla.

Mi corazón la estaba esperando y mis brazos también, el sabía que ella volvería, pero la realidad y el resto de las personas que me rodeaban me decían que ella jamás regresaría, porque ella ya estaba muerta, pero mi corazón no lo entendía y creo que nunca lo entenderá.

Hoy era la última etapa del concurso y por razones de causas distintas se canceló que se fuera a llevar a cabo fuera del país, así que se llevó a cabo en mi instituto y lo agradecía, porque no me sentía con humor ni ganas de viajar.

Eran las 11:30 y yo todavía estaba en la cama, mirando hacia la ventana, el sol me daba directamente a la cara y me lastimaba, llevaba varias noches sin poder dormir y las ojeras debajo de mis ojos lo confirmaban. Me levanté muy a fuerza, caminé y di varias vueltas por la habitación hasta que me decidí bajar a prepararme un desayuno.

Caminé por la cocina y todo se veía, vacío, no lo había escrito o quizá sí pero a lo mejor lo olvidé, desde la muerte de mi hermana, Geovanny se había ido y ya no volvió y creo que nunca más lo haría, yo no era lo suficientemente buena para que el se quedara a mi lado, no sabía nada de él, nunca convivimos, nunca nos llevamos bien, éramos como dos desconocidos.

Mis padres se marcharon desde muy temprano a trabajar, eventualmente dejaron de hacerme daño, pero nunca se cansaron de repetirme lo basura que era y que yo era la única culpable de la muerte de Angelina, sé que su única razón por la que no me habían estado haciendo daño es porque estaban preparándome la peor tortura para recibirme con una gran sorpresa para el día de mi cumpleaños y, ¿sabes algo? Yo también estaba esperando ansiosa ese día, porque por fin estaría con mi hermana. Solo de esa forma el resto podrá creer en mí, hasta ese día era lo que menos me importaba, ya no necesitaba que alguien lo hiciera, por fin había entendido que ninguna persona había nacido para amarme. Y a mí nadie me había enseñado a hacerlo, Angelina me mostró la manera de llevarlo a cabo, pero a la única persona que he amado realmente ha sido a ella, y para mi desgracia ella ya no está a mi lado.

A mis padres les dolió mucho la muerte de mi hermana que estaban devastados, no había día en el que no se encerraran en su habitación y lloraran maldiciendo mi nombre una y otra vez.

No me había percatado de cuán sola me encontraba por la vida, hasta que verdaderamente lo sentí. En cada rincón de esa casa se respiraba la soledad, el vacío y la tristeza. No había ni una sola persona a la que le importara y se percatara de todo lo que sucedía en mi vida, yo emanaba un dolor que nunca iba a poder sanar, y cada que tenía oportunidad lloraba en la casa con una absurda esperanza de que Angelina volviera a secarme mis lágrimas mientras me decía que todo iba a estar bien.

Me preparé un almuerzo rápido, solo piqué fruta y la coloqué sobre un tazón pasa después añadirle un yogur que había hecho desde hacía mucho tiempo y posiblemente ya estaba expirado. Introduje grandes bocados a mi boca y no le tomé sabor, solo que la textura se sentía diferente. Finalmente dejé los trastes sobre el fregadero y me marché a ponerme el uniforme.

Traté de arreglarlo un poco, pues sería el último concierto que daría, y a Angelina no le gustaría verme hecha un desastre. Me peiné y coloqué un poco de maquillaje sobre mis ojeras, no quería que nadie se diera cuenta de lo que era mucho más que evidente, no quería que nadie se percatara del dolor que desprendía en mi mirada y en mi nueva actitud por la muerte de aquella persona que era lo más importante que tenía en mi vida.

El mundo no necesitaba saber que me encontraba mal.

Fingí una sonrisa y no había ese brillo, ya mis ojos no se iluminaban como antes, fue que entendí que ese brillo nunca fue realmente mío, yo no tenía esa luz que irradiaba mi hermana en cada paso que daba. Y cuando ella se fue, el brillo también lo hizo. Ella se llevó muchas cosas consigo.

Salí de mi casa, me despedí de ella, no para siempre, volvería, porque era el único sitio que me quedaba, el único lugar donde tenía cada momento que me había regalado mi hermana.

Lo único que tenía de ella eran todos los bellos momentos que me regaló a su lado, los obsequios que estaban sobre su habitación y el diario que aún no tenía la suficiente fuerza para abrirlo.

Caminé, desde hace algunos meses me gustaba caminar, recorrer cada rincón de las calles en las que había recorrido al lado de mi hermana. Quería volver atrás a aquellos momentos en los que era la persona más feliz y no me di cuenta, no lo valoré lo suficiente y ahora solo existía el arrepentimiento, los recuerdos y el hubiera, pero el hubiera no existía, ni existe y jamás existirá.

Después de varios minutos había llegado, me coloqué sobre la entrada, no quería hacerlo. Porque ahí dentro no habría nadie que me apoyaba como yo quería.

Pasé, recorrí cada lugar hasta que llegué al auditorio.

—Solo una última vez, has esto por una última vez y ya nunca más volverás a hacerlo—tomé valor y entré, había muchísimas personas desconocidas y todas tenían su porra.

—Angélica que bueno que has llegado, pensé que no llegarías—sonrió la directora y me llevó a tomar asiento.

—Tienes que vocalizar un poco antes de cantar—dijo el maestro.

—No necesito hacerlo—contesté cortante.

—Sabemos que lo harás bien—hicieron un círculo alrededor de mí, y me dieron todo su apoyo.

—Yo no merezco estar aquí, no sé si tendré el valor de montarme en el escenario y dar lo mejor de mí—negué con la cabeza, me estaba arrepintiendo de haber asistido.

—Lo harás bien, confiamos en ti—dijeron al unísono.

Me sentía la persona más estúpida, porque sabía que yo no daría todo de mí, yo no merecía estar en el lugar que alguien más quería. No quería que esperaran demasiado de mí y no les diera aquel resultado que ellos estaban esperando.

—¿Y si la voz no fue mía?—pregunté y todos rieron de mi pregunta.

¿Por qué pensaban que era una broma? En mí nunca hubo nada bueno y eso fue más que notorio, todos me lo remarcaban a cada segundo de mi vida.

—Angélica, la voz sí ha sido tuya, has demostrado que tienes el talento de hacerlo—motivaron una última vez, y el concurso arrancó.

Mi mirada estaba perdida en cada concursante que pasaba, todas lo hacían excelente, yo solamente estaba buscando algo, la voz de Angelina... Pero ella no estaba en ese concurso.

Había llegado mi hora, por un momento deseaba que todo ya acabara, ya no quería estar aquí, me sentía abrumada con solo pensar que había personas que creían en mí, no me sentía lo suficientemente buena para ganar, sentía la misma presión que mi hermana al ser casi obligada a ganar el premio del primer lugar.

—No seas como Angélica y serás la mejor—se burló Carmina, no sé ni porque razón ella estaba ahí.

Y ella tenía razón, para dejar de ser una perdedora tendría que dejar de ser yo, pero esa no era mi esencia, yo me encargué de decirle a Angelina que cantara para ella, y si por solo hacer las cosas por mí era una mediocre, lo aceptaba y no iba a cambiar por solo sentir la aceptación que nunca en mi vida había sentido.

Me monté en el escenario, tomé el micrófono con mucho nerviosismo, dirigí una mirada al público que esperaba ansioso que cantara.

Pasó por mi mente dejar el concurso varado, dejé el micrófono en su sitio y bajé algunos escalones, me detuvo la directora.

—Angélica, termina lo que has empezado, ya estás aquí—regañó mientras me impedía el paso.

—Usted que sabe, ahí afuera no hay nadie que de verdad quiera escucharme, ahí no está Angelina y ella me prometió que estaría aquí—contuve el llanto, tenía que aprender a manejar mis sentimientos.

¿Cómo mierda lo iba a hacer si la partida de mi hermana todavía me dolía?

—A tu hermana le hubiera encantado escucharte cantar—se tomó un momento para decirme lo que necesitaba escuchar.

—Ella no está aquí.

—¿Dejarás esto porque ella no está aquí? Te diré una sola cosa Angélica—me miró directamente a los ojos, por fin se estaba dejando ver como la psicóloga que era.—Canta para ella, hazlo como si ella estuviera ahí escuchándote—sonreí mientras mis ojos empezaban a mostrar signos de debilidad.

Volví a subir al escenario, tomé el micrófono y respiré profundamente.

—Hazlo Angélica, Angelina estaba cumpliendo cada una de sus promesas pero alguien decidió acabar con su vida—repetí internamente mientras respiraba profundamente. Me sentía nerviosa, como si me faltara algo, y el solo tener la presencia de mi hermana me hacía sentirme valiente, nunca sentí tanta ansiedad al estar frente de muchas personas, hasta esa vez, cerré los ojos y me dejé llevar por la canción.—(Anyone—Demi Lovato) I tried to talk to my piano

I tried to talk to my guitar

Talked to my imagination

Confided into alcohol

I tried and tried and tried some more

Told secrets 'til my voice was sore

Tired of empty conversation

'Cause no one hears me anymore

A hundred million stories

And a hundred million songs

I feel stupid when I sing

Nobody's listening to me

Nobody's listening

I talk to shooting stars

But they always get it wrong

I feel stupid when I pray

So, why am I praying anyway?

If nobody's listening

Anyone, please send me anyone

Lord, is there anyone?

I need someone, oh

Anyone, please send me anyone

Lord, is there anyone?

I need someone

I used to crave the world's attention

I think I cried too many time

I just need some more affection

Anything to get me by

A hundred million…—abrí los ojos y al final, alguien estaba con una enorme pancarta.

Esta decía lo siguiente, "Vengo de parte de Angelina, ella me dijo que a través de mí, ella está contigo".

No pude evitar llorar, el resto del público pensó que era porque por fin había terminado la canción y lo había logrado, no era así, realmente era porque mi hermana si quería estar aquí, ella estaba dispuesta a cumplir cada una de sus promesas.

No me bajé del escenario, porque aún me quedaba la presentación en piano.

Me preparé, me senté en el banco de madera que estaba frente al piano del mismo material. Esperé con los ojos cerrados que iniciaraa la pista—(Dream on—Aerosmith) Every time when I look in the mirror

All these lines on my faca getting clearer

The past is gone

And it went by, like dusk to dawn

Isn't that the way?

Everybody's got their dues in life to pay

Yeah, I know nobody knows

Where it comes and where it goes

I know it's everybody's sin

You got to lose to know how to win

Half my life's in books, written pages

Live and learn from fools and from sages

You know it's true, oh

All the things come back to you

Sing with me, sing for a year

Sing for the laughter, and sing the tear

Sing with me, if it's just for today

Maybe tomorrow, the good Lord will take you away—canté tranquilamente sentada sobre el banco, al mismo tiempo que tocaba las teclas del piano. —Yeah, sing with me, sing for the year

Sing for the laughter, and sing for the tear

Sing it with me, if it's just for today

Maybe tomorrow, the good Lord will take you away—me levanté dramáticamente mientras sentía la canción recorrer por cada senda de mi cuerpo, movía la cabeza al ritmo de la melodía esperando el glorioso momento de las notas altas. —Dream on

Dream on

Dream on

Dream until the dream come true

Dream on

Dream on

Dream on

Dream until your dream come true

Dream on

Dream on

Dream on

Dream on

Dream on

Dream on

Dream on, ah—llegué a las notas altas y todo el mundo se paralizó. El público sentía la música como yo, se levantaron de sus asientos, para ponerle más emoción a la canción. Y no perderse ningún momento épico.—Sing with me, sing for the year

Sing for the laughter and sing for the tear

Sing with me, if it's just for today

Maybe tomorrow, the good Lord will take you away

Sing with me, sing for the year

Sing for the laughter, and sing for the tear

Sing it with me, if it's just for today

Maybe tomorrow, the good Lord will take you away—desafiné en lo último, bajé un semitono de la canción normal, mi voz estaba muy cansada, la mayoría del público se decepcionó de mí, y no era para menos, yo también lo estaba, llevaba mucho tiempo practicando para este momento.

Al finalizar la canción, sí, aplaudieron, pero no como yo hubiese querido, no como lo hubiera hecho Angelina. Nadie estaría más orgullosa que ella, pero no estaba para decírmelo.

Me bajé decepcionada del escenario, no era lo que estaba esperando, yo quería dar más de mí, pero a mi mente vinieron miles de recuerdos que me hicieron perder la noción del tiempo y olvidé por completo lo que estaba haciendo y por esa razón desafiné.

Caminé hacia mi lugar, y el extraño de la pancarta caminó hacia a mí, esta cubría casi por completo su cuerpo.

Mi corazón esperaba que fuera Angelina, pero la realidad me hacía despertar que no era ella, porque ella ya estaba muerta.

No sabía quién era y tampoco me importaba saberlo. Mi única reacción fue correr y lanzarme a sus brazos.

—Lo he hecho fatídicamente mal—me escondí en los brazos de la persona extraña, imaginé que fuera Angelina, ella me consolaría como nadie más solía hacerlo.

—¿Bromeas?—preguntó mientras intentaba hacer que lo viera.—Es la mejor presentación que he escuchado durante años—sabía que mentía, todos mentían, y la única que no lo hacía ya no estaba; Angelina.

¿Sabes algo? Por una vez en mi vida necesitaba que alguien me dijera eso que tanto necesitaba escuchar, sí, suena tonto, pero yo quería escuchar algo así, aunque fuera una mentira.

Me separé de él, lo vi a los ojos y me sorprendió que estuviera ahí, cuando nadie en su sano juicio estaría conmigo.

—¿Qué hace usted aquí?—me alejé drásticamente de él.

¿Sería estúpido de mi parte si esperaba que fueran mis padres los que estuviesen ahí tan solo para decirme que no me querían perder, que ya habían perdido una de sus hijas, que no querían perder la otra que les quedaba. Pero como siempre, no estaban ahí, y es que mi problema era que esperaba mucho de personas que no me iban a dar nada.

—Angelina me dijo que estuviera aquí, curiosamente ella tenía todo preparado para cuando no estuviera...

—Era como si de alguna forma, Angelina presintiera su muerte—interrumpí deduciendo la frase.—Pero, ¿por qué a usted? ¿Por qué mi hermana le tenía tanta confianza a alguien que ni siquiera conocía?—indagué persistentemente.

—Porque ambos compartíamos el mismo sentimiento de que alguien cercano a ti te quisiera matar—respondió sin inmutarse, no sé si lo hizo para lastimarme o esa era realmente su respuesta.

Bajé la mirada decepcionada de mí misma y de todas las acciones que un día quise hacer.

No importaba cuánto arrepentimiento demostrase ante ese fatídico hecho, el mundo no estaba dispuesta para un cambio, todos vivían de los errores del ayer, para él seguía siendo la misma persona que había intentado matar a Angelina. Y sabía que nadie podía perdonarme, porque aún no me lo perdonaba yo. No necesitaba el perdón de nadie, el único que necesitaba era el mío, yo no estaba dispuesta hacerlo y no sabía hasta cuando lo estaría, probablemente nunca.

—¿Por qué no le dijo eso a mis padres? ¿Por qué no lo hizo?

—Quizá sabía que tus padres nunca lo harían.

—¿Qué está esperando? ¿Por qué no se aleja de mí?

—Porque espero una respuesta que Angelina iba a darme, una incógnita que llevo durante años sin resolver y tu hermana me aseguró que tenía la respuesta... En fin solo vine a entregarte esto—agarró mis manos y abrí las palmas de esta, sentir su tacto me hizo sentir tan... Es una sensación difícil de explicar. Me entregó una carta.—Me dijo Angelina que te la entregara cuando fuera el momento y inesperadamente ha llegado.

—¿Por qué hace esto?—apreté entre mis manos la carta.

—Porque ella me dijo que yo también encontraría a la persona que estaba buscando—su contestación me dejó pensando.

Se fue, busqué un lugar entre mis representantes, me miraron durante un segundo y luego siguieron atentos al concurso.

Todas las presentaciones estuvieron increíbles e incluso mejor que las mías.

—Después de una decisión muy difícil por parte del jurado tenemos las ganadoras, y es que todas vosotros lo habéis hecho genial...—ignoré por completo los nombres de las ganadores, sabía que yo no estaba en esa lista. Pero si aplaudí con mucho entusiasmo, con el mismo con el que me hubiese gustado que lo hicieran conmigo.

Me levanté de mi lugar, aunque no había ganado, quería pasar al escenario y está vez no era para insultar a nadie.

—¿Puedo decir unas palabras?—pregunté a la anunciadora. Esta me cedió el micrófono, estuve muy cerca de las ganadoras y eso me hizo sentir como una.

—Yo...—respiré profundamente, me estaba poniendo muy nerviosa, mis manos estaban sudando y mis piernas flaqueaban.—Yo estuve cerca de abandonar este concurso, sé que nadie se haya percatado de haberlo hecho, todo estaba cerca de ser tan maravilloso, si tan solo ella estuviese aquí, y un premio no me define como lo que soy, porque yo tan solo esperaba este día porque solo una persona estuviera aquí, yo solo quería que Angelina se sintiera orgullosa de mí, ese era mi mayor premio, solo hice lo que hice, porque se lo prometí y ella estaba cumpliendo cada una de sus promesas, me siento muy orgullosa de haber llegado hasta aquí, hubo un momento en el que pensé ganar ese premio para dedicárselo a ella, quería entregarle tan solo algo para sentirme la persona más maravillosa por haberlo hecho, pero, mis manos están vacías y mis brazos también—lloré en esa frase.—Me siento orgullosa de que ustedes hayan logrado ganar ese premio, sigan sus sueños que llegarán a ser unos grandes artistas como ella también lo habría sido. Hoy por este motivo, te dedico este concierto a ti, Angelina, mi último concierto va dirigido hasta a ti donde quiera que te encuentres, y ten por seguro que te buscaré y no pararé hasta volverte a abrazar—aplaudieron con fuerza.

Te buscaré Angelina.

Yo tenía tiempo buscando a alguien que me amara y la encontré, pero te perdí, y da por hecho que te volveré a encontrar.

***

—Angélica, necesitamos hablar—salí del auditorio y me encontré a Hailee esperándome a la salida de este.

—Dime qué necesitas, Hailee—sonreí, sostuve con fuerza la carta que tenía más significado de cualquier objeto que mis manos habían tocado en mi vida.

—¿Te parece si caminamos y te cuento?—tomé su mano, esta no se sintió de la misma manera, se sentía fría y distante.—Estuviste muy bien en el concurso, ¿ya te lo habían dicho?—preguntó iniciando la conversación.

—Solo tú faltabas de hacerlo, era lo que estaba esperando al final del día—sonreí, ella no estaba y no me había percatado de ello.

Me miró de una forma extraña, había algo diferente en ella y no sabía con exactitud qué era.

—Angélica, es mejor que no tengas mucho contacto conmigo—estableció una dolorosa distancia.

—¿Por qué? Si eres mi mejor amiga, Hailee—esperé que se tratara de una broma y la abracé fuertemente esperando el momento que dijera que estaba jugando.

—Dejaremos de serlo—se volvió a separar de mí y algo muy dentro de mí se rompió.

—¿Es una broma, verdad?—me detuve, estábamos frente a la parota, caminé hasta sentarme sobre una gran raíz y pude observar manchas de mi sangre que había derramado.

—No, no es una broma, de esto he querido hablar contigo, pero creo que últimamente no te has encontrado bien—se sentó quedando en frente de mí.—Últimamente he estado meditando mejor las cosas y creo que es lo mejor para ambas, debes vivir el duelo de tu hermana de la mejor forma posible, pero también debes continuar con tu vida sin mí—comentó en total seriedad.

—¿Por qué lo haces?—pregunté con desilusión.

—Porque es lo mejor para las dos...

—Querrás decir que es lo mejor para ti...

—No, Angélica, mi madre y yo hemos estado hablando y he decidido que es lo mejor para ambas, tú eres una mala influencia para mí y yo intenté hacerte daño, eso no es lo que hace una amiga—se levantó de su lugar, yo me quedé en el mismo sitio asimilando lo que me estaba diciendo.

—¿Y una mejor amiga te abandona cuando más la necesitas?—cuestioné, no se tomó el tiempo de mirarme porque se haberlo hecho no me hubiese dicho lo que me dijo.

—Necesito que me entiendas—fue lo único que respondió.

—Y yo te necesito a ti.

—Tú no necesitas a nadie , Angélica, crees que el mundo gira alrededor de ti y por la misma razón de vivir encerrada en tu burbuja es que tu hermana se suicidó,  buscas culpables de su muerte, pero la única culpa es tuya porque tantas veces que te pidió ayuda y tú nunca supiste ayudarla o es que nunca quisiste hacerlo—juzgó de la peor manera que ella podía hacerlo.—¡Porque te recuerdo que dijiste que la querías matar! ¡Y lo confesaste tan normal!

—¿Ya dejaste de necesitarme? ¿Ya no te sirvo? ¿Ya encontraste lo que buscabas? Está muy bien por ti, ten presente que yo nunca te abandoné cuando más lo necesitaste, luché hasta el último día de nuestra amistad y yo estaba dispuesta a seguir haciéndolo, te deseo lo mejor y de todo corazón deseo con todo mi corazón que nunca nadie te abandone cuando más lo necesites—volteo a verme de reojo, y se fue, sin importarle como me sentía en ese instante.

¿Podía romperme más de lo que ya estaba? Estaba rota en mil pedazos y llegaba ella a romperme más, no podía entender como esa persona que prometió y yo pensaba que nunca me abandonaría, lo hizo en el momento que más la necesitaba. Era yo sola contra el mundo, una batalla interior y una exterior contra mis más grandes rivales; mis padres, ¿qué batalla más me iba a poner su Dios?

Abracé fuertemente mis rodillas, me sentía más sola que nunca, no tenía a nadie a quién contarle como me sentía, esa horrible sensación de sentirte como la peor basura que habitaba en el mundo no se podía describir con tanta facilidad.

Necesitaba un abrazo, tan fuerte que uniera todas las piezas rotas de mi corazón, y la única persona que me los daba sin pedírselo era mi hermana.

Recordé cada momento vivido en ese árbol gigante sobre el cual estaba sentada, no quedaba nada de eso que un día fuimos.

—Hailee—acaricié la inicial de su nombre que estaba grabado junto a la inicial de la mía.—¿Por qué tenías que ser tu la persona que terminara de romperme en mil pedazos? ¿Qué hago con todos esos bellos momentos que me regalaste? ¿Qué hago con tus promesas que dijiste ibas a cumplir? ¿Es tan fácil prometer algo para luego irte y romperlas? Cuanta razón tenía la psiquiatra Weisdy, pero no pensé que tú lo harías Hailee, juré que eras la persona más maravillosa, la única que había aceptado estar con esta mierda de persona y ahora tú tampoco quieres estar—apreté mis puños mientras las lágrimas salían en forma de todo el dolor contenido dentro de mi ser.

Sentí la carta que me habían entregado, la mojé un poco con las lágrimas, las quité y lo único que logré fue esparcirla por la mayor parte del papel. La abrí con sumo cuidado de no romperla y la hoja tenía un marco que había sido hecho por Angelina el día que decidió escribir esto.  A simple vista se veía tan magistral, su caligrafía era tan perfecta a su corta edad.

Angélica, si estás leyendo esto es porque estuve en tu último concurso, no lo hice presencialmente pero, recuerdas que una vez te dije que si tú querías que estuviera en tu vida, lo estaría solo tenías que pensar en mí, yo viviré por siempre en tu mente y corazón si así tú lo decides.

En la presentación estuviste estupendamente genial, ¿cómo lo sé? Porque tu cantas con el alma, sientes la canción como si tú la hubieras escrito y eso no cualquiera lo hace de la misma forma en la que tú conviertes cada línea en una experiencia que todos quisieran escuchar, es la mejor voz que mis oídos habrían querido escuchar, y no sabes cuanto me encantaría estar ahí contigo, para abrazarte y felicitarte por cada gran logro.

Tu voz es tan mágica, eres maravillosamente maravillosa, todo lo que tú haces es arte y no cualquiera está listo para admirarte.

Recuerda que tú eres especial solo por el hecho de vivir, disfruta cada momento que la vida te dé, porque no sabes hasta cuando vivirás. Recuerda que siempre serás mi Octava Maravilla y la Octava Maravilla del mundo. Ten siempre en mente cuál es tu objetivo; ser feliz. Lo serás porque te lo mereces. Canta con el alma, canta para ti misma y el resto no importa. Todos se sienten orgullosos de ti pero no saben como decírtelo, eres más especial de lo que tus ojos quieren ver.

Espero que esa felicidad anhelada llegue a tu vida.

Sé que últimamente te sientes mal y un poco culpable por mi muerte, tú no eres culpable y no lo serás. Sí tú eres feliz, yo también lo seré.

Espero que tú también hayas pensado en mí como yo lo estoy haciendo en este momento.

Con cariño, Angelina.

Mientras la leía lloré, había tanta razón en sus palabras y me imaginé a ella justo en frente de mí leerla, no pude evitar sentir dolor, derramé lágrimas sobre esa parota donde había iniciado una amistad y también donde había sido el fin de la misma.

Todo lo que yo más quería, la vida se encargaba de quitármelo todo.

—¿Qué más quieres? Ya me quitaste todo lo que quería, ¿qué me quitarás ahora? Me quitaste el cariño de mis padres, me negaste la posibilidad de tener una familia y poder ser feliz con ella, te llevaste a mi hermana, Geovanny se fue diciendo que no había nada bueno por lo que quedarse a mi lado, me quitaste a mi mejor amiga Hailee, ¡quítame la vida, ya no hay nada bueno en ella!—grité con el dolor de sentirlo en carne propia todo, yo era su persona menos favorita.—¿Qué tienes de bueno para mí?—pregunté al cielo esperando una respuesta de su parte.

Y no la hubo, no respondió. Su única forma de responder fue mandarme un fuerte viento que logró que mis lágrimas derramadas se secaran por completo.

Traté de sonreír para aparentar que estaba bien y caminé, salí de ese lugar y me dirigí a la salida.

—¡Felicidades Angélica!—me detuvo la directora casi al punto de cruzar la puerta.—Lo hiciste muy bien—me regaló un abrazo y no pude evitar llorar.

Todavía no salía todo el dolor contenido.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?—preguntó separándose de mí. No quería que lo hiciera, ¿por qué lo hizo?

—Hace mucho tiempo que no escuchaba que una persona ajena a mí me felicitaba y... se siente tan bonito que lo haga—limpié las lágrimas que tenía sobre mi rostro.

No mentía, creo que eran muy pocas veces que era transparente con ella, yo siempre la había juzgado.

—Y más cuando no merezco nada de usted, la he tratado muy mal y...—tomé un respiro sollozando.

—Angélica, eres brillante, solo falta que tú te lo creas—me regaló una sonrisa y se marchó.

Fue mi mayor inspiración.

¿Yo era brillante? Y si lo fuera, ¿por qué no soy capaz de verme a mí misma como realmente soy?

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