Verte
Estaba súper nerviosa.
Cada vez quedaba menos para verte,
cada vez quedaba menos para escucharte,
cada vez quedaba menos para admirarte...
Me moría de ganas porque la campana de aquel viejo reloj tocará ya las ocho.
Me moría de ganas por salir corriendo bajo la lluvia, emocionada por llegar a tu encuentro.
Sin embargo, a cada segundo que pasaba, más nerviosa me ponía, más y más me inquietaba.
Tu presencia me imponía,
tus palabras me cohibían.
Y tú seguías ahí,
sonriendo mientras brillabas,
recitando mientras me enamorabas.
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