Su rostro era perfecto...
Tenía la piel lisa y brillante como la porcelana.
El café de sus ojos, grandes y brillantes, que resaltaban en medio de la cara.
Y luego estaba esa maravillosa sonrisa,
por color de la más bella de las rosas con torneada.

Su cuerpo era perfecto...
Su altura, imponente, hacia que
para atravesar su mirada,
yo tuviera que mirar al cielo.
Esas curvas tan bien definidas
que hasta a un ciego le provocarían deseo.
Pero lo que más me hechizaba de todo,
eran las llamas serpenteantes en su pelo.

Su alma era perfecta...
Subía al escenario,
valiente y sin tener ningún miedo.
Enamoraba con cada una de sus palabras,
pues estas eran de su espíritu el reflejo.
Tenía un corazón inmenso,
que no le cabía en el pecho.

Era perfectx...
Simplemente, perfectx...