No sé qué hacer.
Me encuentro en la noche
perdida en medio del bosque
sin una luz hacia la que caminar.

El cielo está nublado.
Una cortina de lluvia me oculta el camino.
Con la mirada desesperada busco algo,
lo que sea que muestre mi destino…

Estoy desorientada, 
mareada,
abatida
y devastada.

Un fuego fatuo aparece en la lejanía,
me acerco un poco,
Parece que me invita a que le siga.
Cuando ya estoy bastante cerca, 
de repente el fuego desaparece,
y vuelvo a sentir como mi corazón,
habiendo recuperado el calor,
se enfría y se oscurece.

Inesperadamente, 
el fuego fatuo aparece de nuevo.
Me atraviesa con su mirada,
me da esperanza,
Se da la vuelta,
me ignora.

Aquel fuego fatuo 
me volvía loca en múltiples sentidos:
Me volvía loca porque me hechizaba,
al mismo tiempo en que 
me volvía loca porque me desconcertaba.

Aquel fuego fatuo,
tenía el poder
de congelar mi corazón
o hacerlo arder.