A ver, te explico:

No soy escritor, poeta, recitador, adivino, literato, juglar, atlético, popular, fuerte, musculoso o gracioso, ni siquiera delgado. No soy un chico que les atraiga a las chicas. Que para el caso viene siendo lo mismo.

Lo cual no era un problema, lo juro. No hasta que la conocí, no os voy a decir su nombre pero diré lo más importante, ella está completa y absolutamente fuera de mi liga.

Ella no es lo que yo diría una chica súper popular. Pero tenía más amigos que yo, eso era seguro.

Es guapa, no, ella es hermosa. Es tan delgada que si llegase a abrazarla podría romperla; me estremezco ante el pensamiento.

Lo que más me gusta de ella es que es... una bailarina.

También es lo que más odio.

¿Yo? soy todo lo contrario; típico friki antisocial. Las personas me definen como Gordo friki. Y no es que yo no estuviera gordo, porque sé que estoy gordo y aquello solo representa un problema cuando mamá dice que estoy pasadito de peso. Estoy gordo y punto.

Voy a advertirte de una buena vez, que no diré cuanto peso. Odio decir cuánto peso. Lo odio casi tanto como que me digan gordito o a las Spice Girls –ugh–. Es un tema que te sugiero que evites.

La cuestión: desde la primera vez que realmente la vi quise que fuera mía.

El problema: Las chicas nunca, nunca, se fijan en el chico gordo.