6
Estuve despierto más o menos a las tres de la tarde, cuando abrí los ojos, Sarah ya no estaba a mi lado, pero pude escuchar la ducha, me puse mis calzoncillos e hice mi camino a la cocina. Una vez allí, encendí mi teléfono por primera vez desde la madrugada. Había 15 mensajes de texto y 20 llamadas perdidas. 14 mensajes de Ángela y uno de Mason. Todas las llamadas eran de Ángela. Me debatí internamente entre sí debería o no leerlos, pero al final decidí que tenía que hacerlo. Todos decían casi lo mismo, cosas como "¿estás bien?, vuelve a casa, ¿Dónde estás? ¿Por qué no regresas?, si no vas a volver esta noche por lo menos hazme saber que estas bien" El mensaje de Mason decía: Idiota, Ángela no para de llamarme, devuélvele las llamadas. Decidí enviarle un mensaje a Ángela.
"Estoy bien".
Volví a apagar el teléfono y lo dejé sobre la mesa, busqué por todos lados un poco comida, pero había en su mayoría latas vacías y cajas con migajas. Encontré un poco de leche, cereal y un frasco de mermelada de fresa. Prepare el cereal y decidí que ella podría ponerle mermelada a su cereal si quería.
—Hombre— dijo, la miré estaba secándose el cabello. —Huele bien— bromeó.
—Soy un excelente cocinero— dije con falso orgullo. —Eso explica porque no encontraba mi camisa— le dije señalándola.
—Ups— sonrió. —Esto me recuerda que quizá deba ir de compras.
— ¿Quizá?— Arquee una ceja.
—Quizá— se encogió de hombros.
Desayunamos en silencio, lo que hasta cierto punto no fue incomodo pero comencé a pensar en lo que había pasado la noche anterior, en lo que habíamos hecho y aunque no era como que yo fuese virgen, por alguna razón me sentía avergonzado cuando pensaba en ello.
Sarah era genial, había estado genial y aunque esto me haga sonar como un completo gilipollas, no me molestaría repetirlo y casi podía estar seguro que a ella tampoco, sonrío un poco ante ese pensamiento y cuando Sarah me observa, incluso aunque no sabe lo que estoy pensando también me sonríe. Ella era una magnifica persona y no me gustaba pensar que ella creía que ayer solo lo hicimos porque estaba borracho o algo así... y si lo pensaba mejor, no sabía porque ella había querido...tener sexo conmigo.
Sarah era guapísima y me atrevo a pensar que tenía más de un par de chicos arrastrándose tras ella, era simpática, inteligente y aunque era un desastre en la cocina y llegaba a desperdiciar más comida de la que me gustaría, era una buena compañía. Tenía tantos libros que nunca creerías que los había leído todos; lucía como una matona y aunque eso me asustó la primera vez que la vi, aquello solo le hacía ver un poco sexy.
Tendríamos que tener la charla. Mi piel se erizó ante el pensamiento. Nadie quería tener la charla y cuando digo nadie, de verdad quiero decir nadie. No he conocido a una sola persona a la que no le entre el miedo al escuchar las palabras: tenemos que hablar; había algo en esas tres palabras que me hacía sentir miedo, porque en cuanto alguien pronuncia esas tres palabras se dan la media vuelta y no te dicen de lo que quieren hablar en el momento, tienes que esperar horas, días o semanas. O al menos así es como se siente.
Pienso en sí debería o no preguntarle a Sarah que debíamos hacer después de esto, pero algo en mí me decía que no era buena idea, porque si esto no salía como yo quería, tendríamos que dejar de ser amigos. Me pregunté si ella querría que comenzásemos una relación o si simplemente querría hacer como que nada pasó. Si ella quisiese hacer como que nada pasó, eso estaría de puta madre. Podríamos seguir siendo amigos y nada camb... oh, que idiota soy, ¿a quién engañaba? Nada sería igual y eso me ponía nervioso, porque de verdad quería a Sarah como una amiga y no me gustaría que esto afectase nuestro lazo de amistad. Por el contrario, si ella quiere una relación, sería un problema incluso mayor, porque por más idiota que suene, yo no quería una relación con ella, es decir, sería de puta madre, porque ella esta zafada del coco y me encantaba salir con ella y... el sexo era increíble. Pero no podía hacer algo como eso, porque a mí me gustaba Melanie más de lo que me gustaría admitir.
Oh, qué hijo de puta sería si le dijera lo que acababa de pensar Me debatí entre sí debería o no preguntarle, Por qué analicé los escenarios a cada posible respuesta y ambos de alguna manera me perjudicaban física y emocionalmente o afectaban emocionalmente a Sarah
Si dejábamos de ser amigos, ambos lo superaríamos a largo o corto plazo. Pero como esperaba que ella siguiese cuidando de Mike, las cosas se volverían incomodas, ambos nos evitaríamos y tendríamos que responder preguntas incomodas e indecentes a Ángela y ella de alguna manera querría que arreglásemos el asunto, porque aunque Ángela no era la hija de unos hippies, siempre creía que había solución a los problemas. Oh, Ángela era tan inocente.
Por otro lado, si comenzábamos una relación, tendríamos sexo increíble y pasaríamos momentos de puta madre y haríamos un montón de cosas divertidas y pasaríamos momentos de puta madre mientras teníamos sexo increíble. Y sería asombroso estar con una chica hermosa y divertida sin que viese solo mi peso por primera vez en la vida. Sin embargo, aunque me costaba admitirlo, no quería ser esa clase de imbécil. No quería estar con alguien mientras tenía sentimientos asquerosamente románticos por alguien más. Por otro lado, Melanie había sido una perra conmigo y eso me hacía sentir furioso que todo dejaba de importarme.
Al final de mi lucha interna decido que prefiero que diga que quiere mantener una relación conmigo. Y que eso sería lo mejor, así que decido preguntarle qué es lo que haremos después de esto. Pero cuando lo intento, la lengua se me traba y regreso la mirada al poco cereal que queda en el plato, la miro de reojo y la veo jugar con su cabello mientras manda un mensaje de texto. Termino lo último que hay en mi plato, que es una asquerosa mezcla a la que no le encontré sabor.
Vuelvo a mirar a Sarah, pero esta vez ella me está viendo. Oh no. Sabe lo que estoy pensando. Me pongo de pie tan rápido que la silla baila un poco antes de volver a su lugar, recojo mi plato y el de Sarah y pongo estos sobre el fregadero. Ella me dice que los lavara más tarde y que puedo tomar una ducha si quiero, le agradezco con una sonrisa y entro con rapidez, esta vez, al contrario que el día anterior, me toma aproximadamente unos veinte minutos estar listo. Salgo de la ducha denudo de la cintura para arriba y entro en la habitación de Sarah sin tocar, mi cara se enrojece una vez me doy cuenta que ella estaba cambiándose, me doy la vuelta y tartamudeo mientras le pido mi camisa de vuelta. Ella se ríe y le arrojo sin ver un par de pantalones que encontré en el suelo de su habitación, me rio nerviosamente mientras me pongo la camisa dándole la espalda. Después de un par de segundos, me armo de valor y por fin le pregunto:
— ¿Qué vamos a hacer ahora?
—Si aún no te sientes con ganas de ir a casa— me dice —puedes acompañarme por las compras— y aún sin mirarle sé que está sonriendo. Accedí.
Un par de horas después estábamos de regreso con una cansada Sarah y un Matt más quejumbroso que de costumbre.
Cuando llegamos al súper, lo primero que ella hizo fue dirigirse al área de dulces y arrojar en el carrito cualquier cosa que contuviese grandes cantidades de azúcar. Llenó más de la mitad del carrito con cereales, dulces, sodas, chocolates y quien sabe que más, después de pasar la siguiente media hora tratando de regresar los artículos sin que ella se quejase, escogí las cosas que note faltaban en su apartamento, que fueron principalmente comestibles. Le pregunté cuanto tiempo llevaba sin hacer las compras, se encogió de hombros y me dijo que no podía recordarlo, que había estado sobreviviendo con lo que era el grandioso servicio a domicilio de prácticamente cualquier restaurante de la ciudad. Le dije que esta noche le daría de comer apropiadamente. Ella dijo que no era necesario, que ella sabía preparar comida o algo que se le pareciese, me negué y le dije que era mi forma de pagarle por haberme rescatado la noche anterior; estuvimos peleando un rato por eso, pero al final ella cedió. Cuando volvimos yo estaba cargando todas las bolsas mientras la escuchaba quejarse sobre que había sido demasiado cansado ir por las compras y que también debería haber servicio a domicilio para eso mientras comía una barra de chocolate que tomó mientras yo no le miraba. Cuando estábamos frente al edificio, mi teléfono comenzó a sonar, pero como tenia ambas manos ocupadas, le pedí a Sarah que contestara por mí, después de casi morir de vergüenza cuando lo saca de mi bolsillo trasero; me dice que es un número desconocido, cuando le digo que debería colgar me ignora y atiende, pero solo le dice al desconocido que estoy ocupado, cuando ella cuelga me rio y le digo que las personas podrían malinterpretar eso y ella solo sonríe.
Una vez estamos en su apartamento le digo que debería poner las compras en su lugar, pero me ignora de nuevo y entra en su habitación. Suspiro con cansancio y sonrío, era difícil llevarle el ritmo a esta mujer. Mientras estoy sacando las cajas vacías que están en la alacena y las remplazo por las nuevas, mi teléfono suena una vez más, pero lo ignoro pensando que es el número desconocido una vez más. Una vez todas las cajas, latas, bolsas y demás están en su lugar, me siento en el sofá y tomo mi teléfono. Me doy cuenta que la llamada de un par de minutos antes, no era el desconocido, era Mason, lo que enseguida me extraña, ya que Mason no es de los que me llamen cada día. Vuelvo a llamarle esperando que me conteste. Cuando después de tres timbres no me contesta comienzo a preocuparme un poco, pero cuando responde justo antes de que ser enviado al buzón me siento un poco aliviado.
—Hombre ¿Qué sucede? — pregunto algo asustado.
—Cálmate pequeño hermano menor— me dice. —Solo quiero saber dónde estás, Ángela no deja de llamarme cada dos por tres para preguntarme donde estas.
—Eres tan chismoso que si te digo donde estoy, le enviarías un mensaje de texto a Ángela justo ahora— gruñí.
—Eso me ofende un poco.
—No seas ridículo— puse los ojos en blanco.
—No soy ridículo, yo solo...
— ¿Estás hablando con Matt-Matt?— escucho a América preguntar.
—Mare— sonrío. Y le escucho pelear por el teléfono con su padre, pronto, escucho a América haciendo un berrinche porque Mason no le entrega el teléfono. Unos segundos más tarde puedo escuchar a Meredith reprendiéndoles y a ambos disculpándose por el escándalo.
—Matthew— Meredith dice — ¿estás bien?
—Si— respondo con rapidez.
— ¿Te encuentras de alguna manera en peligro?
— ¿Peligro? No, no.
— ¿Sabes cómo regresar a casa?
— ¡Por supuesto que sí!— digo un poco enfadado.
—Vale, vale— la escucho suspirar. —Eso es todo, nos vemos para el cumpleaños de América.
—No lo voy a volver a olvidar— me quejé. —Ustedes tienen que tener más fe en mi— ella ríe —, vale, intentare no olvidarlo. Nos vemos Mer.
—No tienes por qué hacer la cena— Sarah me dice desde el otro sofá. —Ya pedí una pizza— me dice sin despegar la vista de su teléfono.
—Sarah— yo digo. —Yo... quiero decir... esto... nosotros...— tartamudeo y la veo reír.
—Matthew— dejó el teléfono a un lado y me miró. —El sexo fue asombroso— yo asiento, de acuerdo con ella. —Y apuesto a que a ambos nos gustaría repetirlo— le doy la razón nuevamente. —Aunque llevamos conociéndonos un par de meses, hemos pasado momentos de puta madre, no lo vamos a negar. Pero las relaciones lo arruinan todo— gruñe. —Además, yo sé algo que los demás no— sonríe divertida —ya hay alguien que te gusta... y tu cara me lo confirma— se ríe. —Oh, ¿así que si hay alguien? — sonríe victoriosa. —Pero creo que no has resuelto tus asuntos con esa persona ¿no es así? — vuelvo a darle la razón. —Así que estaba pensando, podemos tener asombroso sexo y seguir siendo amigos— la miro, esperando que aclare la situación. —Tres palabras. Amigos con beneficio— sonríe. —Se lidiar con esto, — me dice sonriendo incluso más fuerte —así que cuando esta persona te haga caso o alguno de los dos quiera terminar esto, simplemente lo haremos. Seguiremos siendo amigos...— sonríe con picardía —con beneficio.
—Yo...— me interrumpe con un gesto, un poco irritada. Guardo silencio como un niño pequeño que está siendo regañado.
—No seas idiota hombre— me dice —si yo fuese de esas personas románticas hasta la mierda te habría dicho que quería ser tu novia o alguna chorrada como esa cuando despertaste esta mañana; pero como no lo he hecho, puedes estar seguro que no voy a echarte una bronca por cada cosa que hagas. Seguiremos como hasta ahora, solo que esta vez podremos... ya sabes, obtener ciertos beneficios del otro.— Hizo una pequeña pausa, analizando mi expresión y agregó: —Está bien si no quieres esto, podemos ser simplemente amigos— se encogió de hombros. Esta vez no lo pienso tanto.
—Claro— sonrío.
—Así que...— ella se pone de pie —tenemos cuarenta y cinco minutos antes de que la pizza llegue— me dice sentándose en mi regazo, la tomo de la cintura y la acerco a mí.
—Es más que suficiente— sonrío y la beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top