28


Dos semanas pasaron y al contrario de lo que ustedes podrían pensar, Mel se había mantenido un poco alejada. Si no era que "tenía mucha tarea" era que "tenía algo urgente que hacer". Y aunque probablemente eso podría haber sido cierto, no podía dejar de sentirme abandonado.

Esta vez, decidí no pedirle un consejo a Ángela y espere un par de horas por Melanie en su apartamento, cuando por fin llegó tenía la cara roja y sobre su hombro derecho había una mochila. Una vez que estoy de pie me sacudo el trasero y me acerco a ella.

—Creí que habíamos superado la etapa de evitarnos el uno al otro— sonrío, un poco incómodo. Le entrego las flores que había comprado para ella y cuando sonríe sé que todo está bien entre nosotros.

Me invita a pasar y después de darse una ducha estamos en el sofá viendo un programa que habíamos comenzado a ver juntos apenas un par de semanas atrás. Cuando el séptimo capítulo termina ella apaga la tv y se sienta en la pequeña mesa situada frente a nosotros.

—Yo...— juguetea un poco con sus manos antes de mirarme. — ¿Recuerdas que habíamos dicho que seríamos honestos el uno con el otro?— asiento. —Bueno, voy a decirte la razón por la que te he evitado— suspira y toma mis manos entre las suyas. —Voy a irme, muy lejos... la academia esta...

—Lo sé— le digo tomándola por sorpresa. —Supe desde el principio lo que iba a pasar cuando fueses aceptada, pero también sabía que esto era lo mejor para ti— se separa de mi con brusquedad, se pone de pie y da vueltas por la habitación.

—No sé si sea una buena idea irme— susurra.

—Por supuesto que es una buena idea— vuelvo a encender la tv, restándole importancia al asunto. Pero ella continua hablando.

—Y está muy lejos... hasta el otro lado del país...—juguetea con sus dedos, inquieta, justo como la conocí. —Y no podré venir mucho... dos, tres veces al año... estaré al otro lado del país— susurra.

—Suena como que estás buscando una excusa para terminar conmigo— sonrío nervioso, intentando aliviar la tensión, revuelvo mi cabello y puedo observar la incertidumbre en su precioso rostro. Dándose cuenta de lo que acababa de decir su rostro se pone rojo de la furia.

— ¡Busco una razón para quedarme!— me grita, por fin, lo que estaba en su mente. Sin pensármelo una vez, la tomo por la cintura, acercándola a mí lo más que puedo, apoyando la cabeza sobre la suya, ella esconde su rostro en mi cuello y siento unas cosquillas que probablemente no sentiré otra vez.

—Lo sé mi amor, lo sé— susurro en su cabello. Inseguro de mi voz le digo: —pero te amo demasiado... te amo tanto que no soporto ser la razón de tu sueño frustrado. Te amo tanto que prefiero dejarte ir y verte cumplir tu sueño antes que mantenerte atada aquí a mi lado— pronuncio con voz rota.

Ella aprieta sus manos a mí alrededor y ambos sabemos que la discusión está terminada.

—Te amo— me susurra con ese tono de voz que solo pone cuando está nerviosa... cuando está conmigo. Su aliento me hace cosquillas en el cuello. Y sin poder aguantar más, sollozo en su cabello, llorando la perdida de la única mujer a la que hasta ese momento había amado.

El tiempo que me quedaba con Melanie era de exactamente una semana y aunque una semana podría sonar como mucho tiempo, para mí no era más que un respiro. Esa semana se pasó tan rápido y tantas cosas sucedieron que no sería capaz de escribirlas todas de una sola vez y no porque no pueda recordarlas sino porque no quería recordarlas, porque no quería hablar con alguien de lo que ella y yo tuvimos; era difícil hablar de ella incluso hoy.

La mejor parte de haber conocido a Melanie era que gracias a ella había descubierto más cosas, había salido de la monotonía en la que mi vida se había atascado durante mucho tiempo. Había conocido a más personas de las que me había permitido conocer antes. Había experimentado sentimientos que no me había dejado sentir antes.

Y por supuesto, había descubierto que incluso alguien como yo puede experimentar un sentimiento como el amor.

¿Qué era lo que me fascinaba tanto de Melanie? ¿Qué me había hecho amarla tanto?

No había sido su apariencia, eso era seguro y tampoco había sido amor a primera vista.

Lo que me había hecho amarla con tanta intensidad hasta el punto de dejarle ir, había sido la calidez con la que trataba a las personas que amaba y el cómo fingía que las cosas no le importaban cuando en realidad eran muy importantes para ella; también había sido que me amaba y me deseaba tanto como yo a ella... a pesar de mi apariencia.

Podría enumerarles todas y cada una de las razones por las que le amaba, como ese pequeño baile que hacia cuando intentaba cocinar o como murmuraba y gruñía cuando intentaba resolver algún problema, pero si seguíamos así nunca terminaría de contarles todo.

Melanie no solo había sido mi amante, había sido mi compañera y mi mejor amiga. Me hacía sentir como nadie me había hecho sentir jamás. Puede que haya tardado tiempo en decirme que me amaba y que solo me lo haya dicho un par de veces, pero estoy seguro, que como yo, ella ya tenía tiempo amándome.

Podría no haberme dicho antes de aquella dolorosa noche con palabras que me amaba, pero las pequeñas atenciones que tenía conmigo, las palabras de aliento que me daba de vez en cuando y la manera en la que me tocaba hacían todo el trabajo.

Por supuesto, no quería que Melanie se fuese, no quería alejarla de mi lado, quería que estuviese conmigo más de una semana, más de un mes, más de un año... la quería conmigo durante mucho, muchísimo más tiempo. Pero ¿Qué si ella no quería quedarse tanto tiempo conmigo? ¿Qué si yo me volvía la razón de que ella viviese frustrada? No podría perdonarme algo así.

Tan rápido como sabía que sucedería, el día en que tenía que irse por fin llegó.

Mel tardó un par de días en empacar todas sus cosas, otro par de días en ir a buscar un apartamento al otro lado del país, otro par de días despidiéndose de sus compañeros de universidad y de los de ballet y tardó una semana completa en despedirse de mí.

La noche previa a su partida habíamos compartido nuestra última noche en la habitación.

Había puesto todas las cosas que guardaba hasta ese momento en mi apartamento, en una caja que decidió etiquetar: "cosas que compartí con Matt". Incluso se llevó la camiseta con la que solía dormir cuando se quedaba conmigo.

Un par de horas antes de que el momento llegase, Melanie estaba dándose una ducha y con una cara larga me siento en la mesa de la cocina junto a Ángela que no tiene una mejor cara que la mía.

— ¿Vas a dejarla irse?— esa no era una pregunta que pudiese responder en aquel momento. —Relación a distancia— la miro sin comprender a que se refiere. — ¿Por qué no intentan una relación a distancia?

— ¡¿Crees que no lo he pensado?!— mi voz sale más brusca de lo que pretendo. Me tranquilizo, Mel podía oírnos. —No quiero que tenga ninguna clase de atadura. Melanie alguien a quien no puedes mantener atada— tan ridículo como podía sonar, ambos sabíamos que era la verdad. —Quiero que haga las cosas cuando quiera y como quiera... sin tener que tomarme en cuenta al momento de tomar una decisión.

—Oh Matt— Ángela toma mis manos entre las suyas y unos sollozos se escaparon de su boca. — ¿De verdad la amas tanto?— no respondí, en parte porque no quería hacerlo pero también porque ambos conocíamos la respuesta a esa pregunta.

Los padres de Mel llegaron media hora antes de lo planeado y al ver mi cara llena de sorpresa decidieron quedarse una hora más para conocer al pequeño Mike. Pero sabía que solo estaban siendo considerados conmigo, dándome un poco más de tiempo con ella.

Esa última hora la pasamos en mi habitación, cuando por fin llegó el momento, la señora Lanham toca con delicadeza la puerta y asoma su cabeza avisándole que es hora de irse.

Jason, Ángela, Michael y yo, acompañamos a la familia Lanham hasta el estacionamiento, después de una rápida despedida los señores Lanham suben al auto, dejándonos solos con Melanie.

—Promete que llamaras lo más seguido que puedas— Ángela solloza en los brazos de Melanie. —No me olvides— le da un último apretón.

Mel arrebata de los brazos de Jason al pequeño Mike y después de una despedida que él probablemente no recordará, se dirige a Jason con esa seria mirada que le dirigió cuando se enteró que Ángela estaba embarazada de él.

—Más te vale que sigas aquí para él... y para ella— le dice con un tono amenazante. —Ya sabes que va a pasarte si los abandonas— Jason asiente un poco asustado, recordando las primeras palabras que intercambio con Melanie. Se dan un pequeño e incómodo abrazo y antes de decir adiós, Mel le dedica una sonrisa a Jason.

Y entonces se dirige a mí. Pone su mano izquierda sobre mi mejilla derecha y mis ojos se cierran ante el conocido calor de su mano.

—No hay nada más que decirte— sus labios besan mi frente. Y su voz tiembla cuando me pronuncia las siguientes palabras: —si me pides que me quede lo haré— un nudo se forma en mi garganta, lo había dicho, solo tenía que pronunciar esa palabra.

"Quédate"

Pero la palabra se quedó atascada en mi garganta.

—Hasta pronto, Mel— susurre sobre sus labios, dándole el último de los besos que compartiríamos. Saboreando sus saladas lágrimas, sintiendo lo mucho que me amaba y lo mucho que le dolía dejarme. —Te amo— le susurro una última vez.

—También te amo— me susurra, una última vez.    

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top