13

A penas entro a la cafetería Lucy esta sobre mi haciendo un montón de preguntas, sin embargo cuando intento hablar, Luke llega y comienzan en conjunto a lanzarme un montón de preguntas que no soy capaz de procesar de inmediato así que espero a que ambos se calmen y dejen de gritarme. Por fin después de contar tres minutos y medio, ellos se callan y por alguna estúpida razón creo que ellos quieren que responda a todas las preguntas que me hicieron. Frunzo el ceño y les digo lo primero que me sale:

— ¿De verdad creen que voy a responder todo eso? — ambos suspiran pero su mirada no deja mi rostro ni un solo segundo. Lucy frunce el ceño y supongo de manera acertada que será la primera en preguntar algo:

— ¿No es ella la que te lanzó la bebida en la cara? — yo asiento, pensé que no recordaba a Melanie. — ¿No es ella la que es una completa perra? — frunzo un poco el ceño pero de igual manera asiento.

—Hombre, ella es caliente— frunzo el ceño. — ¿No es ella la que decías era un dolor en el culo? — asiento una vez más y ambos se miran frunciendo el ceño. —Oye, hasta el día de hoy lo único que he escuchado de ella es que ha sido un dolor en el culo que no se iba y de repente ¿te gusta? — Luke ladea su cabeza confundido. — ¿Perdiste la cabeza?

—Hasta donde sé sigue estando sobre mis hombros— palmeo mi cabeza—, sip, aquí esta— trato de aligerar un poco la tensión con algo de sarcasmo. Lucy agachó la cara y fingió apretar los lazos de su delantal tratando de aguantar su risa. Siendo sincero, hacer reír a Lucy era algo bastante sencillo. Luke negó con la cabeza pero de igual manera sonrío. —Pero sí, creo que perdí la cabeza— me encojo de hombros y tomo uno de los pastelitos que están en el mostrador.

—Interesante— ambos me examinan con la mirada. — ¿Qué pudo haber visto en ti?

—Oigan— me quejo mordiendo mi pastelito.

—No hombre, no hablamos de tu puto peso— Luke aclara. —Estamos viendo si tienes alguna cualidad para que cualquier clase de chica se fije en ti.

—Eres sarcástico y normalmente no piensas ni una vez lo que está a punto de salir de tu boca. Eres flojo y bastante grosero a mi parecer— Lucy enumera con los dedos de su mano izquierda y con la derecha me pasa otro pastelito. —No te gusta salir de fiesta y detestas a la mayor parte de la población del planeta tierra. No procesas lo que sale de tu boca— repite.

— ¡Oye! Debe haber algo bueno en mi...— Lucy y Luke rascan su barbilla y me miran, analizándome.

—A veces es gracioso— Luke dice.

—A veces es amable...— Lucy parece pensárselo mejor. —Es amable con las personas que le agradan— concuerdo en silencio.

—Le gusta Star Wars— Luke suena emocionado.

—No estoy segura de poder llamar a eso una cualidad buena— frunzo el ceño.

— ¡Ese es probablemente mi mejor atributo! — Luke asiente con la cabeza, pero Lucy sigue sin estar completamente convencida. —Tirare a la basura ese cepillo de dientes diagonal sable de luz que conseguí para tu cumpleaños.

— ¿Conseguiste uno de esos? — ella suena contenta. —Bien— admite su derrota— que te guste Star Wars es tu mejor atributo.

—Los chicos ganan otra vez— Luke y yo chocamos puños.

—Mira, yo no quiero ser la que arruine tu inesperado estado de felicidad— Lucy comenta—, pero ¿no tenías esta cosa con Sarah?

Había pensado un poco sobre lo que le diría a Sarah cuando llegara a casa y lo que haríamos a partir de ese momento. Lo único que estaba bastante claro era que debíamos parar de tener sexo. Incluso, aunque no sabía si Melanie quería una relación o algo parecido, creía que lo mío con Sarah debe terminar. Sin embargo, no podía dejar de preguntarme si seguiríamos siendo amigos o todo se volverá incomodo entre nosotros; algo que no me gustaría pues nuestra amistad era de putisima madre. Recuerdo que ella había dicho que si las cosas acababan bien con Melanie o alguno de nosotros quisiera terminar el asunto simplemente lo terminaríamos y seríamos los mismos de siempre.

Pero, ¿qué debería decirle?

—Eh... no lo sé— me encojo de hombros. —Hablaré con ella más tarde.

—Hombre, siendo como eres, ella probablemente te odiará después.

— ¿A qué te refieres?

—A ver, eres un poquito insensible— Lucy dice despacio. —Así que probablemente tienes que pensar bien las cosas antes de decirlo. Por una vez en tu vida, piensa antes de hablar.

—Eso es un poco ofensivo pero lo dejare pasar. Ella y yo no somos pareja.

—Tu no comprendes los sentimientos de las chicas— Luke palmea mi hombro. —Buena suerte amigo.

—Esta bieeeen.

Después de una inesperada jornada de trabajo —digo inesperada porque Lucy me obligó a trabajar un par de horas—, llego a casa más o menos a eso de las seis y encuentro a Ángela y a Melanie en la cocina. Después de darles a ambas un incómodo saludo le pregunto a Ángela por Mike y cuando ella dice que está en su habitación voy directo hacia él sin decir una palabra. Cuando veo que Mike está dormido decido que es hora de llamar a Sarah.

—Hooooombreeeee— dice a penas contesta. —Tengo hambre, ¿Dónde estás?

—Iba a preguntarte exactamente eso— me río un poco. —Estoy en mi apartamento. ¿A qué hora llegaras?

—Sucede que llegue hace un par de horas y no encontré las hamburguesas que prometiste.

—Oye, no recuerdo haber prometido eso...— ella me corta.

—Prometido o no quiero mi hamburguesa. Un amigo dijo que cerca de donde trabajas hay un gran restaurante.

—No creo haberlo visto— frunzo el ceño. —Debo prestar más atención a mí alrededor.

—Ay, me has quitado las palabras de la boca— ella ríe. — ¿Qué tal si subes y vamos?

—Por supuesto, pero más vale que sea delicioso o lo pagaras— amenazo.

—Sí, sí. Déjame ponerme un par de pantalones y nos vamos.

—Voy a subir— le informo colgando el teléfono.

Hago mi camino una vez más a la puerta. Antes de salir les doy una rápida despedida a las chicas; pero, no puedo evitar notar que Melanie estaba nerviosa, jugueteaba con sus dedos y me dio una sonrisa temblorosa. Tomo mi abrigo y mis llaves y hago mi camino al apartamento de Sarah. Antes de tocar ella abre la puerta.

—Técnicamente esos no son pantalones— señalo sus shorts. Ella se encoje de hombros.

—Son pantalones cortos.

—Hace un frio de puta madre— le informo señalando hacia afuera con mi pulgar. Ella sacude su abrigo largo y yo ruedo los ojos. —Seguro, eso mantendrá el calor en todo tu cuerpo.

—Si me da una hipotermia puedes decirme "te lo dije".

—Me parece bien.

—Hombre, me voy una semana y ¿ni un regalo de bienvenida? O "te extrañe Sarah, la vida es color gris sin ti y Mike te extrañó muchísimo" — intentó hacer una imitación de mi voz.

—Primero que nada— comencé —, tu regalo será la hamburguesa. Segundo mi voz no es tan femenina— frunzo el ceño. —Y tercero, extrañaba no tener a nadie que lanzara la pasta por todos lados en la cocina— ella se acerca a mí y me rodea con ambos brazos, de inmediato respondo a su abrazo.

—Hombre, los amigos como tú son los que valen la pena.

—Dices eso porque alimento tu estomago con deliciosa comida casi a diario— ella se encoge de hombros.

—Tal vez, pero los amigos que te alimentan son los que valen la pena.

Una media hora después estamos ordenando nuestras hamburguesas y cuando el cajero ve a Sar pidiendo la más grande, me mira mientras me encojo de hombros y le digo que eso es lo que ella quiere y que lo necesita ahora, después de cinco minutos esperando decidimos pedir nuestra orden para llevar y ver una película en casa de Sarah.

Después de pensarlo un poco durante el camino de regreso decido hablar con Sarah sobre lo que pasó con Melanie y dejar que ella desarrolle la conversación después de sacar el tema. A pesar de saber que estaba casi seguro que ella no armaría un lio con todo el asunto, no pude evitar preguntarme cuál sería su reacción y si seguiríamos siendo amigos. Después de darle vueltas y vueltas al asunto decido guardarme mis nervios para después de comer.

Cuando llegamos al apartamento me dirijo hacia el lugar donde ella guardaba sus películas; un par de segundos después ella se pone detrás de mí y pregunta: — ¿Por qué trajiste tres hamburguesas?

—Pensé que ibas a tirarla de nuevo por la ventana— me encogí de hombros. —Soy precavido.

—De alguna manera el que creas que podría haber tirado una hamburguesa por la ventana no me ofende— se encoge de hombros. —Pero esa hamburguesa es mi desayuno de mañana.

Decidí que ya que ella se quedaría con la hamburguesa extra yo decidiría la película, después de una media hora de "La Máscara" por fin terminamos nuestra comida, lo que agradezco infinitamente porque Sarah estuvo a punto de ahogarse tres veces. Lo cual no era demasiado si tomabas en cuenta que cuando vimos "Un papá genial" estuvo a punto de ahogarse unas ocho veces, y ni siquiera estábamos comiendo. Cuando terminó la película, aunque estaba a punto de ofrecerme a ayudarle con los trastos, ella me obligó a ayudarle. Lo cual no sería un problema si ella no fuese un desastre con el jabón al igual que con la pasta; por lo que después de un tiempo decidí hacerlo yo mismo. Cuando termino me encuentro, nada sorprendido, que ella está viendo de nuevo la película.

—Melanie me besó— pero ella parece no escucharme, un par de minutos después antes de volver a hablar, ella me manda callar y pausa la película.

—Si escuche, es solo que esa es mi parte favorita— sonríe. — ¿Ella te besó? — asiento. —Hombre... eso es ¿genial? — me río.

—Eso es lo mismo que Jason me dijo. Es asombroso.

—Me preguntaba quién iba a tomar el primer paso— ella comenta y la miro, confundido. —Bueno, que nos hemos estado acostando pero te conozco un poquito— ella hace una seña con los dedos. —Así que yo ya sabía que te gustaba Melanie— sonríe orgullosa de sí misma. Piensa un poco sus próximas palabras y después de un par de segundos frunce el ceño. — ¿Son pareja o algo por el estilo?

—No lo sé— me encojo de hombros. —Pero...— mis pantalones vibran y de inmediato saco mi teléfono. Ahora soy yo quien frunce el ceño. —Jason está por llegar. Parece que quiere que le demos una bienvenida magnifica y todo eso que obtiene un héroe después de la batalla— ella se levanta y recoge su abrigo.

—Hay que darle a nuestro héroe una bienvenida de puta madre— me pongo mi abrigo mientras ella corre a su habitación y regresa con unas maracas y un silbato. —La abuela me dio las maracas— se encoje de hombros. —Pero no recuerdo de donde saqué este silbato— me entrega las maracas y hacemos nuestro camino al estacionamiento. —Hombre, este edificio necesita un puto elevador.

—Concuerdo contigo.

—Oye— me llama antes de llegar al cuarto piso, me volteo y puedo ver un atisbo de tristeza en sus ojos. —Probablemente deberíamos dejar de tener sexo— asiento con la cabeza y el resto del camino es silencioso. No estaba seguro de sí debería haberle dicho algo o no, sin embargo, ¿qué es lo que puedo decir? "Oye lamento que ya no podamos tener sexo como unos salvajes sin compromiso alguno". Vale, estoy aliviado de no haber dicho nada en voz alta. "Fue bueno mientras duró". Si me pongo a pensar en lo que Lucy y Luke me dijeron más temprano pueden tener algo de razón en eso de que no considero mucho los sentimientos de los demás antes de hablar.

Me hice una nota mental que sabía olvidaría más tarde: "piensa las cosas dos veces antes de hablar".

Sarah camina más despacio de lo normal y aunque una parte de mi sabe porque, la otra sabe que ella está un poco desanimada por lo que hablamos antes. Cuando estoy a punto de decir algo para hacerla sentir mejor a ella y a mí, me doy cuenta que hemos llegado a la planta baja y que Ángela y Melanie están de pie afuera.

—Esto no va a ser para nada incomodo— Sarah murmura y antes de que pueda preguntarle de que habla ella ya está afuera. Sacudí la cabeza y sonreí, sip, esto iba a ser incómodo. Una vez afuera le doy una incómoda mirada a Ángela.

— ¿Están aquí para recibir a nuestro héroe? — Sarah pregunta mirando a Melanie. Ángela levanta su teléfono y aunque me costara admitirlo se veía un poco fastidiada; no pude decidir si era por el hecho de que Jason nos había pedido a todos este ridículo favor o porque la situación con Melanie y Sarah era un poco demasiado incomoda.

— ¿Maracas? — Ann pregunta y yo las levanto fingiendo un poco de emoción.

—Sar las tenía en su apartamento. Ella dice que debemos darle una bienvenida de puta madre a Jason— agito las maracas.

—Parece que lo tienen cubierto— Melanie habla y comienza a hacer su camino a la puerta del edificio. Eso salió mejor de lo que esperaba. Un par de segundos después Ángela me mira como disculpándose y camina detrás de Melanie. Me encojo de hombros cuando cruzan la puerta y me volteo a ver a Sarah quien también se encoje de hombros.

Unos segundos de incomodidad después el hermoso Camaro se estaciona y me doy cuenta de que le he extrañado más de lo que imagine. No dejare que Jason se lleve de nuevo al Camaro por tantos días. Él baja del auto y Sarah y yo caminamos hacia él mientras agito las maracas y ella sopla el silbato mientras que con la mano libre saca de su bolsillo confeti que no había notado metió. Después de treinta segundos de maracas, silbato y confeti que me hace cuestionar la profundidad del bolsillo del abrigo de Sarah, Jason nos pide que guardemos silencio. Sarah sopla el silbato un par de veces más antes de meter confeti en la boca de un estupefacto Jason. Me rio con tanta fuerza que él se acerca y me golpea con una de las maracas, pronto iniciamos una guerra de maracas mientras las golpeamos cual espadas, la pelea no dura demasiado tiempo; Sarah sopla una última vez el silbato y grita que la pelea ha finalizado.

— ¿Por qué fue eso? — Jason por fin pregunta. Sarah vuelve a lanzarle confeti y responde:

—Te damos una bienvenida de puta madre y lo único que haces es ¿callarnos? Hombre, eso no está bien en ningún sentido— frunce el ceño y se cruza de brazos. —Así que, ¿Dónde está mi suvenir?

—Mamá envió comida— Sarah se lo piensa un momento.

—Más te vale que la comida sea buena— amenaza.

—Así que... ya que obviamente nos llamaste para ayudarte con las cosas que la Señora C. envió, creo que deberíamos comenzar ahora.

Jason abre la cajuela rebelando dos cajas de cartón, su maleta y su almohada especial; de inmediato Sarah toma la almohada especial y cuando Jason trata de convencerla de ayudarle con la maleta y falla trata de no caerse el resto del camino, sin embargo, Sarah nos pone las cosas un poco difíciles, y cuando digo un poco me refiero a que se detuvo en cada uno de los pisos alegando que los vecinos deberían saber que Jason estaba de regreso. Después de lidiar con los molestos vecinos de los pisos uno y dos Jason decidió cargar las dos cajas mientras yo intentaba callar a Sarah y cargar su maleta; antes de llegar al apartamento, Sarah me pide muy amablemente —si no has notado el sarcasmo por favor ve a que te revisen el cerebro— que la cargue sobre mi hombro como un costal, después de que un par de vecinos saliesen a gritar un par de cosas nada agradables cuando me rehusé a cumplir su capricho, me agacho un poco y la levanto como un costal.

—Bueno, señorita cárgame porque si no voy a hacer un escándalo y soy muy floja para caminar, ¿Cómo vamos a abrir la puerta ahora?

—Dame la maleta y sostenme con un brazo, estoy segura de que podrás abrir la puerta con una mano— hago lo que dice, pero cuando estoy a punto de abrir la puerta, alguien más lo hace por nosotros. — ¿Quién es? — Sarah pregunta mientras golpea mi espalda con la maleta. En serio, a veces creo que Sarah necesita ayuda con esta hiperactividad.

—Ann, gracias por la ayuda— sonrió y ella se hace a un lado un poco incomoda. —Tienes algunos problemas— le digo mientras la dejo caer sobre el sofá, tomo la maleta de Jason y justo cuando él está entrando le hago una seña que le hace saber que la dejare en su habitación.

Un minuto más tarde cuando regreso, Sarah esta frente a la puerta luciendo un poco incomoda, retorciendo sus dedos y aunque no era la primera vez que la veía nerviosa pude decir que tenía muchísimas ganas de salir del apartamento. Con rapidez me acerco a ella y la llevo fuera, cierro la puerta detrás de nosotros y pregunto:

— ¿Qué sucede?

—Tu posible novia/amante acaba de asesinarme con la mirada.

—Imposible— digo de inmediato. —Sigues viva— ella se ríe y me golpea el hombro.

—Sabes a lo que me refiero— me encojo de hombros.

—Tal vez— le digo.

—Ella esta celosa Matthew— sonríe y se da la vuelta. —Además, tal vez menciono algo sobre que quería que por favor no tuviera sexo contigo— incluso aunque no me ve, la miro confundida. Sin darse la vuelta responde. —No lo ha dicho de mala manera— se ríe un poco. —De hecho estaba un poco preocupada ante la idea de que te estuvieses acostando con alguien que no fuese ella. La apruebo.

— ¿A qué te refieres con que la apruebas? — pregunto confundido una vez más.

—Le gustas Matthew, le gustas de verdad. Tal vez no seas solo un juego para ella.

Tal vez.

ndFragm

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