BT 6 | Al diablo la vergüenza

Al diablo la vergüenza.

—¿Será que esto le vaya a gustar?

La duda es algo que muchas veces te da soluciones a nuevas alternativas, como por ejemplo: dudas por el precio de algo y como sientes que pueda que no sea así el costo, lo averiguas y al final resulta tener razón. Esa es una manera positiva de ver la duda, pero también puede ser algo que te haga fracasar como cuando dudas en alguna respuesta de un examen y al final por no prestar atención a tu intelecto y más a la duda, te sale mal.

Se que mis analogías son horribles pero a lo que quiero llegar es que, soy un costal de dudas. ¿Y si no le gusta? ¿Y si es muy grande? ¿Y si alguien le regala lo mismo? Me vuelvo loca pensando. Por suerte tengo a Mía, ella me saca de estos apuros agobiantes.

—Todo lo que tu le regalas, le gusta Madison —termina Mía sonriendo al verme estresada por el regalo para Cristhian. Enserio quiero regalarle algo bueno, el ha sido un gran amigo y hasta lo podría llamar hermano, para mí. Antes de conocer a Ulises me llavaba a tomar tragos, y ahora ya no vamos porque dice que hay que respetar ahora que tengo pareja.

—Creo que lo llevaré.

Camino a la caja a pagar la mercancía que me voy a llevar. Y la joven que atiende solamente sonríe al recibir mi producto —. Gracias por su compra, que pase una feliz tarde —la manera en como me atiende la chica es muy dulce le agradezco y solo volteo a donde mi amiga.

Mía me sigue y yo solo quedo viendo como sonríe a la pantalla de su celular, yo volteo los ojos y por un momento me da ganas de agarrarlo de sus manos y tirarlo a la calle para que un auto lo haga pedazos.

—Mía ¿podrías dejar eso y concentrarte? Es para el cumpleaños de Cristhian.

Me voltea a ver y hace una mueca como niña pequeña, la quedo viendo fulminante y ella solo habré los ojos entendiendo mi estado —. Bueno, lo aguardo —dice con disgusto.

—¿Y que era eso que te tenía tan embobada?

Sonríe pícara —. Nada, solo un amigo —comenta y yo solo volteo los ojos.

—¿Y quien es ese amigo? —y pregunto no porque me interese sino porque tengo sospecha de quien puede ser y la verdad quiero alejar a mi amiga de eso.

Muerde su labio inferior y solo veo como queda viendo a la nada —. Matías.

Lo que me temía.

—Mía, no es buena idea que te acerques a Matías él solamente quiere tener sexo contigo y ya —cuando hablo con Mía trato de ser lo más directa posible, siempre.

—¿Y que tal que no? —su pregunta me enfurece un poco.

—Mía, no quiero que salgas lastimada y menos con ese patán —le tomo sus manos porque se que a pesar de que ellas es muy extrovertida tiene ese punto de querer encontrar al príncipe azul, que no creo sea malo pero que te puede llevar a altas desilusiones.

—Bueno, te haré caso —dice con una sonrisita.

Caminamos al Mall de la ciudad, que por cierto es hermoso y inmenso siempre con Mía cuando salimos a comer en la tarde, vamos ahí. Ya dentro vamos a unos de los restaurantes más cerca que hay y no porque esta más pronto sino porque Mía y yo amamos ese lugar, bueno, lo que amamos es la comida. En ese lugar me podría considerar una perra con la comida, devoró hasta más no poder.

Nos acomodamos en una mesa y rápido le envio un mensaje a mi novio para que venga, él me pidió que le escribiera cuando estuviésemos en el restaurante ya que él anda cerca del Mall.

Se lo envió y al ratito me contesta con un –ya llego– sonrió y guardo el celular.

—Voy a pedir la comida —dice Mía ya sabiendo lo que quiero sin necesidad de preguntar. Ella camina a caja y yo solo me quedo viendo el lugar, simple con adornos de luces y unos que otros cuadros de caballos galopando. Son lindos la verdad.

—¿Llegué a tiempo? —me saca de las casillas Ulises.

—Diría que hasta muy rápido —sonrío por que la verdad pensé que estaría aquí con nosotras en unos quince minutos mínimo.

—Es que estaba cerca comprando unos repuestos para mi auto —comenta alegre.

Mía se acerca y al ver a Ulises sonríe —. No sabía que vendrías —dice y me voltea a ver.

—Si, es que estaba cerca y aproveché para que viniera a estar con nosotras, pensé que sería buena idea —le digo a Mía con una sonrisa fingida. Mía capta y yo sonrió.

Explico, el cumpleaños de Cristhian se acerca y la verdad es que el dinero no nos alcanza para todo y pensamos que Ulises nos podría ayudar con algo. No vayan a pensar que soy una bajadora que ando con él por su dinero pero es que estamos desesperadas. Y creímos que sería la mejor opción.

—¿Quieres que pida algo para ti? —le dice Mía y Ulises solo pone un rostro de Por favor te lo agradecería. Así que asiente —. ¿Algo en específico?

—Lo que ustedes coman esta bien —dice el bien amable, por eso lo amo por su enorme corazón y sencillez.

Lo quedo viendo y rápidamente nota que por algo lo contacté. Él es bueno analizando.

—¿Que paso? —dice con una sonrisa hermosa en su rostro.

—La verdad es que no mucho, solo que necesito de tu ayuda en algo pequeño —comentó y aunque no lo crean se me cae la cara de vergüenza, no soy de pedir y él solo hace un gesto así como si le causara gracia.

—No tienes que tenerme pena, Madison.

—Lo se —sonrío.

—Bueno entonces dime ¿que pasó?—dice.

Cuando le voy a decir todo a Ulises, Mía se acerca a nosotros y se sienta en una de las sillas.

—¿De que hablamos? —comenta.

—Madison me iba a comentar algo —contesta Ulises. Mía reacciona rápido y pone sus ojos fijos sobre mí, seguro entendió.

—Es que Cristhian va a cumplir años pronto y necesitábamos que nos ayudaras —digo con un gesto de 'ayuda'.

Ríe.

—¿Y tenías miedo de decirme eso? —le causa gracia todo esto y quisiera enojarme pero como si necesitó su ayuda.

—Tu sabes que no me gusta pedir, Ulises.

—Ok, pero me vas a dar algo a cambio —comenta con una sonrisa perversa.

—Nosotras te pagamos —dice Mía rápido.

—No será necesario, con Madison trataré la forma de compensarme —dice con una risa malévola.

Mía entiende rápido y yo solo hago un rostro de -que chistoso- pero no le voy a negar lo que me pida. Después de todo a mí también me va a gustar.

Río y él solo me queda viendo semi-mordiendo su labio inferior.

—Ok entendí, Madison te la chupa y listo —Mía comenta y por un momento sentí que se me había ido el aire. Solo a ella se le escapan comentarios como estos.

—¡Mía! —le digo.

—¿Qué? ¿No es eso lo que quiere?

—No digas tonterías —Ulises ríe al observar la escena de Mía. Esta mona se pasa, he de tener la cara hecha un tomate.

Nos llevan la comida y decidimos en dejar el tema de lado. Comemos todo hasta no dejar nada en el plato, nos levantamos de la silla y caminamos para la tienda de celebridad, ahí tienen todo lo que necesitamos.

Ulises me agarra de la mano y acerca su boca a mi oído.

—Me encanta la idea de Mía —dice pasando su lengua por mi ovulo. Lo volteo a ver y sonrió.

—A mi también me gustó —río. Lo abrazo y solo pienso en la locura que formamos nosotros unidos.

Que puedo decir. Me encanta esto.

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El sabor de la piel resulta ser más embriagante que cualquier vino💋

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