BT 5 | Mala idea
Mala idea.
Caminar es una de las muchas manera de mantener tu cuerpo saludable, generando resistencia y fuerza a tus pies y piernas en general. Ayuda a tu circulación y muchas otra áreas.
¡Váyanse a la Mierda!
Lo lamento tanto a todos los amantes de esta manera de vivir pero es que odio caminar. A Mía se le metió en la cabeza de ir a desayunar a una cafetería que acaban de inaugurar y la verdad es que mal no esta la idea pero cuando me di cuenta que estaba más largo de lo que había dicho, me aguite.
Pero como ya caminé mucho lo mejor será seguir. Y talvez ustedes estarán pensando, por que no ir en un taxi o algo por el estilo, pues que creen, deje mi teléfono por falta de carga en la casa al igual que Mía y como pensé que iba a hacer más cerca, me confié. Anoche nos acostamos tarde husmeando en las redes, y se nos olvidó ponerlos a cargar.
—Te hará bien caminar, quita esa cara —Mía con una sonrisa burlona me queda viendo. Sabe que no me gusta caminar y le divierte que me esté quejando.
—¡No jodas Mía llevamos como una hora caminando y no llegamos! —me molesto porque tendremos que regresar y volver a caminar no es lo que quiero.
—No seas exagerada —ríe al ver mi rostro estresado —. Mira haya esta el lugar.
Volteo a ver y por lo menos llegamos, ya no quería seguir caminando. Entramos y el lugar es muy lindo tiene un toque ochentero con decoraciones modernas, hay plantas colgantes y dibujos en las paredes. No esta nada mal.
Nos sentamos en una mesa y un joven, muy lindo por cierto, se acerca.
—Bienvenidas a RICHIS yo seré quien los atienda —Sonreímos. Veo el rostro de Mía y solo puedo notar como lo queda viendo la pícara, esta Mía nunca aprende.
—Gracias —decimos al unísono.
En eso nos entrega el menú y rápidamente leemos lo que ofrecen y pedimos algo no tan pesado para el estómago.
—¿Cuantos años tienes? —pregunta Mía toda ansiosa la desgraciada, esta no pierde tiempo.
—Tengo 22 años —contesta bien amable el muchacho. Mía sonríe al escucharlo enroyando su pelo en su dedo, esta feliz por que esta en su rango de edad, seguramente le pedirá el número.
—¿Y tienes novia? —lo dije, no pierde tiempo.
El chico sonríe. En eso levanta su mano y solo nos muestra el anillo alrededor de su dedo.
—Estoy comprometido —comenta amable. Una pequeña risita sale de mí boca, no pude aguantarlo. Esto es vergonzoso.
—Que lindo, espero te vaya bien en tu matrimonio —dice Mía sorprendida fingiendo como si no hubiera querido comérselo antes.
—Gracias —comenta el chico y se va.
Río y Mía solo me queda viendo —. Eso te pasa por ser tan rápida —le digo.
—Por un momento pensé que sería el indicado, es muy lindo, que mala suerte que otra perra se lo esté comiendo.
Esta Mía no cambia. Al inicio se puede ver toda una fácil pero aunque no lo crean, no abre tan rápido. Y muchas veces la dejan por eso. Siempre arrastra a tipos que quieren tener sexo con ella y ya, se enojan cuando no les da lo que querían.
En unos minutos nos traen lo que pedimos y devoramos rápido la comida, el caminar nos abrió el apetito. Nos quedamos unos minutos sentadas disfrutando del lugar cuando de presto, veo al idiota hermano de mi novio entrar en el lugar. Solo espero que no me vea. Yo volteo a otro lado haciendo como si no lo he visto. Después de unos minutos, escucho.
—Madison —carajo ¿porque el lugar tenía que ser tan pequeño?
—Hola —sonrío, Mía se sorprende al ver al chico. Pues ¿adivinen que? Matías no es nada feo y soy justa para admitir por lo menos eso. Nos queda viendo.
—Me puedo sentar —comenta y yo queriendo decirle que se vaya a la chingada y que no moleste pero como no soy mala acepto. Saluda a Mía y ella encantada.
—Quería disculparme por lo de anoche, fui un idiota contigo... Muy idiota —lo interrumpo —. Tienes razón y enserio lo lamento.
—Que tierno —comenta Mía y Matías solo sonríe.
—Que te parece si volvemos a empezar —dice y yo solo no se que contestar. Talvez sea lo mejor y así pueda que ayude con su relación con Ulises.
—Esta bien —sonríe —. Y viniste hasta acá solo para decirme eso —comentó.
—No, vine a comprar unas cosas pero como te vi, aproveché.
Después de unos minutos de Mía interrogando a Matías, salimos del lugar. Por suerte Matías ofreció llevarnos a la casa y aunque la idea no sea de mucho agrado, obvio que acepte, no quiero caminar.
—¿Eres hermano de Ulises? Cierto —Mía dice a Matías y el solo asiente a su pregunta. En el rostro de Mía se forma una sonrisita perversa y yo solo volteo los ojos, le dije que era un tipo idiota y aún así no le interesa. Con tal de que sea de su agrado y con eso me refiero a su rostro y cuerpo —. ¿Podríamos tener una cita de dos? —comenta y yo solo tomo mi rostro con mis manos.
¿Mía que haces?
Ahorita quisiera agarrarla del pelo y decirle que no sea tan estúpidamente arrebatada.
—Sería una buena idea —de la boca de Matías escucho la confirmación. Y yo solo quedo como ¿que mierdas pasa?
—¿Que dices Madison? —la ilusión en los ojos de Mía es radiante.
Río un poco.
—¿Es enserio? Pienso que es lo más ridículo que he escuchado Mía, ni siquiera lo conoces.
—Eso no importa —me irritó un poco.
—Nada te importa a ti Mía —digo por que es así, Matías por los momentos no es alguien en el que confío y no quiero que venga a tratar de ilusionar a mi amiga para después herirla.
—Madison, no seas aguafiestas —habla quien hace poco le había dejado aceptar un posible agrado. Pero veo que no se va a poder.
No me mal entiendan, Matías lo único que quiere es fastidiar a Ulises y si hacemos esta disque cita, él aprovecharía para hacer de las suyas. Y de igual forma no creo que Ulises quiera.
—No hables —le digo y voltea los ojos.
—Estoy seguro que si le dices a Ulises, acepta —dice Mía. Enserio se ilusionó con este idiota, amiga mia, por que eres tan bruta.
—No, eso no va a pasar.
Llegamos a nuestra casa y salgo del auto, Mía se queda a pedirle el numero a Matías y yo solo me frustro por qué ese idiota es un aprovechado que lo único que quiere es joder a mi amiga y dejarla como una cualquiera.
Mía sale del auto y yo solo me quedo a esperarla.
—Madison puedes venir —me llama el imbecil.
No le presto atención y mi amiga me avisa pensando que no he escuchado.
—No quiero ir —le digo a Mía.
—¿Me tienes miedo Madison? —comenta Matías y yo solo me cabreo con sus palabras. Me convence en ir a afrontarlo.
Me le acerco —. ¡Deja de molestar Matías no ves que lo único que siento por ti es desagrado!
—¿Por que tanto odio? Ni siquiera te he hecho algo.
—Porque conozco a los de tu tipo, simples arrogantes estupidos, que lo único que quieren es joderle la vida a los demás.
—No me conoces cariño —sonríe y las ganas de borrarle esa sonrisa abundan en este momento.
—No necesito —digo.
—Madison Fernández —dice y me sorprende el hecho de que conoce mi apellido —. Me encanto verte, tan rojita —sonríe.
—¡Vete a la mierda idiota! —digo y prefiero irme, camino a mi casa y escucho solamente el motor del auto acelerar. Me detengo y volteo a ver hacia atrás, quedo viendo el auto.
—¿Que intentas hacer Matías Millán?
Sea lo que trame, no logrará nada.
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Palabras que penetran nuestro interior🔥
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