BT 3 | Querido hermano
Querido hermano.
Ulises Millán.
Ya se ha tardado Madison, seguramente le urgía ir al baño, río solo de imaginarlo.
—Y dime ¿Como conociste a la chica? —la voz de Amelia hace que mis pensamientos se esfumen, me enfoco en ella y al parecer le agradó Madison, bueno así es ella, increíble.
—Fue de una manera extraña, fue en un bar —al recordarlo todo, en como sucedió me causa nostalgia, casi dejo sin vista a Madison —Por poco y la dejo ciega —río.
—Te gusta mucho —La quedo viendo.
—La verdad es que demasiado y confieso que eso me causa un poco de terror —río poco y me queda viendo extrañada y pone ese típico rostro de "te escuchó" pero creo que mejor me lo reservo.
—¿Que sucede? —dice al ver que no abro mi boca. La volteo a ver y hago un gesto para evitar el interrogatorio.
—No me prestes atención, soy un poco dramático —río.
—No te preocupes Ulises, al parecer les va muy bien.
—Sí —digo alegre de su comentario, ya que enserio me importa Madison y el saber de alguien que todo al parecer esta bien, me alivia. Y yo se que Amelia no la conoce bien pero que de igual manera me conforta.
En eso mi padre llama a Amelia y yo solo me quedo pensando en Madison que por cierto ya se tardó. Me levanto del asiento y decido a ir a buscarla, talvez necesite algo. Pero antes de salir de la cocina ella entra.
Y no viene sola. Una figura alta con cabello cobrizo y rostro definido la sigue por detrás, al verlo me irritó un poco y Madison se me acerca.
—¿Como estas? Pensé que necesitarías algo, como no venías.
Ella me sonríe.
—Si es que en el baño me di un pequeño retoque, además que me encontré con ese hombre —lo volteo a ver y espero que no haya hecho alguna estupidez.
—¿Que te dijo? —le preguntó.
—Me preguntó si era tu novia y yo solamente le dije que sí y me vine —me dice con mucha tranquilidad —. Por cierto ¿Quien es él? —pregunta.
En eso yo le iba a decir pero adivinen que paso, se acercó a nosotros, como si sabía que estábamos hablando de él.
—Hermanito ¿no me vas a presentar? —comenta y solo noto la reacción de Madison al escuchar sus palabras.
—Madison el es mi hermano Matías y Matías ella es Madison mi novia.
—Un gusto —dice el imbécil de mi hermano y Madison simplemente le corresponde de la misma manera.
Al estar todos en la cocina, mi padre nos hace una seña de que ya era momento de cenar.
Sentados en la mesa, mi hermano junto a Amelia, mi padre en el centro y yo junto a Madison y mi amigo en el otro centro. Parecía la familia más unida del mundo pero solo parecía nada más por que de unida no tiene nada. Mi hermano es un imbécil que cree que viajando de un lado para otro, encontrará su yo interior. Mi padre es otro que solo viajando pasa solamente que este es por negocios cosas más importantes (entendible) y yo soy el único que permanece en la casa con un chico bueno, el honorable hijo del magnate Millán, título puesto por las revistas. Ese soy yo. Creerán que estoy siendo engreído pero es que mi hermano nunca en su vida tuvo algo que fuese de agrado para papá, en su estudio pasaba a puras mañas. Varias veces lo sacaron de sus clases por ser como es, un imbécil. En las revistas lo conocen como el hijo relajado del Millonario Millán a cambio de mí que siempre salí bien en mis notas.
Y pensarán a quien chingados le interesa todo esto, pues a nadie la verdad pero es que quería desahogarme en mis pensamientos.
—Y dime hijo ¿cómo te ha ido en tus viajes? —mi padre como siempre rompiendo el hielo en todo.
—Sinceramente todavía estoy buscando ese algo que me interesa encontrar, que todavía no lo se pero que se que al verlo, alumbrara —río por sus comentarios un pocos ridículos, ya que no encuentro otra palabra que los describa mejor.
—Que profundo —comenta Amelia.
—Yo pienso que es ridículo —expulsa mi boca ya que las ganas de decirlo inundaban mi ser. Madison me da un golpecito pequeño, seguro no le agrado mi comentario pero es que es la verdad.
Mi padre me voltea a ver con su típica mirada de (no empieces)
—Yo no pienso que sea ridículo, creo que es interesante tratar de encontrar algo que sientes esta en algún lado del mundo.
—Ella si me entiende —comenta bien alegre mi hermano. Madison como siempre tratando de ser la heroína en todo y con todos —. Talvez algún día quieras venir conmigo hermosa —dice Matías y yo solo lo quedo viendo fulminante, que se cree este idiota, sabe que Madison es mi novia y aún así se atreve a coquetear con ella en mi cara.
—¡Vete a la mierda Matías! —digo enojado.
—Por favor estamos cenando —mi padre con su imponente voz nos calla —. Y Matías por favor respeta —sin antes regañar al idiota.
Madison toma de mi mano, asiendo que la voltee a ver pidiéndome con un gesto que me tranquilice. Decido hacerle caso y no prestar atención a Matías. Volteo a ver a todos y parece que les han comido la lengua, Fabián está concentrado en su comida al igual que Amelia y el imbécil de Matías como siempre tratando de sacarme de las casillas.
—Y tu hijo ¿como te va con la natación? —comenta mi papá volviendo a romper el hielo.
—Soy el mejor de la clase y contar que pronto habrá una competencia —digo.
—Eso es bueno —dice Amelia.
—Gracias.
—Mi hermanito el numero uno en todo, el niño bueno de papá, que alegría —el sarcasmo de Matías es como la de un niño de quince años.
—Por favor Matías, compórtate.
—Déjalo papá —La bomba se esta volviendo a encender y está vez atacare a la llaga —. Te da envidia no poder ser alguien, además del perdedor que ya eres —mi voz burlista le enfada con solo ver su expresión. No contesta, sabe que lo dejé callado.
Despues de haber terminado de cenar en unos 20 minutos, mi padre comienza a contar la famosa historia de la familia, de como ahora somos afortunados de tener tanto dinero, que por gracias a mi Bisabuelo Roger estamos donde estamos y que siempre hay que perseverar.
Este tipo de suceso es tan típico que creo una gran mayoría de las personas adineradas de ahora que gracias a la ayuda de alguien del pasado son ahora lo que son (gente de clase) por que por su cuenta no pasa nada.
Cuando ya papá terminó de contar el infinito cuento de la familia, cuando ya es momento de salir me toca que ir a dejar a Madison a su casa.
Los demás tienen coches propios.
—Voy con ustedes —comenta Matías. Madison lo queda viendo y yo solo no dudo en decir que no. Por obvias razones no lo puedo llevar.
No lo tolero.
—Si voy, querrás o no —dice actuando con superioridad como siempre.
—No me place llevarte —digo con una sonrisa. Él sonríe y al parecer no me va a escuchar.
—Hagamos algo, si Madison dice que esta bien que vaya, voy pero si dice que no, no voy —Volteo a ver a Madison para ver que dice, claramente va a decir que no ya que ella siempre me apoya en todo.
—Esta bien que vaya —escuchó que dice y yo abro los ojos. Y Matías solo ríe alegre de haber ganado la apuesta.
Créanme que pensé que diría que no.
—¿Nos vamos entonces?
Engreído.
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Quema más que el sol 💋
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