Capítulo 9: ¿Arrepentirme?
— ¿Y bien? — Preguntó Adrià haciendo que dejara de enfocarme en la vista de Barcelona que mi querido mirador me daba para centrarme en él, quién estaba a mi lado haciéndome compañía desde hacía un tiempo ya.
Habíamos quedado como últimamente solíamos hacer. Nos encontrábamos en una calle que quedaba cerca de su casa y subíamos para hablar con la vista de la ciudad a nuestro alcance. En esos momentos ambos estábamos apoyados en la Barandilla, yo con ambas manos apoyadas en ellas y él con el lateral de su cuerpo mientras, con los brazos entrelazados, me miraba.
Me miraba con el entrecejo fruncido y una sonrisa ladeada mientras llevaba una sudadera blanca debajo de su bomber beige y unos pantalones denim azules que según me había comentado, eran sus favoritos. Un estilo bastante común en él y del que siempre me podía aprovechar, ya que si tenía frío siempre podía robarle la bomber por unos minutos.
—¿Mmh? — Hice un sonido mientras lo miraba con confusión. Él resopló divertido mientras miraba momentáneamente al horizonte.
— Suéltalo ya, llevas diez minutos mirando al horizonte con el ceño fruncido. —Dijo tocándome el entrecejo con los dedos haciendo que dejara de fruncirlo y una sensación de relajación por haber dejado de hacer tensión en esa zona se formara en mi cara. Abrí los ojos al darme cuenta de que ni siquiera sabia que había estado con el ceño fruncido hasta ese mismo momento.
—No estaba pensando en nada en concreto — Mentí como nunca lo había hecho antes. Él soltó una risa mientras se acercaba más a mí.
—¿Seguro? — Preguntó —Sabes que no nací ayer, ¿Verdad?— Continuó. Yo bajé la cabeza avergonzado y sin saber como afrontar la situación fijándome de nuevo en su pulsera.
— ¿Te acuerdas de Leo? — Pregunté suspirando mientras me rendía
— ¿Tu mejor amigo del que no paras de hablar durante todo el santo rato? — Dijo de manera burlona y no pude hacer nada más que reírme mientras asentía.
—Ese mismo — Dije
— ¿Qué le pasa? — Preguntó mirándome
— Más bien dicho que nos pasó...— Corregí. Ahora fue su turno de fruncir el ceño, mientras me miraba confuso
— Creo que me he perdido — Confirmo, yo me reí suavemente mientras me secaba mis sudorosas manos con mis pantalones preparándome para decirlo.
¿Estaba bien decirle esto? Llevamos cierto tiempo siendo amigos, pero no sabía si era siquiera suficiente para llegar a ese punto de intimidad y confianza. Esto de tener amigos era tan confuso... Deseaba que todas las relaciones que tenía fueran tan fáciles como la que tengo con Leo, que fluye sin preocupaciones y sin miedos a arruinar nada. ¿Le interesará siquiera lo que me preocupa a mí? ¿Cómo sé que no lo hace para quedar bien y ya? Porque aunque lo lleve conociendo de hace un tiempo y me haya caído genial, en realidad no lo conozco tanto como parece.
—Si no quieres contármelo está bien, no quiero presionarte. — Añadió Adrià al ver que no contestaba y volvía a estar perdido en mis pensamientos.
— Me besé con él — Solté de golpe. Él abrió los ojos de manera abrupta mientras me miraba fijamente.
—¿Seguimos hablando de Leo? — Preguntó él mientras seguía confundido
— Pues claro que si idiota, ¿De quién estaría hablando, sino? — Le respondí rodando los ojos
— Bueno perdóname, pero hasta donde yo sé, no es muy normal eso de besarse con tu mejor amigo — Dijo el de manera vacilante. Bufé mientras volvía a fruncir el ceño, de todas las reacciones que me imaginaba, era seguro que el hecho de que se burlara de mí no estaba entre ellas.
— ¡Pues por eso te lo digo idiota! Estoy confundido, no sé que hacer o como sentirme, solo necesitaba hablar con alguien — Dije ya cansado sentándome en el suelo y apoyando mi espalda en la barandilla. Él rápidamente se sentó a mi lado apoyando la espalda en la misma barandilla que yo, mientras nuestros hombros se rozaban.
— Vale perdón, no sabía que estuvieras tan afectado — Dijo claramente preocupado. — ¿Cómo te sientes al respecto? —
— Ese es el problema, no lo sé — Suspiré y levanté la mirada para fijarme en el mirador, con los árboles balanceándose con el viento y las personas pasando por la puerta. — Él fue mi primer beso, y aunque me alegro de que haya sido con alguien con el que tengo tanta confianza, me sentí raro. Todo sucedió de una manera muy rápida y, ni siquiera sabía mi sexualidad en ese momento, ni lo sabía, ni lo sé. — Bufé mientras todos mis pensamientos salían de mi boca resbalándose como mantequilla.
Él Me miraba atentamente y estaba analizando todo lo que le decía sin rechistar.
—Entiendo... — Dijo después de escuchar como le expliqué todo lo que sucedió un par de noches atrás — Pero lo que me confunde es el porqué estás así — Dijo y lo miré confundido
—Es decir, aunque os hayáis besado, ambos habéis solucionado y hablado de ello, y según tengo entendido todo estaba bien, ¿no? Entonces no entiendo el porqué estás así de afectado por la situación.— Me dijo haciéndome pensar en todo lo que me había dicho.
En cierta parte tenía él razón, si ya estaba todo solucionado y habíamos acabado bien, ¿Por qué me sentía de esta manera? ¿Por qué me preocupaba tanto si todo estaba bien? En ningún momento hubo algún indicio de que estábamos mal o actuábamos raro el uno como el otro, simplemente olvidamos el beso y volvimos a la actualidad. Por lo tanto, ni siquiera yo entendía la preocupación que tenía al respecto.
Resoplé frustrado mientras me apoyaba en la barandilla y mi mirada se enfocó en el cielo, que pese a estar a principios de diciembre tenía apenas pocas nubes, que solitarias viajaban de manera lenta y tranquila por el mar que teníamos encima de nuestras cabezas.
— ¿Te arrepientes? — Preguntó de manera suave Adrià luego de un rato de silencio.
¿Lo hacía? Volví a recordar la noche y todo lo que pasó una vez más, intentando encontrar algún sentimiento negativo, algún indicio que me confirmara que me arrepentía... Pero no había nada. No lo fue la manera en la que me miraba, ni como sus manos apretaban mi cadera, ni sus suaves labios apretando los míos. Nada era negativo. Me sorprendí al darme cuenta de que incluso lo repetiría y como con el solo hecho de imaginar eso, mis mejillas se ponían rojas y un cosquilleo inusual se instalaba en mi cuerpo.
Toqué con las yemas de mis dedos mis labios imaginando el suave tacto de los suyos los cuales aún podía recordar sobre los míos mientras ordenaba mis pensamientos.
— Creo que... Creo que no — Me giré con los ojos abiertos para mirarlo. Él sonrió de medio lado mientras suspiraba burlón.
— Opino que te gusta Leo — Dijo Adrià haciendo que me pusiera a reír de lo absurda que era su idea.
—¿Te volverías a besar con él? — Soltó de golpe haciendo que mi risa parara y que mis mejillas se sonrojaran sin saber qué responder y con los nervios ahora corriendo por mis venas.
— Tu expresión lo dice todo — Dijo él soltando una breve carcajada
— No confundas las cosas, solo es bueno besando y me siento cómodo con él, no me gusta Leo — Dije nervioso mientras rodaba los ojos
— ¿Estás seguro? — Dijo levantando una ceja. Yo asentí sonriendo, seguro de que no sentía nada por mi mejor amigo. Dejamos la conversación allí mientras seguimos conversando juntos.
— Nunca has conocido a Leo, ¿Verdad? — Le pregunté de repente al darme cuenta de que después del tiempo en el que llevaba siendo amigo de Adrià nunca había conocido a mi querido mejor amigo.
Él negó mientras sonreía vacilón.
— Aunque déjame decirte que si sigues hablándome tanto de él acabaré conociendo hasta su tipo de sangre — Dijo haciendo que ambos riéramos
— ¿Quieres conocerlo? Ha de venir dentro de poco a mi casa. Si quieres me acompañas y lo conoces — Le dije ilusionado de que mi mejor amigo y mi nuevo amigo se conocieran por fin.
— Claro, ¿Por qué no?. Así de paso conozco tu dirección para ir a robarte siempre que quiera — Bromeó haciéndonos a ambos reír.
Nos levantamos del suelo y poco a poco fuimos saliendo del mirador, camino a mi casa donde dos partes de mi vida se conocerían por primera vez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top