Capítulo 3- Bajo la Lluvia

— Ya te he dicho que no— Le dije mientras me perseguía por toda la casa

—¡Venga ya Pau! ¿Por qué no?—Continuó insistiendo

—¡Porque eres un idiota pesado!— Le dije malhumorado

—Venga ya, ¿todo esto porque te he ganado en Overwatch?—Dijo burlón

—Vete a la mierda—Dije mientras iba a cepillarme los dientes y daba un portazo.

La luz amarillenta me envolvió cuando cerré con fuerza la puerta de aquella diminuta habitación. Me miré en el espejo que estaba encima del lavamanos antes de coger el cepillo de dientes.

—No es mi culpa que te quedases tieso, asume tu responsabilidad— Me dijo a través de la puerta intentando controlar la carcajada que burbujeaba para salir de su garganta

—¡Eres un tramposo! Soy... ¡Soy sensible en esas zonas!—Gruñí ya molesto y cuando me di cuenta de que había dicho de más me callé abruptamente.

Demasiada información, había dado demasiada información. Aun así, ¿Por qué me sentía de esa manera? Solo era Leo, su mejor amigo.

—¿Así que he encontrado una zona erógena de Pau? Interesante información que me guardo—Dijo con burla antes de que yo abriera la puerta del baño con demasiada fuerza y saliera hacia el exterior pasando de su frase, obviamente con él pisándome los talones.

—¿Sabes que está lloviendo verdad?—Siguió avanzando detrás de mí.

—La lluvia es incluso menos molesta que tú reventándome la cabeza con tus gilipolleces—Respondí mientras abría la puerta principal de casa.

Inmediatamente la suave brisa de un día de primavera lluvioso me azotó el cuerpo, junto con el olor a yerba mojada que se colaba por mis fosas nasales. Solté un suspiro tranquilo, la lluvia siempre me había tranquilizado, era como una escapatoria para la vida real, y me encantaba quedar observándola o estar debajo de ella. Una sonrisa se coló por mi rostro, sonrisa que rápidamente se borró al notar el cuerpo de alguien más detrás de mí. Reanudé el paso, hasta llegar a la calle de mi casa, donde me quedé disfrutando de como las gotas caían por mi cuerpo, creando unos trazos de agua por todo mi ser.

—Nos estamos mojando, ¿Contento?—Dijo alguien detrás de mí. Resoplé y me giré con la mirada amenazante.

—Leo, o te callas, o te juro que...— Iba a continuar mi amenaza hasta que vi que la mirada de Leo no estaba puesta en mis ojos, sino que me recorría entero. Por un momento tuve un sentimiento de vulnerabilidad al ver como su mirada casi me perforaba el alma. — ¿Se puede saber que miras?—Pregunté resoplando

—Estás mojado—Respondió como si estuviera hipnotizado. Me reí

—No me jodas, gracias por hacérmelo saber.—Seguí riendo mientras respondía sarcásticamente

—No me refería a eso tonto—Soltó una sonrisa ladeada. — Tu cabello pelirrojo está mojado, enganchándose en tu cara mientras gotas gotean de él—Empezó explicando, yo le miraba confuso, sin saber a donde iría a parar eso. — Tus pestañas también, haciendo que se noten más definidas y oscuras, haciendo que tu mirada se abra y se expanda mucho más. Gotas caminan sobre tu cuello y se cuelan por debajo de la camiseta. Camiseta que debido a la lluvia se transparenta y se pega a tu cuerpo.—Siguió señalando cada detalle que veía mientras se acercaba. Cada vez estaba más cerca, hasta que tuve que alzar la mirada.

Él, obviamente también estaba mojado. Su cabello negro se adhería a su piel, mientras los músculos se marcaban mucho más debido al agua. Pero el cambio más grande no era debido a la lluvia, era su mirada. Mirada que nunca había visto antes en él.

Sus ojos de por sí siempre me han parecido misteriosos, porque aunque a veces son muy expresivos, hay veces que no sabes lo que puede estar pasando por su cabeza, y eso sin duda, al menos a mí me resulta atrayente, es como que tienes la necesidad de saber que está pasando a través de esa mirada.

—¿Qué estás haciendo Leo?— Le pregunté casi sin aliento al verlo tan cerca, no sabía que estaba pasando en mi interior, muchos sentimientos que nunca había experimentado aparecieron y se incrementaban cada segundo que Leo se acercaba más.

Leo se paró a escasos centímetros de mí, teniendo él que mirar hacia abajo para verme, y yo, hacia arriba.

—No lo sé, solo...—Dijo mientras me miraba a los ojos con una profundidad increíble. Parecía que le fuera imposible apartar su mirada de mis dos orbes. — Solo sigo mi instinto—Susurró mientras su mirada bajaba por todo mi rostro. No entendía lo que estaba pasando, pero los sentimientos estaban a flor de piel, mientras parecía que todo se había parado. Hacía tiempo que había dejado de pensar en la lluvia, en donde estábamos, en todo menos él, toda mi atención estaba puesta en Leo.

Cuando sus ojos volvieron a encontrarse con los míos, nos quedamos inmóviles durante un tiempo, no sé con exactitud cuanto pasó, ¿Minutos? ¿Segundos? Eso solo el universo lo sabrá. De un momento a otro algo en su mirada cambió, mientras su ceño se frunció. Alzó la mano me acarició toda la parte derecha del rostro hasta llegar a mi pelo, donde lo sacudió como siempre hace.

—Vamos a casa nube, si no nos pondremos malos—Señaló Leo con la voz más ronca y rasposa de lo normal, mientras se giraba y empezaba a caminar hasta el único portal con luz de la calle, el de mi casa.

De repente la burbuja en la que estábamos ambos sin siquiera saberlo reventó, y de repente, como por arte de magia, todo volvió a la realidad. Cuando Leo desapareció de mi vista, de repente volví a notar la suave brisa y las gotas de agua viajando por mi cuerpo, como si hubiera empezado a llover de nuevo, pero no, estuvo lloviendo todo el rato.

Las emociones me recorrían por todo el cuerpo. Emociones confusas, y muchas de ellas, desconocidas para mí. Miles de preguntas recorrieron mi cerebro, sobre él, sobre mí, sobre lo ocurrido, sobre todo. Estaba confuso, estático otra vez, y perdido. Respiré hondo sin saber que hacer, y me estiré en medio de la calle de mi casa, poniéndome boca arriba y disfrutando de la lluvia, aunque con las preguntas y sensaciones aún rondando por mi cabeza. Solo, supongo que intenté tranquilizarme y pensar, como siempre hacía, bajo la lluvia.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top