Capítulo 1

1. RUMORES

Me encontraba justo ahí, en la entrada de la casa del amigo que Erick había conocido durante sus clases de manejo. Desde afuera se escuchaba una música de discoteca un poco fuerte para mi gusto, pero ya estaba ahí y no quedaba de otra que quedarme.

Tocamos la puerta y entonces apareció él. Era como de nuestra edad, ojos oscuros profundos, cabello rubio alborotado, vestía casual con un aire elegante y se veía bastante amistoso.

— ¡Erick! — Saludó sorprendido estrechando la mano de mi hermano. — Llevo toda la noche esperándote, pensé que no vendrías. — Tenía un vaso rojo en su mano con quién sabe qué bebida. — Y veo que vienes acompañado. — Alternó la vista en mí a lo cual reaccioné con una sonrisa amable.

— Ah, sí. Te presento a mi hermano, Harvey él es Adrián, Adrián él es Harvey. — Dios, ¿qué se hace cuando alguien te presenta? Esto se me hacía tan extraño. Adrián no seas tonto, saluda.

— Mucho gusto. — Dije saliendo de mis pensamientos mientras le estrechaba la mano. — Gracias por invitarnos Harvey, tienes una casa muy hermosa. — Me dediqué a admirar todo nuestro alrededor.

— Gracias Adrián y no hay nada que agradecer. Bueno, pasen, no querrán quedarse toda la noche en la puerta. — Nos condujo adentro y dimos con un jardín techado de cristal. El lugar estaba bien iluminado y decorado.

La casa de Harvey era enorme y muy moderna, estábamos enfrente de una gran piscina cerrada con vidrio. En cada rincón había amigos conversando y riendo por cosas que decían. Nos acercamos a una mesa con bebidas, tomamos una y nos quedamos ahí conversando.

— Entonces, ¿acostumbras a dar fiestas frecuentemente? — Inquirió mi hermano mientras se llevaba a los labios la bebida que había elegido.

— Eh, algo así. — Respondió Harvey jugando con la mirada. — Bueno, más que todo cuando mis padres no están. — Confesó causándonos gracia.

— ¿O sea que tus padres no saben nada de esto? — Cuestioné interrumpiéndolos.

— Absolutamente nada, creen que su "hijo juicioso", ya se encuentra dormido.

— Bueno, debo de reconocer que tienes tu valor. — Admití con una sonrisa. — Me pregunto qué haría tu madre si nos encontrara a todos aquí.

— Emmm probablemente los usaría como un limpiador masivo para dejar todo impecable, y a mí seguramente me dejaría sin patrimonio.

Todos reímos. — No te preocupes. — Intervino Erick. — Si eso pasara, serías bienvenido en nuestra casa, tú nos abriste las puertas de la tuya y ahora nosotros hacemos lo mismo contigo.

— Sí, en serio, gracias Harvey. Si así nos recibieran todas las personas, me gustaría mudarme más seguido. — Agregué mientras ingería un poco de mi bebida, la cual parecía algún tipo de ponche.

— ¿Son de pocos amigos entonces? — Cuestionó prestándonos atención con su bebida en la mano.

— Emmm no es algo intencional, de hecho, no deberíamos de estar acá, nuestro padre nos mataría si se llegara a enterar de nuestra ubicación actual. — Respondí encogido de hombros.

— ¿Qué? ¿Se escaparon de casa? — Cuestionó sorprendido, dejó su bebida en la mesa, se cruzó de brazos y nos ofreció su entera atención.

— Se podría decir que sí, bueno, nuestra madre si lo sabe, de hecho ella nos permitió venir en secreto, pero nuestro padre no estaría de acuerdo, él es muy delicado si se trata de nosotros.

— ¿Es decir que su padre es un tanto estricto al momento de permitirles salir?

— Un tanto no diría yo, según él corremos un grave peligro al encontrarnos afuera, es muy extraño y casi nunca lo vemos, en realidad, te sorprenderías de lo rara que puede llegar a ser nuestra familia. — Harvey asintió levemente.

— No solo nos obliga a quedarnos en casa. — Intervino Erick. — Si no también a mudarnos cada año, a no convivir con las personas, no hacer amigos o hablar con alguien. — Pausó para tomar un sorbo. — Prácticamente, a no tener una vida social.

— Okay, familia extraña. — Se dispuso a chasquear la lengua con cierta admiración. —Supongo que tenemos algo en común entonces. Pero bueno, dejando de lado nuestras familias, ¿puedo preguntarles algo?

— Adelante. — Aprobó Erick.

— ¿Por qué la casa de la colina? Hace años que nadie se mudaba ahí, el dueño anterior al que les vendió la propiedad desapareció y muchos creen que pudo haber muerto ahí, aunque nadie ha encontrado su cuerpo, aún se desconoce lo que realmente pasó con dicho sujeto, pero de igual forma no dejan de surgir conspiraciones por parte de los del pueblo.

— Emmm no sabía que alguien había desaparecido en ese lugar. Ahora que lo pienso, la señora que nos vendió la casa parecería muy animada. — Habló mi hermano.

— Sí, como si le estuviéramos haciendo un favor al comprarle la casa. — Terminé de decir.

— Y vaya que se lo hicieron, la señora Hopper quería deshacerse de ese sitio desde hace mucho, al enterarse de los rumores que se tenían de dicho lugar, no dudo en mudarse de nuevo y buscar la manera de venderla.

— Pero para aclarar, solo son rumores, ¿cierto? — Cuestionó Erick con cierto temor, si algo era característico en mi hermano, era la presencia de todo tipo de temores en él.

— Creo que no debiste hablar de muertos frente a Erick, Harvey, él ya me presentó a mí, ahora yo te lo presento a él, Erick Dawson, mi hermano, un total cobarde. — Expresé en un tono de burla.

— Eso no es cierto, bueno, solo un poco, y no me trates de cobarde, recuerda que soy tu hermano mayor. — Dijo tratando de molestarme.

— Solo por 25 minutos, así que no cuenta.

— ¿Cómo? ¿Ósea que son gemelos? — Inquirió Harvey con cierta sorpresa en su rostro.

— No Harvey, es un error común, los gemelos son idénticos y nosotros no lo somos, somos mellizos. Yo soy el guapo y Erick... — Inspeccioné todo su cuerpo. — Emmm, no te sabría decir que es exactamente. — Pronuncié riendo, recibiendo un empujón por su parte.

— Genial, yo y mi hermana peleamos a cada momento y ustedes parecen llevarse bien.

— Bueno, somos muy distintos, pero digamos que funcionamos de cierta manera.

— También espero funcionar con ustedes, es bueno tener nuevos vecinos y también espero que ustedes no contraigan nada malo de ese sitio, hay muy malos rumores sobre ese lugar.

— ¿Cómo cuáles? — Cuestioné tomando un sorbo de mi bebida.

— Bueno, pues a los días de que la señora Hopper se mudó a ese lugar, su hijo se suicidó y ella se volvió en cierta parte, loca.

— ¡Wow! Supongo que mi hermano y yo nos divertiremos en ese lugar. — Arrojé con sarcasmo abalanzándome contra el cuerpo de Erick, quien no se veía para nada animado, sino, en cambio, asustado.

— Harvey, podrías venir. — De repente, una voz tras nuestra hizo presencia interrumpiéndonos. Era una chica que parecía mayor a nosotros, probablemente la hermana que había mencionado Harvey. Nos inspeccionó un momento un tanto indiferente y luego devolvió la vista a su hermano esperando una respuesta.

— Un momento. — Le solicitó a nuestra acompañante dirigiéndole ligeramente la mirada. — Bueno chicos, me encantó conocerlos, les contaré el resto luego con más calma, disfruten y siéntanse en casa. — Se despidió de mano y avanzó hacia ella.

— Gracias Harvey.

Una vez solos, Erick habló — Bueno, me puedes explicar qué fue todo eso. — Pronunció asombrado por mi reciente actuación.

— ¿Qué? Dijiste que me haría bien salir un poco y dejar de obedecer a papá todo el tiempo, bien, eso fue lo que hice. Dijiste que tratara de socializar y no ser cortante como de costumbre, también lo hice, si quieres que vaya y seduzca a alguien, también lo puedo hacer, tú solo dilo.

— Realmente estoy impresionado, esto es extraño hasta para ti, tú diciendo más de cuatro palabras en una misma oración. ¿A qué se debe? ¿Quién eres, y qué hiciste con mi hermano?

— Se debe a que estoy cansado, ya tuve suficiente con estos diecisiete años haciendo todo lo que papá nos pide. — A partir de hoy, me había propuesto a cambiar, probablemente si seguía como un prisionero en casa, la muerte me llegaría con más prisa, así que era indispensable que iniciara a romper todas las reglas que nos habían sido impuestas por nuestro progenitor.

— Bueno, ya somos dos.

— De hecho, ¿no te ha dicho cuando viene? — Cuestioné degustando unos bocadillos que se encontraban en las mesas que teníamos al lado para todo aquel invitado que quisiese tomar algunos.

— No, seguramente "está ocupado". — Hizo comillas con sus manos.

— Esto es demasiado, le dedica más tiempo a la empresa que a nosotros. — Expresé con un enojo que había empezado a acumularse desde hace mucho.

— No olvides también que faltó a nuestro cumpleaños el mes pasado y que no nos recogió en el aeropuerto.

— ¿Y cuándo lo ha estado, o cuándo lo ha hecho? Todavía te sorprende.

— Papá siendo papá. Pero de igual forma no dejo de estar sorprendido, hace unas horas no querías venir y decías que las fiestas eran una pérdida de tiempo, y ahora eres la persona más sociable que he visto.

— Puedo ser muchas cosas, todas las que te imagines, no por mostrarme callado en casa, quiere decir que lo sea.

— Sin duda esta es mi versión favorita de ti.

— Pues acostúmbrate, porque estoy dispuesto a hacer todo lo que no he hecho en estos diecisiete años. De hecho, creo que quiero un trago. — Solté haciendo que Erick se sorprendiera aún más.

— No, definitivamente tú no eres mi hermano.

— Relájate, solo quiero experimentar cosas nuevas. Ya vuelvo. — Y con eso me alejé de ahí.

Erick se quedó conversando con otras personas afuera, mientras, yo estaba yendo hacia adentro de una puerta que daba con una sala, del techo de esta colgaba una bola disco que destellaba muchos colores e iluminaba el lugar.

Muchos estaban bailando con una música bastante candente, recorrí cada sitio ya con lo que quería en la mano, y debo de admitir que me equivoqué con el alcohol... Sabía más horrible de lo que esperé.

Me hallaba pasando junto a unas personas que se encontraban conversando para ir de vuelta con Erick, cuando de repente sentí como alguien me tomó del brazo dándome la vuelta y entonces... De la nada unos labios chocaron contra los míos.

Una chica me besó, me quedé rígido sintiendo el acto, no pude responderle el beso, ni siquiera parpadeé, mis ojos se abrieron como platos. ¿Qué rayos estaba pasando aquí?

Ella, al ver que no le respondí y, en cambio, no moví ni un solo músculo. Se detuvo, despegó un poco su rostro para observarme y entonces se apartó estupefacta.

— Madre santa, tú no eres mi novio. — Dijo aterrorizada, incluso más que yo. Sus ojos parecía que estaban a punto de salirse de su órbita. — Qué rayos me pasa. Qué vergüenza. — Se llevó una mano a la frente aun sin poder asimilar lo que acababa de hacer.

— Emmm... — Aún estaba en shock. ¿Cómo había pasado esto? No era mi primer beso, pero tampoco me esperaba que alguien me besara, así como así. — Supongo que no lo soy, a menos que tú lo quieras. — ¿Qué? ¿De dónde salió eso? Sin duda el poco alcohol que había ingerido ya estaba haciendo efecto en mí.

Ella sonrió sorprendida. — En serio perdón, me confundí, es que te veías igual a mi novio de espaldas. Soy muy distraída como te darás cuenta. Solo fue una equivocación.

— ¿Segura qué solo fue una equivocación? — Una mirada pícara me surgió. No, definitivamente, este no era yo, quién sabe dónde terminaría esa noche.

Embozó una carcajada. — Me agradas. ¿Cómo te llamas? No eres de por aquí, ¿cierto?

— Adrián, soy Adrián Dawson, y no, no era de aquí hasta hace unos días, pero ¿cómo lo sabes? — Hice una expresión de duda juguetona.

— Bueno, porque de haberte visto antes, no hubiera olvidado tu rostro y no estuviéramos aquí buscando a mi novio. — No necesitaba estar frente a un espejo para saber que me estaba poniendo como tomate.

— Emmm okay. — Una risilla me surgió, sintiéndome un poco incómodo. — Y tú, ¿cómo te llamas? — La chica parecía agradable, aunque un poco despistada.

— Elizabeth, soy Elizabeth. — Me dedicó una sonrisa amistosa. — Por Dios que mal me siento, en serio perdón por lo que hice.

— Si solo fue una equivocación, no hay problema. — Respondí tratando de quitarle la vergüenza que transmitía su semblante.

— Eyy tú, ¿qué haces hablando con él? — Una vos semi-grave surgió por detrás de nosotros.

— Déjame adivinar, tu novio, ¿cierto? — Elevé una ceja.

— Mi tóxico novio querrás decir. Bueno Adrián, espero verte de nuevo, me agradó mucho conocerte, en serio. — Se abría camino hacia él.

— Igual a mí, procura no confundirte de nuevo. — Me burlé.

— No me molestaría confundirme de nuevo contigo. — Me guiñó el ojo y con eso se alejó de mi vista dejándome nervioso.

Ya encontrándome solo, sonreí para mí mismo en medio de todas las personas. Esa noche se estaba poniendo de locos. Realmente estaba cambiando, había salido de mi habitación, estaba en una fiesta, había muchas personas a mi alrededor sin molestarme, me había besado con alguien que ni siquiera conocía, quería experimentar todo lo que no había hecho antes, así que ya solo restaba por hacer...

Alto ahí mente cochambrosa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top