Capítulo XXXVIII


Katsuki había notado algo raro. Demasiado raro en Ochaco.

No le dirigía la palabra para absolutamente nada. Ni siquiera cuando lo preparaba para las últimas escenas a grabar. Él llegaba un poco antes, la veía ordenando su puesto, se acercaba a saludarla, querer tener finalmente esa maldita conversación pendiente de hace varios días, pero ella solo le dedicaba una fría mirada, un corto 'buenos días' y comenzaba su labor.

La otra cosa rara que también notó, era la dramática indiferencia de Naomi hacia él. De acuerdo, no le fascinaba la idea de que ella tartamudeara o se pusiera como un tomate cada vez que lo viera porque era su autoproclamada fan número uno, pero, ¿ahora a voltear su cabeza con aires de grandeza y un "¡jum!" escapando de sus labios cada vez que él pasaba por enfrente? Ya era demasiado.

Intentó averiguar por parte de Kirishima si es que sabía algo, pero el pelirrojo estaba tan perdido como él: se había quedado en esa parte de la historia donde escondía el secreto de su romance y hasta ahí. Así que de tanta ayuda, pues... No lo era.

Por otro lado, Kathie parecía cada vez más convencida de que todo ese jodido acto de jóvenes enamorados era real. Odiaba eso. La tipa no lo dejaba solo, apenas se encontraban en el set, corría a abrazarlo en modo de saludo, cosa que él rechazaba de inmediato. Lo acompañaba al almuerzo, se le unía forzosamente a sus salidas a recorrer la ciudad, tomaba su mano... Una vez, lo besó de la nada en los labios fuera del maldito hotel y escuchó un 'click' de una cámara. Recordaba que ella sonrió levemente y le guiñó un ojo antes de entrar, y Katsuki no podría estar más cabreado. En cosa de horas, la foto estaba en cientos de blogs y sitios de chismes.

Así que su método de escape de esa tipa era salir mucho antes de su cuarto, ir por su amigo y salir a correr y ejercitarse un poco antes de que todo el mundo se levantara. Le había servido; despejaba su mente, se mantenía saludable y olvidaba todo el drama por un rato. Lo hacía así prácticamente desde que inició esta horrible relación falsa.

Lo bueno de todo es que en dos días partirían de regreso a Japón y podría olvidarse de Kathie y su estúpida estrategia.

Lo malo de todo es que en dos días partirían de regreso a Japón y podría olvidarse de tener alguna oportunidad de acercarse a Ochaco nuevamente.

Ese día -el último de grabación-, había ido un poco más temprano al set. Se escaparía de Kathie, aunque su encuentro sería inevitable y tendría un poco de paz mental para beber su café en la mañana, repasar una vez más su guion y terminar con todo de una vez. Con su vaso en mano, entró al lugar que sabía que estaría tranquilo: el tráiler de maquillaje y vestuario. No había nadie a esa hora, lo cual le resultó ventajoso, sin embargo, no podía evitar sentirse un poco decepcionado de no encontrarla a ella ahí.

—¿Está abierto? —escuchó su voz desde afuera, a la vez que movía la manilla de la puerta del tráiler.

Quizás la suerte de su lado ese día.

Uraraka apareció frente a él, extrañada de hallar el lugar abierto. No tardó en darse cuenta de porqué. De inmediato ella se tensó, bajó su mirada y murmuró un "no sabía que estaba ocupado", antes de girarse para retirarse.

Oh no, ella no se escaparía esta vez.

Rápidamente se colocó de pie y en dos segundos se acercó hasta ella, evitando su salida, tal cual como esa vez en el baño del hotel la noche de su primer beso. Ochaco se volteó a verlo, pero no había más que una expresión fría hacia él.

—¿Me dejas salir, por favor?

—No —respondió serio. Seguido, le puso seguro a la puerta y cambió de lugar con ella, quedando él en contra de la entrada—. Nadie se moverá de aquí hasta que hablemos.

Ochaco frunció su ceño molesta, empujándolo un poco para apartarlo. Se cruzó de brazos y resopló, mostrándose enojada, incómoda... dolida.

—No siento que haya algo que hablar, Katsuki. Es decir —suspiró, tratando de encontrar las palabras adecuadas—, ¿lo vale realmente a estas alturas?

—Para mí sí —contestó seguro, sin quitarle la mirada de encima.

Hubo unos segundos de silencio. El ambiente se sentía tenso, ninguno se movía de su posición. Finalmente fue ella quien suspiró, dejándose caer sobre la silla de su estación, y llevando sus manos a su rostro.

—Me mentiste.

—¿Huh?

Uraraka apartó sus manos de su rostro, sus ojos se veían cristalinos y llenos de rabia. Quería llorar, pero no se lo iba a permitir, menos frente a él.

—Me mentiste, Katsuki. Dijiste que solo era fingir, que nada iba a ser real. Pero lo primero que veo en las redes son fotos tuyas con ella, y hasta cierto lo entiendo; sé como funciona ese tipo de publicidad. Pero-

Se detuvo. Katsuki se acercó un poco a ella, aunque aún manteniendo una distancia. Quería correr hacia a ella, tomarla en sus brazos y asegurarle que todo era mentira. De verdad que lo era, pero Kathie se tomaba atribuciones que no debían, y eso estaba causando ese conflicto ahora.

Parecía que eso pesaba más que el inminente matrimonio de la castaña.

—Pero ¿qué, Ochaco? —murmuró, buscando su mirada.

—Pero ¿era necesario? Donde nadie estaría metido con una puta cámara para confirmar si su relación es cierta o no, decidiste llevar su pequeño acto más allá.

Bakugo no comprendía nada de lo que la muchacha hablaba. Y la expresión que puso en su rostro se lo hizo notar, enojándola aún más.

—¿De qué mierda hablas, Mejillas?

—No hagas eso, por favor. Es lo único que te voy a pedir —sintió una lágrima caer sobre su mejilla—. Yo... Yo de verdad había reconsiderado tantas cosas. Pero al ver que claramente esto —se apuntó a ambos— no llevaría nada después de todo, opté por no hacerlo.

Katsuki mandó al diablo la distancia y se acercó lo suficiente a ella como para quedar frente a frente, Ochaco aún sentada en esa silla. Él se agachó a su altura, tomando sus manos sobre su regazo, gesto que ella de inmediato rechazó para llevar rápidamente su mano derecha para secar esas indeseables lágrimas.

Ella estaba llorando frente a él y Katsuki no podía comprender del todo porqué. Y lo peor de estar confundido, era esa impotencia de no poder explicarse, de desenredar esa maraña de pensamientos que estaban en la cabeza de su amada.

—Ochaco...

—Me quedó todo claro esa mañana que la vi salir de tu cuarto, esas horribles marcas en su cuello —murmuró, desviando su mirada—. Lo nuestro no puede ser. Nunca debió ser, en primer lugar. Debí... Debí haber puesto un alto en cuanto me di cuenta todo lo que me estabas causando aquí —llevó una mano a su pecho, empuñándola—. Pero fue tarde. Para variar, la tonta de mí se dio cuenta tarde.

—No digas esas cosas, ¿quieres? —tomó su rostro entre sus manos, limpiando sus mejillas con sus pulgares—. No sé qué mierda estás hablando, lo juro. Pero lo que sí sé, es que lo que tú y yo tenemos es legítimo. Que se jodan Kathie, su estúpido trato, hasta ese bastardo que te espera al otro lado del mundo. Nada me importa más que tú, Ochaco. Solo tú.

La castaña le miró unos segundos a sus ojos. Sus miradas se conectaron como esa vez en la fiesta de fin de año. Esa electricidad recorrer sus cuerpos con el toque del otro, sus corazones palpitando acelerados, esas dichosas mariposas en sus estómagos... Pero en su achocolatada mirada solo había dolor, rabia, decepción.

Ella negó lentamente con su cabeza, apartando las manos del actor de su rostro, dejándolas entre las suyas y dándole un fuerte apretón.

—Tú tenías razón: no solo nosotros resultaremos heridos de todo esto. Yo tomé mi decisión, Kat- Bakugo. Y sé que también tomaste la tuya. Si tan solo hubieses sido honesto de un principio, créeme, que esto sería menos tortuoso ahora.

—Está cerrado por dentro... —las voces de las otras chicas de maquillaje y vestuario se oían afuera, a lo lejos. Comenzaron a golpear—. ¿Hay alguien?

Ochaco levantó su vista hacia la puerta, suspirando. Soltó las manos del actor y se puso de pie, comenzando a preparar todo.

—Espero que todo esté claro ahora, Bakugo. Eso querías, ¿no? Conversar. Y ya está —terminó de secar su rostro e inspiró un poco para calmarse—. Yo a mi vida, con Shoto y Naomi... Tú a la tuya, sea con Kathie, o no sé. No me voy a meter.

Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc.

Katsuki comenzó a sentir el enojo dominarlo. Sentía que Ochaco le hacía recaer absolutamente toda la culpa. Como si él no fuera menos víctima de todo; ella era la que estaba por casarse no él. Ella era la que estaba teniendo una doble vida, no él. Sin embargo, ahí estaba, hablándole de que él debía ser honesto.

Vaya mierda.

—No eres quién para hablar de sinceridad, Uraraka —la miró a través del espejo—. ¿Sabes algo? No te debo ninguna puta explicación, pero te lo diré de todas formas: no me he acostado con esa payasa, ni planeo hacerlo. No sé qué mierda viste, pero estás cegada con eso. Quédate con esa jodida versión si te hace sentir mejor contigo misma, con tu propia maldita culpa.

Ochaco volteó a verlo, pero no le dijo nada. Como si sus palabras se atorasen en su garganta. Bakugo resopló, y se acercó a abrir la puerta del tráiler ante la insistencia. Afuera, Kathie, su equipo y otras personas estaban esperando.

—¡Suki! —exclamó sorprendida. Miró hacia dentro y vio a la castaña, pasando de la sorpresa a la molestia—. ¿Qué está pasando aquí?

—Arreglos de último minuto —murmuró el actor, dejando pasar a todos los que esperaban fuera—. Te espero en el set.

Varias personas lo miraron confusas, la maquilladora japonesa dentro del tráiler ordenando su espacio como si nada, seria, apagada. Pero el show debía continuar, y era el último día, no había tiempo que perder.

Contrario a lo que dijo Katsuki, no se dirigió directo al set. Desvió su camino hacia el catering, sabiendo que necesitaba otro café para poder pasar todo lo que vivió hacía unos momentos.

Estaba enojado, confundido. Amaba a Ochaco, podía admitírselo a sí mismo finalmente sin sentir ese peso en su pecho, pero que ella dijera todas esas cosas le hacían querer golpearse por permitir que ese sentimiento siguiera tan vivo como  la primera vez.

Ella le había dicho cosas tan sin sentido para él, la consideraba hasta hipócrita por dar todo ese absurdo discurso de "debiste ser honesto, bla bla". ¡¿Honesto con qué?!

Bebió su café. Quemaba, estaba amargo y no lo disfrutó para nada. Todo por estar pensando su Cara Redonda. ¿Podía siquiera decir eso? ¿"Su" Ochaco? Ya daba igual, ella había dado por terminado todo.

Apretó su vaso molesto, derramando café sobre su mano y parte de su ropa. Maldijo fuertemente tratando inútilmente de no ensuciarse más, esperando que el agua no haya estado tan caliente como para dejarle alguna marca.

—Me quedó todo claro esa mañana que la vi salir de tu cuarto, esas horribles marcas en su cuello...

¿Por qué recordó eso ahora? Cuando Ochaco le hablaba casi no le tomó relevancia; su mente estaba enfocado en como ella decidía por su propia mano finalizar todo, su rostro triste, sus lágrimas. Claro, él sí le dijo que no se había acostado con ella, porque era así. Esa era la jodida verdad, podría jurarlo hasta por Dynamight...

...A menos que...

Tiró el vaso a un lado, sacó su teléfono celular y marcó rápidamente a Hawks. El mayor le contestó de inmediato, reclamándole que estaba por llamarlo ya que no lo encontraba en ningún lado y había llegado a sus oídos un dato interesante de esa mañana.

—A la mierda eso, necesito que averigües algo ahora, Keigo.




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Que bonito escribir esto con la versión de 10 minutos de All Too Well 🙂 (?)

Corazones rotos, decisiones tomadas y puro drama. 

¿A quién le creen? ¿De verdad Bakugo se hace el menso? ¿Kathie habrá metido sus manitas por ahí?  Chan chan chaaaan!

Todo esto y más en el próximo capítulo!

Muchas gracias por su amor, paciencia, cariño y recibimiento de mi historia (y yo puro recompenso con drama(?)) pero ya se viene la calma... o no? 👀 ustedes me conocen jajaja

Cuídense mucho! Los TKM infinitamente! 

Nos leemos pronto! 💖💖

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