Capítulo XXXI
Cortó la llamada cuando sentía que entraba a buzón de voz. Por lo que calculaba, ya debía ser cerca de las seis de la tarde en Toronto, así que mientras él se levantaba para alistarse para su trabajo, aprovechaba de llamar a su novia en lo que consideraba un horario decente.
Suspiró.
Ya eran varios días en los que no podían coincidir para hablar un poco.
Optó por escribir un rápido mensaje, a lo mejor ahí sí obtendría una respuesta.
"Llámame cuando veas esto. No importa la hora. Te extraño"
Dejó su teléfono a un lado, se metió a la ducha y luego de unos cuarenta minutos ya estaba completamente listo. Revisó su móvil: nada.
Decidió no volver a intentarlo. Cuando llegara a la oficina probaría llamando a Naomi; la menor siempre le contestaba. Obviamente se preocupaba que su prometida no contestara las llamadas, pero se quedaba un poco más tranquilo cuando le respondía algún mensaje.
Solo está ocupada, no puede andar con su celular en el set, solía recordarse a modo de calmarse. Demás está decir que era una tranquilidad efímera.
—Buen día, jefe —Midoriya lo saludó tan animoso como siempre—. Tenemos una agenda bastante apretada hoy, por lo que sugiero que empecemos por lo más rápido, como las fotografías de ese café que- ¿Todoroki?
El chico de pecas notó a su jefe ir a unos pasos tras de él, además de ir mirando su teléfono. Suspiró.
Eso se estaba haciendo una horrible costumbre.
—Oye, Todoroki —colocó una mano sobre su hombro llamando su atención. El de cabello bicolor alzó la vista hacia su amigo.
—¿Uh? Perdón, ¿me decías algo?
Izuku rodó sus ojos.
—Que tenemos bastante trabajo hoy y todas las llamadas las manejo yo o Hagakure —alzó una ceja—. Así que no creo que sea necesario que estés tan pegado a tu teléfono.
—No eran llamadas, era... era un mensaje del nuevo diseñador. Quiere mostrarme unos bocetos y-
Izuku volvió a suspirar, esta vez sonoramente a modo de interrumpirlo.
—Eres un mal mentiroso, amigo. Takumi se contactó conmigo hace dos días para mostrármelos y los aprobé. Así que...
Shoto apartó con cuidado la mano de su amigo y siguió su camino sin decirle nada. Para Midoriya su actitud ya no pasaba desapercibida, por lo que lo siguió a su oficina, pidiéndole a Hagakure que no interrumpieran.
Cerró la puerta tras de sí y en completo en silencio caminó hacia la máquina de café que el de cabello bicolor tenía en su oficina: sirvió dos tazas y colocó una en el escritorio de Todoroki, quien pretendía estar concentrado en su computadora.
—Bien... —comenzó el de ojos verdes, tomando asiento frente a su jefe—. No avanzaremos nada si estás en las nubes.
—No estoy en las nubes —contestó con su vista fija en su pantalla.
—Entonces en Toronto, ¿no? —bebió un poco—. ¿Ha pasado algo?
Todoroki suspiró dándose por vencido. Desvió su mirada hacia su amigo y luego hacia la taza que le había dejado, mostrándose algo dudoso de si contarle o no.
No quería parecer un exagerado, o peor, un celópata.
—No he podido hablar con Ochaco desde hace varios días —murmuró, sintiéndose algo avergonzado—. Me responde los mensajes, pero no las llamadas y, no lo sé, ¿no es... raro?
Izuku titubeó un poco.
—Puede que no quiera que gastes en llamadas de larga distancia —comentó no muy seguro—. Ya la conoces. Seguro que a sus padres tampoco les contesta.
—No lo sé —balbuceó—. No he hablado con mis suegros.
Midoriya alzó ambas cejas y tensó sus labios en una línea fina.
—Podrías partir por ahí, entonces. Te estás haciendo mil y una ideas y probablemente solo sea algo tan mínimo como la obsesión que tu novia tiene por no hacer grandes gastos.
Shoto quería realmente creer en las palabras de su amigo.
Pero no podía dejar de pensar que había algo más allá.
—¿Confías en ella? —preguntó de la nada, capturando su atención de inmediato—. Porque por como has estado actuando últimamente, no lo pareciera.
Todoroki frunció su ceño algo ofendido.
—Por supuesto que sí. Lo que no confío son las intenciones de ese actor de cuarta.
—Claro —respondió sin creerle. Terminó de beber su café y se colocó de pie, ajustando su saco un poco—. Quédate tranquilo, entonces. Y pon tu mente en el trabajo.
Sonrió un poco antes de salir de allí, dejando al publicista solo. Quizás Midoriya tenía razón y él solo estaba sobre pensando mucho las cosas, más considerando su actitud hacia ella los días previos a su partida.
Suspiró, tomó una carpeta que estaba sobre su escritorio y salió de allí; debía ir a un par de lugares para ver el tema de unas fotografías y unos contratos pendientes, sabía que Izuku podría encargarse de la agencia en ese rato. Se despidió rápidamente de su secretaria y salió raudo del lugar, al punto de casi chocar con alguien en la calle.
—Lo siento —se disculpó rápidamente.
—Descuide, iba distraída —la chica miró a quién había terciado, sonriendo gratamente—. Todoroki, tiempo sin verte.
El hombre heterocromático se mostró algo sorprendido en principio, luego sus facciones se relajaron un poco, mostrándole una leve sonrisa.
—Yaoyorozu, no creí que fueras tú —comentó—. ¿Qué haces por aquí?
—Una entrevista de trabajo —se encogió de hombros brevemente—. ¿Y tú?
El muchacho enarcó una ceja.
—Esta es mi agencia —apuntó hacia atrás, notando un leve rubor en el rostro de la chica—. Voy de salida a atender unos asuntos.
—Oh, um, cierto —sonrió algo nerviosa—. No... No te retraso más entonces. Espero nos veamos pronto, Todoroki.
El chico asintió una vez en modo de despedida, siguiendo su camino. Yaomomo, en cambio, no pudo evitar quedarse unos segundos viéndole como se marchaba.
—Todoroki —le llamó. El mencionado se volteó atento a ella—. ¿Te... Te gustaría cenar hoy?
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Invitar al prometido de su amiga a cenar, solos? Ni siquiera había procesado bien sus palabras cuando las soltó. Ella solo podía pensar en cuánto extrañaba solo verle por el edificio donde vivía.
Ella solo... Ella solo quería compartir un momento con él.
—Seguro —contestó sereno.
Yaoyorozu sintió su rostro arder ante su respuesta. Sonrió ampliamente y le dijo a qué hora podía ir.
En cambio, Shoto pensaba que seguramente la chica sabría algo de su novia. Sería una buena instancia para saber si algo pasaba con ella o no.
Después de todo, eran amigas.
Eijiro Kirishima era un joven muy confiable, un buen amigo, siempre preocupado porque todos estuvieran y se sintieran bien alrededor de él. Cuando conocía a una persona, trataba de que ésta se sintiera lo más cómoda posible, y si se daba una amistad, él estaría ahí para lo que necesitara. Así era el tipo de amistad que tenía también con Katsuki Bakugo.
O al menos eso pensaba hasta hace unos días. Su perspectiva cambió cuando escuchó el cuchicheo de unas mucamas en el lobby, hablando de que veían a través de las cámaras entrar y salir a una mujer del cuarto del actor. Incluso, una de ellas se atrevió a decir que había oído unos leves ruidos de dudosa reputación una tarde que iba pasando. Le costaba creer aquello, ¿Bakugo llevando a alguien a escondidas? ¿Por qué haría eso? Además, sabía que todo el cuarto piso estaba reservado para el equipo de la película, y no había registros de incidentes como alguna fan que pudo haberse infiltrado, aparte que las visitas no estaban autorizadas para mantener el filme en total discreción.
Sabía que su amigo era un sujeto con una actitud rebelde, pero no era de esas personas que romperían las reglas cuando se tratara de su trabajo. Entonces, ¿qué demonios pasaba? Lo otro era creer que esas chismosas solo hablaban por hablar, pero... No escuchó ese rumor sola una vez. Y si seguían hablando así, era cuestión de tiempo para que Keigo se enterara y de esa Katsuki no se salvaría para nada.
Tenía un presentimiento sobre todo eso. Algo en él le decía que no eran meros rumores y comenzaba a sospechar quien sería esta misteriosa mujer. Es decir, era bastante obvio, pero no quería creer que su amigo fuera capaz de involucrarse de esa manera con ella.
Sabía que su actual misión (además de cumplir su trabajo como asistente) era averiguar si eso era verdad, y de ser así, tratar de convencerlo que se detuviera si no quería que su cabeza terminara en una bandeja a manos de Keigo Takami.
—¡A-Ah! —gimió la castaña quien estaba siendo embestida por el rubio contra la pared, sus manos firmemente en el trasero de la chica y ella abrazando la cadera del actor con sus piernas—. M-Más rápido.
Katsuki sonrió y obedeció a la chica, acelerando sus embestidas, viendo como sus pechos rebotaban al compás y ella mordía sus labios tratando de ahogar sus gritos. Bakugo se acomodó un poco más y se acercó para besarla intensamente, sintiendo como ella apretaba el agarre con sus piernas producto de su venidero orgasmo.
No pudo evitar lanzar un chillido cuando sintió ese cosquilleo en su zona baja y ese mareo que la hizo sonreír satisfecha, señal que él tomó para poder también poder liberar el suyo. Enterró sus dedos en el trasero de la maquilladora y la miró a los ojos. Ella asintió, a la vez que una nueva ola de placer la invadía. Katsuki arremetió un poco más, listo para terminar.
—¿Viejo? ¿Estás ahí?
Esos golpes en la puerta y la voz del pelirrojo cortaron su inspiración. Ochaco parecía petrificada, totalmente pálida.
—Mierda —susurró, saliendo de la chica y bajándola con cuidado. Le pasó la ropa que estaba tirada en el suelo y le indicó que se escondiera en el baño.
Kirishima insistió, cosa que acortaba aún más la paciencia del actor. Una vez que se fijó que Uraraka no estaba a la vista, subió sus pantalones y fue a abrir.
—¿Qué quieres?
—¿Estás con alguien? —preguntó directamente—. Escuché... algo.
Katsuki se apoyó en el marco de la puerta; claramente no dejaría pasar al muchacho.
—No.
—¿De verdad? Porque podría jurar que escuché la voz de una mujer.
Debía pensar algo rápido.
—Estaba viendo una... porno —daba gracias a sus dotes actorales por ayudarlo a mantener una expresión seria y creíble. Pero debía afinar su improvisación.
—Oh —Eijiro arrugó su nariz, incómodo—. Ese no es tu estilo, viejo.
—Tch, ¡¿qué mierda sabes cuál es mi puto estilo, Eijiro?! —exclamó claramente estresado. Cerró los ojos y llevó una mano a su rostro—. Solo dime, ¿qué mierda quieres?
El pelirrojo trató de observar hacia dentro de la habitación del rubio, sin lograr nada. Suspiró rendido.
—Reunión en 15, en la sala de conferencias.
Katsuki asintió y de inmediato cerró la puerta en la cara de su amigo. Uraraka al escuchar eso, salió del baño, pero Katsuki le hizo una señal para que volviera a entrar. Dos segundos después, un nuevo golpe en la puerta.
—¡¿Qué?!
—Uraraka no contesta, ¿sabes dónde está?
—¿Por qué sabría eso? —frunció su entrecejo—. Seguro debe andar con la mocosa dando vueltas por ahí, yo que sé.
—Hmm, eso sería extraño porque Naomi salió con Tsu y ya deberían estar por volver —eso alertó a la castaña—. En fin. Si la ves, dile que debe estar abajo en... —miró su reloj—. 12 minutos.
El rubio volvió a cerrar su puerta frente a las narices de Kirishima y aguardó un poco más. Cuando no sintió más ruido de fuera, le indicó a la chica que saliera.
Ochaco ya estaba completamente vestida, terminando de arreglar su cabello cuando Katsuki la vio salir.
—¿En serio, Bakugo? ¿Una porno? —la chica lo miró enarcando una ceja.
—Se lo creyó —se encogió de hombros y se acercó a ella, tomándola por la cintura—. Muy bien, ¿en qué estábamos? —comenzó a repartir pequeños besos en el cuello de la chica.
Ochaco sonreía ante esas caricias, pero tuvo que detenerlo casi de inmediato.
—En que me tengo que ir porque Naomi va a regresar de sus compras. Y aparte ya escuchaste a Kirishima: tenemos una reunión —palmeó su pecho y lo miró—. ¿Crees que sospeche algo?
Katsuki suspiró, mostrándose algo inseguro. Era primera vez que Ochaco lo veía así.
—No es idiota, aunque se lo diga mínimo tres veces al día —apretó un poco más el agarre en la cintura de la chica—. Pero, no lo creo. Quizás sí piense que me estoy follando a alguna chica de producción, pero no creo que piense que seas tú —besó su frente—. Tranquila. Nadie lo va a saber.
Por más que se lo dijera, ella no podía estar tranquila. Aquello que se juró que sería solo una vez, ya llevaba días. Varias jornadas de encuentros clandestinos con el actor, solo en su cuarto ya que no podían arriesgar que Naomi entrara y los viera. Días donde del placer y lujuria, pasaba a la culpa al volver a su habitación y ver los mensajes de su futuro esposo.
Porque sí se casaría. Ella amaba a Shoto, llevaban juntos tanto tiempo y su boda se realizaría un par de semanas después de su regreso. Habían planeado tanto, arriesgado tanto que no era algo que ella pudiese simplemente tirar por la borda. Mucho menos por un desliz...
...Aunque ese desliz ya llevara tiempo dando vueltas en su cabeza y acelerando sus latidos con solo mirarla.
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He vuelto, gente bonita uwu. Ahora con un poquito más de tiempo ya que terminé mis deberes de estudiante...
...Solo faltan terminar los deberes de esclava, digo, trabajadora (?)
Muuuuchas gracias por su apoyo, paciencia y amorcito. A mis nuevos seguidores también un abrazote enorme y gracias por darle una chance a esta escritora 🥺💖 han sido días muy difíciles, pero ver su apoyo y entusiasmo por esta historia hace que todo valga la pena 💖💖
Cuídense mucho, mis chiquis! En el amplio sentido, en su salud física, mental y emocional 💖
Un abrazo!
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