Capítulo XX


—¡Estoy en casa! —anunció la castaña. Se giró y le sonrió levemente a su acompañante—. Adelante. Bienvenidos.

La chica dejó sus zapatos y maletín en la entrada, saludando alegremente a su vecina quien se acercó al oírla. Momo miró algo sorprendida al actor quien ingresó en silencio y quitaba el arnés de su mascota, y luego posó su mirada sobre la castaña.

—¿Otra vez Todoroki no pudo ir por ti?

Preguntó la chica de cabello azabache en voz baja. Se veía algo decepcionada de no encontrar al publicista.

—Um, algo así —sonrió algo nerviosa—. Te contaré después. ¿Y Naomi?

—¡Aquí, aquí, aquí! —la adolescente hizo su aparición de inmediato: llevaba ropa casual esta vez, ya que Ochaco le había avisado—. ¡Bienvenidos!

El can ladró y se acercó de inmediato a la menor, quien se agachó para acariciar su cabeza y reír ante los efusivos lengüetazos que le daba. Los tres adultos miraban la escena, pero fue el rubio quien interrumpió el momento.

—¡Oi! ¡Dynamight! Ven, no vaya ser que la mocosa te contagie algo.

—¡Ey! — Naomi le miró frunciendo el ceño e inflando una mejilla—. ¿Acaso no le han enseñado a ser amable con quien lo acoge?

Uraraka negó con su cabeza reprimiendo una sonrisa.

—Enana, muéstrale a Bakugo donde se quedará hoy. Dejaré a Yaomomo en la puerta.

La chica pelirroja asintió, indicándole al actor que la siguiera. Si bien el apartamento no era la gran cosa, contaba con un cuarto extra que servía para invitados, que se hallaba junto al de Ochaco. La castaña, por mientras, acompañó a su vecina hasta su casa, pues se sentía aún algo tensa.

—¿Todo bien, Ochaco?

La chica suspiró, su rostro mostrando el cansancio que sentía.

—Creo que todo podría estar mejor —fingió una sonrisa—. Gracias por ver a Naomi. Mañana no será necesario, ella se pasará donde una compañera a estudiar, y Shoto y yo pasaremos por ella.

La chica asintió. Tenía mucha curiosidad por preguntar porqué Shoto Todoroki no estaba ahí, pero prefirió abstenerse. No debía ser tan obvia, menos con la castaña. Pero intuía que algo tenía que ver el hecho de que la maquilladora no estaba con el mejor de sus ánimos, de que Bakugo estuviera ahí y de que no había rastro de que el chico de cabello bicolor fuera a aparecer.

Se despidieron y Ochaco se devolvió a su apartamento, encontrándose a Bakugo instalado en su sofá revisando su teléfono y a Naomi dándole de comer a Dynamight con una hermosa sonrisa en su rostro. La chica parecía adorar al perrito, pues apenas Ochaco le comentó de su visita sorpresa, obligó a Momo a acompañarla a la tienda de mascotas para buscarle comida y un regalo a Dynamight.

Quizás lo que a Naomi le hacía falta era una mascota. Se veía tan feliz, y eso realmente llenaba su corazón y la hacía sentir casi tan bien como a la menor, pero estaba el problema que Shoto era alérgico al pelo de animal y en cuanto se mudaran todos juntos, la posibilidad de que la adolescente pudiera tener una compañía perruna o gatuna se reducía a cero totalmente.

—¿Todo bien, 'Chaco? —la voz de su sobrina la despabiló. Se dio cuenta que seguía de pie en la entrada de su hogar, mirando un punto fijo. Las miradas tanto de Naomi como de Bakugo estaban sobre ella.

—Uh, s-sí. Sí. Um, iré a comprar la cena aquí en frente —apuntó hacia afuera—. Naomi, pon la mesa. Yo ya vengo.

—Voy —Katsuki se colocó de pie y se acercó—. Te acompaño.

—N-No es necesario, Bakugo, puedo ir sola. Es solo cruzando, además, no necesito ayuda.

El actor enarcó una ceja.

—No era para ayudarte, Cara Redonda. No quiero que traigas algo que sea asqueroso.

La maquilladora le sacó la lengua molesta; ahí estaba ese Bakugo que lograba sacarla de quicio. Naomi soltó una carcajada mientras iba hacia la cocina y ambos adultos salían de ahí.

No tardaron en llegar por la cercanía, el lugar estaba vacío, así que fue mucho más expedito todo. Bakugo iba a decirle a la chica qué prefería comer, pero se sorprendió de sobremanera al darse cuenta que ella conocía su particular gusto por el picante. Pidió un poco de curry y ramen, tanto extra picante como también más suave para ellas y le sonrió al darse cuenta que él la miraba bastante extrañado.

—Te he visto comerlo en el canal. Además, puede que Kirishima lo haya mencionado —le guiñó un ojo con una sonrisa, gesto que hizo que el actor se sonrojara levemente.

Increíblemente, no se sintió incómodo ante la idea de que la castaña le observara, así como él a ella.

—Señor Bakugo —Naomi habló, llevando una porción de arroz a su boca—. ¿pod qué tuvo que venid?

El rubio frunció su ceño.

—Primero traga, luego habla. Es desagradable.

Ochaco ocultó su sonrisa tras su vaso de agua. Naomi hizo lo que se le dijo, y repitió su pregunta, realmente curiosa.

—¿Ahora sí? —el actor asintió—. Bien, ¿por qué ha decidido venir aquí? ¿Pasó algo en su casa?

Katsuki tardó unos segundos en contestar.

—Unas cucarachas de mierda.

La adolescente arrugó su nariz con asco y optó por no preguntar más. Ochaco, en cambio, había notado algo cuando habló: su expresión era demasiado seria como para que solo eso sea el problema. Unos insectos son perfectamente manejables, además, no tomaba a Bakugo como alguien temeroso de ellos.

Sabía que algo más pasaba, pero no se decidía si lo correcto era inmiscuirse en eso o no.

Cenaron sin mayores problemas, solo la insistencia de la menor de querer saber todo del actor, quien ya comenzaba a cabrearse. Al notar aquello, Ochaco le ordenó a Naomi que mejor fuera a su cuarto a terminar sus deberes y a dormir, ya que aún era entresemana.

Naomi protestó, puesto que claramente quería quedarse charlando con Bakugo, aunque este negara que le daría siquiera el honor de hacerlo. Algo molesta, la menor terminó por obedecer, aunque no desaprovechó la oportunidad de llevarse al perro con ella. Se despidió de ambos y fue a su cuarto, reclamándole al can que ser menor de dieciocho apestaba.

Uraraka negaba con su cabeza, levantando las cosas de la cena y llevándolas a la cocina. Sin pedírselo, Bakugo la siguió y procedió a lavar los utensilios, ante la atónita mirada de la dueña de casa.

—O-Oye, no es necesario, yo puedo-

—No soy un jodido acomodado, Mejillas —respondió sin mirarla—. Aunque no lo creas, en mi casa todo lo hago yo. Pelos de Mierda solo me ayuda en el trabajo.

La castaña no dijo nada, solo asintió despacio y tomó un paño para ir secando lo que Katsuki dejaba a un lado. Ella le miraba de reojo, y podía percibir todavía como su acompañante simplemente no estaba bien. Y la curiosidad era uno de sus puntos débiles, al igual que su sobrina.

—Um, ¿Bakugo? —el chico le dedicó una rápida mirada antes de volver su atención a los trastes—. Tengo la sensación de que no le dijiste la verdad a Naomi —esbozó una mueca que suponía ser una sonrisa algo nerviosa.

El rubio actor la miró frunciendo el ceño, como si estuviese molesto de que se entrometiera. En parte era eso, pero también sabía que no podía comportarse como un imbécil; estaba haciéndole el favor de prácticamente esconderlo de sus progenitores por esa noche. Suspiró, dejó la esponja a un lado y volteó a verla con sus brazos cruzados.

—No, no lo hice. Es una mocosa, no tiene porqué saber tantas cosas. Además, ¿cómo sé que no andará ventilando lo que sea que diga?

Fue Ochaco quien esta vez se mostró un poco molesta. Lo imitó, y cruzándose de brazos, se acercó a él como si lo desafiara.

—Naomi Uraraka es una persona confiable y comprensiva. Te aseguro, puede ser muy tu fan, y por lo mismo, cuidaría de tu imagen de algún modo. Así que no vuelvas a hablar así de ella, ¿entendido?

No se habían percatado de su cercanía, hasta que se hallaban frente a frente, solo el dedo amenazante de la chica sobre su pecho indicaba esa leve separación. Bakugo encontró esos ojos marrones tan cerca, que no pudo evitar mirarlos fijamente unos segundos. No tenía su dulce y pacífica expresión de siempre, esta era una mirada llena de determinación, desafiante ante él. Le encantaba ver esa expresión en ella. Le encantaba saber que detrás de esas adorables mejillas, había una mujer dispuesta a enfrentar al mismo diablo si era necesario con tal de defender a los suyos.

Ochaco se percató de como él la miraba y no pudo evitar sentirse algo incómoda. Sintió su sangre subir por su rostro y se alejó rápidamente, dándole la espalda y caminando hacia la cafetera que tenía, tratando de hacer como si nada.

—Entonces, um... ¿no me dirás por qué... no estás en tu casa?

—No —contestó como si nada—. O al menos no ahora.

Ochaco arrugó su nariz en desagrado, pero prefirió no insistir en lo que terminaba de preparar las dos tazas de café. Si algo estaba aprendiendo, era a no insistir cuando se trataba de Katsuki Bakugo, por más que últimamente el actor solo le provocaba demasiada intriga.

Unos leves golpecitos en su puerta la hicieron alzar la vista para ver que su sobrina se asomaba un poco. Ochaco medio sonrió y le indicó que pasara, haciéndose hacia un costado para que la menor se recostara a su lado.

—¿Qué pasa, enana?

—Nada...

La castaña enarcó una ceja.

—¿Nada?

—Bueno... Tal vez algo. Es que, nunca creí que un famoso actor pidiera quedarse aquí, con nosotras.

—¿Y por eso no puedes dormir?

La chica pelirroja se sonrojó y asintió despacio. Ochaco rio bajito y la abrazó, haciendo que Naomi se acomodara mejor en sus brazos.

—Es que, ¿no te parece raro? Literalmente puede rentar un cuarto de hotel con todos los lujos, pero te pidió a ti quedarse aquí.

—Habrá tenido sus razones...

—Quizás la señorita Fuyumi tenga razón... —comentó de la nada. Uraraka se alejó un poco para mirarla—. Lo que me dijo el fin de semana.

—¿Qué te dijo?

La adolescente se dio cuenta que había hablado demás al parecer. Apretó los labios y comenzó a alejarse despacio.

—Nada. Buenas noches.

—Naomi —Ochaco la detuvo antes—. ¿Qué te dijo Fuyumi?

La menor suspiró derrotada, volviendo al lado de su tía. Movía sus dedos algo nerviosa, y balbuceaba unas cosas que Ochaco no le lograba entender. Finalmente, miró a la mayor con bastante seriedad.

—Que quizás tú le gustas a Bakugo.

La castaña se quedó perpleja en un principio. Luego, comenzó a reír, desconcertando a la menor.

—Eso es imposible, enana. Además, ¿por qué ella te diría eso? Seguro escuchaste mal.

—Bueno, no me lo dijo directamente a mí, creo que fue un comentario que se le salió en un momento y lo escuché. Creo, que está preocupada que se entrometa y-

Ochaco alzó una mano frente a ella en señal de alto.

—Naomi, no está bien andar escuchando cosas que no te dicen directamente. Y, además, Bakugo es... un amigo, alguien con quien trabajo. Solo lo estoy ayudando. Lo que menos quiero es que se creen malentendidos.

—¿Quizás por eso Todoroki no vino hoy?

—No —negó de inmediato, aunque no pudo evitar sentirse algo nerviosa—. Sho no vino porque tuvo mucho trabajo. Y ya deja de tratar de saber todo, enana metiche —dijo, comenzando a hacerle unas cosquillas en el costado.

Naomi rio fuertemente, lo que provocó que Dynamight comenzara a ladrar por lo que tapó su boca de inmediato. Ambas se miraron y sonrieron divertidas, logrando formar un ambiente mucho menos tenso.

—De acuerdo, de acuerdo. Me detendré —sonrió la menor—. Y, si te soy sincera, creo que la señorita Fuyumi está un poco paranoica. Una mujer puede tener amigos hombres y no necesariamente involucrarse con ellos —se encogió de hombros.

—Vaya, ahora eres toda una experta en relaciones humanas —Ochaco enarcó una ceja, comenzando a sacarla de su cama—. Mejor vete a dormir, mañana hay escuela.

—Sí, sí —se movió rápido, caminando hacia la puerta—. Oye, no te enojes con ella, ¿sí? Solo estaba preocupada. Y yo un poco. Puede que lo admire mucho, pero... No veo a Bakugo como mi futuro tío.

—A dormir —insistió, ignorando lo último que le dijo.

Naomi salió antes de que su tía le lanzara algún cojín y cruzó hacia su cuarto.

Mientras que en el de al lado, un hombre rubio aún despierto, había escuchado absolutamente todo.

Y en parte, sintió que algo le lastimó de todo ello.




_____

Es re tarde(?)

Espero que les haya gustado! Ya se viene lo interesante :x

Besitos!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top