Capítulo XLV


Pocas veces Katsuki Bakugo se atrevía a decir abiertamente que algo podía provocarle nervios. Más bien, nunca lo decía por temas de, bueno, su imagen. Además, que nunca sentía esas cosas, ¡era un jodido actor! Podía ocultar y contener sus emociones.

Pero esta vez parecía que colapsaría en cualquier momento.

Keigo estaba ya en su casa, estaban en el comedor del actor acomodando su laptop para la videollamada que tendría con Kathie. La actriz le había respondido un par de horas después que se conectaría en un momento para que hablaran. Y si algo que Katsuki sabía que ella hacía (y que él en este caso también haría) era grabar sus conversaciones por temas de seguridad...

—Deja quieta tu maldita pierna, ¿quieres? —Hawks reclamó mientras terminaba de alistar el lugar. Katsuki se hallaba sentado en el sofá, moviendo su pierna repetidas veces—. Me estás desesperando.

Bakugo gruñó por lo bajo, deteniéndose un par de segundos antes de volver a lo anterior involuntariamente. Keigo rodó sus ojos hastiado, terminando de conectar lo último, justo a tiempo de la llegada de Eijiro y su novia. Katsuki no pudo evitar fruncir su ceño al verla.

—¿Y ella qué?

Mina enarcó una ceja, cruzándose de brazos.

—Te recuerdo que es mi mejor amiga quien está en medio de este embrollo. Solo me aseguro que todo salga bien.

—Tch, solo te interesa el chisme —murmuró el actor, levantándose de su lugar para ubicarse frente a su laptop.

Ashido omitió comentario, solo le miró mal. Keigo miró su reloj, indicándole a Katsuki que ya casi era hora, con lo que el joven actor asintió con su cabeza. Los demás se ubicaron detrás de la computadora, de modo que nadie más se viera, pero pudieran oír con claridad todo lo que pasaría.

Katsuki cerró sus ojos, inspiró profundo y ya más resuelto, marcó el botón de llamado. Tras unos horribles y largos segundos, se conectó la llamada.

—¡Suki! —Mina rodó sus ojos al oír su voz. El actor se mantuvo serio frente a la pantalla—. Cariño, ¿qué tal? ¿Y esta sorpresa? Parecías insistente en verme.

—Sí, algo así —murmuró malhumorado—. Oye, ¿recuerdas el viaje que haré? ¿En un par de días? —la chica asintió entusiasta—. Olvídalo. No iré.

Katsuki observó como el semblante de la actriz cambiaba completamente: de esa enfermante sonrisa falsa a una expresión entre confusión y molestia.

—¿Disculpa? Claro que vas a venir, Katsuki, es parte del trato. Tú sabes lo que puede pasar si incumples.

—Oh, claro que lo sé, Kathie —se cruzó de brazos—. Pero, tal vez tenga un par de cartas bajo la manga que me ayuden.

Ella soltó una leve carcajada llena de burla. Le miró a través de la cámara de forma desafiante, como si estuviera segura que el rubio le mentía y ella lo descubriría.

—Te escucho.

Katsuki medio sonrió. Presionó la opción de compartir pantalla y todo lo que Kathie podía ver era una imagen en negro completo. Soltó una risita triunfante, dispuesta a reírse de Bakugo por su patético intento cuando un video comenzó a mostrarse.

Era el de seguridad que se había conseguido en Canadá, cuando ella fingió haberse acostado con él para molestar a la maquilladora. Frunció su ceño y suspiró.

—¿En serio ese es tu as bajo la manga, Katsuki? Ya sé que ella sabe que eso lo inventé, no es la gran cosa. Te creía más listo, cariño.

—También yo, tesoro —respondió sarcástico. Detuvo la reproducción del video, la retrocedió un poco y la colocó un poco más lenta—. Ahí se ve que vas entrando a mi cuarto-

Lo sé, Suki, lo recuerdo —rodó sus ojos más que aburrida—. Oye, no vas a evitar ese maldito viaje, te tendré aquí quieras o no.

—Déjame terminar al menos, mujer —apretó sus dientes—. Solo quería destacar que tú venías entrando por el lado derecho, cuando tu cuarto quedaba hacia el izquierdo si mal no recuerdo —notó a Kathie prestar un poco más de atención.

—¿Y?

Katsuki se reclinó un poco sobre su silla, mirando por encima de la cámara hacia su representante. En cuanto Hawks topó su mirada y notando la ligera sonrisa en el rostro de Bakugo, supo a lo que quería llegar.

—Keigo, ¿hacia qué lado se estaban quedando los ejecutivos? Ustedes andaban por ahí cerca, ¿verdad?

—Actores y equipo técnico a la izquierda; ejecutivos y administrativos a la derecha —respondió suficientemente alto. Katsuki le guiñó un ojo rápidamente en agradecimiento.

Hubo unos segundos de silencio en los que Bakugo solo miraba fijamente la pantalla. Kathie se miraba algo incómoda y nerviosa, sin saber qué decir realmente.

—¿Y-Y qué tiene eso? —se atrevió a decir.

—Me pareció curioso —se encogió de hombros—. La noche anterior a tu intrusión, me dijiste que debías hablar unos temas con Mark y te fuiste. Según las cámaras, no apareciste de nuevo por el pasillo sino hasta que me fui para escabullirte y eso fue temprano por la mañana.

Kathie se tensó de sobremanera en su puesto. Pareció mirar por encima de su cámara igual y mover los labios con un 'ayúdame'. Obviamente, como él, tampoco debía estar sola, y seguramente su representante debía estar con ella.

—Y Ochaco —continuó, disfrutando ver como poco a poco esa maldita mujer se veía atrapada— me dijo que apareciste frente a ella con unas marcas en la piel, y estoy seguro que no era maquillaje. Ella sabe demasiado sobre eso como para haberlo diferenciado.

N-No sé de qué-

—Solo admite que te acuestas con tu viejo representante y ya. Nos libramos de toda esta mierda.

Los tres amigos de Bakugo se hallaban sorprendidos. Mina llevó ambas manos a su boca para evitar soltar un alarido, Eijiro alzó ambas cejas sin saber donde mirar y Keigo evitaba reírse ante todo. Katsuki, por su lado, no se molestó siquiera en ocultar la sonrisa de victoria en su rostro al ver como la chica frente a él dejaba caer su fachada de seguridad y en sus ojos se veía el horror de ser descubierta.

Kathie sollozó un poco. No era actuado, eran unas pocas lágrimas legítimas que caían sobre su rostro, ya dándole más que a entender a Katsuki que todo era cierto.

—¿Cómo lo supiste?

—Lo deduje —respondió—. No hay que ser un genio realmente. Se notaba que algo se traían entre ustedes, aunque debo admirar tu estómago. El tipo es una jodida pasa.

Kathie pareció ignorar eso último. Secó sus pocas lágrimas con un pañuelo y volvió a mirar al rubio directamente.

—¿Por qué, Katsuki? —preguntó, dejando de sollozar—. ¿Por qué estás haciendo todo esto y ahora, eh? Si tan "genialmente" dedujiste todo antes y... —suspiró—. No entiendo.

La seriedad se tomó por completo a Bakugo, quien se acercó un poco más a la pantalla, sus brazos sobre el escritorio y sus manos entrelazadas.

—Porque la mujer de mi vida se va a casar y yo ya no puedo perder más tiempo. Y debo comenzar por sacar la maldita piedra en el zapato que eres tú. Así que, hazme el jodido favor de anunciar nuestra ruptura, di que fue algo que estábamos de acuerdo y que "mantendremos la amistad" o cualquier mierda se te ocurra. Solo déjame en paz.

Dicho lo último, cortó la llamada. Dejó salir un largo suspiro mientras llevaba una mano a su cabello desordenándolo un poco y finalmente miró hacia el pequeño grupo que estaba frente a él.

—¿Qué?

Eijiro sonrió, negando con su cabeza mientras se acercaba a él y lo palmeaba animosamente en la espalda.

—Nada, viejo. Solo... Menos mal que ya te deshiciste de un problema.

—Aún falta otro —murmuró. Observó de reojo a Mina, quien estaba de brazos cruzados y mirándolo seria—. ¿Y tú qué?

—¿Cómo sabes que la barbie no va a delatarte a ti?

—Kathie tiene una reputación importante en Canadá —se adelantó Keigo, mientras desconectaba todo—. Y es inteligente. Sabe que si dice la verdad de Katsuki, él dirá la de ella. No tiene opción —miró a su cliente, entrecerrando los ojos—. Buena jugada, niño. Demasiado arriesgada, diría yo.

El rubio se encogió de hombros ya más despreocupado.

—Y aún faltan más —murmuró, sintiéndose aliviado.

Aún quedaba lo más importante: la boda de Ochaco.

—¿Y Mina? ¿Por qué aún no ha llegado?

Naomi preguntó mientras se acomodaba con su cojín en el suelo del living. Era la "despedida de soltera" de Ochaco, aunque básicamente sería una pijamada con sus amigas cercanas. En ese minuto, estaban Kendo, Naomi, Tsuyu por videollamada, y faltaba Mina.

—Dijo que debía hacer algo —explicó Kendo, encogiéndose de hombros—. Pero vendría. De Yaomomo me sorprende, literalmente vive al lado y no ha dicho nada.

Ochaco iba llegando con unas fuentes con bocadillos cuando escuchó a Kendo decir eso. Su rostro cambió radicalmente, mostrándose algo incómoda y molesta, dejando casi caer las cosas sobre la mesita de noche.

—No va a venir. Y tampoco estará en el cortejo y menos en la boda.

Eso pareció sorprender a todas. Claro, solo Mina sabía de aquello, además de Shoto a quien le inventó esa patética mentira. Se sintió avergonzada cuando notó la mirada de todas sobre ella, y su sonrojado rostro no tardó en delatarla. Se sentó en medio, intentando fingir demencia, pero no hubo resultado exitoso.

—¿Ah no? ¿Y cómo no sabía de eso, tía?

La castaña se encogió de hombros fingiendo despreocupación, a la vez que estiraba su brazo para alcanzar unas papitas.

—Decisiones de último momento.

La menor frunció su ceño claramente sin convencerse, y por como era, Ochaco sabía que la chica iba a insistir hasta aburrirla.

—Pero eso significa una total desorganización —añadió—. ¿La señorita Fuyumi sabe? Le dará ataque, porque ahora un padrino no tendrá acompañante y-

—Naomi —la castaña interrumpió—, detente. Créeme que eso es lo que menos me interesa ahora.

Se formó un tenso silencio que duró un par de segundos que se hicieron más largos de lo deseado. Ochaco no miraba a ninguna de las chicas a su alrededor, enfocada en ir sacando algún que otro bocadillo, pero sin comerlo realmente.

—No conozco mucho a la otra chica —Tsu se hizo notar—, pero Ochaco está en todo su derecho de decidir quien está en su boda o no, sea cual sea el motivo.

—¡Gracias! —exclamó Uraraka, levantándose de su lugar camino a la cocina—. ¿Por qué demonios debes vivir lejos, Tsu? Encantada estaría de verte en la boda.

—Pero Naomi tiene un punto —murmuró Kendo, mirando tanto a sobrina como a tía—. ¿Quién de los padrinos quedaría fuera entonces? ¿Midoriya? No creo que a Todoroki le agrade mucho la idea, es su mejor amigo.

Ochaco cerró sus ojos e inspiró profundamente. Sentía que cada cosa que las chicas decían sobre la boda la enojaba más y más, y por más que quisiera culpar a los nervios prenupciales, sabía que no era eso. Y por lo mismo, debía mantener la compostura al respecto y no traicionarse.

—Midoriya no quedará fuera —respondió entredientes, volviendo al punto de encuentro con unas copas, vasos y distintas bebidas—. Dios, ustedes parecen más asustadas sobre quien quedará sin pareja que cualquier otro. Un padrino más, uno menos, ¿qué diferencia hay?

—¡Pero-!

El timbre silencio la protesta de Naomi y Ochaco agradeció al cielo por ello. Sin dudarlo más, se acercó a la puerta, encontrando a su pelirrosada amiga, quien la abrazó fuertemente en cuanto la vio.

—Sálvame —susurró contra su oído. Mina frunció su ceño sin comprender.

Antes de que pudiera formular la pregunta de porqué quería eso, Naomi llamó su atención desde su lugar.

—¡Mina! ¿Tú sabías que Yaomomo no va a estar? ¿Qué pasó? ¡Ocha no nos quiere decir nada!

Uraraka suspiró cansada y con una mirada a su amiga supo a lo que se refería. Ashido le sonrió gentilmente, colocando una mano sobre su hombro y entrando al apartamento saludando a todas con su característica alegría.

—Yo sé que sabes —añadió Naomi.

—Debo admitir que el asunto es realmente raro —prosiguió Kendo.

—Hasta a mí me está entrando la curiosidad, y ni siquiera sé de quién hablan.

La castaña tomó su lugar, sin decir ninguna palabra más. Mina se sentó a su lado, y suspiró, dándole una rápida mirada a Ochaco antes de decir algo.

—Chicas, creo que lo más sensato es no hostigar a 'Chaco con todo eso. Sea... cual sea el motivo, es cosa de ellas y ya —tomó una botella de cerveza y la abrió rápidamente—. Ahora, estamos aquí para celebrar a nuestra hermosa novia, y no para torturarla con preguntas innecesarias. Vamos, son sus últimos momentos de relajo antes de entrar en la caótica vida de casada.

Algo dubitativas, las chicas asintieron y se resignaron a ello. Cada una tomó un vaso (Naomi obviamente nada con alcohol) y los alzaron en honor a la futura esposa. Brindaron, charlaron, comieron y rieron un buen rato, hasta que Mina le pidió a Ochaco que la acompañara a cambiarse de pijama y le ayudara a escoger uno bonito. Algo extrañada, la castaña asintió y disculpándose con su grupo, siguió a su amiga hacia su cuarto.

—¿Qué opciones tienes, Mina? —preguntó, cerrando la puerta tras de sí.

—Oh, eso era una mentira. Solo traje uno —explicó sacándolo de su bolso—. En realidad, quería hablar contigo.

La maquilladora parpadeó un par de veces, asintió despacio y tomó asiento en la orilla de su cama. Su amiga tomó lugar de inmediato a su lado y suspiró.

—¿Pasa algo? Si es por lo de Yaoyorozu...

—No, no —la detuvo de antemano—. No es eso. Es sobre... Bakugo.

La mirada de la castaña pareció entristecerse de inmediato. Carraspeó un poco y desvió su vista hacia sus manos sobre su regazo.

—Oh... ¿qué hay con él?

—Umm, estuve en su casa hoy —Ochaco la miró de inmediato—. O sea, Eiji, su representante y yo.

La maquilladora se mantuvo en silencio, sin saber qué decir. Mina tomó aquello como señal para continuar más tranquilamente.

—Él... Bueno, cortó con Kathie. Y ya sé, esa era una relación falsa, bla, bla, bla, pero me refiero a que la mandó al diablo. Cortó un trato que tenía con ella, y-

—¿Por qué me lo dices, Mina? —interrumpió, mirándola algo dolida—. Dime, ¿cuál es el jodido fin de ello? Yo... Yo corté todo tipo de relación, comunicación con él porque me mintió, porque si realmente me quisiera no habría... —suspiró—. Da igual.

La vestuarista tomó con delicadeza una de sus manos, acariciándola despacio. Notó algunas lágrimas en los ojos marrones de su amiga asomarse, y rápidamente la acunó en su pecho a modo de consuelo.

—Está intentando arreglar las cosas —murmuró—. Dios, nunca pensé decir esto, porque no soy específicamente "Team Bakugo", pero... No te cases. Con lo que vi y oí hoy, puedo asegurarte que va a hacer hasta lo imposible.

Uraraka suspiró y se alejó de su amiga para mirarla a los ojos. La chica de cabello rizado sonrió levemente, acariciando despacio una de sus mejillas a la vez que limpiaba una lágrima.

—No te digo que lo perdones, sea lo que sea con lo que te haya mentido como dices, pero no cometas el error de intentar sacarlo de aquí con alguien más —apuntó cuidadosamente con su dedo índice el lado izquierdo del pecho de la castaña—. Porque ambas sabemos que ese remedio será peor que la misma enfermedad.

Ochaco se mantuvo en silencio y sin decir nada más, se levantó de ahí y caminó hacia fuera del cuarto, dando por terminada esa pequeña conversación. Mina suspiró, negó con su cabeza y simplemente se cambió de ropa.

"No puedo decir que no lo intenté", pensó, volviendo al lugar de la pequeña celebración como si nada.





_____________

La recta final está aquíiii.

Lamento la demora. Pero aquí les traigo capitulito larguito para su disfrute 💖

Nuestro actorazo se las mandó con sus conclusiones (?) y nuestra Mochi... :( 

Muchas gracias por su amor y paciencia! 

Nos leemos pronto 💖💖💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top