Capítulo XL
—Extrañaba tanto esto —suspiró Naomi entrando al apartamento.
Detrás de ella ingresaron Ochaco y Shoto, el último cargando el equipaje de ambas chicas. Naomi se desplomó directamente en el sillón, su cara quedando enterrada en los suaves cojines. Uraraka, por otro lado, ayudaba a su novio a acomodar los bolsos y maletas en la entrada, la mayoría, claro está, de su sobrina.
—Levántate de ahí, enana. Debe estar lleno de polvo y tu alergia es horrible.
La adolescente alzó su vista a su tía, luego dio un vistazo a su alrededor, arrugando un poco su nariz.
—Yo veo todo impecable.
Por el comentario, Ochaco dio una rápida mirada a su apartamento, encontrándole la razón a Naomi. Luego, se giró para ver a Todoroki, quien hacía como si no supiese nada.
—Sho...
—¿Sorpresa? —sonrió un poco—. Tal vez me tomé ciertas libertades.
La castaña sonrió dulcemente, acariciando la mejilla de su prometido de forma fugaz.
—No era necesario, pero gracias. Me quitaste como el cuarenta por ciento de las cosas que hacer.
El hombre sonrió un poco antes de atrapar los labios de su novia en un beso, cosa que ella correspondió, aunque no de inmediato.
Le parecía tan... extraño.
Esos labios no eran los que ella anhelaba.
—Ew, consíganse una habitación —el comentario de la adolescente los sacó de su pequeño mundo.
—Ese es el plan —murmuró Shoto contra su oído antes de besar cortamente su mejilla.
Ochaco se sintió sonrojar por el comentario, sin embargo, ese peso en su pecho no le daba buena espina. Sonrió algo nerviosa a su novio antes de voltear a ver a su sobrina, quien parecía empezar a dormirse en el sillón.
—Mejor ve a la tuya y duerme un poco, enana. Y aprovecha de llevar tus maletas.
Con un leve gruñido, Naomi se levantó de su cómodo puesto, arrastró sus pies hasta tomar su equipaje y de la misma forma fue a su cuarto. Unos segundos después se le escuchó un "¡Gracias tío Sho!", por el pequeño obsequio que le dejó.
—También hay algo para ti —murmuró al notar la expresión confusa en el rostro de la castaña.
Tomó su mano y la guio hacia su cuarto, y Uraraka halló en medio de su cama una cajita alargada aterciopelada. Miró rápidamente a su novio al comprender lo que era y sonriendo algo incómoda, negó con su cabeza.
—No era necesario, Sho.
—Claro que sí —el muchacho sonrió al parecer sin captar el nerviosismo de la chica. Tomó el pequeño presente y se acercó a ella nuevamente—. Pensé que podría ser un bonito detalle para que uses el día de la boda.
Al abrirlo, encontró una hermosa gargantilla de plata, con unos pequeños diamantes en el centro del mismo color que la piedra de su anillo de compromiso. Sin sacarla de su caja, Ochaco la tocó un poco por encima, su mirada de sorpresa pasó a una de culpa, y esperaba que el hombre frente a ella no lo notara.
—Gracias, Shoto.
Fue todo lo que pudo decir.
—Serás mi esposa, Ochaco. Siempre buscaré darte lo mejor.
En ese rato ella sintió ganas de llorar. Apartó su vista de su novio hacia el suelo, deseando poder dejar de sentir esa horrible punzada en su pecho y ese peso en su estómago. Mil pensamientos pasaban en ese momento: ¿qué había hecho? ¿por qué lo había hecho? ¿de verdad sería capaz de seguir adelante con todo?
Su tren de pensamientos se vio interrumpido cuando sintió las manos de Todoroki tomar su rostro y acercarlo al suyo, capturando sus labios en un profundo y necesitado beso. Y como hacía un momento, ella tardó en corresponderlo.
Shoto bajó sus manos hacia la cintura de la maquilladora, apegándola a su cuerpo, intensificando ese beso. Acariciaba su espalda baja hacia arriba y abajo despacio, disfrutando de ese contacto con su novia después de tanto tiempo.
Pero Ochaco no pensaba en lo mismo.
Estaba cayendo en las malditas comparaciones.
No sentía su piel arder ante el tacto de Todoroki como lo sentía con Bakugo.
No sentía esa electricidad recorrerle de pies a cabeza.
No sentía que sus besos la dejaran como flotando por el aire.
No sentía esa comodidad simplemente.
Cuando Shoto la dejó caer con suavidad en la cama sin dejar de besarla, fue cuando ella sintió irse al diablo...
...Porque no veía al hombre con quien se casaría.
Su mente la llevó al recuerdo de cierto actor rubio encima de ella, repartiendo besos en su cuello y hombros, acariciando cada centímetro de su expuesta piel, susurrándole cosas al oído.
—D-Detente —dijo de repente. Apoyó una mano en el pecho de Todoroki, apartándolo un poco.
—¿Pasa algo? —preguntó con su voz ronca y algo agitada.
—Yo... Yo, uh... L-Lo siento, n-no puedo, um, me siento... Me siento muy cansada.
El joven la quedó mirando un poco antes de suspirar y asentir con su cabeza despacio. Se levantó de la cama y se acercó a besar la frente de la chica.
—Descuida. Prepararé algo para comer y puedas descansar.
Uraraka asintió con una fingida sonrisa, viendo a su novio salir de su habitación.
Tardó un poco en volver a casa pues se retrasó al ir a recoger a su perro al hotel de mascotas. Quería estar solo, por lo que le dijo a Hawks que no le esperara y simplemente se fuera, que tomaría un taxi o algo de regreso.
En el camino, se dedicó a mantener a Dynamight a su lado, acariciando su cabeza mientras este se mantenía echado a su lado. En parte, le ayudaba a mantener su cabeza algo más distraída de todo lo que vivió esas semanas fuera. Se sentía como un idiota por haberse enamorado de alguien con quien no tenía posibilidad alguna. Pero el corazón no manda, y en ese rato solo lo hacía odiarse más.
Y lo peor era que tendría que seguir viéndola casi a diario una vez que retomaran su trabajo normalmente, aparentar que absolutamente nada pasó y verla ser feliz con alguien más.
Era un idiota.
—En su destino, señor —habló el taxista.
Bakugo asintió una vez, le extendió el dinero y bajó rápidamente, entró a su casa y dejó sus cosas en la sala de estar. Después se molestaría en ordenar, solo quería su cama y dejar de pensar tanto. A los pocos minutos sintió el peso de su perro a su lado, acomodándose y apoyando su cabeza sobre su pecho, echando un suspiro.
—¿Te divertiste con los demás perros?
Un resoplido.
—Sí, yo tampoco.
Se mantuvo así unos momentos hasta que el timbre comenzó a sonar insistentemente. Gruñó por lo bajo y finalmente cedió, caminando de mala gana hacia la sala de estar donde estaba el citófono, mirando la pequeña pantalla de la cámara de seguridad. Con pesar, levantó el auricular.
—¿Qué quieres?
—Que abras esa puerta y nos dejes entrar. ¡Ahora!
Suspiró y dudó unos segundos. Pero Camie podía ser un real grano en el culo si se lo proponía, así que simplemente abrió y esperó un poco hasta que escuchó su voz acercarse.
—¿Qué demonios quieres, Utsushimi? —preguntó apenas la vio. Se fijó que detrás de ella venía su esposo también—. Y compañía.
La actriz de ya cuatro meses de embarazo se acercó rauda, plantándose frente a él mirándolo seria, sus manos en sus caderas y su ceño fruncido.
—Que me digas qué demonios pasó porque cuando te fuiste estabas loquito por Uraraka y ahora resulta que estás con... con ese intento de Barbie versión Walmart.
El rubio cenizo cerró sus ojos hastiado.
—¿Me estás diciendo que has venido apenas supiste de mi regreso para pedirme explicaciones por algo que no te incumbe? ¡¿Cuál es tu puto problema?!
—¡No digas malas palabras frente al niño!
—¡Ni siquiera ha nacido tu mocoso! ¡Y no desvíes el tema!
—¡No estoy desviando nada!
Seiji se acercó a su esposa y colocó sus manos sobre sus hombros, llamando su atención. La muchacha suspiró y pareció calmarse un poco, volviendo su vista a su amigo.
—Lo siento. Es que no lo entiendo. Habíamos hablado al respecto y cuando supe lo de esa otra chica, pues... me perdí. Y si vine hasta aquí es porque algo me dice que no podremos hablar de esto tranquilos en el canal.
Katsuki pareció incomodarse un poco. Masajeó su cuello antes de dejarse caer sobre el sofá de su sala, mirando al suelo.
—La chica de esa foto es Ochaco en realidad. Tuvimos... No sé, una especie de aventura —suspiró, llevando una mano a su rostro cansado—. Accedí a pretender tener una relación con esa otra tipa para proteger a Ochaco, para que no perdiera su trabajo ni su... En fin. Esa es la historia. Ya sabes como funciona este jodido mundo.
Hubo unos segundos de silencio. Camie se acercó y tomó asiento junto a Bakugo, colocando su mano sobre su rodilla como para darle ánimo.
—Si te soy sincera, sigo apostando por ustedes. Conozco a su novio y no me agrada tanto como tú —se encogió de hombros—. ¿Qué piensas hacer?
Bakugo resopló.
—¿Queda algo por hacer? —preguntó sarcástico—. Todo inició y terminó en Canadá. Esa es la historia.
—Lo siento tanto, Kacchan —la rubia le miró con tristeza—. Supongo que entonces no irás a la boda.
Katsuki frunció su ceño molesto, sin mirar a sus acompañantes.
—Ni siquiera me invitó. Además, ¿qué gano con ir? ¿Recordarme que la perdí por siempre? No soy un jodido masoquista, Camie. Algo de orgullo me queda.
Tanto la rubia como su esposo se miraron sin saber que decir. Al menos la actriz estaba segura que todos los que trabajaban con la castaña habían recibido sus invitaciones en sus correos, y por como había visto la cercanía de Ochaco con su colega y amigo, pensó que él estaría en esa lista...
Seguramente Uraraka no quería tenerlo tan cerca.
Se quedaron con él un poco más antes de que Bakugo les pidiera que se marcharan, diciendo que estaba cansado y ya no quería seguir hablando de nada más, no sin antes hacerles jurar que no dirían nada. Ambos comprendieron y se despidieron, Camie anunciando que esperaba verlo al día siguiente en el canal.
Al salir y montar en su vehículo, Seiji le dio una rápida mirada a su esposa, quien se veía algo pensativa con su ceño fruncido.
—No te vas a quedar quieta, ¿verdad?
—Claro que no.
Naomi seguía profundamente dormida cuando Shoto y Ochaco estaban comiendo algo en la sala, ambos sentados en el suelo, la mesita de café sirviendo para apoyar sus platos y la televisión puesta para generar algo de ruido ambiente.
Se podía sentir algo de tensión entre la pareja, puesto que habían hablado poco y nada después del sutil rechazo de la chica hacia su prometido. Comían en silencio, haciendo pequeños comentarios de lo que fue sus vidas esas semanas lejos, pero claramente no estaban con ánimos de eso.
Era precisamente en uno de esos silenciosos momentos en que la televisión pareció ganar la atención de ambos cuando un programa anunciaba el arribo del actor al país.
—Lo interesante es que llegó solo.
—Según fuentes, la actriz parecía bastante afectada de dejarle ir. ¡Esperemos que puedan reunirse pronto! Se ven realmente bien juntos.
Los animadores de ese programa comentaban. Ochaco no pudo evitar fijar su vista en el aparato a medida que fotografías de la "feliz pareja" a las afueras del aeropuerto se despedía. Claro que ella había visto eso en vivo; Katsuki estaba realmente enfadado y trataba de alejarse de Kathie, pero ella se le acercaba a decirle algo al oído que lo hacía ceder.
Malditas apariencias.
—Realmente nadie esperaba eso —comentó el de cabello bicolor. Notó a su novia realmente interesada en lo que decían en el programa.
—¿Uh? —la castaña le miró algo nerviosa.
—Ellos —apuntó con sus palillos la televisión.
—Oh, uh... Sí, supongo —volcó su atención a su comida nuevamente.
Pero Shoto parecía querer en insistir.
—Honestamente, espero que les vaya bien. Digo, cualquier mujer que acepte a un tipo que casi mató a otro merece un premio.
Ochaco le miró de inmediato, confusa.
—¿Qué?
Todoroki se hizo el desentendido.
—Pensé que lo sabías. Son amigos, ¿no? —dejó su plato de lado—. Touya me contó hace unos días.
—N-No te estoy entiendo, Sho...
El chico suspiró, fingiendo culpa por haber revelado algo.
—Estábamos hablando de tu trabajo allá un día, y me dijo que Bakugo cometió un error que mi padre tuvo que encargarse. Conducía ebrio, atropelló a un hombre y le dejó incapacitado de por vida, por poco lo mataba. Él le dijo a Touya durante su pasantía cuando estudiaba y le hizo jurar que no diría nada, puesto que todo había quedado cerrado con un acuerdo entre ambas partes, pero... —se encogió de hombros—. Además, ha pasado mucho tiempo. Supongo que se sabría en algún momento.
Ochaco no daba crédito a lo que escuchaba.
¿Cómo que Katsuki había...?
Llevó una mano a sus labios y sintió horribles ganas de vomitar.
—E-Es una broma, ¿verdad?
—Lamentable, pero cierto —suspiró—. Supongo que la vida siempre da oportunidades para redimirse y ser feliz. Si alguien le acepta aún sabiendo esas cosas, bien por él.
Tomó su vaso con agua y bebió, sin dejar de observar a su novia.
Estaba conmocionada. Parecía que en cualquier momento lloraría.
Y eso no le agradó para nada.
Revelar por "accidente" lo que pasó era una pequeña prueba que le había puesto... Y no la estaba aprobando.
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HE VUELTOOOO ✨Lamento haberme perdido tanto tiempo, pero la adultez apesta y las responsabilidades no aguardan.
Les traigo capítulito para su deleite, son libres de odiar a algunos personajes cofcofShoootooocofcof (?)
Espero que estén bien, hayan pasado unas bonitas y tranquilas fiestas, y si no celebran, espero que hayan tenido un lindo finde 💖
Muchas gracias por su paciencia!! Les TKM mucho mucho 💖💖
Nos leemos pronto!
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