Capítulo XIX
Si Bakugo creyó que se había salvado de la visita de sus padres estaba bastante equivocado. Se dio cuenta ese día lunes cuando estaba por salir para ir a su trabajo y vio sus dos figuras, parados frente a su puerta, a punto de tocar el timbre.
—Vaya lunes de mierda.
Mitsuki Bakugo le regañó por tal cálido recibimiento, mientras que su padre solo puso una mano sobre su hombro a modo de saludo. El actor lo apartó de inmediato, dedicándole la peor de las miradas y Masaru solo desvió su vista incómodo. Los mayores se hicieron paso hacia su casa, dejando sus maletas en la entrada ante la disgustada actitud de su hijo.
—Podrían irse a un maldito hotel, para lo que me importa.
—Tu casa tiene suficiente espacio —contestó Mitsuki como si nada. Se percató que venía un perro hacia ellos, aunque no se les acercó demasiado—. ¿Y no tienes más compañía que un perro?
El rubio frunció su ceño y le indicó a su mascota que se acercara. El can obedeció de inmediato y Bakugo tomó su correa y arcial de paseo, colocándoselos rápidamente bajo la atenta mirada de sus progenitores.
—Al menos es alguien que no deseaba verme muerto —murmuró, volviendo a acercarse a la puerta—. Hagan lo que quieran, yo me largo.
Su padre intentó detenerlo, sin embargo, salió dando un portazo antes de que pudiera decir algo. Dynamight miraba a su amo confuso, y el rubio solo suspiró, indicándole que caminara. En el trayecto, le escribió a Hawks para que fuera a recogerlo a una calle de su casa, y aunque su representante le dijo que tenía cosas más importantes que hacer, accedió.
Al llegar el vehículo, Katsuki subió de inmediato, dejando a su can sentado sobre sus piernas. El hombre mayor volteó a verlo molesto, casi exigiéndole que bajara al perro, pero al ver como Bakugo se aferraba al animalito, no le quedó de otra que mejor callar.
La expresión en el rostro de Bakugo no era nueva para Keigo: el actor abrazaba a su mascota y parecía querer hundir su rostro en su lomo, pero sus ojos aún estaban a la vista. Takami notó la enorme tristeza y rabia a la vez en ellos. Era la misma expresión que tenía hace años, cuando todo ese maldito accidente ocurrió.
—Los detesto.
La voz de Katsuki se hizo notar. No parecía estar tan elevada como otras veces, pero sí rasposa y algo temblorosa.
—Lo sé, niño. En parte, yo también lo hago.
Bakugo suspiró, aferrándose más a su mascota y se mantuvo en silencio nuevamente. Unos minutos después llegaron al canal, donde el actor nunca soltó a su fiel acompañante. Kirishima también ya estaba ahí como siempre, y no ocultó su sorpresa al verlo llegar con Dynamight.
—¿Por qué...?
Hawks lo detuvo de continuar su pregunta, dándole una señal de alto con su mano. Eijiro no comprendía, pero asintió, dándole a entender que mejor no haría preguntas sino hasta que su amigo se abriera primero. Se acercó al actor, le tendió su café como cada mañana y comenzó a indicarle cuál sería el itinerario del día.
A medida que se acercaban a la sala de vestuario y maquillaje, Bakugo podía distinguir la voz de su maquilladora, tan alegre como siempre. Se fijó que Dynamight también la había oído, pues comenzó a inquietarse y mover su cola enérgicamente. Al menos eso lo hizo sonreír un poco.
Soltó el agarre de la correa y el perro no dudó en correr (dentro de lo que podía, realmente) hacia la sala donde provenían las voces, ladrando apenas notó la presencia de la chica. Aún en el pasillo, Katsuki escuchó un chillido de alegría, algunos de sorpresa y preguntas que qué hacía un perro ahí. Al entrar, vio a la castaña agachada acariciando al can detrás de las orejas, a la vez que le hablaba tontamente. Mina y Aoyama estaban enfrente del colgador en modo guardián, Pony y Setsuna alejadas un poco, la última con una expresión de miedo en su rostro.
—¿Quién es un chico bonito? Tú eres un chico bonito, Dy-na-might —canturreaba Uraraka—. ¿Papá ogro te arrastró al trabajo? No importa, acá te cuidamos.
—Oi —Ochaco alzó la vista y sonrió al verlo con su característico ceño fruncido—. ¿Cómo que ogro, maldita Kirby?
—Solo hablamos con verdades —se encogió de hombros—. Pero, ¿por qué lo trajiste?
Katsuki se fijó en los enormes y curiosos ojos marrones frente a él. Una parte, quiso decirle de inmediato lo que sucedía, sin embargo, sabía que no debía llegar y abrir la boca sobre sus problemas. En el mundo del espectáculo, nadie era de fiar. Por lo que solo negó con su cabeza sin decir una palabra, tomando su asiento donde siempre para que lo prepararan.
A estas alturas, nadie se intentaba acercar al actor; había una especie de acuerdo invisible que todo el mundo conocía: solo Uraraka podía prepararlo. Por lo que la castaña suspiró, higienizó sus manos y se acercó a él, colocando sus manos sobre sus hombros y mirando al espejo frente a ellos.
—¿Sabes? Puedes confiar en mí, Bakugo. No solo para esto.
Fue todo lo que dijo antes de iniciar y trabajar en absoluto silencio.
Bakugo no se sentía como él mismo ese día. La visita de sus padres había arruinado por completo su jornada (y quizás semana, si es que se quedaban todos esos días), y para su desgracia, lo estaba manifestando en su actuación ese día.
—¡Corte! —la voz del director de turno se hizo notar. El hombre canoso se acercó a él molesto y golpeó su pecho con el guion. Katsuki solo gruñó, sin darse la molestia de mirarlo—. ¿Qué mierda es todo esto, Bakugo? ¡Ya es la sexta vez!
—¿Te sientes bien, Kacchan? —Camie intervino, mirándolo preocupada.
—Deja de llamarme así, chillona —respondió, apartando la mano del director de encima—. Vuelve a tu lugar, viejo, hagámoslo otra vez.
El hombre mayor soltó una sarcástica carcajada.
—Mira, tú puedes ser una "superestrella" y todo lo que quieras, pero eso no significa que todo se haga a tu manera. Hay un maldito presupuesto por episodio, y ¿sabes qué? ¡repetir escenas tantas veces hace que se vaya al diablo!
Keigo, quien observaba todo desde el fondo, suspiró y se acercó hacia el pequeño grupo. Bakugo ya estaba perdiendo la paciencia, así que optó por intervenir antes de que se armara una verdadera guerra.
—Dale un descanso, viejo —dijo el representante, colocando una mano sobre el hombro del director—. Solo tiene un mal día, ¿acaso nunca los tienes?
—¡Tú no me das órdenes! Yo soy el director aquí, y yo decido si el niñato este se toma descansos o no. Me vale mierda su mal día, ¡debe hacer su trabajo!
—¡Escúchame, viejo...!
Keigo alzó su mano hacia Bakugo, quien instintivamente se detuvo. El rubio mayor volvió a mirar al canoso, esta vez con un aura distinta.
—Katsuki es mi cliente. Y si yo quiero, lo saco de esta jodida serie y se acabó para ti. ¿Eso quieres?
Al hombre canoso no le quedó más opción que aceptar lo dicho a regañadientes. Anunció que tomarían un descanso de cinco minutos y retomarían las grabaciones, por lo que varias personas se dispersaron. Bakugo se quedó allí, mirando a Hawks algo molesto.
—Concéntrate, niño —dijo, ignorando la tensión—. Necesito que te enfoques, hagas tu trabajo y olvides lo de esta mañana.
Katsuki se mantuvo en silencio.
—Estos días son clave, Katsuki —habló el mayor en tono serio—. Hoy más que nunca, te necesito con los pies firmes en la tierra.
—¿Huh? ¿Por qué?
Keigo medio sonrió.
—Ya lo verás.
El director volvió, ordenó que todos estuvieran en su posición y retomaron las grabaciones. Al menos esta vez el rubio actor pudo hacerlo bien, y el día continuó su curso naturalmente. Lo que Hawks le había dicho lo había intrigado, pero no quería realmente pensar qué se traía ese tipo entre manos ahora.
—Oi, Kirishima... —Katsuki se hallaba junto a su amigo en la cafetería del canal. La jornada del actor ya había llegado a su fin, pero éste se negaba en irse aún. El pelirrojo alzó su vista, mientras llevaba a su boca su botella de agua—. ¿Puedo quedarme hoy en tu casa?
Eijiro lo miró algo complicado. Durante el día, Bakugo lo puso al tanto de la indeseable sorpresa de la mañana, así que comprendía el porqué de su petición.
—Uh, verás, viejo, creo que es algo difícil hoy... Sabes que siempre eres bienvenido, pero...
—Tú y tus jodidos peros —se cruzó de brazos evidentemente molesto.
—¡Lo siento, hermano! Pero hoy Mina irá a cenar y si quizás tengo suerte, pues...
Katsuki arrugó su nariz con desagrado.
—No me interesa, pelos de mierda —chasqueó su lengua—. Entonces cumple con tu maldito trabajo y búscame un hotel donde acepten animales.
El pelirrojo asintió enérgico, tomando su teléfono celular y comenzando su búsqueda. Mientras el chico estaba en eso, Katsuki se fijó que a un par de mesas de allí, el grupo de maquilladoras se acomodaba y charlaban alegres de cualquier cosa.
Seguramente parecía un jodido acosador, pero no podía dejar de mirar a la castaña. La forma en como tapaba su boca al reír, como sus ojos se entrecerraban al sonreír y lo expresivo de su rostro al hablar lo tenía casi hipnotizado, Era como que, el solo hecho de verla, lo calmaba y le hacía olvidar los torbellinos de problemas de su cabeza.
No podía decir que eran amigos, no se sentía lo suficientemente cercano a ella, aunque esa vez Ochaco lo había presentado como tal ante su familia. Sin embargo, Katsuki sentía que podía confiar en ella, que lo que le dijo esa mañana antes de prepararlo era real: podía confiar en ella. Pero su orgullo siempre era más grande, tenía una jodida reputación que mantener, y odiaba sentir esa debilidad que ella provocaba en su pecho con solo mirarle y sonreírle.
Al diablo. Si Ochaco le dijo que podía confiar en ella, es porque era así, ¿no?
—Mira, hay un hotel no muy lejos de aquí que... ¿Bakugo? —el pelirrojo se fijó como su amigo se colocó de pie, tomó la correa de su perro y se acercó a la mesa de las chicas.
—Oye, Cara Redonda —Ochaco volteó a verle y le sonrió amablemente. El actor se dio cuenta que tenía la mirada de las demás sobre él, por lo que le indicó con un gesto que le siguiera, alejándola de ahí.
—¿Sucede algo?
La expresión de Katsuki era de total seriedad.
—Necesito quedarme en tu casa hoy.
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Ah caray
Qué le dirá la Kirby? (?)
Qué potenciales problemas podría traer esto?
QUÉ QUISO DECIR KACCHAN CON ESO A SUS PADRES?!
Todo eso y más en los capítulos venideros :x Jajaja algo tarde, pero actualización listita ✨ espero que la disfruten!
Un abrazoteee! Los TKM 💖✨
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