Capítulo III


—Me estás jodiendo —la castaña negó, mostrando una radiante sonrisa y levantando su mano izquierda frente al rostro de su emocionada amiga—. Me estás jodiendo, Ochaco, ¡¿es en serio?! ¡AAAAAAH! —ambas saltaron y se abrazaron.

—¿Qué tanto escándalo, por Dios? —Kendo llegó a su área, viéndose contagiada por la alegría del lugar.

—¡Ochaco se va a casar, Ochaco se va a casar!

La chica de cabello naranja se unió a la pequeña celebración de sus amigas, felicitando a la castaña. Las chicas no dudaron en rodearla para que les mostrara el hermoso anillo de compromiso, además de preguntar cómo había sido.

—Fue maravilloso —sonrió emocionada—. Me llevó a un restaurant hermoso, y antes de iniciar la cena me lo propuso.

Tanto Mina como Kendo se miraron ceñudas.

—¿Y eso fue todo?

—Sip —su sonrisa no la abandonaba—. Colocó la cajita sobre la mesa, la abrió y me preguntó si sería su esposa. ¡Fue tan lindo!

Sus amigas se mantuvieron en silencio unos segundos. Kendo carraspeó y Mina suspiró.

—¿Hay algo malo?

—N-No, nada. Es solo que, creo que fue algo... —Itsuka miró a la pelirrosada, buscando apoyo.

—¿Aburrido? Por la cantidad de tiempo que llevan juntos, debió, no sé, haber hecho algo más, mínimo arrodillarse.

La castaña frunció el ceño, comenzando a molestarse.

—Como lo propuso fue perfecto para mí. Y eso es lo de menos, el punto es que me voy a casar y debo contar desde ya con mis damas de honor para organizar todo —su sonrisa volvió a aparecer, irradiándose en sus amigas.

—¿Ya fijaron fecha? ¿Lugar? ¿Luna de Miel? —comenzó a atacar con preguntas la vestuarista—. ¡Y tu vestido! Por Dios, debemos buscar ese vestido perfecto. Podríamos recurrir a 'Say Yes To The Dress', ¿no?

Ochaco rio animada ante la idea de su amiga. Sabía que Mina era adicta a ese tipo de programas, más de una vez se quedaron en la casa de la otra a pegarse maratones completas de ese show, así como cualquiera que tratara de moda.

Siguieron hablando de la boda y la sonrisa de Ochaco era auténtica, en especial cuando notaba el brillo de su anillo en su dedo: la joya de oro rosa, adornada con un sencillo diamante y dos pequeños cristales blancos le daba el toque final. Verlo, le hacía soñar con ese día, y en lo especial que sería.

No podía esperar.

—Hagamos esto de una jodida vez —suspiró el rubio, hablándole al hombre a su lado. Ambos estaban frente al canal de televisión que albergaría al joven por al menos cuatro meses.

Katsuki Bakugo era una joven promesa actoral, alguien bastante talentoso que podía llevar adelante cualquier rol que le pusieran en frente. El problema era que casi ningún productor, director o casa televisiva lo quería: su mala actitud le jugaba totalmente en contra.

—Sé agradecido, niño —habló Keigo Takami, representante de Bakugo—. Esta es una buena oportunidad.

—Tch, es un canal de mierda. Nadie lo ve.

Keigo decidió no responder, comenzando a adelantarse. En la entrada se topó con Hizashi Yamada, quien los recibió cortésmente y comenzaron a adentrarse en el gran edificio.

—Somos un canal pequeño, pero con buen contenido. Nuestro noticiario es el mejor posicionado según las encuestas, nuestras series y miniseries también se hacen de buenos lugares en el rating.

Katsuki iba un poco más atrás, simplemente dejando de escuchar lo que ese tipo de pelo largo decía. No estaba interesado. Bakugo se consideraba a sí mismo alguien que podía ir más allá, no como esos actores de cuarta que preferían quedarse fijo en un solo escenario y no avanzar más.

Pero ahí estaba, atorado en una producción disque exitosa, de la cual nunca había oído, pero al parecer le iba lo suficientemente bien como para que le renovaran por una temporada más. Ubicaba a algunos colegas de ahí, como Camie Utsushimi, con quien había estudiado. También conocía a un idiota de nombre Denki Kaminari; les había tocado compartir roles en unas obras años atrás.

Y paraba de contar.

Se fijó en como su manager le seguía toda la conversación al dueño del canal: Keigo (o Hawks, como se le conocía en el ambiente) era capaz de fingir interés sobre cualquier cosa si se lo proponía, y Katsuki lo conocía tan bien que sabía que este era uno de esos momentos. Más de una vez, el rubio cenizo le dijo que debería dedicarse a la actuación y no ser una maldita sanguijuela de los artistas. Obviamente, se negó.

Seguían recorriendo las instalaciones, Yamada hablando de lo que se hacía en cada estudio (los cuales apenas sí eran tres), y ya no pudiendo más, aprovechó de escabullirse cuando notó que ni Keigo ni el otro tipo estaban atentos a él. Se metió por un pasillo algo largo, con unas puertas a su costado, todas cerradas. Pero de la que estaba casi al final, se escucharon diversos ruidos, risas principalmente. Su curiosidad fue más fuerte, logrando avanzar hasta llegar ahí, notando un grupo pequeño de mujeres.

Se quedó de pie en la entrada, de brazos cruzados y apoyando su peso en el marco de la puerta.

—¿Debería tal vez, hacer uno de esos bailes que a veces las novias hacen? —preguntó una chica de cabello hasta los hombros y castaño. Estaba de espaldas a él—. Aunque no sé si le gustaría, Sho es más reservado para esas cosas.

—Tú hazlo, niña. ¡Es tu día! —ahora una chica ruidosa de pelo rosado habló. Estaba al lado de la castaña, también a espaldas de Katsuki—. Quizás, hasta eso ayude a animarse a adelantar la noche de bodas.

—¡Mina, por Dios! —la primera chica golpeó levemente el hombro de la segunda—. Alguien podría escuchar.

—Bah, no dije nada del otro mundo, Ochaco —se encogió de hombros.

La tercera mujer que estaba riendo ahí se percató de la presencia del actor al verlo a través del espejo. Dejó de reír, llamando la atención de sus amigas, quienes voltearon de inmediato hacia donde ella miraba.

Las tres quedaron completamente de piedra al ver a Katsuki Bakugo, apoyado como si nada en la puerta de la sala de maquillaje y vestuario.

—Vaya, ustedes sí que se desloman aquí —comentó sarcástico, adentrándose con las manos en sus bolsillos—. ¿En serio es tan miserable este lugar que no están haciendo nada ahora?

Ninguna podía responder.

Es que, si los rumores eran ciertos, estaban frente al mismo rey demonio del mundo de la actuación.

_____

Tercer capítulo y la estrella hace su aparición. Sé que es cortito, en comparación a lo que suelo escribir, pero los capítulos venideros van a ir extendiéndose de a poco. 

Mi Headcanon es que Mina es fanática de programas de Discovery Home & Health, no puedo evitarlo jajaja.

Espero que les guste! Nos leemos el próximo sábado!

Abracitos, besitos, papitas y galletas ✨💕

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