Capítulo 5: confusiones
Caminaba por el casino, observando las máquinas y a los empedernidos jugadores que dejaban su dinero en ellas. Aún no podía entender cómo podía ir mal el casino cuando él mismo era consciente ahora de lo bien que iba. Algo estaba ocurriendo y quería descubrirlo. Se lo debía a su padre.
Itachi por otro lado, sentado sobre la mesa de Blackjack, observaba de reojo a ese rubio que paseaba entre las mesas de juego visualizando todo a su alrededor. Entre sus dedos, el moreno movió las fichas, creando un tranquilizante sonido que tan sólo fue acallado por la voz del crupier.
- ¿Va señor? – preguntó intentando sacar a ese chico de su ensimismamiento.
- No – sonrió Itachi dejando las cartas boca abajo – creo que me retiro.
La mesa continuó con el juego, sin embargo, Madara le observó con cierta fijación y una sonrisilla en su rostro al verle caminar en dirección a ese chico rubio. Sabía que su sobrino planeaba algo, seguramente hablar con él o abordarlo cuando su guardaespaldas no estuviera cerca. Su sobrino siempre había sido demasiado inteligente para las cosas que le interesaban de verdad.
Le observó pasar de largo de Minato, prácticamente sin hacerle el menor caso, evitando así que su guardaespaldas reparase en él como un peligro o una amenaza, simplemente, un cliente más en ese casino, un jugador como cualquier otro que no levantaba la menos sospecha.
- ¿Qué te parece? – preguntó Kakashi a la espalda de Minato, susurrándole de cerca para que sólo él pudiera escucharle.
- Que no entiendo cómo puede tener tan pocas ganancias con lo bien que va el casino – susurró Minato – aquí hay algo que no encaja. Parece ir mejor que nunca pero los ingresos descienden.
- ¿Quieres ir a ver las cuentas?
- Por supuesto – sonrió Minato – pero iré primero al aseo.
- De acuerdo. Te espero aquí.
Caminó hacia los aseos del fondo y abrió la puerta. Todo estaba impecable, tal y como esperaba de un hotel de tal magnitud y tanto lujo. Eran unos baños tan impresionantes, que hasta le daba algo de miedo poder ensuciarlos, sin embargo, fue a entrar a una de las cabinas, cuando sintió que alguien le empujaba dentro y lo arrinconaba contra la pared, cerrando la puerta tras él. Ni siquiera le dio tiempo a decir algo o quejarse, la persona que le había empujado dentro le tenía contra la pared y le besaba con pasión reteniendo una de sus muñecas contra los azulejos.
Durante aproximadamente dos segundos, se quedó estático, sin saber qué hacer, sin saber por qué venía aquello, sin saber quién narices era ese chico que se atrevía a semejante acción. En cuanto recuperó el control de su mente y superar la sorpresa inicial, apretó el puño que tenía retenido y su mano libre consiguió colocarla en medio de ambos, empujando el pecho de aquel chico y alejándole de él.
- P-para – fue lo que pudo decir antes de sentir los labios de ese chico de nuevo sobre los suyos, empujando con su pecho su mano hacia atrás una vez más, pero Minato volvió a empujarle – he dicho que pares.
Itachi pareció caer entonces a la segunda vez que iba enserio con aquello y se alejó extrañado por su reacción. Nunca antes le había pasado aquello con él. Era cierto que habían pasado cinco años pero... no esperaba un cambio tan drástico.
- ¿Qué narices crees que haces? – le dijo Minato enfadado – aléjate de mí.
- Minato... - susurró Itachi al ver que abría la puerta para irse. Eso hizo que Minato se detuviera confuso de que conociera su nombre.
- ¿Cómo sabes... mi nombre?
Ahora era Itachi el confuso. Había dado por supuesto que quizá Minato no le hubiera reconocido, pero ahora que había vuelto a sus viejas costumbres, reconocía que no podía ser posible que no recordase nada de lo que habían vivido hacía cinco años.
- ¿No... me recuerdas? – preguntó Itachi confuso, confundiendo a Minato.
- ¿Nos conocemos?
- Vamos Minato... no he cambiado tanto en estos cinco años.
- Ahora mismo... me da igual si te conozco o no... no puedes abordar así a la gente. Déjame en paz.
Caminó con rapidez intentando alejarse de ese chico pese a que seguía dándole vueltas a la cabeza del motivo para conocerle. ¡Cinco años! Él ni siquiera estaba allí hacía cinco años. ¿Qué habría hecho el auténtico hijo de Jiraiya con ese chico? No es que no pudiera recordarle... es que él estaba suplantando una identidad que tendría sus propios secretos y que él... no conocía.
- ¡Mierda! – exclamó Minato intentando encontrar una excusa para justificar aquello – Vamos MInato... piensa algo o te descubrirán.
Sus ojos se fijaron en Kakashi y entonces, caminó hacia él con una ligera sonrisa, creyendo que él podría tener algunas respuestas a lo que había ocurrido en el aseo. Al fin y al cabo... Kakashi era el que más cosas le había explicado del auténtico Minato Namikaze, había sido su guardaespaldas desde niño.
- ¿Estás listo? – preguntó Kakashi con una sonrisa.
- Sí, aunque tengo una pregunta. ¿Alguna vez tuve novio?
- No lo sé – sonrió Kakashi.
- Hablo del auténtico Minato – comentó en susurro.
- No, al menos que yo sepa. Siempre estaba estudiando o involucrado en los negocios familiares. Ni siquiera le vi tener ningún acercamiento hacia alguno de sus amigos o amigas del colegio privado al que asistía. Era muy reservado para esas cosas. Además... su padre era muy protector, no creo que le hubiera dejado tener algo sentimental a su edad. ¿A qué viene todo esto?
- Era curiosidad.
- ¿Curiosidad? – preguntó Kakashi extrañado, mirando entonces hacia el aseo de donde venía Minato. Ese chico nunca había sido bueno mintiendo. Sabía que algo había ocurrido pero no quiso hablar más, prefería que el propio Minato se lo dijera cuando lo viera oportuno – de acuerdo, vayamos al cuarto entonces para que puedas revisar la contabilidad.
Toda la tarde se quedó Minato revisando el primero de los libros de contabilidad, y aún le quedaba toda la mesa llena de ellos. ¡Eso iba a tardar! Lo sabía, pero no podía hacer nada excepto resoplar por el cansancio y continuar estudiando aquellos libros.
Kakashi ya se había marchado a descansar en la habitación contigua creyendo que él ya no volvería a salir, sin embargo, al mirar por la ventana de su cuarto intentando despejar un poco la vista de tanto número, observó la piscina, vacía a esas horas de la noche excepto por ese chico moreno que nadaba a sus anchas.
Una vez miró hacia la puerta de la habitación de Kakashi. Salir sin su supervisión era algo que enfadaba siempre al adulto, pero tenía tanta curiosidad de saber el motivo por el que había ocurrido aquello en el baño, que no se lo pensó dos veces y salió de la habitación, cogiendo el ascensor hacia la zona recreativa.
La zona de la piscina estaba poco iluminada, excepto por los focos del interior de ella que dejaron poco a la imaginación de Minato. No pudo evitar sonrojarse al ver a Itachi nadando hacia él, completamente desnudo como estaba.
- Es una piscina pública – comentó Minato.
- Vacía – le resaltó – además, yo no me avergüenzo de mí mismo – sonreía – no esperaba verte por aquí. ¿Dónde has dejado a tu guardaespaldas?
- Durmiendo.
- Vaya... si yo fuera tu guardaespaldas, no te dejaría sólo ni para ir al baño. Sé demasiado bien las cosas que se pueden hacer en un baño – sonreía.
- Déjate de cuentos. ¿Quién eres?
- Itachi Uchiha. Aunque creo que no es eso lo que quieres saber precisamente. Vamos... dilo. Ya sé... no puedes decirlo porque intentas aparentar que nada ha ocurrido. Puede que fuera bien con la gente que apenas te conocía, pero... tú no eres el Minato que yo conocí – sonrió Itachi – lo sé.
- Soy Minato Namikaze – le aclaró con mirada desafiante.
- No te acuerdas de mí y eso es un problema. Espero que no te acostases con nadie más por ahí que pueda descubrir lo que te ocurre. Has hecho un buen intento, realmente parecías el mismo pero... no puedes engañarme, aquí está ocurriendo algo. Yo vi ese accidente, estaba en el bar de enfrente cuando ocurrió y tú estabas muy enfadado o aterrado por algo.
Por la cara que puso Minato, Itachi se dio cuenta que no recordaba nada de todo aquello, ni siquiera nada de lo suyo.
- ¿Por qué iba a estar aterrado? – preguntó Minato confuso, sin querer decirle que realmente, él no era el que estaba aquella noche allí.
- No lo sé, tú y yo no hablábamos precisamente – sonrió – sólo nos enrollábamos. Te escapabas de tus guardaespaldas y solíamos quedar en ese bar para ya sabes... cuando te vi aquí y que irías hacia el baño, creí que querrías retomar lo que teníamos.
- ¿No salíamos?
- No – sonrió Itachi – a ti no te iban esas cosas, sólo pasar el rato. ¿Qué es lo que noto de diferente en ti? – preguntó esta vez Itachi acercándose al borde de la piscina y sacando los brazos hasta el bordillo para sujetarse.
Minato se tensó ante aquello. Sabía que algo era diferente, ¡Como que eran dos personas diferentes! Pero eso no podía decírselo a ese chico al que no conocía de nada. Puede que le estuviera diciendo la verdad... puede que no, pero él debía mantener su mentira.
- Si viste el accidente, podrás hacerte una idea de la gravedad del asunto. Cuando desperté... no recordaba nada. He tenido que volver a empezar – mintió Minato, pero era mejor decirle que no recordaba a decirle que había suplantado la identidad del auténtico.
- Lo has hecho bien, casi me engañas, enserio. Parecías el mismo pero... tú y yo teníamos algo que sólo nosotros manteníamos, un secreto aunque sólo fuera para el sexo, pero era nuestro. Que no te acordases auspiciaba mis dudas. Sabía que algo te ocurría.
- Lamento no ser el mismo que era, pero te agradecería que no contases esto a nadie.
- Ya lo sé... tus enemigos aprovecharían tu mala memoria en tu contra y no queremos eso. Seré una tumba, te lo prometo – le comentó Itachi ofreciéndole la mano.
- No sé si eso tiene mucha fuerza viniendo de alguien que está completamente desnudo – sonrió Minato estrechando con ciertas dudas su mano.
- Es que tú has dejado de divertirte como yo – sonrió Itachi cogiendo la mano de Minato, apretándola y tirando de él hasta que éste cayó a la piscina.
Un asombro salió de Itachi al darse cuenta que ese chico... tampoco parecía saber nadar por la forma en que se había agarrado a él casi con desesperación.
- Ey... ¿Tampoco recuerdas nadar? – sonrió Itachi sujetándole con fuerza y acercándole hacia el borde para que se agarrase, sin embargo, Minato no parecía querer soltar su cuello y aquella cercanía, hacía que Itachi sólo pudiera pensar en él – lo siento, debí preguntar antes de tirarte.
Minato le observó, intentando controlar su respiración por el susto. Estaba claro... que ese chico parecía conocer muy bien al antiguo Minato y no sabía cómo debía comportarse con él, no sabía nada acerca de esa parte de quien fingía ser y esta vez... ni Kakashi podría ayudarle, porque ni él conocía todo lo que podía haber ocultado el auténtico Minato.
- Yo... tengo que irme – dijo de golpe Minato al ver cómo el rostro de Itachi volvía a aproximarse al suyo, evitando así que volviera a robarle un beso. Él jamás caería de nuevo en el amor, no volvería a ser víctima de él.
Pese a que Itachi no quería que se marchase, al ver cómo se revolvía para salir de la piscina, le ayudó a hacerlo, impulsándole de la cintura y elevándole hasta que sus rodillas tocaron el bordillo. No quiso decir nada más, ya tenía bastante para una noche, para un primer contacto con ese joven que parecía haberse olvidado completamente de todo lo referente a ellos.
- Me lo vas a poner difícil ¿Verdad? – susurró Itachi con una ligera sonrisa al ver que Minato ya se había alejado lo suficiente y antes de escuchar a un guardia gritarle.
- La piscina no es para bañarse desnudo – le remarcó – póngase un bañador o váyase a su cuarto.
- Lo siento – comentó Itachi con una sonrisa saliendo también de la piscina y envolviéndose en la toalla que había dejado en una de las hamacas – ya me iba. Lamento las molestias.
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