8. Nuevos comienzos

Mi vida había cambiado, si. Yo había cambiado, y más de lo que quisiera, pero también podía volver a ser la chica que era hace unos meses.

Los primeros días, fueron llenos de lágrimas, sentía que era alguien más, me miraba al espejo y me llenaba de dolor. Días enteros fueron de preguntarme que hice para que me sucediera esto, para que mi rostro quedará totalmente cambiado.

Yo no tuve la culpa, yo no tenía que pagar por las consecuencias de otros, por el enojo de otros.

Me encerre en mi mundo, me aleje de las personas que amaba, de las personas que significaban todo en mi vida. Mi hermano ya no es el mismo, prefirió irse y alejarse de mi, eso fue lo que más dolió, lo que provocó en parte mi cambio. Él dejó de ser mi compañero de risas, aventuras, tristezas y nuevos comienzos, él dejó de ser todo lo que me había prometido.

Me empeñe tanto en alejar a mis amigos, que unas palabras llenas de odio y enojo, lo consiguieron. Fui dura con ellos, más con Valentina, pero con ella más que todos sentía enojo. Aún recuerdo cuando salió de mi habitación, no lloré, sólo la mire alejarse. Era tanto el enojo que sentía hacia ella que no me importó. Me enoje con ella, con mi familia, con mis amigos y conmigo.

Y ahora simplemente llegaba Agustín, queriendo cambiar todo lo que había construido en estos meses, sus palabras me hicieron sentir muchas cosas. Quebraron mi alma, me volvieron a hacer débil, hicieron que me pusiera a pensar si está vida es la que realmente quiero vivir.

Pero, realmente no se que es lo que quiero, no se si quiero salir de estas cuatro paredes. No estoy lista ha encontrarme con el mundo que decidí dejar.

Carolina estaba en su habitación, llevaba horas llorando y sin dejar de mirarse al espejo, la puerta de su habitación se abrió, dejando ver a aquella chica rubia de ojos azules. Ella camino observando todo a su alrededor, estaba hecho un desastre, objetos hechos pedazo por todas partes, papeles rotos, miró hacia su amiga, Carolina rápidamente se acercó a Valentina.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó con todo el enojo y dolor que se mezclaba dentro de ella.

— Queriendo estar con mi amiga —dijo con tranquilidad viendo a Carolina.

— Yo no quiero y no eres mi amiga, te puedes ir —dijo mirándola sin ninguna expresión. Valentina fruncio su entrecejo, no comprendía a Carolina y quizás nunca lo haría.

— Lo somos, ¿porque me tratas así? —preguntó queriendo encontrar una respuesta, la necesitaba.

— No puedo verte, no quiero verte, no quiero volver a saber de ti. Te odio, Valentina —dijo lo último con todos los sentimientos que se cargaba. Su hermano tenía tan sólo horas de haberse ido, eso la tenía aún más afectada.

— No entiendo tu odio —dijo ella negando con la cabeza, las lágrimas estaban a punto de salir, las palabras de su amiga habían hecho efecto en ella.

— Te odio, porque tú no tienes el rostro de esta manera —dijo remarcando cada palabra y señalando su rostro. —Te odio, porque tu vida no está siendo una completa mierda. Te odio, porque no vas a cargar toda tu vida con las miradas de los demás. Te odio, porque yo no tenía la culpa —se dio la media vuelta y agarró una de las fotografías que estaban cerca, eran ellas dos, vestidas del mismo color, negro. La tomo de cada extremo y sin esperar mucho, la partió en varios pedazos.

Eso fue suficiente para que Valentina comenzara a llorar, nunca pensó que rompería una fotografía de ambas y mucho menos que le diría tantas palabras llenas de odio.

— No somos amigos, no te quiero en mi vida, al igual que a Ruggero —dijo señalando hacia la puerta, Valentina la miró durante unos segundos con dolor, quien estaba frente a ella no era Carolina, su mejor amiga. Dejando caer unas lágrimas, salió de la habitación para no regresar.

Carolina seco sus lágrimas, era más de mediodía y llevaba horas llorando, desde el momento que comenzó a escribir. Siempre se preguntaba, ¿como fue capaz de decirle eso a Valentina?

Se puso de pie, tomando su cuaderno que se encontraba sobre la cama de Gastón, llevaba tres días en esa habitación. Respiro hondo y abrió la puerta, no había nadie en el pasillo, pero ella sabía que en esa casa estaba Agustín. Camino en dirección a las escaleras sin hacer ruido, se quedó detrás de la planta, el chico estaba en la sala, escribiendo en un pedazo de papel. Carolina lo observaba, atenta a cada movimiento que hacía, él escribía y borraba, estaba concentrado.

Se puso de pie y se acercó al piano, comenzó a tocar cada tecla, se detenía y suspiraba, no lograba que la melodía sonara perfecta.

Carolina sonrió al ver cómo estaba desesperado, él respiró varias veces y comenzó a tocar el piano.

No me salen las palabras, para expresarte que te quiero
No se como explicarte, que me haces sentir

Carolina se sentó en el suelo quedando un poco tapada por la planta, cada vez le gustaba más escuchar a Agustín.

Como si fuera el verano, y el invierno no existiera
Como se separa todo

Y con esa sonrisa, que cambia la vida
Miraste hacía aquí, y ya no puedo contemplar
Que tú no seas la que me ama

Carolina sintió como si su corazón se estuviera haciendo pedazos con cada estrofa que Agustín cantaba, más su voz, hacia que la canción le pusiera la piel chinita. La cantaba con sentimiento, como si realmente estuviera viviendo esa situación.

Y como mirarte, esos ojos que me dejan en enero
Cuando se que no son míos y me muero
El destino no nos quiere ver pasar

Carolina estaba concentrada en Agustín, no se había dado cuenta que Mirtha estaba junto a ella. Su nana la miraba con una sonrisa de alegría, parecía una niña de cinco años cuando están entretenidas con un programa animado.

Oh, y como decirte, que no quiero que este amor sea pasajero
Que de pronto se de un día y yo te espero
El destino no nos tiene que importar

Agustín no se explicaba porque esa canción provocaba tanto en él, era como si lo estuviera viviendo. Él siempre le ponía todas sus ganas, cantaba con sentimiento, pero con esa canción se notaba mucho más la pasión.

No se como ser yo mismo si no estás al lado mío...

Se detuvo al oír el timbre, tocaban y Mirtha no aparecía, dejando su momento musical se dirigió hacia la puerta.

— Carolina —dijo, Mirtha, asustando a la chica. Rápidamente se puso de pie, agarró su cuaderno y sin decir nada camino hasta su habitación, al entrar observó todo, las cosas ya estaban en orden. Miró su mano vendada, y luego la pared, exactamente la parte donde estaba el espejo.

Camino hasta su ventana, y sin pensarlo mucho hizo hasta la mitad las cortinas, un poco de claridad en esa oscuridad. Se sentó y observó hacia el jardín, admiraba las flores, estaban hermosas y muy nítido su color.

Tal vez ese era el comienzo, poco a poco iría dando cambios a su vida.

Agustín llevó el paquete hasta la cocina, buscando a Mirtha, no estaba por ninguna parte.

— ¡Mirtha! —gritó, Agustín, por toda la casa, subió las escaleras, gritando el nombre de Mirtha. Miró el paquete nuevamente, era para Carolina. Llegó a la habitación de Gastón, la abrió con temor, pero no estaba Carolina, sino Mirtha.

— Dejaron esto para Carolina —dijo observando la habitación. —Es de su padre.

— Ella está en su habitación —dijo, Mirtha, quitando las sabanas de la cama. —Podrías ir a dárselo, quizás te dejé entrar —agregó viendo a Agustín.

— No quiero molestarla —dijo viendo una foto que había de ella y Gastón.

— No lo harás, creo que las cosas que le dijiste le ayudó —dijo, Mirtha, con una sonrisa, más por haber visto a Carolina observandolo cantar.

— Entonces, iré —dijo comenzando a caminar. Llevaba el pequeño paquete agarrándolo con fuerza. Se paró frente a la puerta, tocó varias veces sin recibir respuesta.

— ¿Carolina? —al escuchar su voz, ella se acercó, iba saliendo del baño.

— ¿Si? —dijo en voz baja, con cierto temor. Agustín escucho, y no pensó recibir respuesta por parte de ella.

— Llegó un paquete de tu padre, ¿puedes abrir? —preguntó alzando una ceja. Ella lo pensó varias veces, aún le costaba dejar entrar a alguien en su mundo.

Al final se decidió y abrió la puerta, Agustín observó la habitación, dio un paso quedando más adentro. Carolina se encontraba dándole la espalda. Él la observó, primera vez que la miraba tan cerca, aunque no del todo.

— Lo dejaré en tu cama, si necesitas algo estaré en mi habitación —dijo él dando media vuelta para comenzar a salir.

— Gracias —dijo haciendo que Agustín se detuviera. —Lo digo por todo... por las cosas que me dijiste —agregó con dificultad.

— No tienes que agradecer —dijo con una sonrisa que ella no vio, salió de la habitación cerrando a la salida.

Carolina se acercó a su cama, se sentó de manera cómoda y comenzó a abrir el paquete, no tenía idea que podía haber dentro, su padre no le dijo que le enviaría algo.

Al abrirlo, lo primero que observó fue un retrato, era su padre, su esposa y Gastón, sonrió con nostalgia, era una fotografia hermosa. La colocó a un lado, había una pequeña tarjeta de color azul con pequeños dibujitos. Fruncio el entrecejo, la abrió y comenzó a leer.

Hola, Carolina.

Se que no te esperabas esto, pero queríamos darte de esta manera una noticia, una nueva personita está alegre porque tendrá a la mejor hermana, aunque estaremos lejos, él siempre te tendrá muy presente y te amara como no tienes una idea.

Siempre serás mi pequeña, eso no lo dudes, eres y seguirás siendo la luz de mi vida. Te amo, pequeña y espero tenerte pronto conmigo, aunque sólo sea unos días.

Te amamos, tu padre.

Ella sonrió, tendría un hermano, esa era una muy buena noticia. En la pequeña caja habían algunos dulces, una fotografía de su futuro hermano y sorprendida, agarró lo último de la caja, un pasaje para ir a Londres, lo miró detenidamente. Ese pasaje significaba abrazar a su padre, mirarlo y compartir con él, después de dos meses sin verlo, al igual que estaría con Gastón, aunque a él tal vez no le haría mucha gracia verla.

Tomo su celular y marco el número de su padre, sin fijarse en la hora, quería hablar con él y no podía esperar más.

— Papá —dijo con tanta alegría que contagió a su padre.

¿Ya recibiste el paquete? —preguntó con alegría y entusiasmo.

— Si, felicidades, me alegra mucho tener un nuevo hermano —agarró la fotografía, era una captura de la ecografía en la que se enteraron que sería niño.

Y a mi que te guste la noticia, ¿vendrás unos días? —preguntó con la ilusión que ella dijera, si.

— Déjame pensarlo, sólo quiero estar lista completamente —su padre sonrió, notaba en su hija algo diferente, no quería preguntarle sobre la crisis que tuvo y que ella se pusiera de nuevo mal. Cuando Marlon le informó, se preocupó tanto, que estuvo a punto de tomar un avión, pero él le dijo que no se preocupara, si pasaba algo más, sería el primero en saber.

Tienes todo el tiempo necesario —dijo comprensivo. —¿Sabes que te quiero, no? Nunca lo vayas a olvidar, cuando necesites hablar no importa la hora, cuentas conmigo, pequeña —agregó él siendo totalmente sincero con su hija.

— Lo sé, papá —dijo ella rápidamente. —Te amo mucho y te envío muchos abrazos, gracias por las cosas que me enviaste —agregó con una sonrisa.

Cuídate y saludos te manda tu hermanito —dijo con diversión. Carolina comenzó a reír, su padre estaba tan feliz y eso la hacía sentir bien.


Cortó la llamada, se puso de pie y comenzó a colocar las cosas en sus nuevos lugares. El retrato lo colocó en la mesita de noche, junto a una fotografía de ella y su padre. La de su nuevo hermano, la ubicó con la tarjeta en un pequeño estante donde tenía sus libros.

Guardo los dulces y el boleto de avión lo observó por última vez, teniendo claro que haría.








☆☆☆

Este capítulo, no se si tiende a confundirlos, pero también menciona cosas importantes 🌚

Agustín estuvo muy cerca de Caro, y ella ya lo dejo entrar completamente a su vida.

¿Creen que Carolina se irá?

Gracias por su apoyo y l@s quiero ❤

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