29. Ciclos
"No se elige de quien enamorarse".
En el amor no existen reglas, puedes enamorarte de la persona menos esperada, y sobretodo sin desearlo.
No puedes huir de tus sentimientos cuando ya no eres capaz de estar sin esa persona, cuando hasta lo más mínimo te hace sentir plenamente.
Mucho menos puedes elegir que esa persona corresponda tus sentimientos. No cuando para esa persona existes en todas las formas menos como deseas, cuando el amor que te da, no es el amor que quisieras.
Carolina estaba nerviosa, era de noche y sólo había ido a la habitación de Agustín a mostrarle la sinopsis de la historia que comenzó a escribir, él la miró unos segundos sin ninguna expresión en el rostro. Sentía que no le había gustado, hasta que él se puso de pie junto con una sonrisa.
— Me encanta —dijo muy cerca de ella. Amaba que le gustara porque de él dependía que la siguiera escribiendo. —¿Desde cuando estas escribiendo?
— La comencé hoy, quería mostrartela y saber si esta buena —dijo con la mirada fija en su rostro.
— Sigue, estoy seguro que será una muy buena historia —dijo acariciando su rostro. —¿Te he dicho lo mucho que significas en mi vida? —Carolina sin dejar de mirarlo fijamente, negó con la cabeza, siempre amaba escuchar lo que significaba en la vida de Agustín.
— Me lo puedes decir —dijo en voz baja.
— Las palabras nunca serán suficientes para expresar lo que me haces sentir, eres todo lo que necesito para vivir cada día —colocó un mechón de pelo de Carolina detrás de su oreja, sonriendo tiernamente. —Carolina, eres luz en mi vida y aún contra el mundo entero siempre lucharé porque estemos juntos.
Carolina no dejaba de mirarlo con los ojos llorosos, nunca se cansaría de agradecer por tenerlo en su vida, aunque pasarán muchas situaciones dolorosas entre ellos, aunque el destino les jugara una mala pasada, ella siempre estaría agradecida.
— Soy luz porque volviste a encender mi alma —dijo llevando sus manos al rostro de Agustín. —Mi vida sin duda no sería igual si no hubieras llegado a esta casa.
—¿Somos el amor de nuestras vidas? —preguntó, Agustín, acercándose más a ella.
— Somos el amor de nuestras vidas —afirmó con seguridad, Carolina. Agustín con su dedo pulgar trazo los labios de Carolina lentamente antes de comenzar a besarla.
Los besos no eran solo un deseo, eran muestra de lo que significan en sus vidas y de las promesas, que serían cumplidas, porque para ellos nada era imposible en su amor.
Eran besos con la ilusión de hacer eterno su amor.
Al separarse, Agustín se sentó en el suelo, al borde la cama, haciendo señas hacia su novia para que hiciera lo mismo, se sentó frente a él con las piernas cruzadas.
— ¿Te casarías conmigo? —preguntó, Agustín, serio y con la mirada fija en ella. Carolina parpadeo varias veces, sin saber si había escuchado correctamente.
— ¿Qué dijiste? Porque siento que escuché mal —dijo un poco asustada, deseaba pasar su vida entera junto a él pero aún habían muchas cosas por vivir y descubrir entre ellos.
— Escuchaste bien, ¿en unos años lo harías? —hizo una pausa, miró a Carolina unos segundos, solo eran ellos dos en esa inmensa casa. —Porque se que estamos destinados, que no somos esos amores de la vida que no pueden ser, que llegan en el momento equivocado. Se y nadie jamás podrá hacerme dudar, que nuestro amor está destinado a ser toda una vida, juntos.
Carolina se quedó asimilando todo lo que el chico había dicho, cada día se hacía la misma pregunta y se sorprendía de las cosas hermosas que Agustín podía llegar a decirle.
— Si me casaría contigo. Si viviría toda una vida junto a ti. Si haría de todo porque nuestro amor pueda ser. Todo por ti, por nosotros, Agustín —dijo con la mirada fija en él.
Ambos compartieron una sonrisa, significaba todo lo que ellos se transmiten a diario.
Ella había encontrado a la persona correcta, en el momento correcto.
(...)
— Gastón Kopelioff, ¿estás hablando enserio? —pregunto un molesto, Maxi. Sentía que se estaba convirtiendo como en un padre para Gastón.
— No, me gusta joderte con estas cosas, todo normal —dijo cada palabra cargada de sarcasmo. Maxi suspiro cansado, su amigo se estaba metiendo en un gran problema.
— ¿Crees que lo mejor es ir, verte con Alexa y hacer como si fueran los mejores amigos? —pregunto con seriedad, Maxi. Pasaron los segundos y su amigo no respondía. Negó con la cabeza repetidas veces, para luego continuar con lo que diría. —Ambos se hicieron daño, cada uno de manera diferente, sus vidas estaban y están bien así, cada uno en su mundo. Gastón, hay ciclos que se deben cerrar definitivamente, este es uno de ellos.
— Es lo que quiero hacer, hablaré con ella y después de eso, no volveremos a tener comunicación —decía cada palabra con firmeza, sin embargo en ningún momento lograba mirar a los ojos a Maxi. Señal que estaba mintiendo.
— ¿Ella ya no está enamorada de ti? —ignoro todo lo que su amigo dijo, esto era importante.
— Supongo que no —dijo, Gastón, alzando sus hombros. Se sentó en el sillón frente a su cama, quedando a pocos centímetros de Maxi.
— Supones. No saldrás bien de esto, pero ya cumplí con decirte y cuando vuelva a estar todo jodido, no empieces a sentirte culpable —se puso de pie y salió de la habitación de su amigo, sus palabras pudieron haberlo lastimado, pero era mejor a estar a favor de lo que haría.
Alexa había llegado a amar verdaderamente a Gastón, había cambiado todo de ella por él y Maxi sabía que ese amor, seguía y su amigo con ese reencuentro, solo iba a abrir heridas dolorosas, quizás crear falsas esperanzas y volver a sentirse culpable por el pasado.
Gastón tomó su celular, ignoro lo que Maxi había dicho y envío un mensaje a Alexa, pidiéndole que se encontrarán en 20 minutos en la cafetería más cercana.
Volvió a ver hacía la puerta, esperando que su amigo entrara, pero en el fondo sabía que ese día, eso no iba a suceder. Agarro su abrigo junto con su celular y se dispuso a ir hacia ese reencuentro que había evitado por meses.
Al cabo de unos minutos se encontraba frente a la puerta de la cafetería, hecho un vistazo hacia dentro, habían muy pocas personas y no lograba distinguir a Alexa, ni siquiera sabía si ella seguía igual. Entró y camino hacia una mesa que estaba junto a la de una chica de espalda a él.
Al llegar, le dirigió una mirada a la chica, su sorpresa fue notoria, era Alexa, muy cambiada a como la recordaba. Llevaba su pelo muy corto y con flequillo, muy diferente a como lo usaba anteriormente, en un tono castaño oscuro, ya no era rubia. El maquillaje que usaba era muy natural, nada de color, en especial sus labios, ya no los usaba rojos y su vestimenta era totalmente diferente, de colores pasteles.
— Hola —dijo ella con una sonrisa tímida después de unos minutos de sentirse observada sin ningún descaro por parte de Gastón.
Él se sentó frente a ella, muy sorprendido. Si, ella había cambiado por él cuando tenían una relación, pero no como lo estaba ahora, solo había dejado de usar su ropa corta y que mostraba excesivamente su cuerpo.
— Hola —respondió al saludo, Gastón. —¿Porque tu cambio tan radical? —se atrevió a preguntar sin esperar a tener un inicio de conversación diferente.
— Las personas cambian, Gastón. Las experiencias te hacen convertirte en algo diferente y acá estoy, siendo algo totalmente diferente a como lo era hace unos meses —dijo con dolor en cada una de sus palabras. Él se quedó en silencio esperando que ella dijera algo más. —Necesitaba dejar esa chica que era y que tanto odio —una lágrima cayó por su mejilla derecha.
— No tenías porque cambiar —fue lo único que él respondió. Ella río negando con la cabeza.
— No tienes ningún derecho a decir eso, ¿no recuerdas? —pregunto viéndolo a los ojos. Lo había llegado a amar y aunque le doliera admitirlo, Gastón significaba mucho en su vida. —Cuando éramos novios, me dijiste que cambiara, sino no podía estar contigo y lo hice, cambie por ti, porque te amaba, de verdad lo hacía, aunque para ti no significó nada.
Varias lágrimas caían por sus mejillas, entre ellos nunca hubo esa platica, solo hubieron gritos, insultos, culpas y mucho dolor.
— No tienes una idea como me arrepiento de todo lo que hice, de haberme entregado verdaderamente a la persona equivocada, de haber cometido tantos errores a causa de todo el dolor que sentía por ti —seco las lágrimas de su rostro. En ningún momento había dejado de mirar fijamente a Gastón. —Realmente me arrepiento y si pudiera retroceder el tiempo, no haría las cosas que hice, pero no se puede y es por eso que odio todo lo que fui hace unos meses, por eso vine acá, deseando estar alejada de todo y me encontré otra vez contigo.
— Alexa... —comenzó a decir, Gastón. Ella negó con la cabeza, interrumpiendolo.
— No digas nada, deja que termine, necesito decirte lo que no dije ese último día —él asintió suspirando. En ese momento, se dio cuenta que de los dos, ella era quien más había sufrido y aunque se escondía detrás de esa persona en la que estaba convertida, aún había dolor. Mucho dolor. —Nadie me dijo donde te habías ido, así que deje de preguntar, comencé a ir a terapia por semanas enteras, poco a poco iba dejando lo que era, alejándome de todo lo que me recordaba a las cosas que habían pasado. Deje de ser lo que era y cuando llegue a Londres, cambie completamente.
《Siento que fue lo mejor, te mentiría si dijera que estoy bien, porque no es así, hay cosas que por más que pasen los años no las puedes olvidar. Sabes que es así —Gastón asintió, entendiendo a que se refería. —Hable con mis papás, les dije todo sin importar las consecuencias y me sentí liberada. Gastón, perdón.
Gastón no había esperado que esa conversación hubiera sido de esa forma, mucho menos que ella pidiera perdón y estaba vez verdaderamente arrepentida.
— Perdóname por haber llegado a tu vida, por haber destruido todo en ti y por nunca haber sido lo que esperabas. Perdóname, necesito saber que al menos tengo tu perdón —dijo entre lágrimas. Gastón en un impulso, agarro las manos de la chica, apretandolas fuertemente, él también tenía que pedir perdón.
— No eres la única que debe pedir perdón, te hice mucho daño, te quite tus ilusiones, tus esperanzas y te convertí en lo que no eras. Alexa, nos hicimos daño, pero yo te lleve a que hicieras todo lo que hiciste. Perdón por haberte hecho creer algo que yo no era —terminó de decir sin soltar sus manos.
Alexa dirigió su mirada hacia sus manos, hace unos meses hubiera deseado eso, sentir que le tenía agarrada de las manos porque verdaderamente lo sentía. Sentir que estaban siendo ellos, sin mentiras. Dejo que las lágrimas siguieran cayendo por sus mejillas.
Odiaba que a pesar de los meses, de ella negarse a todo, no dejara de sentir por Gastón algo tan real, seguía enamorada y aunque su terapeuta le había dicho que se aferraba a eso que sentía por Gastón para sentirse mejor, se negaba a aceptarlo.
— Antes de irme —comenzó a decir, ya no quería seguir teniendo una conversación con él y lo mejor era terminar de decir lo que sentía, cada uno seguir con su vida y dejar lo que pasó entr ellos, definitivamente en el pasado. —Aunque no lo creas, te perdone desde hace semanas, necesitaba sentir que había algo de mi vida que había perdonado. Se que este encuentro fue lo mejor, para decir lo que llevaba callando, para tratar de continuar con mi vida.
《Te prometo que no volverás a saber de mi, no te pido que me olvides porque se que es imposible por muchas razones, pero puedes sentirte tranquilo que no volveré a molestarte —se puso de pie, no esperaba obtener más respuestas por parte de Gastón. —Eres el amor de mi vida, me enamoré de ti como nunca lo hice de nadie y sigo sintiendo lo mismo, pero el tiempo todo lo cura. Adiós, Gastón.
Alexa agarró su cartera y a pasos rápidos salió de la cafetería sin mirar atrás, era lo mejor que estaba haciendo. Se subió al primer taxi que vio, quería estar lejos de Gastón o al menos lo suficiente, en un impulso miro por la ventana trasera del taxi, Gastón estaba parado a la orilla de la carretera.
Él a los minutos de asimilar las palabras de Alexa, salió de la cafetería sin encontrarla, le había afectado todo lo que dijo y él no había llegado a decir realmente nada. Se sentía molesto con él, sus malas decisiones lo habían llevado a todo esto. Suspiro y camino en dirección hacia su casa, necesitaba hablar con Maxi aunque estuviera molesto con él. Al llegar a su casa, se encontró con su papá. Lo saludo y se sentó junto a él.
— ¿Has visto a Maxi? —su padre asintió, mirándolo detenidamente por unos segundos.
— Salió hace unos minutos, dijo que regresaba en unas horas, ¿se volvieron a pelear? —él asintió. Se puso de pie y sin decir nada subió hasta su habitación.
Se recosto en su cama y comenzó a pensar en todo lo que era su vida hace unos meses, él quiso a Alexa, a su manera pero lo llegó a hacer, ella se convirtió en una amiga y cuanto lamentaba haber sido de las peores personas.
Busco su celular en el bolsillo de su pantalón y marco el número de Carolina, necesitaba escuchar a su hermana, hablar con ella y volver a pedirle perdón.
Al tercer timbrazo, la voz de su hermana se escuchó en el fondo, junto con la voz de un chico. Seguramente era Agustín.
— Hola, Gastón —respondió con alegría. Él sonrió. —Cuñado —escucho en el fondo seguido de unas risas.
— Dime que no están haciendo algo no apto para menores de edad —dijo recostandose en su cama.
— Tu hermana aún no quiere —respondió, Agustín, tenían la llamada en alta voz. Al menos esa conversación estaba tratando de despejar la mente de Gastón por unos minutos. —Pero te confieso, que estoy amando dormir y despertar junto a ella.
— Hasta acá me llega su amor, con que cuides de ella todo está bien, no quiero sobrinos, aún —eran demasiados jóvenes como para llenarse de niños. Suficiente con su nuevo hermanito que estaba en camino.
— Dios, Gastón. Cállate y mejor dime que pasa, ¿a qué se debe tu llamada? —Carolina sabía que esa llamada tenía un motivo, se acomodó bien en la cama colocando su cabeza sobre el pecho de Agustín. Llevaban dos días seguidos durmiendo juntos y podía acostumbrarse a eso toda una vida.
— Ha sido un día duro, quería hablar con alguien y tratar de sentirme mejor, pero no es así —suspiro con pesadez, cerrando sus ojos unos segundos. La imagen de Alexa llorando llegaba a su mente, los recuerdos del pasado volvían, su hermana sufriendo y él sintiéndose culpable, arrepintiendose por sus actitudes. —Hable con mamá y quiere que vaya unos días, pero no puedo Carolina.
Agustín acariciaba el brazo derecho de Carolina mientras ella estaba atenta en la conversación.
— Esta sigue siendo tu casa, puedes regresar, pero eres tú quien no quiere, donde sea que estés, las cosas van a seguir y él pasado igual —dijo ella, no sabía si era la mejor persona para decir eso, pero era una realidad, no se puede escapar de lo que hubo y hay en tu vida sólo porque cambies de ciudad o país.
— ¿Sabes que? Mejor hablamos otro día —dijo cansado, sin esperar respuesta de Carolina corto la llamada, dejó caer el celular en un lado y cerró sus ojos.
Carolina se sintió mal por la actitud de su hermano, pero ella también estaba cansada que siempre fuera lo mismo.
— Amor, necesita tiempo, eso es todo —dijo, Agustín, depositando un beso en la cabeza de la chica. Ella lo abrazó con más fuerza, cada vez faltaban menos días para no estar juntos.
Agustín podía irse con ella, pero Carolina sabía lo que Agustín deseaba con muchas fuerzas en esos momentos, quería compartir tiempo con su papá, aunque eso no saliera como esperaba, era el sueño de niño y no podía arrebatarselo. Además una relación a distancia los llevaba a intensificar su amor o demostrarles que no estaban destinados a estar juntos.
Valía la pena correr el riesgo y descubrir si ellos tenían la razón, un amor para toda la vida.
Cuando te vi sentí algo raro por dentro
Una mezcla de miedo con locura
Comenzó a cantar Agustín en voz baja, Carolina cerró sus ojos, disfrutando de la hermosa voz de su novio.
Y tu mirada me juro que si te pierdo
Habré perdido la mas grande fortuna
No se nada de tu historia ni de tu filosofía
Hoy te escribo sin pensar y sin ortografía
— Te escribo infinidad de canciones, porque eres todo lo que necesito para crear algo nuevo —dijo entre susurros.
Para aprender a quererte
Voy a estudiar como se cumplen tus sueños
Voy a leerte siempre muy lentamente
Quiero entenderte
— Siempre —dijo, Carolina, girando su rostro para dejar un corto beso sobre los labios de Agustín.
Cuando te vi tuve un buen presentimiento
De esos que llegan una vez en la vida
Quiero tenerte aunque sea solo un momento
Cantó viéndola a los ojos, tenía días que no escuchaba la voz de Agustín y eso también formaba parte de las cosas con las que podía vivir el resto de su vida.
Y si me dejas tal vez todos los días
— Toda una vida —dijo colocándose sobre él y volviendo a juntar sus bocas.
☆☆☆
Hola.
Si, volví después de meses. Lamento tanto haber abandonado la historia, pero como dije anteriormente, en este año pasaron y cambiaron muchas cosas.
Espero que este capítulo les guste, dejen sus comentarios, que seré muy feliz sabiendo que opinan.
Algo muy importante, ¿Que les parece Alexa?
Trataré de actualizar mucho más seguido. Hay varias cosas de la historia que aún no se resuelven, otras que a penas se van descubriendo y todavía falta más por saber. Aún nada está escrito y todo puede ser como menos esperan.
Gracias por seguir en Bajo la Sombra.
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