21. Gastón
Capítulo dedicado a gabrielamolineros
Pequeños rayos de sol estaban entrando a la habitación donde se encontraban Carolina y Agustín. Él se removió, ya estaba despertando pero no podía moverse mucho ya que la cabeza de Carolina descansaba sobre su pecho y lo tenía rodeado con un brazo. Sonrió al recordar los acontecimientos de las últimas horas, estaba con ella, con la persona que amaba.
— Eres tan linda —susurró dejando un beso sobre la cabeza de la chica. Ella comenzó a despertar, al abrir los ojos miró todo su alrededor, esa no era su habitación. Por acto reflejo se levanto de un salto, asustando a Agustín.
— Perdón —dijo rápidamente al recordar donde se encontraba. Él sonrió y con un movimiento rápido la atrajo nuevamente a él. —Se me había olvidado donde estaba —dijo haciendo círculos sobre el pecho de Agustín.
— ¿Se te olvidó que estabas con el chico más lindo? —dijo, Agustín, con una sonrisa. Despertar junto a ella era lo mejor que podía experimentar.
— ¿Dónde está? —contestó ella entre risas. Agustín se separó un poco para verla al rostro. Se hizo el ofendido, soltando a Carolina. Ella lanzó una carcajada, acercándose a dejar un beso rápido sobre los labios de Agustín.
— Si siempre haces eso, nunca podría enojarme contigo —dijo teniéndola nuevamente entre sus brazos.
— ¿Nunca? —preguntó, quería conocer la respuesta. Porque sabía que había algo que tenía que decirle, aunque hubiera sucedido hace mucho tiempo. Cuando todavía no se conocían.
— ¿Porqué lo preguntas? ¿Escondes algo? —pregunto serio, un nombre llegó a él pero alejó rápidamente esos pensamientos. No quería pensar en eso.
— No —dijo rápidamente. Cerró sus ojos, concentrándose en ese momento. —Gracias, Agustín —nunca se cansaría de decir esa palabra.
— Gracias a ti, también —dijo soltando a Carolina, se puso de pie y se acercó a la ventana. Fruncio el entrecejo al ver a su madre caminando por el puente. Aún era temprano.
Carolina camino hasta él, sonrió al ver a Silvana tan tranquila disfrutando de la mañana.
— Deberíamos ir con ella —Agustín asintió, pero primero tenían que bañarse. —Ve a bañarte —le dijo a Carolina, ella iba a comenzar a dirigirse hacia el baño cuando él la detuvo.
— Hay algo que no te pregunté —dijo cerca de ella. Por supuesto que sabía, no le había hecho la pregunta pero realmente no le importaba, valía más todo lo que él le había dicho, la forma de expresar todos sus sentimientos.
— Si es lo que pienso, la respuesta es si —dijo con una sonrisa. Él la miro durante unos segundos y finalmente negando con la cabeza entre risas se acercó a ella, abrazandola.
— Entonces si quieres que me bañe contigo —dijo cuando se separaron. Por la forma que lo dijo el chico, ella lo tomo fuera de broma. Miró a Agustín esperando que comenzara a reír pero no lo hacía. —Ahorraremos agua, haremos bien al planeta —agregó caminando hacia el baño.
— ¿No crees que vas muy rápido? —preguntó acercándose a él. Agustín se dio la vuelta y la miro, conteniendo la risa.
— No si sólo te tendré un mes —dijo recordando la partida de Carolina.
— Pero... —Agustín la detuvo sin poder seguir, comenzando a reír sin parar. Primera broma que le hacía como pareja y realmente se había divertido viendo como Carolina buscaba excusas. —Eres un tonto —dijo golpeando su hombro. Él siguió riendo mientras miraba como Carolina se perdía al entrar al baño.
— Pero así me quieres —gritó segundos después.
Se acercó a su celular, tenía algunos mensajes y llamadas de su padre. Pero en cambio abrió la ventana de conversación con Chiara.
Mi mamá se enteró de Aleks.
Se lo había enviado en la madrugada y se sentía preocupado, sabía que Chiara estaba dispuesta a todo pero no conocía al cien como era su madre, lo que estaba dispuesta a hacer por verlos separados.
¿Que pasó? ¿Lo tomó a bien? Dime, Chiara.
Se dejó caer en la cama nuevamente, escuchando el chorro de agua caer en el baño. Minutos después la respuesta llegó.
No sabría decirte, al principio estaba molesta pero no dijo nada, igual le dije que está vez haría lo que mi corazón dicta. Recordé tus palabras, merezco ser feliz.
Él sonrió al leer el mensaje.
¿Cómo va todo? ¿Ya tengo cuñada?
Llego otro mensaje seguido. No cambiaría, siempre insistiendo con el tema.
Y mereces serlo, siempre recuerda eso.
Ya tienes cuñada, le dije lo que sentía y ella también, estamos ahora juntos, Chiara.
Terminó de enviar los mensajes justo cuando Carolina iba saliendo del baño. La miro y le regalo una sonrisa, recordando la pequeña broma. Su celular volvió a sonar.
Sin sobrinos por ahora :)
Él no pudo evitarlo y comenzó a reír. Advertían lo mismo cuando a penas tenían horas de estar juntos. Carolina se acercó a Agustín con el entrecejo fruncido. Ya estaba vestida y parece que todo lo que se tardó en el baño, él lo había aprovechado texteando. Él la miro y sonrió, al ver su expresión.
— ¿Celosa? —preguntó atrapandola entre sus brazos.
— ¿Qué es eso? —dijo desentendida. Agustín no se explicaba como haría sin ella, estaba conociendo tanto de Carolina y no sabía que era lo que más le gustaba de ella, porque todo estaba perfecto para él. —Mejor ve a bañarte, iré con tu madre.
Él asintió, soltando a su chica. Carolina terminó de peinarse el pelo y salió de la habitación, caminando hasta salir fuera de la cabaña. Silvana se encontraba al final del puente concentrada observando todo el paisaje.
— Buenos días, Silvana —dijo cuando ya estaba cerca. Silvana se giró mostrando una sonrisa, se acercó a Carolina y le dio un abrazo. Era muy cariñosa.
— Buenos días —dijo cuando se separaron. —¿Y Agustín? —preguntó observando detrás de la chica.
— Se está bañando —contestó dirigiendo su mirada al lago. Esta vez su pelo no lo llevaba en todo su rostro, lo llevaba un poco recogido y se sentía bien con eso. —¿Lo extrañabas mucho? —preguntó después de unos minutos en silencio.
— Como no tienes una idea, nunca nos habíamos separado tanto tiempo pero tampoco podía negarle la oportunidad de estar con su papá —dijo recordando los primeros días que llegaba a casa y él no estaba viendo la televisión o simplemente esperandola.
— Él también te extrañaba —dijo viendo a Silvana.
— Cuando estaba pequeño siempre me decía que era la mejor pero... —se quedó callada. Carolina le transmitía tanta confianza, como nadie lo había hecho en mucho tiempo. —Siento que eso cambió desde el momento que le pedí el divorcio a Marlon —agregó con tristeza.
Carolina llevó una mano hasta el hombro de Silvana, haciendo que ella centrará su mirada en la chica.
— No cambió, eres todo para Agustín y es muy lindo ver la relación que tienen —dijo pensando en lo mucho que ella deseaba que fuera así con Sonia. Aunque no podía pedir mucho, siempre todo había sido mejor con su padre.
— Gracias por lo que has hecho en Agustín —dijo con una pequeña sonrisa. —Él tenía mucho miedo a amar, pensaba que lo dejarían y eso me hacía mal porque todo era relacionado con el divorcio, muchas veces preguntaba porque había sido y no podía decirle que realmente nunca hubo amor, aunque creo que él se dio cuenta —Carolina recordó una conversación con Agustín y era cierto, para él todo podía acabar de igual forma pero entre ellos no sería así. Nada ni nadie podría cambiar lo que sentían.
Agustín iba llegando donde se encontraban, se acercó a su madre dejando un beso en su mejilla con una sonrisa. Ella pasó un brazo por la cintura de su hijo, acercandolo a su cuerpo.
— Veo que se llevan mejor de lo que pensaba —dijo alternando la mirada entre Carolina y Silvana. Ellas asintieron con una sonrisa. Agustín estiró su mano hacia Carolina, ella la tomó y terminaron formando un abrazo los tres.
Sentía felicidad al estar de esa forma, tenía a Carolina y sobre todo estaba nuevamente con su madre aunque sólo fuera por ese fin de semana.
(...)
Londres
Estaba siendo un día nublado, probablemente en menos de lo que pensaban la lluvia comenzaría a caer y como era habitual en ese lugar.
Gastón iba llegando a su casa, después de un largo día de estudios, pero no iba sólo, se encontraba junto a su ahora amigo, Maxi, quien hasta esos momentos estaba siendo un gran apoyo, era quien lo animaba a escribirle a Carolina, a seguir con su vida.
— Gastón, ¿volviste a hablar con tu hermana? —pregunto, Maxi, cuando estaban entrando a la casa de su amigo. Él negó y dejó las llaves en la mesa.
— Sabes como son las cosas —dijo sentándose en el sillón pequeño. Su padre aún no llegaba.
— No puedes vivir siempre así, ¿como harás cuando ella venga? —algo que molestaba por momentos a Gastón, era lo persistente que podía ser Maxi. Nunca se cansaba de repetirle lo mismo por más que él por instantes le contestará de mal forma. —¿No pensaras huir, o si? —Gastón lo miro serio y se puso de pie.
— ¿No puedes por un día dejar ese tema? —dijo con molestia.
— Quiero ayudarte —respondio, Maxi, tranquilo. —Desde que te conozco vives culpandote por lo que le sucedió, con hacerlo no cambiaras nada —Maxi tenía razón y Gastón lo sabía, pero había un problema, él no se perdonaba, y eso sólo empeoraba todo lo que Gastón sentía.
— Le escribí una carta, se la enviaré antes que ella venga —dijo volviendo a estar calmado, no podía enojarse con su amigo sólo por decirle la verdad.
— Haces bien —dijo palmemado el hombro de Gastón. —Ella no te guarda odio o rencor —Gastón asintió, recordando una de las últimas conversaciones con Carolina.
— Gastón, te perdono —dijo ella con los ojos llorosos. Él observaba el rostro de su hermana. Tantas quemaduras que estaban cambiando su vida. —No quiero que vivas culpandote, no quiero que vivas sumergido en un mundo de oscuridad —sin saber, Carolina le decía a Gastón justo lo que ella comenzaría a hacer con su vida.
Pero claro, ahora, Gastón vivía en otro país, tenía sus amigos, salía de fiesta y parecía que disfrutaba de cada momento, pero vivía en una oscuridad.
En las noches todo cambiaba para él, lamentándose por todo lo que había pasado en los últimos meses, por más que recordará las palabras de Carolina, eso no cambiaba. Por más que fuera a sus citas con el psicólogo, siempre se seguía culpando. Aunque él intentará cambiar todo esos pensamientos erróneos en Gastón.
— ¿Me acompañas a dejar la carta al correo? —le preguntó a Gastón, él chico asintió. Gastón subió rápidamente a su habitación, se acercó a su mesita de noche y del primer cajón sacó la carta.
Volvió a donde se encontraba Maxi y con un movimiento de mano, tomó nuevamente las llaves y salieron de la casa.
Una carta que contenía tanto. En la cual, Gastón expresaba todo lo que estaba callando y que quizás sería lo que cambiaría la relación entre ellos. Ahora que ella viviría en Londres, podrían volver a ser los hermanos unidos e inseparables que eran hace unos meses.
(...)
Ya habían pasado algunas horas, donde se estaban divirtiendo, sinceramente Silvana en esos momentos no parecía que fuera la madre de Agustín. Su espíritu era alegre, soñador y con mucha energía.
Estaban en el lago, disfrutando de la cálida agua, Agustín durante todas esas horas no había perdido oportunidad para demostrar a Carolina todo el amor que sentía hacia ella. Silvana miraba a su hijo con una enorme sonrisa, mostraba tanta felicidad y todo gracias a la chica que estaba nadando hacia su hijo.
— No olvidaré este fin de semana —les dijo Silvana, acercándose a ellos. El agua les daba un poco más arriba de la cintura.
— El mejor —dijo, Carolina, mirando a Agustín. Él sonrió y a los segundos comenzó a tirarles agua en los rostros a su madre y novia.
Comenzaron una guerra donde terminó perdiendo el chico, Carolina y Silvana se habían unido contra él, haciendo que Agustín tratará de huir saliendo finalmente del lago. Se dejó caer en la orilla del lago, comenzando a reír sin parar.
Silvana y Carolina salieron del agua, quedando de pie junto a Agustín, después de minutos él volvió a la tranquilidad poniéndose de pie. Las observó frunciendo el entrecejo con fingida molestia, pero claro que no le iban a creer después de verlo riendo sin parar.
Carolina rodo los ojos y se acercó a tomar la toalla para secarse un poco. En ningún momento dejó de mirar a Agustín y con Silvana alternaron miradas para después reír de las expresiones de Agustín.
— Ahora mi novia y mi mamá se unen en contra mío, ¿que pasará luego? —dijo mirando a ambas. Ellas se escogieron de hombros y Silvana fue quien contestó.
— Te castigo si lastimas a Carolina —eso no se lo esperaba el chico mucho menos Carolina, teniendo en cuenta que a penas llevaban un día de conocerse. Pero sonrió y se acercó a abrazarla, recordando todos los abrazos que no le había dado a su madre.
Silvana se enterneció por ese acto y correspondió al abrazo. Carolina se había ganado todo su amor.
— ¿Y qué pasa si ella me lastima? —dijo, Agustín, cuando se separaron las dos personas que amaba.
— No creo que suceda, Carolina es un amor —contesto mirando a Carolina, ella no dijo nada. No podía afirmar eso, ni siquiera sabía si era capaz de no hacer sufrir a Agustín.
— Tienes razón —dijo el chico acercándose a ella. —Pero claro, si pasa, no te imaginas lo que podría suceder —agregó en tono serio. Carolina se removió incómoda pero fueron segundos para que Agustín comenzará a reír.
— Deja las bromas —dijo, Carolina, casi gritando, ya iban dos en un sólo día. De esa forma no podría seguir.
— Debes acostumbrarte —contestó, Silvana.
— No dije que era broma —dijo él nuevamente serio. Carolina suspiró y lo observó molesta.
— Eres un tonto —dijo negando con la cabeza varias veces. No conocía esa parte bromista de Agustín y por lo visto realmente debía acostumbrarse.
— ¿Cómo dijiste? —preguntó acercándose más a ella. Silvana los observa divertida.
— Tonto —repitió con lentitud entre risas, las cuales se fueron al ver lo que Agustín pretendía. —No, Agustín —dijo antes de comenzar a correr.
Él la siguió alcanzandola a los segundos, la rodeo con sus brazos mientras Carolina estaba riendo, Silvana aprovechó y busco su celular que estaba a centímetros de ella, tomó una fotografía del momento donde Agustín y Carolina estaba riendo. La chica mostraba una de las sonrisas más amplias y sinceras.
Agustín en un movimiento la cargo, corriendo con ella hasta el lago, haciendo lo que minutos antes ella había impedido. Los dos terminaron sumergidos en las cálidas aguas de ese magnífico lago.
Sólo llevaban un día en ese lugar pero, Agustín ya había cumplido con su promesa. Jamás olvidaría ese fin de semana. Lo recordaría como el mejor en los últimos meses.
Recordaría cada momento en el que Agustín se acercaba cuando ella estaba desprevenida y la abrazaba, o cuando dejaba tiernos besos en su mejilla. Recordaría cada momento que Agustín Bernasconi le estaba regalando.
Recordaría esas cabañas, ese bosque como el mejor lugar, el testigo del comienzo de su historia de amor, donde Carolina dejaba de vivir bajo las sombras.
☆☆☆
¡FELIZ NAVIDAD! Deseo lo mejor a sus vidas y lxs amo ❤
Apareció Gastón y trajo consigo a Maxi, ¿que tal estuvo eso?
Agustín y Carolina, ¿son más que perfectos juntos, no?
Silvana se ha ganado el amor de todos, ¿que tal la forma de defender a Carolina?
También quería agradecer por todos los lindos comentarios del capítulo anterior, me hicieron reír y hasta llorar, mucha gracias infinitas a casa una por formar parte de la historia y de mi vida ❤
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