Capítulo 4
Emrralt
El gigante simplemente la puso sobre su hombro y se la llevó. Si ella estuviera conmigo, nunca...
¡Basta, cerebro! No sigas esa línea de pensamiento. Jayce está interesado y yo no puedo sentir atracción por su chica, jamás. Es una ley no escrita del código de hermanos.
—¿Cuántas veces te ha rechazado? —pregunta Gray, con el pelo rubio recogido en una cola baja y el brazo alrededor de los hombros de su ligue.
—He perdido la cuenta —responde Jayce mientras finge leer la carta. Por el brillo de sus ojos parece estar recordando algo.
—¿Y qué harás? —la pregunta viene de Kevin, la muralla de músculos. Últimamente siempre está solo, lleva algún tiempo sin salir con chicas universitarias. Lo cogió el gusto a las mujeres maduras y en este momento, lo entiendo perfectamente.
La chica que ha venido conmigo hoy, tiene una mano sobre mi muslo intentando agarrarme la polla, sin importar cuántas veces la he intentado apartar. Se llama Holly y hemos follado varias veces el último mes, creo que es hora de dejarla. Me está agobiando.
—Ese tatuaje nuevo en el muslo, es de Piratas del Caribe. Siendo más exactos, es el barco del capitán Jack Sparrow —la observación proviene de Brady, con su pelo oscuro revuelto por el viento.
—Le gusta mucho esa peli —murmura el pelirrojo por lo bajo. Suena casi... nostálgico.
La chica sentada a su izquierda es su cita y lleva mucho rato sin prestarle atención. Desde que vio a... Harper. Demonios, incluso dudo al pensar en su nombre.
La primera vez que la vi, fui irremediablemente atraído por ella. Esa piel cubierta de tinta y esos ojos oscuros me llamaron la atención al instante. Si Harper Collins fuera un animal, sería un erizo; dorable y espinoso.
Una sonrisa curva mis labios ante ese pensamiento y la mano larga de Holly vuelve a tocarme el miembro, haciéndome dar un pequeño salto en la silla. Ella me mira en un intento de parecer sensual, pero el resultado es... penoso.
—Hey, Ral. ¿Cómo te va el trabajo de anatomía?
—Va —respondo mientras me deshago de la mano intrusa con firmeza.
El teléfono de Jayce suena con una melodía que Kev, Gray, Brady y yo reconocemos con una sonrisa. El pelirrojo descuelga y pone el altavoz.
—¿Qué pasa, cara de perro?
—Cabrón, me dan el alta en dos meses —la voz de Nick sale desde el altavoz.
Los cinco gritamos de alegría pura y dura. Nick ha estado en el hospital los últimos siete meses por un accidente en el que estuvo involucrado el curso pasado. Aunque, llamar accidente a lo que pasó es erróneo; fue un intento de asesinato contra él.
—Nicky, sal rápido de ahí. Te extrañamos, hombre —digo en voz de grito para que me escuche.
—Tranquilo, Esmeralda. Sé que me amas, pero tienes que esperar a que el doctor me libere —Nick se refiere a mí por el nombre de la protagonista femenina de El Jorobado de Notre Dame. Todos me dieron ese apodo por el color de los ojos y los rizos negros; y porque mi nombre significa esmeralda en galés. Cabrones.
—¿Cuál es el horario de visita mañana? —pregunta Kevin.
—Sí, de 4: 30 p.m. a 7: 00 p.m. —dice la voz ligeramente distorsionada de Nick.
—Allí estaremos —dice Brady con certeza.
Hablamos solo un minuto más, porque mañana lo haremos largo y tendido. También tenemos en cuenta los tres pares de ojos y orejas curiosas que lo absorben todo para repetirlo más tarde ¿Por qué sienten esa curiosidad morbosa por la vida de otra persona? No lo entiendo.
Cuando terminamos de comer, Kevin y Brady se van juntos y solos. Gray se va en su auto con su cita, mientras Jayce y yo llevamos a las nuestras a sus residencias en mi coche. De camino a nuestra casita de alquiler, la necesidad de saber me supera.
—Jayce, ¿qué te traes con esa... Collins?
—Harper es especial —lo dice con una ternura que se refleja en su mirada y su voz.
Esa respuesta es suficiente para hundir cualquier esperanza que podría existir en mi pecho. Lo que sea que siento por Harper Collins, lo destierro al fondo de mi mente.
***
Camino por los pasillos del hospital con la piel de gallina. Odio los hospitales.
—No te retrases, Ral —dice Jayce a unos metros por delante. Él sabe perfectamente el mal rollo que me dan estos sitios. Me adelanto hasta quedar cerca de los chicos, poco antes de alcanzar la habitación de Nick.
Nuestro amigo está acostado sobre su espalda, vistiendo un pijama azul del hospital y un collarín en el cuello. Ha perdido bastante masa muscular desde el accidente ya que estuvo casi un mes postrado. En aquel momento, familia y nosotros no sabíamos si sobreviviría a las lesiones o se quedaría tetrapléjico. Por suerte ha recuperado la movilidad en la mayor parte del cuerpo. Y pesar que ha disminuido la sensibilidad en sus piernas, está haciendo rehabilitación para recuperar la movilidad total y los médicos creen que volverá a caminar con normalidad.
—Nicky, no hay problema para levantar el asta, ¿cierto? —Kevin rompe el hielo y se acerca al encamado entre las risas de todos.
—No, amigo. El pequeño Nick se levanta cuando es necesario —responde riendo y extiende el brazo para saludarnos con el puño cerrado.
—Qué habrás hecho con esas manos para averiguarlo —dice Brady mientras lo saluda de segundo causando otra enorme risotada.
Las palabras flotan en todas direcciones, las sonrisas están presentes a menudo y por un instante, olvidamos como y porque llegó Nick a esa cama. Hablamos de la escuela, la familia, el futuro y las chicas; como era de esperarse, sale su nombre a colación.
—Esa chica, Harper, le ha dado calabazas a Jayce al menos cuatro veces. En serio, tiene una mirada paralizante, como si fueras una cucaracha muerta pegada a la suela de su bota —Gray se deleita burlándose de Jayce —. Balancea sus caderas de una forma muy sensual y se mueve con confianza, eso es super sexy en una mujer, ¿quién lo cree?— pregunta mientras levanta la mano como en clase.
—Es cierto. Se mueve sin hacer movimientos innecesarios y no habla demasiado, solo con la chica rubia pequeña...— Brady, le da la razón a Gray.
—Se llama Liah —dice Jayce, cuando el otro no recuerda el nombre de la amiga de Harper.
—Incluso recuerdas el nombre de su amiga. Estás completamente colgado —le dice Nick entre risas.
—Chicos, necesito que paren las bromas con respecto a Harper. Ella es importante para mí —dice Jayce con la voz llena de seriedad y el sentimiento que desprende me emociona, a la vez que me da envidia. Tiene una enorme facilidad para expresar como se siente, yo nunca he tenido esa habilidad.
—Jay, la conoces hace dos o tres semanas, ¿cómo demonios es tan importante? —Gray, el follador insensible, interrumpe a Jayce, lleno de cinismo y escepticismo.
—Gray... no puedo explicarlo. Pero ella me importa mucho, y quiero que todos ustedes lo tengan en cuenta, ¿de acuerdo?
Todos respondemos con afirmaciones en voz baja porque estamos en shock por la seriedad de Jayce. Él es relajado y juguetón, quien siempre tiene una broma en los labios y una sonrisa perenne.
—Esperemos que sea buena en la cama y Jayce tenga la recompensa que merece —ese comentario proveniente de Gray me hace hervir la sangre. Los chicos y yo lo miramos con diferentes grados de enfado. En un intento de apaciguar nuestro deseo de estrangular al rubio, Nick toma la palabra.
—He aprendido muchas cosas en este lugar y una de ellas es que... no todo gira alrededor del sexo y la diversión. Nos pasamos la vida intentando ignorar aquello que nos afecta o nos hace sentir mal. Tristemente, el mundo no es como quieres verlo y espero encarecidamente que aprendas a verlo como es, en una situación menos chocante que la mía —aunque las primeras frases estaban dirigidas a todos, la última la dijo mirando a nuestro rubio amigo.
Gray es un buen tipo, pero solo piensa en follar y divertirse. Es un tipo rico, guapo e inteligente, puede vivir como quiera. Pero Nick tiene razón, la vida tiene formas de recordarnos lo efímeros y pequeños que somos. El susodicho, viéndose criticado y analizado, abandona la habitación rumiando en voz baja. Es bastante temperamental y le encanta tener razón, pero cuando se ve acorralado, huye.
—Lo siento, no quería que se fuera —dice Nick.
—Ni lo digas. Gray es un niño haciendo una rabieta y tú le paraste los pies —dice Kevin desde su posición cerca de la ventana, donde está fumando. El mulato mira a su primo encamado con firmeza.
Kev es un tipo bastante serio y duro, pero también es justo y trabajador. Criado por una madre soltera, no tuvo muchas cosas materiales durante su infancia pero tenía amor de sobra. La familia lo es todo para él y se siente responsable de Nick, su primo por parte de madre.
—Kevin tiene razón, Nicky. No te llenes la cabeza con tonterías —dice el pelirrojo, que estaba muy silencioso hasta ahora.
—Nick, ¿el doctor te ha hablado de la fisioterapia? —pregunta Brady, terminando el espinoso tema.
Hablamos sobre su retorno a la escuela, que será en un par de meses y sobre la larga fisioterapia que tendrá que hacer para volver que caminar con normalidad. No es un proceso rápido, se necesita constancia y muchísima fuerza de voluntad.
Yo no estoy preocupado, Nicolás Roffman es un hombre fuerte. La noche del accidente, nos dijeron que sus probabilidades de sobrevivir eran del treinta porciento; al comienzo de la recuperación, dijeron que había grandes posibilidades que se quedara parapléjico. Hoy, está haciendo fisioterapia para recuperar la movilidad de las extremidades inferiores, con buenos pronósticos.
Al terminarse el horario de visitas, nos despedimos de muestro amigo y salimos del cuarto.
—Adelantense chicos, quiero hablar en privado con Nick un momento —dice Kevin antes de cerrar la puerta con el resto de nosotros fuera.
—Debe ser un asunto familiar —dice Brady y encabeza la marcha fuera del centro.
Gray no ha dado señales de vida desde que salió enfadado de la habitación. Llegando al auto, cojo mi teléfono y lo llamo. En el momento que la llamada conecta, escucho un teléfono sonar en algún lugar cercano. Resulta que nuestro amigo rubio, está sentado en un banco cerca de nosotros, acompañado por una bella enfermera. Este tipo no va a cambiar nunca.
—Vámonos —la voz de Kevin suena al cabo de cinco minutos. Nos montamos en al amplio coche y nos vamos.
Todos estamos en silencio, milagrosamente. Por lo general hablamos mucho, siempre hay alguien con la boca abierta, pero hoy... Gray está enfadado por las palabras de Nick; Kevin está pensando en algo bastante profundo mientras mira por la ventana; Brady está jugando en su teléfono con los auriculares puestos; Jayce está tecleando frenéticamente en su teléfono y yo, sumido en mis turbulentos pensamientos mientras conduzco.
El asunto de Nick y el asunto de Harper. Estoy preocupado por mi amigo y loco por la chica que le gusta a mi otro amigo. Menudo semestre me espera.
***
—¿No sientes nada por mí? —pregunta Holly con lágrimas de cocodrilo en sus ojos.
—Holly, hemos follado un par de veces. No me vengas con sentimentalismos.
Que conversación tan frustrante. Le he dicho varias veces que no volveré a revolcarme con ella, pero no quiere entenderlo. La próxima chica con quien me acueste debe tener algo de seso, no un tomate por cerebro.
—Ral, yo... —le levanto una ceja con cara de mala leche y se calla. Me mira con una ligera irritación en la mirada y se va.
Un suspiro de alivio me sale desde el alma. No quiero líos de ningún tipo, así que, voy a prescindir del sexo por un par de semanas, para concentrarme mejor en los estudios. También quiero sacar a Harper Collins de mi sistema antes de volver a ser yo mismo.
***
Presentando a Emrralt, el pirata de ojos verdes y cabellos ensortijados. Ahora el chico no es una sombra en la periferia, tiene nombre y relevancia en esta historia.
En este capítulo también conocemos al resto de la pandilla, quienes tienen historias y dolores. Con el paso de la historia sabremos más de ellos.
Y... Nick, ¿teorías?
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