Capítulo 30

Termino de bajar las escaleras, con las tripas rugiendo de hambre, algo que he aprendido a no ignorar, y escucho voces desde la puerta principal.

—Solo quiero hablar con ella unos minutos, ¿es posible? —esa voz, que no he escuchado en mucho tiempo, es de Dane.

—Claro que sí, Dane —cuando me fui, no le di el beneficio de la duda. Ahora quiero saber lo que tiene que decir —. Mis chicos son un poco sobreprotectores, no lo tengas en cuenta.

Dane me mira, viendo como estoy. Cualquier cambio que haya sufrido durante los últimos meses, él los nota.

—Hola, cosa pequeña —esas palabras, me sacan una sonrisa. Recordando nuestra amistad.

—Chicos, tengo hambre. Vayan a preparar la mesa en lo que hablo con Dane unos minutos —tengo que distraerlos, para que dejen de intentar intimidar a Dane.

Se los ve reticentes, pero se van. Tienen que arrastrar al pirata, no quiere dejarme sola con una persona que me hizo daño. Es tan tierno. Dejo la puerta medio cerrada, y nos sentamos juntos en la escalera del porche.

—¿De qué quieres hablar? —voy directo al grano. Tengo hambre y quiero besar a mi pirata encantador de viejas y jóvenes cascarrabias. Porque sí, el chico es encantador, me atrapó a mí, y yo soy una cascarrabias.

—En primer lugar quiero disculparme contigo por... traicionar tu confianza. No debí acostarme con Tracy antes de romper contigo, fue ruin y te hice daño.

—Me alegro que entiendas lo mucho que me afectó aquello. Me dejaste por el suelo —sentirme como un pedazo de papel sanitario usado no me era totalmente ajeno, pero viniendo se él, me jodió mucho.

—Y ya no lo estás. Te ha ido muy bien lejos de aquí y con tu nueva compañía.

—Son mis hermanos y mi novio.

—El chico de pelo rizado y nombre raro tenía pinta de querer matarme con el machete en la mano. Me asusté por un momento —tengo que sonreír, ya que tiene razón.

—Probablemente ni siquiera notó que lo tenía en la mano. Lleva desde ayer podando el patio a mano, porque la podadora está rota. Juro que su mano y la herramienta se han fundido.

—Me alegro que te haga feliz. Y me alegra un mundo que hayas encontrado a tus hermanos adoptivos. Has perdido ese aire de soledad de te rodeaba.

—Gracias. Les debo mucho —el silencio se extiende por algunos segundos y se levanta.

—Me alivia que seas feliz y verte dando todo ese amor que llevas dentro —camina lentamente, alejándose. A lo mejor solo quería aliviar su culpa.

—Dane, Tracy no está tan mal —se gira como un rayo, mirándome estupefacto —. No estoy justificando lo que hiciste. Traicionarme fue un error, pero entiendo porque lo hiciste.

Conocer a Emrralt Griffin me ha cambiado.

—Querer a alguien que no siente lo mismo es agotador y desmoralizador. No creo que podamos volver a ser los amigos que un día fuimos —una expresión resignada se asienta en su cara —, pero estás perdonado.

—Gracias.

—No me las des y escucha. Se lo dije a Tracy y te lo digo a ti. Los límites del mundo no están establecidos por las fronteras de este pequeño lugar. Váyanse de aquí, ya sea temporal o permanentemente. Ambos lo necesitan —me mira en silencio, con mis palabras calando en su cerebro.

Es un chico que sabe escuchar consejos y no se amilana; tiene agallas y es inteligente. Es trabajador y hace sonreír a los demás. Es un chico increíble, pero humano, al fin y al cabo.

Se va, despidiéndose con un gesto de su mano y yo, entro a mi casita.

Los chicos quieren saber lo que hablé con Dane. No los culpo. Fueron cinco minutos, en los cuales se compartieron verdades y se intercambiaron perdones. Esos momentos son personales.

—Paren de mirarme como pasmarotes y comamos.

Después de tragarnos casi toda la comida, el cocinero Jay sube las escaleras después de besarme la mejilla, con el objetivo de darse un baño. Entre bromas, Dari, Em y yo, fregamos los platos.

Jay grita cuando termina en el baño y los dos idiotas de pelo oscuro que me hacen compañía, echan una corta partida de piedra, papel o tijera para decidir quién es el próximo para el baño. Gana Dari y se va, desesperado por quitarse la suciedad del día.

Por suerte, ya hemos terminado la limpieza.

Blodyn, ve al porche delantero, para que sujetes la manguera. Voy a terminar de limpiar —quiero revelarme, pero por la expresión tristona de su cara me obliga a hacerlo.

Agarro la manguera y cuando empieza a soltar agua, riego las plantas del frente que proliferan sin control antes de entregarle a la manguera. Em limpia el polvo del camino y en suelo de madera, ignorando mi presencia en el umbral de la entrada.

—Me pidió perdón —le digo. No puedo seguir viéndolo así —. Quería verme y saber como estoy.

—Quería que lo perdonaras para quitarse la culpa de encima. Es un idiota que te perdió por una estupidez.

—Dane y yo éramos amigos y nunca debimos dejar de serlo.

—Entonces, ¿por qué eran pareja? —cuestiona, aún sin mirarme.

—Me lo pidió y acepté porque quería experimentar una relación de pareja. Lo único que cambió, fue que comenzamos a tener sexo. Y ese fue el problema, no supe implicarme como pareja.

—¡Eso no le da el derecho de...! —se mueve bruscamente, desviando el chorro de agua al techo.

—Lo sé y él también lo sabe —lo interumpo antes que se altere mucho.

—¡¿En serio lo perdonaste?! —suelta la manguera al suelo y se pone a caminar de un lado a otro, murmurando por lo bajo.

Recojo mi pelo en la parte superior de mi cabeza con una goma. Luego, dejando las chanclas a un lado, camino por el suelo mojado hasta llegar a la manguera y dirijo el chorro hacia su espalda. Suelta un grito bastante agudo y me mira con las cejas alzadas.

¿Y qué se me ocurre a continuación?

Dirigir el chorro a su cara y luego a su pecho. El pirata me sorprende con una sonrisa perversa y dejando atrás nuestra discusión, se quita la camiseta mojada. Su cuerpo fuerte es una tentación y yo no puedo evitar seguir el juego. Mojo sus pantalones cortos y él se los quita, quedando en ropa interior.

Se acerca lentamente, con una promesa de venganza en los ojos.

—No me mojes el pelo —es lo único que me da tiempo a decir antes que se abalance sobre mí, abrazándome y el el proceso, humedece mis ropas y piel.

—¿Puedo mojarte algo diferente? —susurra con voz seductora.

—Claro que sí, pirata. Lánzame al mar si así lo deseas —me abalanzo sobre sus labios, creando una distracción para...

—¡Harper Brooklyn Collins, no me mojes los testículos con agua fría! —me quita la manguera y se asegura de dejarme completamente mojada.

De todas las formas posibles.

***

Hey, ¿qué haces? —la voz de mi hermano me saca de mi propia mente.

—¿Qué pasa, surfero? ¿No puedes dormir? —pregunto, en un intento de distraerlo para sacar la atención de mí.

—No evites la pregunta —Dari me entiende, porque tenemos personalidades similares.

—Tuve una pesadilla y me desvelé —estaba soñando con la noche que nos separaron y la depresión que sufrí varios años después.

—Sé como te sientes, yo también tengo pesadillas —se sienta a mi lado en el sofá, pasando un brazo sobre mis hombros, transmitiendo calma con su simple presencia —. Sueño con el tiempo antes que llegaras a casa de los Gordon y lo que pasó después de aquella noche.

Me recuesto contra su pecho, en un intento de consolarlo.

Cuando alguien te toca en contra de tu voluntad, algo se rompe dentro de ti.

—Dari, después de las cosas malas que viviste, ¿de dónde sacaste fuerzas para... permitir que otros te tocaran? —según tengo entendido, Dari era el preferido del señor Gordon.

—Fue gracias a Lara. Yo era reacio a aceptar el tacto de otras personas, tanto de hombres como de mujeres. Solo aceptaba los abrazos de Jay y algunas caricias de nuestros padres.

Entiendo. Después del episodio del cinturón, odiaba que me tocaran. Pero terminé acostumbrandome al tacto de los dos idiotas por dormir abrazada a ellos.

—Lara es una chica hermosa, muy cariñosa y sexual. De hecho, la primera vez que la vi, estaba follando en la playa con un tipo. En el calor de la pasión luce magnífica y me cautivó. Al verla otra vez en la playa, la perseguí y hasta la acosé un poco. Cuando aceptó salir conmigo, yo siempre me mantuve a distancia. Durante las primeras seis semanas de nuestra relación, no nos besamos, ¡apenas y nos dimos las manos!

Su sonrisa es contagiosa, igual que la alegría.

Los seres humanos somos criaturas sexuales. Estamos diseñados para el placer. Negarlo es negar nuestra esencia.

—Hasta que ella me acorraló y me besó. No permití que me tocara con sus manos, pero... la besé de vuelta, mientras aprendía de ella.

Lara es la primera mujer que mi hermano ha tocado. Por ella, superó sus miedos, traumas e inseguridades. Definitivamente, le haré un regalo caro por su cumpleaños.

Sí, sí. Soy consciente que el afecto de una persona no se gana con regalos. No es mi objetivo. Pero... me da la gana. Puedo permitírmelo. Quiero recompensar a esa chica por hacer feliz a mi hermano.

—Me dijo que ella necesitaba que la tocara, era una necesidad. Pero yo no podía y estaba muy avergonzado para contarle la verdad. Dejé que se fuera. Aún me arrepiento de esas semanas de separación. Ella me ponía celoso, paseándose con otros chicos por la playa. Me sentí como una mierda por no darle lo que quería y me resentí con ella por lastimarme.

Ok, ya no hay regalo caro para Lara.

—Pero, esa actitud suya, me forzó a enfrentarme a mis miedos. Hablé con ella, y aunque no se lo dije todo, le pedí que fuéramos despacio, para darme chance a adaptarme. Y lo hizo. Fuimos de tomarnos las manos y besarnos, hasta la segunda base. Poco a poco me sentí cómodo y conocí el verdadero placer en sus manos.

Lara se ha ganado dos regalos caros.

—No tengo palabras para expresar lo mucho que la amo —está embelesado con los recuerdos.

—¿Ella sabe lo mucho que la amas?

—Claro, se lo sigo todos los días.

—¿Y por qué no son novios? —esa pregunta me carcome desde que conocí a su novia.

—Ah, te refieres a que no decimos que somos novios. Lara y yo somos una pareja, con todo lo que implica la palabra y más. No sé como explicarlo.

—Sientes que esa palabra no es suficiente para describir todo lo que tienes en el corazón.

—Exacto. No podrías haberlo descrito mejor. Lara es mía y yo soy suyo. No necesitamos etiquetas para saber lo mucho que nos queremos.

Entiendo lo de la etiqueta, pero no eso del amor absoluto y la confianza inquebrantable. Los humanos somos criaturas volubles y traicioneras. Para nosotros no hay nada absoluto.

—¿Cómo estás tan seguro del amor?

—No lo sé. Pero cada vez que cierro los ojos y pienso en el futuro, veo a Lara a mi lado. Eso es suficiente para mí.

Creo que Dari y yo somos más diferentes de lo que imaginaba. No pienso mucho en el futuro. ¿Para qué? No hay nada como vivir el presente.

—Moco, ¿a qué se debe esta conversación tan seria?

—Nada, es el estado melancólico típico de esta hora de la madrugada. Por cierto, ¿para qué bajaste?

—¡Ay sí! Había bajado a beber agua, pero me distrajo tu figura solitaria sentada en el sillón.

—Anda, ve a beber tu agua y vamos a dormir, son casi las cuatro de la mañana.

Cuando termina, subimos juntos las escaleras. Lo despido en la puerta de la habitación que comparte con Jay y entro al baño a salpicar agua en mi cara. Es un intento desesperado por dejar mi mente en blanco, que no funciona.

El sueño se repite una y otra vez, junto a las palabras de mi hermano sobre el amor y el futuro.

¿Acaso estoy tan rota que no puedo pensar en el futuro o en darle a Em toda la confianza que se merece?

Con esa pregunta sin respuesta, voy a mi cuarto. La luz de la luna se filtra por la ventana, cayendo justo sobre el cuerpo largo y fibroso de mi novio. El pelo revuelto y la expresión relajada de su cara quitan parte de la tensión de mi cuerpo.

Me acuesto a su lado y admiro su belleza masculina.

El agotamiento me alcanza y me quedo dormida viendo la hermosa cara de mi pirata.

Mañana será otro día.

***

Hasta aquí el capítulo de la semana. Y se lo quiero dedicar a celestepaz2023, que gracias a sus comentarios yo he encontrado el ánimo y la fuerza para seguir escribiendo esta historia.

Si te gustó, no olvides darle a la estrellita y comentar.

Se les quiere 🤗🤗🤗.

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