Capítulo 26
Todas las cajas de pizza, vacías. Todas las latas de cerveza y refresco, vacías. Nuestros estómagos, llenos.
No tengo razón para quejarme.
—Princesa, tienes salsa en el pelo —mi hermano intenta limpiarme con una servilleta, pero es inútil.
Estamos embarrados de queso, salsa y otros ingredientes. No entiendo como he sobrevivido a tal batalla.
—¿Qué vemos esta noche? Tenemos "El Club de la lucha" contra "Jungla de Cristal" —Kevin está de pie al lado del televisor, con el control remoto en la mano.
Es toda una visión, su cuerpo grande sin camiseta y los jeans colgando bajo de las caderas, son una invitación para los ojos a desviarse hacia la uve que forman sus caderas. Un pellizco en una nalga me hace apartar la mirada y concentrarme en mi novio, que me mira con ojos entornados.
—Por Dios, ¿lo has visto? —señaló a Kevin, que nos mira confundido —. Es un maldito semidiós caminando por la sala.
—¿Cómo dices eso frente a tu novio? —quien también tiene el ceño fruncido por los celos.
—Por favor —me acerco y beso sus rosados labios —. Tengo ojos, es imposible evitar que vean las cosas bonitas. Pero mis manos solo tocarán tu cuerpo.
—Más te vale —nos miramos fijamente a los ojos durante lo que parece una eternidad.
Nuestro duelo de miradas es interrumpido por una voz sorprendida.
—Espera, ¿qué haces besando al Esmeraldo? —chilla Grayson, su voz haciendo daño a mis oídos —. Tú eres novia del Drama Queen.
—¡¿Tú también pensabas eso?! —mi hermano le lanza un zapato al barbudo, y le da en el pecho —. Esa cosa flaca es mi hermana pequeña, enfermos. Tú y Ral son unos enfermos.
—¿Alguien más pensaba que Jayce y yo éramos pareja? —miro a los otros, demandando respuestas con la mirada.
—La primera noche que te quedaste a dormir, y no se escucharon tus gritos de placer a través de las paredes, quedó bastante claro —dice Brady mientras intenta limpiar sus anteojos.
—Tengo dos hermanas y siete primas, sé perfectamente como luce el amor fraternal —Kevin me guiña un ojo y me da una pequeña sonrisa. Señala las películas nuevamente y me pregunta —. ¿Cuál prefieres?
—Jungla de Cristal —le devuelvo la sonrisa y agarro la mano de mi pirata, guiándonos hasta el sofá, donde me siento a su lado.
Jayce se sienta en el suelo frente a mí y Nick a mi otro lado en el sofá, después de dejar cuidadosamente su silla de ruedas. Eso me deja rodeada de chicos por todos lados.
Me inclino hacia mi izquierda, haciendo chocar mi hombro con el de Nick.
—¿Cómo te lleva la reincorporación a la vida fuera del hospital? —pregunto bajito, para no molestar, que ya echaron a andar la película.
—Todo bien —responde con una cálida sonrisa. Lo que me alegra y me alivia, por un corto instante pensé que las cosas se iban a volver incómodas entre nosotros por nuestro escarceo y la situación actual, dígase mi bueno noviazgo—. Yo sabía que sentías algo por él. Cuando volvimos a la fiesta, tu mirada lo decía todo.
El calor de mi cara indica que me acabo de sonrojar. Un par de ojos verdes me queman la cara, pero no me giro a verlos. Esta vergüenza es única y exclusivamente mía.
—Pensaba que lo había ocultado mejor.
—Jjjj. A él también se le notaba mucho. Cada vez que salía tu nombre en la conversación, parecía querer meter la cabeza bajo la tierra.
—¿En serio? —una pequeña sonrisa curva mis labios, al imaginarme a mi pirata en esa guisa.
—Sí.
Todos hacemos silencio, viendo las primeras escenas de la película y así continuamos hasta que se acaba. Lo que me deja sorprendida. Un grupo de chicos alborotadores, capaces de mantener el silencio por más de una hora seguida, extraño.
Pero el silencio se rompe en cuanto inician los créditos. Y se ponen a discutir cosas de la película. Sobre la grabación, las peleas, los efectos especiales y un montón de cosas que me dejan un poco mareada.
En silencio, me levanto del sofá y voy escaleras arriba. Me meto en el baño después de coger una de las toallas limpias y ropa de Jayce.
No soy adivina, no podía saber sobre la guerra de comida. Y no traje ropa para cambiarme. Me desnudo y entro en la ducha. Veo la salsa y el queso saliendo de mi pelo. Es risible.
Los chicos y sus juegos.
—¿Tienes todo lo que necesitas? —Emrralt está recostado en la puerta del baño, que ni siquiera sentí cuando abrió.
—Sip —lo miro a través de la espuma, viendo su atractivo rostro con una expresión seria —. Emrralt, no me digas que estás celoso. Se está haciendo viejo.
—No es eso. Es solo que... tienes una buena relación con las personas que has follado.
—¿Eso es malo?
—No, pero tengo curiosidad, ¿cómo lo haces?
—Pues, sin ignorar que nos hemos visto desnudos y hablando con normalidad —así funciono yo.
—Mmmm.
—Pirata, mientras que seas mi pareja y me mantengas satisfecha, no tengo necesidad de irme a restregar con nadie.
—Lo sé, ninguno ha sido célibe. Pero... ¿estás satisfecha conmigo? —tengo la sensación que pregunta algo más que sexual.
Me sorprende que se muestre tan inseguro. Esa inseguridad tiene que desaparecer.
—Camarada Griffin, suba a bordo. Le enseñaré lo satisfecha que estoy —hago señas para que entre en la ducha.
—Sí, mi capitana —se desnuda a rápidamente y se une a mí en la ducha.
Y procedo a demostrarle lo mucho que me atrae.
***
2 semanas después.
—Harper, ¿te gustaría conocer a mi familia?
—¿Eh? —escuché perfectamente la pregunta, pero no quiero responder porque me ha tomado completamente desprevenida.
Me hago la desentendida, al continuar con la cabeza metida en mi libro de Análisis Químico. Estamos sentados solos en la mesa del comedor de su casita, los otros chicos están cerca. Jayce haciendo quien sabe que cochinadas en su habitación con Liah y los demás están estudiando también.
—No te hagas la sorda y responde —obviamente, mi pirata ha marcado mi recién descubierto deseo de aprender, como una evasiva.
—No lo sé. Es un poco pronto. Llevamos menos de dos semanas saliendo.
—¡Parece mucho más tiempo! ¿No quieres? —pone esa carita de cachorro apaleado, aprendida de mi hermano, que siempre me convence.
—¿Por qué me preguntas esto ahora? —solo intento evitar tener que responder. La idea de conocer a su familia, me llena de ansiedad y no me da repelús. Es algo imposible de explicar.
—Estamos en exámenes de fin de curso y dentro de poco, inician las vacaciones. Mis padres me dijeron que te invitara e insistiera hasta que dijeras que sí. Están todos locos por conocerte.
La información penetra lentamente en mi cerebro. La posibilidad me llena de incertidumbre y un poco de miedo, la parte más valiente de mi persona, quiere dar el paso.
—Con una condición —termino.
—¡Lo que quieras, es tuyo!
—La primera semana de las vacaciones, irás a mi casa conmigo y mis hermanos.
—Claro que sí —no lo duda ni un momento, es muy tierno y se lo ve un poco confundido también —. ¿A qué vamos?
—Tengo que abrir la casa y limpiar. No puede estar tanto tiempo cerrada.
—¿No le dejaste a nadie la llave para que cuidara la casa?
—No —mi fuerte y categórica respuesta puede generar malentendidos, por lo que aclaro —. No confío en nadie de ese maldito pueblo para cuidar el único hogar que he conocido.
—Eso es duro.
—No es menos cierto. Mi padre hizo cosas muy malas en su momento, y su inútil recuerdo me convirtió una marginada social —no me gusta hablar de mis padres o del tiempo antes de vivir con mis abuelos. Son recuerdos oscuros que prefiero evitar. Por suerte, mi pirata ha sabido respetar ese límite en particular.
—Eso no es motivo para esa reacción tan grande, bach —está preocupado. Tan bello.
—Yo tampoco fui un angelito. Estaba amargada y furiosa. Muchas veces descargué mis sentimientos en otras personas, lastimandolas con palabras. Ninguno de ellos perdería la oportunidad de vengarse, usando mi casa como medio.
—Creo que subestimas la capacidad humana de perdonar —no está de acuerdo conmigo para nada. Y no le culpo, pero soy inflexible con respecto a esto.
—Lo verás cuando estemos allí.
Cierro el libro y me levanto a servirme un vaso de agua. Lo necesito para aflojar el nudo en mi garganta. De verdad, los primeros nueve años de mi vida fueron una mierda.
Visitar a los Griffin probablemente me haga sentir mal, y me hará preguntarme porque coño mis padres (especialmente mi padre) no pudieron amarme. Sé, gracias a Emrralt, que no son perfectos. Pero nadie lo es. De lo que estoy segura es, que son una familia increíble y se aman con locura. Solo hay que escucharlos hablar los unos con los otros, a gritos en las videollamadas.
—Blodyn bach, lo siento. Solo meto la pata y te pongo triste —tiene la cara entre las manos, no se ha levantado de la mesa.
—Pirata, no puedes responsabilizarte por mis sentimientos. No quiero que te cohibas al decirme lo que quieres y lo que necesitas.
—¿Por qué te obsesiona tanto que siempre te diga cómo me siento? ¡A veces solo siento y no quiero decirte! —ahora está enfadado, y yo no tengo ganas de aguantarlo.
—Porque mi ex novio fue incapaz de decirme lo que necesitaba, y terminó refugiándose en los brazos de otra chica —la sinceridad en bruto nunca me ha fallado.
—Harper...
—No digas nada, solo... —me siento en su regazo y envuelve sus brazos alrededor de mi cuerpo flaco.
A veces siento que estar entre sus brazos, borra todas las cosas malas que me han pasado. No soy una niña maltratada, que perdió trozos de sí misma en el camino. Solo soy Harper, y eso no tiene precio.
—¿Qué hacéis? —mi hermano metiche hace su aparición, pero ni siquiera levanto la cabeza del cuello de mi pirata.
—Nos estamos reconciliando —su voz le retumba en el pecho y me hace cosquillas en las tetas —. Así que, piérdete.
—Princesa, ¿qué quieres comer hoy? —la gran mano de Jayce me acaricia el pelo, y la necesidad de llorar se hace presente.
Definitivamente, la menstruación está a punto de caerme. No es posible estar tan sensible sin motivo aparente.
—Quiero comer las costillas de tu padre —muevo la cabeza para que mis palabras se escuchen bien.
—Bien —nos da la espalda y se pone a gritar —. ¡Cabrones, vamos a comer al restaurante de mis padres! ¡Tienen diez minutos para ponerse presentables! —la voz se hace más pequeña a medida que sube las escaleras y aporrea las puertas de todos.
—¿Estás bien? —me pregunta bajito.
—Sí.
Salgo del refugio de sus brazos a cerrar mis libros, guardar mis apuntes y contener las enormes ganas de llorar que aún siento.
—Blodyn bach, yo... —una avalancha de gritos masculinos evita que siga hablando.
Tengo la sensación que era algo importante.
Liah baja junto a los chicos y de alguna forma, mira a través de mi cara de póker y nota que algo anda mal conmigo. No hace preguntas, solo pasa su brazo alrededor de mi cintura pegándome a su cuerpo curvilíneo y salimos juntas de la casa.
Es increíble lo mucho que he llegado a adorar a esa chica. Es una Diosa, que me hace reír y no me juzga. Me ha dado su compañía y su amistad sin pedir nada más que mi presencia.
Llegamos al restaurante y para comer todos juntos, unimos varias mesas en la terraza. Se nos unen Dari y Lara, a quien he apodado "la novia".
Lo sé, mi imaginación es bastante pobre para elegir apodos, no hay nada que hacer.
Las risas y las bromas, unidos a los esfuerzos de Liah por sacarme del pozo y las caricias electrizantes de Emrralt, consiguen que mi humor mejore.
—¡Chicos, me alegra tanto que estén aquí! —Karen aparece y besa las mejillas de todos, prestando especial atención a Liah y a mí.
Le ha agarrado mucho cariño a mi amiga desde que llegó a la casa. Aunque ella consigue ganarse el corazón de todos. Es casi perfecta esa chica. Si no fuera mi mejor amiga, la odiaría.
Wow. ¿Acabo de pensar eso?
Una mejor amiga. La única persona antes de ella a quien le di ese título, me traicionó de la peor manera.
Y mírame ahora: tengo una mejor amiga, un novio espectacular, nuevos amigos y una nueva familia, formada por mis hermanos y sus padres.
Mi padre me dijo que nunca sería amada. Marcó mi piel para todos vieran lo horrible que era mi alma. Ahora entiendo que se equivocaba. Merezco ser amada. Solo estaba resentido por perder a su amada por una enfermedad inevitable e incurable. Y lo pagó todo conmigo.
Aunque nada justifica el hacerle daño a su propia hija, a una niña, hasta dejarla como un trapo inservible.
Ojalá me viera ahora. Rodeada de gente alegre, personas que me aceptan.
Me gusta pensar que todos obtenemos aquello que realmente merecemos. Tal vez este lugar y a estas personas... son para mí.
***
Un poco confuso y doloroso.
Estamos entrando en el tiempo de confesiones.
Pronto, Harper enfrentará su pasado de varias formas.
A
compañala en el viaje.
Si te ha gustado el capítulo, no olvides darle a la estrellita y comentar tu parte favorita. Se les quiere 🤗🤗🤗.
Nos vemos la próxima semana.
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